La Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, ha condenado este domingo un incidente con una periodista venezolana, protagonizado por efectivos de seguridad que protegían los accesos del Tribunal Supremo de Justicia de ese país, envuelto desde el jueves en una disputa de poderes con el Ministerio Público y el Parlamento. El hecho es lamentable, pero de lamentarlo a condenarlo hay un trecho, sobre todo si, en la misma semana la SIP ¡ha callado el asesinato de la corresponsal del diario La Jornada en Chihuahua, Miroslava Breach, y la agresión casi mortal a otro, Ricardo Monlui, reportero de El Político de Xalapa, y el cierre de la edición local de la Jornada en Ciudad Juárez, por amenazas a su redacción, donde varios colegas ya han muerto!
En Baja California feron muertos el chofer y el escolta del periodista Oscar Gómez. También en Veracruz, el reportero Armando Arrieta Granados fue atacado a tiros y se debate entre la vida y la muerte. Según las cifras oficiales de la Fiscalía para la Atención de Delitos
Cometidos contra la Libertad de Expresión (Feadle) de México, el 99,7 % de las agresiones a periodistas en México quedan impunes. ¿Alguien me puede explicar cómo es posible que la SIP, que presume de verlo todo, no lo ha visto? ¿Por qué es util una trifulca sin mayores consecuencias que las morales en Venezuela y por qué se esconden los assesinatos en México? ¿Quién condena el manipulador silencio de la SIP?
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