viernes, febrero 06, 2015

CUBA-EE.UU.: COLETILLAS A UN LARGO PROCESO (X)

En 1982 los Estados Unidos decidieron unilateralmente incluir a Cuba en una lista propia de estados patrocinadores del terrorismo. Curiosamente, en esa lista nunca estuvo –ni ha estado- Israel, que ya había lanzado dos guerras y numerosas oleadas de terror contra el pueblo palestino. Tampoco estaban las dictaduras militares de Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay, Brasil, Guatemala y El Salvador, que por entonces asesinaban y desaparecían a decenas de miles de latinoamericanos.
Jamás incluyeron al régimen del apartheid, autor de monstruosas masacres como la de Soweto. Los Estados Unidos basaban su acusación en la presencia en Cuba de unos exmilitantes de la organización nacionalista vasca ETA, que el gobierno español de Felipe González había solicitado que recibiéramos, en el marco de su estrategia para desactivar el conflicto con el País Vasco, a lo que Cuba accedió. Luego añadieron otro argumento: la presencia en la isla de un reducido puñado, apenas puñado, de refugiados políticos estadounidenses (en todos los casos, exluchadores por los derechos civiles acogidos al derecho de asilo) a los que se acusaba ante la justicia por presuntos actos terroristas. Y finalmente, trataron de evidenciar una artificial conexión con los guerrilleros colombianos de las FARC, los mismos que hoy se reúnen con su gobierno en Cuba para buscar la paz. 
Desde 1959 una larga lista de torturadores, criminales de guerra y prófugos de la justicia cubana encontraron refugio en Estados Unidos. Allá se fueron a terminar sus días desde el tirano Batista y sus sicarios, hasta expresidentes mafiosos como Prío Socarrás, garroteros y delincuentes de toda laya. Allí encontraron abrigo traidores y desertores que devinieron terroristas como Pedro Díaz Lanz (que bombardeó La Habana) y al ahora escribiente Carlos Alberto Montaner, que anduvo poniendo bombas en cines habaneros. Decenas de organizaciones terroristas fueron creadas por la CIA y entrenadas en cuarteles especiales creados en la Florida y entre otras iniciativas, lanzaron una invasión mercenaria, ejecutaron ametrallamientos costeros e inventaron los secuestros de aeronaves y embarcaciones. Muchos de esos grupos  –Rosa Blanca, Comandos-L, CORU, Alpha 66- cometieron graves actos terroristas en Cuba. Fueron tan capaces esos terroristas que se dice que algunos integraron el comando que ejecutó el asesinato de Kennedy en 1963. En 1976, uno de esos grupos terroristas, encabezado por el agente CIA Luis Posada Carriles, quien ya había hecho expediente como torturador en Venezuela, explotó en pleno vuelo a un avión civil de pasajeros cubano y desde entonces ha andado escapándose de la justicia, entrenando a represores en El Salvador y Guatemala, o urdiendo nuevos atentados contra dirigentes cubanos. Cinco mil 577 cubanos han sido víctimas directas del terrorismo financiado, organizado, entrenado y dirigido desde Estados Unidos contra Cuba.  Suman millones de dólares los daños materiales. Pero Cuba, el país agredido y aterrorizado, está en su lista de patrocinadores del terrorismo. ¿Pueden establecerse relaciones diplomáticas en esas condiciones?

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