viernes, octubre 10, 2014

PUBLICAN CRONICAS DEL DERRUMBE SOVIÉTICO

Ha visto la luz el libro Crónicas del Derrumbe Soviético: el viaje del corresponsal de Granma 1990-1992, que contiene cuatro ensayos escritos a partir de las vivencias y las reflexiones posteriores como testigo de los años cruciales en que se consumo la desaparición del socialismo soviético y del país que fue pionero en ello, la Unión de Repúblicas socialistas Soviéticas. El texto fue prologado por el intelectual y político cubano Fernando Rojas. Con ese motivo, la editorial Ocean Sur me entrevistó y estas fueron las respuestas.
Periodista (P): La editorial Ocean Sur acaba de anunciar la salida de su libro Crónicas del derrumbe soviético, que recoge sus vivencias como corresponsal del diario cubano Granma durante los años 1990 a 1992, período en el que colapsó la URSS y surgieron nuevos estados en lo que fue aquel país. Usted esperó más de veinte años para esta publicación, que coincide con sucesos que hoy nos devuelven al pasado...
Pedro Prada (R): Es muy dificíl escribir sobre acontecimientos históricos. el escritor y periodista uruguayo Horacio Quiroga recomendaba enfriar las emociones y luego reconstruir las historias para tratar de ser justo, porque lo de objetivo es otro cuento. Por suerte conservaba unas veinte libretas de notas, grabaciones, todos los cables remitidos a Granma y no poca información de carácter documental. Ahora, sobre el momento: todas las claves del presente y del futuro están en el pasado. Si se desconoce, se corre el riesgo de ignorar sus lecciones, en este caso, para quienes estuvimos en el vórtice de la guerra fría, sobrevivimos al derrumbe del modelo de socialismo soviético y europeo y persistimos en defender y construir un modelo de sociedad que sea coherente con la aspiración de desarrollo, justicia y solidaridad entre los seres humanos.En ese sentido, es un libro pensado para mis compatriotas en primer lugar, pero también, para todos aquellos que e cualquier lugar de este planeta creen que otro mundo es posible y que el socialismo, como dice el brasileño Frei Beto, sigue siendo el nombre político del amor.
P: Usted aborda la etapa final de la URSS y el nacimiento de Rusia y la Comunidad de Estados Independientes, pero rebasa el testimonio del momento y se adentra en otras etapas, exhibe una voluminosa bibliografía de consulta y evita asumir juicios categóricos como lo han hecho otros autores.
R: Entre los reportes para Granma y el periodismo de investigación hay una diferencia lógica. Lo escrito para Granma está en los archivos de ese periódico y hasta una selección de lo más relevante forma parte de un tomo en conformación que vendría a ser la primera parte de una trilogía soñada sobre el Derrumbe que vio este corresponsal. Después va otro tomo que contrapuntea las experiencias vividas en la URSS con lo que el periodista vivió en la dura década de los años 90 en Cuba y un poquito más. Este tercer volumen, que ha salido primero, reflexiona y llama a la reflexión a la vez; evoca los antecedentes, explica los hechos, combina el testimonio con fragmentos de entrevistas y con informaciones que fueron extraidas de los periódicos soviéticos de la época -una colección muy completa, de dos años- que entregué en depósito y custodia a la Biblioteca Nacional José Martí, así como se nutre de otras fuentes soviéticas, rusas e internacionales, y de aportes de otros colegas que en distintos momentos contribuyeron al resultado final. Además, todos los días se desclasifican datos de interés. Internet ofrece muchas oportunidades para investigar y cuando casi todas las valoraciones que se encuentran tienden a subrayar la inutilidad del socialismo, uno descubre que hay un sospechoso y macabro interés en ocultar que el socialismo fue una oportunidad transformadora excepcional y sigue siendo una opción tan procelosa e inesperada como promisoria para los seres humanos. El lector cubano -y el de cualquier otro lugar- merece ser tratado como un ser inteligente y no como un tonto. No basta que yo le diga: esto es así porque yo lo viví. No basta -y debe evitarse- todo acento que convierta en totalizadoras o categóricas a las experiencias individuales, aún cuando estas formen parte del todo o sean incluso inventadas. Debo añadir argumentos, evidencias, y contrastes, para que el lector piense y luego actúe. Además, cuando hay tanta gente y tantos recursos puestos en función de demonizar a mi tierra y a mi familia, por qué debo yo contribuir a ello. No voy a callar lo que deba ser dicho, pero hace años decidí asumir mi libertad de escribir con responsabilidad.
P: Como testigo de aquellos acontecimientos Usted se arriesga a explorar ángulos del derrumbe soviético que pocos autores han abordado...
R: Consideré relevante que, para entender lo que había ocurrido en la URSS había que profundizar en lo que estaba sucediendo dentro de dos pilares fundamentales de aquel país: el partido comunista y las fuerzas armadas. El tercer pilar yo diría que es la economía, pero no disponía de suficiente información -como testigo, quiero decir- para abordarlo y no suelo ser un especulador. Partía además de un principio general común a todo sistema político: ubicar dónde radica el sustento del poder y dónde éste puede ser derrocado. Mientras el capitalismo es un sistema operado por resortes económicos cada vez más espontáneos y especulativos, el socialismo se afinca en la conciencia de transformación no solo de las condiciones materiales de vida, sino de la conciencia social y de los individuos. Su perspectiva voluntaria y colectiva trastoca toda la cultura economicista del individualismo que genera el capitalismo. Y en uno y otro caso, la defensa es necesaria. Sigue siendo una verdad absoluta aquella afirmada por Lenin de que toda revolución vale algo solo si sabe defenderse.
P: En el proceso final de edición Usted añadió un poscriptum que retoza con un ensayo muy conocido del revolucionario cubano argentino Ernesto Guevara. ¿Por qué lo hizo?
R: El director de Ocean, el amigo David Deuschman, que es un curioso observador internacional, estaba espantado por los sucesos que hoy tienen lugar entre naciones que no solo formaron parte de la URSS, sino que comparten una historia común de más de 1500 años -más de un milenio y medio, que no es poco- y quería buscar una perspectiva diferente a lo que dice el mainstream de los medios internacionales, a la luz de mis vivencias en aquellos años del derrumbe. Se trata de procesos diferentes aunque, como se dice, aquellos polvos hayan traido esos lodos. Ojalá que los gobiernos y pueblos implicados en esas luchas fratricidas se percaten de quiénes son los que los han empujado a esa situación y cuáles son sus macabros objetivos, y resuelvan las diferencias, que pueden no ser tales o tantas, sin ofrendar dignidad ni futuro. Por lo pronto, preferí centrarme en los desafíos que ese complejo escenario internacional postsoviético y postguerra fría ha generado para Cuba, porque hay una contraofensiva brutal del capitalismo, del imperialismo, de las oligarquías, de la contrarrevolución contra este pequeño país. No basta con trasmitir semanalmente más de 3 mil horas de mentiras e insidias contra Cuba, buscando la sublevación de nuestra gente; no les basta con un bloqueo económico, comercial y financiero que ha vuelto angustiosa nuestra vida material, presionando por una rebelión que no les llega, y que combinado con nuestras ineficiencias y errores hace las cosas peores; no les basta con tachar de terrorista a un país que ha sacrificado a 5577 de sus hijos e hijas, víctimas del terrorismo. Ahora anuncian, pagan, persuaden, con su infernal propaganda, que los cubanos están decepcionados de su país, que huyen de el, que el socialismo no tiene futuro. Es la insistencia del adversario derrotado de forma humillante por la heroica resistencia de nuestra gente y su amor a la libertad, a la independencia, a la soberanía y al modelo de sociedad que soñamos, construimos y rectificamos, porque el socialismo que se derrumbó no es el mismo que sobrevivió en Cuba. Los cubanos no presumimos, pero si en 1964 el Che hablaba del socialismo y el hombre en Cuba, hoy, sin petulancia de ningun género, puede hablarse de lo que Cuba ha aportado al socialismo y a la transformación de los seres humanos, no solo dentro de sus fronteras, sino en todo el mundo. Es, como ha dicho Fidel Castro, un mérito no buscado, y ese mérito es altamente subversivo para el capitalismo global, es algo que no nos perdonan.

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