lunes, agosto 26, 2013

DE VUELTA AL SOL Y A LAS ESTRELLAS RESPLANDECIENTES!!!

El gran volcán Quetzaltepeque ha desaparecido del horizonte. Ante nuestros ojos se despliega el gran río azul que desfila frente a La Habana y en el que destellan radiantes los rayos del sol. ¡Hoy hemos amanecido en la Patria!, prestos a trabajar y crear desde las filas del pueblo, a continuar escribiendo las crónicas de la resistencia heroica y la renovación revolucionaria de la revolución socialista, a sufrir con los desalientos y desaciertos (y corregirlos, o contribuir a ello) y crecer con los aciertos y las alegrías, a unir pueblos y naciones que otros se empeñan en enfrentar y desunir; a combatir contra el bloqueo y por la liberación de nuestros hermanos antiterroristas presos en el Imperio. Se cierra un capítulo y se abre otro. Lucha eterna: la calma solo existe en nuestros sueños.

jueves, agosto 22, 2013

TENGO FE EN LA CAPACIDAD, LA INTELIGENCIA Y LA AUDACIA DE ESTE PUEBLO

Queridos Leonel (Salvador Sánchez Cerén), Milton (Medardo González Trejo), Ramiro (José Luis Merino), Norma (Norma Guevara de Ramirios), Roberto (Roberto Lorenzana), Oscar (Oscar Ortiz) y demás compañeros de la dirección del FMLN
Queridos hermanos del ALBA
Entrañables hermanos salvadoreños, todos
Martí decía y Fidel ha insistido y nos ha educado durante toda su vida, que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz. Esto quiere decir que cualquier reconocimiento que un revolucionario recibe no es más que un llamado a la reflexión sobre su desempeño y a cumplir mejor con su deber, que es el de hacer la revolución, servir a la Patria y a la humanidad y que, al poner en la noche la cabeza en la almohada –cuando pueda hacerlo- o al despedirse de este mundo, pueda decir, como aquel hoy casi olvidado héroe soviético que nos inspiró a muchos cuando éramos jóvenes:

viernes, agosto 16, 2013

NADA IMPEDIRÁ QUE TENGAMOS DOS PATRIAS: EL SALVADOR Y LA NUESTRA

Sr. Presidente (Sigfrido Reyes)
Señores diputados
Excelencias
Distinguidos invitados
El primer deber del diplomático es la lealtad a sus votos de representación y defensa de su Patria, a la honestidad de su conducta y a la dignidad de su pertenencia a un país que se declara amigo del que lo recibe.
El segundo deber es el respeto a esa nación que lo acoge, a su historia, cultura, instituciones y pueblo.
El tercer deber es la prudencia, lo que incluye la oportunidad de ser breve.

MI HONOR MÁS GRANDE ES HABERLES PARECIDO ÚTIL Y BUENO

Después de las palabras del Ministro, permítaseme retar al Protocolo para hablar desde el corazón, sin formalidades. Por eso digo:
Queridos Jaime (Miranda, Ministro de Relaciones Exteriores), Hato (Hasbún, Primer designado a la Presidencia, Secretario de Asuntos Estratégicos y Ministro de Educación Ad Honoren), Monseñor Kalenga (Bakidebele, Nuncio Apostólico de Su Santidad)
Queridos y distinguidos amigos e invitados
Un premio es un deber, decía José Martí. Por eso, cuando en un día reciente me informaron de la decisión del Presidente de la República de honrar al Embajador de Cuba con la orden José Matías Delgado, entendí que debía responder, sobre todo, porque entre los cubanos que me precedían como receptores, estaban el tirano Machado, el dictador Batista y hasta representantes de la mafia terrorista cubanoamericana de Miami que gozó de complacencia y protección cómplice aquí.

sábado, agosto 10, 2013

NO TENEMOS DERECHO A SER INDIGNOS, NI DESAGRADECIDOS, NI DESLEALES

Queridos amigos:
Agradezco ante todo al profesor Salvador Sánchez Cerén, Vicepresidente de la República, por sus generosas y pedagógicas palabras sobre este modesto esfuerzo de dar a conocer las claves de la supervivencia de la revolución cubana después de más de medio siglo de guerra económica, comercial, financiera, política, diplomática, armada y terrorista, por parte del mayor Imperio que ha existido en la historia.
Agradezco igualmente que dediquemos este evento al maestro y artífice de la unidad cubana en el siglo XX, a nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, porque fue justamente él quien, al retomar las lecciones que nos dejó José Martí en el siglo XIX, no enseñó a creer que no puede triunfar una idea, por justa que fuere, si no se unen todos los que creen en ella.