domingo, junio 28, 2020

LAS CAMPANAS DE MARTA, NO TAN LOCA

He leído casi todo el periodismo y la literatura de Marta Rojas. Lo hago desde niño, por la obligada lectura de su apasionante historia del Juicio del Moncada, testimonio único del proceso judicial contra los jóvenes que el 26 de julio de 1953 asaltaron el cuartel del Oriente cubano con Fidel Castro al frente, del cual ella fue privilegiada y comprometida testigo.

A los libros llegué años después. Por eso no me sorprendió cuando Alejo Carpentier dijo que Marta era –cito- “una novelista por instinto. Ágil y talentosa escritora, de profunda vocación periodística, mirada sagaz y estilo directo y preciso, tiene el don de mostrar muchas cosas en pocas palabras”.