jueves, marzo 24, 2011

OBAMA Y EL IMPERIO: UN LIBRO OPORTUNO Y MUY ACTUAL

Buenas noches a todos los amigos y amigas que han acudido a esta cita privilegiada con la cultura y las ideas que siempre nos depara el Centro Cultural Nuestra América.
 Pocas veces uno puede darse el lujo de tener en sus manos, como pan caliente, un libro acabado de salir de imprenta y que su olor no sea solo a tinta fresca, o su contenido de imperecedera actualidad, sino que su salida y se presentación se produzcan en el momento justo para los lectores de Nuestra América.
Obama y el Imperio, cuidadosamente editado y producido por la editorial Ocean Sur, reúne las reflexiones escritas por el líder histórico de la revolución cubana, Fidel Castro Ruz, entre el 25 de mayo de 2008 y el 1 de junio de 2010, asociadas todas a la llegada y establecimiento en la Casa Blanca de quien quizás ha sido el primer presidente afroamericano de la historia de Estados Unidos, pero es, en realidad, un representante más del mismo Imperio que encabezaron otros de triste recuerdo.
 Al leer a Fidel uno evoca todas las esperanzas que generó la candidatura del Sr. Barack Hussein Obama, a partir de la creencia de que aquel señor, que representaba racialmente a unos de los sectores más discriminados del pueblo estadounidense y que aseguraba se inspiraba en las ideas del reverendo Martin Luther King Jr., podría ofrecerle al mundo una alternativa más creíble, humana y justa de aquella potencia experta en genocidios, bloqueos, asesinatos selectivos, conspiraciones y escándalos que con tanta arrogancia habían presidido otros 43 mandatarios.
 Solo alguien como Fidel, que conoce como pocos la historia y que, como decía el argelino Abdelazis Bouteflika, viaja al futuro y regresa para contárnoslo, pudo prever, sobre la base de su profundo conocimiento de las luchas de los movimientos civiles de los años sesentas y setentas en los Estados Unidos, que el Sr. Obama no era en realidad un representante de aquellos luchadores contra el Ku Klux Klan y la guerra en Vietnam encarnados por el Dr. Luther King y Angela Davis, ni tampoco de aquellos otros que años después, trataban de rescatar los valores humanos y morales perdidos después de aquel desastre bélico, como lo intentaron los reverendos Jesse Jackson y Lucius Walker.
 Pronto fue evidente que Obama era, apenas, el elegido de los dioses del Imperio –los que de verdad ejercen el poder real en esa Nación- para sanear la imagen decadente de un país que en algún momento fue paradigma para muchos y terminó siendo odiado por miles de millones de seres humanos. Simpático, elocuente, joven, familiar, común, carismático, culto y “diferente por fuera”, reunía las virtudes necesarias para intentar borrar, sobre todo, el nefasto legado de caos económico y social y de norteamericanos muertos dejado por su predecesor George W. Bush, y encandilar, como lo hizo, con dotes de mago, a las audiencias europeas, latinoamericanas y africanas.
 De este modo, las reflexiones de Fidel Castro marcan la hoja de ruta del establecimiento de este emperador sutil, premio Nobel de la Paz, que incumplió sus promesas y se ha dedicado a continuar guerras infinitas en Afganistán e Iraq, conservar el campo de torturas de la Base Naval de Guantánamo, respaldar los bombardeos sionistas sobre Gaza y Cisjordania, subvertir gobiernos que no le son afines e iniciar nuevas aventuras bélicas en Libia.
Esta conducta del ayer flamante candidato del cambio (¿recuerdan el We can change y el ¡Yes, we can!?) nos revela hoy que habite quien habite la Casa Blanca, mientras exista el Imperio, se mantendrá el actual sistema imperialista de poder mundial, basado en la unipolaridad y el control hegemónico del planeta por parte de Estados Unidos.
 Es irónico que la gira de Obama por América Latina y los anuncios de una alianza de millonarios y hambrientos –como decía Fidel anoche-, supuestamente igualitaria, con países de nuestra región, se dén a cincuenta años de la derrota de la invasión a Cuba y la victoria de mi pueblo en Playa Girón.
 Pretenden resucitar el espíritu de Kennedy invocando el medio siglo de la fenecida Alianza para el Progreso, que no generó alianzas y mucho menos progreso, con un remake dudoso, inventado en tiempos de una gravísima crisis económica y financiera en Estados Unidos y en el mundo. Pretenden calmar a los pueblos inconformes de nuestra región con promesas irresponsables y migajas humillantes que no proveerán ni seguridad ni cooperación para el desarrollo, pues no atacan las causas del auge del crimen ni los problemas que generan pobreza y exclusión social, sino que solo se centran en sus egoístas intereses.
 Si alguien lo dudaba, que recuerde la conferencia de prensa de ayer en Casa Presidencial. Solo la actitud digna del Presidente Funes puso en su lugar a los periodistas trayendo a El Salvador el debate y las ideas que se debían recordar, frente a representantes mediáticos imperiales para los cuales no era relevante la presencia de su mandatario en este país que sus anteriores gobernantes contribuyeron a caotizar y empobrecer, sino los graves problemas internos dentro de Estados Unidos y la crisis creada por una agresión injerencista de muy peligrosas consecuencias.  
 Más dejemos que el pez muera por su boca. Veamos algunos fragmentos de su publicitado discurso de Las Américas, pronunciado antier en Santiago de Chile, que Fidel retoma en su reflexión de anoche:
 “Sé que no soy el primer presidente de Estados Unidos en prometer un nuevo espíritu de cooperación con nuestros vecinos latinoamericanos. Sé que a veces, Estados Unidos ha tomado por descontada a esta región.”
 “…América Latina no es el viejo estereotipo de una región en conflicto perpetuo ni atrapada por ciclos interminables de pobreza.”
 “En Colombia, grandes sacrificios por ciudadanos y fuerzas de la seguridad han restaurado un nivel de seguridad que no se veía desde hace décadas.” Allí jamás hubo narcotráfico, paramilitares ni cementerios clandestinos.
 En su discurso la clase obrera no existe, ni campesinos sin tierras, tampoco los analfabetos, la mortalidad infantil o materna, los que pierden la vista, o son víctimas de parásitos como el Chaga o de enfermedades bacterianas como el cólera.
 “Desde Guadalajara hasta Santiago y São Paulo, una clase media está exigiendo más de sí misma y más de su gobierno”, expresa.
 “Cuando un golpe de Estado en Honduras amenazó el progreso democrático, los países del hemisferio invocaron unánimemente la Carta Democrática Interamericana, lo que ayudó a sentar las bases del retorno al estado de derecho.”
 Más adelante, en ese mismo texto, dice Obama, con palabras que Fidel califica de insípidas:
 “Pero seamos francos y también admitamos […] que el progreso del continente americano no es suficientemente rápido. No para los millones que sufren la injusticia de la extrema pobreza. No para los niños en las barriadas y las favelas, que sólo quieren las mismas oportunidades que tienen los demás.”
 “El poder político y económico con demasiada frecuencia está concentrado en las manos de pocos, en lugar de servir a la mayoría.”
 Es increíble –dice Fidel- que venga ahora con esa historia tan burda que constituye un insulto a la inteligencia humana.
 No le queda más remedio que mencionar entre las grandes calamidades un problema que se origina en el colosal mercado de Estados Unidos y con armas homicidas de ese país: “Las pandillas de criminales y narcotraficantes no solo son una amenaza contra la seguridad de los ciudadanos. Son una amenaza contra el desarrollo porque ahuyentan la inversión que necesita la economía para prosperar. Y son una amenaza directa contra la democracia porque alientan la corrupción que socava a las instituciones desde adentro.”
 Más adelante añade a regañadientes: “Pero nunca eliminaremos el atractivo de los carteles y pandillas a no ser que también les hagamos frente a las fuerzas sociales y económicas que alimentan la criminalidad. Necesitamos llegar a los jóvenes vulnerables antes de que recurran a las drogas y el crimen.”
 “Como Presidente, he dejado en claro que en Estados Unidos aceptamos nuestra responsabilidad por la violencia generada por las drogas. La demanda de drogas, incluida aquella en Estados Unidos, impulsa esta crisis. Por eso formulamos una nueva estrategia para el control de drogas que se centra en reducir la demanda de drogas por medio de la educación, prevención y tratamiento.”
 Lo que no dice es que en Honduras 76 personas por cada 100 mil habitantes mueren a causa de la violencia, 19 veces más que en Cuba, donde prácticamente, a pesar de la proximidad de Estados Unidos, tal problema apenas existe.
 Después de unas cuantas tonterías por el estilo, sobre las armas con camino a México que están confiscando, un Acuerdo Transpacífico, el Banco Interamericano de Desarrollo, con el que dice se esmeran en aumentar el “Fondo de Crecimiento con Microfinanciación para las Américas” y prometer la creación de nuevas “Vías a la Prosperidad” y otros términos altisonantes que pronuncia en inglés y español, vuelve a sus peregrinas promesas de unidad hemisférica y trata de impresionar a los oyentes con los riesgos del cambio climático.
 Añade Obama “Y si alguien duda de la urgencia del cambio climático, basta que miren dentro del continente americano, desde las fuertes tormentas del Caribe hasta el descongelamiento de glaciares en los Andes y la pérdida de bosques y tierras de cultivo en toda la región.” Sin el valor de reconocer que su país es el máximo responsable de esa tragedia.
 Lo único que no podía faltar a esta verborrea de ocasión fueron los gratuitos ataques a Cuba que, como pudo verse a través de las cadenas de televisión que no lo censuraron, fueron recibidos con un silencio glacial mientras los ojos de Obama buscaban desesperado un solo rostro en el público que asistiera o alguien que aplaudiera.
 Fidel captura en una imagen la sutileza del momento:
 …A sus espaldas, ¡ah, dichosa casualidad!, entre las demás banderas latinoamericanas estaba exactamente la de Cuba.
 Si (Obama) se volteaba un segundo sobre su hombro derecho habría visto, como una sombra, el símbolo de la Revolución en la Isla rebelde que su poderoso país quiso, pero no pudo destruir.
 Cualquier persona sería, sin duda, extraordinariamente optimista si espera que los pueblos de Nuestra América aplaudan el 50 aniversario de la invasión mercenaria de Girón, 50 años de cruel bloqueo económico de un país hermano, 50 años de amenazas y atentados terroristas que costaron miles de vidas, 50 años de proyectos de asesinato de los líderes del histórico proceso.”
 Quizás Obama, pensamos nosotros, debió explicarle a las Américas por qué defraudó las esperanzas cifradas en él durante la Cumbre de Trinidad Tobago, cuando dijo a los mandatarios y pueblos del hemisferio que la política estadounidense hacia Cuba del último medio siglo había sido un fracaso. Si fue un fracaso, ¿por qué no la cambió? ¿Por qué mantiene el bloqueo?, ¿Por qué se siguen secuestrando los activos financieros cubanos, como acaba de hacer con 4,2 millones de dólares que el PNUD destinó a los programas contra el SIDA y la tuberculosis en Cuba? ¿Serán nuestros enfermos las nuevas víctimas colaterales de la guerra infinita de Estados Unidos contra mi Patria?
 También cabría preguntarse por qué se mantienen en prisión, de forma injusta, cinco luchadores antiterroristas, condenados sin cargos ni pruebas en un juicio espurio y politizado, y Luis Posada Carriles es apenas considerado un mentiroso, mientras que Orlando Bosh y otros criminales que enlutaron a 5577 familias cubanas gozan de libertad y protección en el sur de la Florida. Debería hacer uso de sus derechos y ponerlos de inmediato en libertad.
 Preguntaría, además, cómo pretende que nuestros jóvenes lo sigan si intenta convertirlos en mercenarios para que conspiren contra sus padres y abuelos y los traicionen. ¿Acaso sería lícito que los cubanos nos fuéramos a ese país a organizar redes de comunicaciones para que el pueblo estadounidense, al que se ha privado de conocer la verdad sobre Cuba y de viajar a Cuba, pueda disfrutar de la televisión, las radioemisoras, los periódicos y los sitios web y blogs cubanos llenos de informaciones sobre Cuba que son censuradas o deformadas dentro de Estados Unidos?
 No me extiendo más. Prefiero que lean a Fidel; es siempre un gozo extraordinario y una escuela, por la calidad y claridad de sus ideas, por la honestidad que expresan, por la elegancia con que nos enseña a decir verdades como puñales.
 ¡Gracias Ocean Sur!
 Y ustedes, amigos, no se olviden antes de ir a dormir hoy que a esta hora que nos reunimos aquí, los japoneses se esfuerzan por controlar las emisiones radioactivas de Fukushima que les recuerdan aquella otra tragedia olvidada de Hiroshima y Nagasaki, mientras varios campesinos pakistaníes agonizan por la metralla de F-16 y unos niños libios exhiben su reguero de tripas por haber estado en el lugar equivocado donde cayó un misil Tomahawk lanzado desde un buque de la V Flota.
 No nos hagamos ilusiones con las canciones de ese señor que debe representar muy bien los intereses de quienes lo llevaron al famoso Despacho Oval. No lo dudemos: si no les sirve bien, lo quitan por las buenas o por las malas. Para eso son también los imperios.
 Muchas gracias.



PALABRAS EN LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO OBAMA Y EL IMPERIO, DE FIDEL CASTRO. Centro Cultural Nuestra América, San Salvador, 23 de marzo de 2011

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