El funeral de Nelson Mandela dio la oportunidad al mundo de comprobar el alcance de los gestos: se produjo un inédito saludo entre Barack Obama y Raúl Castro -un gesto de cortesía elemental, diría el presidente cubano. Otros hicieron votos porque fuera un gesto de paz hacia la Isla pacifica y su pueblo noble y rebelde, asediados y sometidos a una guerra económica genocida por más de medio siglo.
Solo la jauría de Miami y su Loba feroz, la congresista Ileana ros-Lethinen, cómplice de terroristas, pusieron la nota discordante, profirieron insultos gratuitos propios de su ralea, acusaron y amenazaron. Hace unos doce años, cuando George W. Bush se había instalado en la Casa Blanca y aún no habían caído las torres gemelas ni se había desatado el pandemonium planetario que todos hemos sufrido, en nombre de la "lucha contra el terrorismo", al presidente esdtadounidense le mandaron un aviso sus electores mafiosos de Miami. La prensa lo publicó y luego lo silenció, por inconveniente. Impacientes porque el inquilino principal de Washington no había lanzado todavía su ofensiva anticubana, le dijeron a W. Bush: "Just remember Kennedy" (solo recuerde a Kennedy).
Recién un diario newyorkino se desayunaba con la noticia del involucramiento de la plaga terrorista de la Florida en el asesinato del Presidente Kennedy en 1963. Acaban de cumpirse 50 años y uno de los participantes en la conspiración se dio no hace mucho el lujo de chantajear al gobierno si un tribunal federal lo sancionaba. Había trabajado para la CIA. Luis Posada Carriles es su nombre.
Los Estados Unidos deberían atender mejor a los gestos de concordia que a las amenazas de sus propios terroristas... ¡A menos que hayan perdido todo control sobre esos talibanes!
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