El Sr. Montaner miente al acusar al gobierno cubano de intervenir en las elecciones del Banco Interamericano de Desarrollo por medio de otros gobiernos de la región. El candidato electo se había acreditado mucho antes como un rabioso defensor de la Doctrina Monroe, y el país proponente sabía muy bien que pisoteaba para ello toda la institucionalidad de un organismo al que Cuba no pertenece. No se insulta así la inteligencia colectiva.
En el caso de Argentina, por la responsabilidad que me atañe como representante de Cuba en este país y porque, además, siento el deber como patriota latinoamericano de defender la honra ultrajada del gobierno argentino por falsas acusaciones que nos involucran, desmiento, categóricamente todas y cada una de las palabras del Sr. Montaner.
No es Cuba la que interviene en la política interna y en las decisiones de política exterior soberanas de Argentina. Ni sus diplomáticos van por las oficinas del gobierno, de partidos, organizaciones de la sociedad civil y de medios de comunicación, repartiendo indicaciones; ni emiten opiniones públicas de juicio sobre asuntos de este país.
La dignidad de esta Misión diplomática, de mi Gobierno y del Gobierno argentino no pueden ser mancilladas por alguien cuyas manos ayer colocaban explosivos para matar y hoy colocan palabras inflamantes para enfrentar a naciones hermanas. La verdad debe ser conocida.
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