miércoles, septiembre 24, 2025

PARA EL GOBIERNO CUBANO NO HAY NADA MÁS IMPORTANTE QUE DAR LA BATALLA AL LADO DE NUESTRO PUEBLO

Este acuerdo entre el Instituto Patria y la Universidad del Partido Comunista de Cuba "Ñico López" es un desafío a quienes quieren silenciar a los pueblos y a sus líderes con graves amenazas militares como las que hoy sufren Venezuela y todo el Caribe -que son parte inalienable de nuestra Zona de Paz, libre de armas nucleares-; con genocidios como el que sufre Palestina -que ha destrozado el derecho internacional humanitario y la moral de este Occidente que se dice judeocristiano-; con injustos y amañados procesos judiciales como el que castigó a nuestra querida Cristina -quien debería estar libre-; o con injustos bloqueos económicos, comerciales y financieros como el que sufre Cuba.

PALABRAS DEL EMBAJADOR DE CUBA PEDRO P. PRADA EN LA CEREMONIA DE FIRMA DE ACUERDO DE COOPERACIÓN ENTRE EL INSTITUTO PATRIA Y LA UNIVERSIDAD DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA "ÑICO LÓPEZ". BUENOS AIRES, 23 DE SEPTIEMBRE DE 2025.

Buenas tardes a todos y a todas.

Muchas gracias por esta convocatoria.

Lo primero que debo decir en esta tarea que nos ha asignado la Revolución, es que uno está en un puesto y mañana tiene que partir a ocupar otro puesto. Son carreras de relevos y uno lo hace con orgullo, con satisfacción, se entrega a la tarea, porque sabe que no es uno, sino que uno representa a un país. Por tanto, lo que he hecho humildemente es cumplir con el mandato de Fidel, de Raúl, de Díaz-Canel, de preservar, fortalecer, ampliar las relaciones históricas políticas, económicas, comerciales, de cooperación, culturales, entre Cuba y Argentina; entre dos pueblos que, estando en los extremos de Nuestra América, han construido, a lo largo del tiempo, una relación entrañable.

Hacerlo además en este lugar, en el Instituto Patria, me provoca muchas emociones, muchos recuerdos. Antes de comenzar yo le contaba a Oscar (Parrilli, secretario ejecutivo del Instituto Patria) que la primera vez que entré al Instituto no soñaba siquiera con llegar a ser un día Embajador de Cuba en Argentina. Era febrero de 2018, en medio de un gran “quilombo” nacional, como dicen ustedes, y tuve el honor, la extraordinaria satisfacción, de visitar el Instituto y ser recibido por su presidenta y fundadora, la compañera Cristina Fernández de Kirchner, allá arriba, en su Despacho. Sostuvimos una conversación como suelen ser las de ella; esas grandes figuras de la historia que inmediatamente derriban las formalidades, te espantan cualquier preocupación que puedas tener, y te hacen sentir su cercanía, a partir de esa capacidad de establecer empatías con el otro, esa capacidad para dialogar, y lo que siempre nos deslumbra a muchos cubanos: esa capacidad de comunicar ideas, de compartir información. Recuerden que nosotros venimos de una escuela muy poderosa, porque con Fidel había que estar listos para recibir constantemente clases, y eso pasa cuando uno se sienta con Cristina a escucharla, con esa simpatía con la que además suele hablar. Uno lo disfruta mucho. Así que yo agradezco mucho que aquella primera entrada al instituto Patria me haya traído a través del tiempo, hasta hoy, y que estemos ocho años después, en este mismo Instituto, haciendo algo que para ambos países, para ambas fuerzas políticas, es extraordinario

Hoy hemos completado la firma de un convenio marco de cooperación entre el Instituto Patria y la Universidad del Partido Comunista de Cuba “Ñico López”, la antigua Escuela de Cuadros del Partido. Por eso, lo que decía María (Alarcón, responsable de Relaciones Internacionales del Instituto Patria) es tan valioso. En los procesos políticos, en los movimientos políticos, en las organizaciones políticas, no hay nada más importante que educar, formar constantemente a sus miembros, no solo en la militancia cotidiana, sino en las tareas de conducción política, porque nadie sabe el día en que alguien puede caer, morir o ser apartado por cualquier razón, y quien esté a su lado, o detrás, tenga que asumir esa posición. Y es muy importante que los procesos tengan esa reserva de cuadros, de líderes, de patriotas dispuestos a llevar adelante las ideas, el programa de lucha de la organización.

El objetivo, como se declara en este propio texto que se ha firmado hoy, es establecer un marco amplio de colaboración en actividades de mutuo interés, en el ámbito de la formación política, difusión y capacitación, estrechar las relaciones de intercambio, cooperación y la promoción de actividades conjuntas.

Nosotros creemos que esto es una expresión de los amplios y diversos vínculos políticos de larga data entre el Partido Comunista de Cuba y las organizaciones políticas argentinas, en este caso, con las que representan a esa importante corriente política nacional inspirada en las ideas y el legado de Juan Domingo Perón y Eva Duarte, cuyas expresiones llegaron por primera vez a la isla en los años 40 del pasado siglo, y luego, a través de emisarios del General, que en 1947 contactaron a los jóvenes universitarios cubanos liderados por el estudiante de derecho Fidel Castro, que organizaban un congreso antimperialista en Bogotá para repudiar la creación de la OEA en 1948.

Por ello, lo primero que quiero expresar hoy es que vemos en este acuerdo como un homenaje a Fidel en el año de su centenario, un homenaje a su fe inconmovible en las ideas, a su afán por conocer y entender al otro para transformar al mundo, y a su firme creencia en la necesidad de sembrar valores y conciencia entre los seres humanos para poder construir el mundo mejor que todos nos merecemos.

El canal de colaboración que hoy abrimos con el Instituto Patria -como hemos hecho antes con otras organizaciones políticas y académicas argentinas- constituye un puente para producir ideas que, desde los diversos valores que nos identifican, contribuyan a fomentar el gran cauce de la integración y la unidad continental, a impulsar la paz, el antimperialismo, el internacionalismo, la solidaridad, la cooperación, la justicia social, estados fuertes y comprometidos con sociedades civiles más justas, vigorosas y protagónicas, trabajando todos unidos por el bien común, por garantizar el goce máximo de derechos posibles en las condiciones histórico concretas de cada país.

Esta alianza es de la mayor pertinencia en esta época de batallas culturales y de ideas, de posverdades, de colonización cultural y ataques al pensamiento crítico y a la conciencia, tan imprescindibles a la transformación revolucionaria de las sociedades, porque hoy y aquí, vistos los acontecimientos, el reformismo no resuelve nada. Solo aplaza problemas y los convierte en tragedias.

Cada uno de los grandes retrocesos de los pueblos que hoy observamos en nuestra región y en el mundo, están asociados a procesos destructivos del pensamiento, la historia y la cultura nacional, a la renuncia a la noción de Patria y de Humanidad, para imponer un pensamiento único, una cultura de masas globalizada y enajenante, y una lógica de financiarización de la política, de la sociedad y de la conciencia, como han hecho antes con la economía los falsos profetas y los oligarcas.

Recuerdo siempre a uno de los más grandes argentinos, al Che Guevara, quien desde muy temprano compartió con Fidel Castro la convicción de que la prosperidad sin conciencia no producía mejores seres humanos. También esa tesis fue central en las encíclicas del recordado Papa Francisco. En años recientes, otro gran latinoamericano, el presidente Lula, se pronunció en ese mismo sentido, al hacer un balance autocrítico de los gobiernos del PT en Brasil.

Ustedes lo saben muy bien: los capitalistas no tienen patria, solo tienen dinero e intereses. No les preocupan los pueblos, sino la preservación de un modo de vida depredador y excluyente. No les afecta el destino de millones de seres humanos por generaciones, sino asegurar sus primitivos intereses. Si solo creamos sociedades de prosumidores -como dicen ahora de nuestras sociedades de productores-consumidores-esclavos del mercado-, abandonaríamos nuestro lado humano.

Pero también, debemos recordar siempre que cada gran retroceso está asociado a la dispersión, a la división, a la desunión, a la falta de consensos entre quienes de una u otra manera estamos comprometidos con cambiar el actual estado de cosas y conducir a los pueblos hacia ese propósito.

Por ello, este convenio es una modesta contribución a la mejor comprensión del otro, a aprender de nuestros acervos, a conocernos mejor en nuestras singularidades y, sobre todo, en nuestras mayores coincidencias, para fomentar todo lo que nos une. Esta relación que hoy lanzamos entre el Instituto Patria y la Universidad del Partido Comunista de Cuba es una apuesta por sumar y multiplicar. Nunca cooperaríamos para restar o dividir. Y que quede claro, tampoco es para imponer ideas, por si a alguien le genera alergia el nombre de la Universidad.

Por último, este acuerdo es un desafío a quienes quieren silenciar a los pueblos y a sus líderes con graves amenazas militares como las que hoy sufren Venezuela y todo el Caribe -que son parte inalienable de nuestra Zona de Paz, libre de armas nucleares-; con genocidios como el que sufre Palestina -que ha destrozado el derecho internacional humanitario y la moral de este Occidente que se dice judeocristiano-; con injustos y amañados procesos judiciales como el que castigó a nuestra querida Cristina -quien debería estar libre-; o con injustos bloqueos económicos, comerciales y financieros como el que sufre Cuba.

Ahora, respondo al desafío mayor que me han planteado:

Sé que a muchos preocupa la situación de Cuba y que las noticias que llegan de la isla, las ciertas y las falsas, causan alarma e inducen al desaliento, aunque nos apoyen y nos acompañen.

Hay que hacer una correcta lectura de toda esa mensajería para entender que el gobierno de Estados Unidos ha mantenido la política de máxima presión contra Cuba que anunció Trump desde su primer día, y la aplicación rigurosa del bloqueo como su eje fundamental, en el ánimo de derrocar al gobierno que el pueblo de Cuba se dio.

Han permanecido invariables las medidas unilaterales con mayor impacto sobre la población -en especial, sobre la familia cubana- y también sobre la economía, lo que continuó reproduciendo y agravando los efectos demoledores de este sistema coercitivo unilateral, que es considerado el más prolongado y abarcador de la historia de la humanidad contra país alguno.

La inclusión de Cuba en la injusta lista unilateral del Departamento de Estado de los EE.UU. sobre países supuestamente patrocinadores del terrorismo; la posibilidad de tomar acción en tribunales de los EE.UU. para interponer demandas en virtud del Título III de la Ley para la Libertad y la Solidaridad Democráticas Cubanas (Ley Helms-Burton); las sanciones o amenazas de sanciones contra las empresas navieras, transportistas, aseguradoras o reaseguradoras involucradas en el suministro de combustible a Cuba; la persecución intensa y minuciosa a las transacciones financieras cubanas y los consiguientes obstáculos para el suministro de recursos de primer orden; así como la continuidad de otros listados también unilaterales, se confirmaron como las medidas de mayor severidad.

Les recuerdo que Estados Unidos ha permanecido fiel durante 65 años al Memorándum interno del subsecretario asistente de Estado Lester Mallory, del 6 de abril de 1960, quien recomendó:

“(…) hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba (…) -lo dijeron cuando se dieron cuenta que no podían derrotar a la revolución cubana- una línea de acción que, siendo lo más habilidosa y discreta posible -bueno, ya hoy no es discreta-, logre los mayores avances en la privación a Cuba de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno”.

Esto fue dicho el 6 de abril de 1960. Han pasado 65 años.

En La Habana se dio a conocer hace unos días que, entre el 1º de marzo de 2024 y el 28 de febrero de 2025, el bloqueo causó daños y perjuicios materiales a Cuba en el orden de 7 mil 556,1 millones de dólares. Repito el número porque es descomunal: 7 mil 556,1 millones de dólares. Ello que representa un incremento del 49% con respecto al período anterior 2023-2024.

A precios corrientes, los daños acumulados en más de seis décadas ascienden a 170 mil 677,2 millones de dólares.

Pero si tomamos en cuenta el comportamiento del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional, los daños del bloqueo se cuantificarían en 2 billones 103 mil 897 millones de dólares. Este es el efecto. Desde luego, el daño humano es incalculable.

Se estima que, de no existir el bloqueo, el PIB de Cuba a precios corrientes pudo haber crecido alrededor de un 9.2 % en 2024.

Ustedes habrán conocido de la crisis energética que estamos afrontando y sus consecuencias. Los largos y prolongados apagones debidos al déficit de generación o al déficit de combustible. Mientras la prensa oligárquica y transnacional, incluida la argentina, celebra y publica de los apagones como si fueran en Santa Fe, o en Neuquén, allá donde vive Oscar, algunos nos preguntan si es un problema de gestión del gobierno cubano, ¿qué le pasa que no puede controlar la generación de energía?

Bien, ya escucharon todo lo que se perdió en el último año, en general. Ahora vean estos otros datos:

En este año, 2 meses de bloqueo equivaldrían al costo del combustible necesario para satisfacer la demanda nacional de electricidad, unos1 600 millones de dólares.

Catorce días de bloqueo equivaldrían al financiamiento requerido para incrementar la participación del 24% al 26% de las fuentes renovables de energía en la matriz energética del país. Para esto requeriríamos 300 millones de dólares, lo que perdemos en 14 días.

En 12 días tendríamos el financiamiento requerido para el mantenimiento anual de la generación del Sistema Electro-energético Nacional, de las plantas generadoras: 250 millones de dólares aproximadamente.

Esto es en términos prácticos lo que explica por qué, ni el más eficiente de los gobiernos habría podido lidiar con un déficit financiero de 2 159 millones de dólares para resolver los problemas energéticos del país.

¿De dónde habría podido salir ese dinero? Del comercio -que hoy es uno de los sectores más golpeados-, del turismo -otro de los sectores más golpeados; ustedes lo viven aquí en Argentina: cancelaron la operación de Aerolíneas Argentinas a Cuba, se negaron a vender combustible a Cubana de Aviación sacándola del mercado, y si llegaran a implementar el ESTA1, muchos argentinos que han viajado a Cuba no podrían hacerlo a Estados Unidos y eso tendría un efecto tremendo-, y de la colaboración de nuestros médicos, que son fuertemente atacados.

Ahora; todo esto se ha agravado a partir del Memorando Presidencial sobre Seguridad Nacional No. 5, adoptado a la semana de haber llegado Trump a la presidencia en enero de este año, para revertir cualquier avance que hubiera ocurrido en el gobierno de Biden y endurecer las condiciones que existían.

Por eso me detengo en la injusta, arbitraria e injustificable reinclusión de Cuba en la lista de Estados supuestamente patrocinadores del terrorismo. Esta acción, que refuerza los efectos disuasivos e intimidatorios hacia terceros en sus relaciones comerciales con Cuba, ha elevado el Riesgo País, ha provocado serias dificultades en operaciones bancarias y financieras -por ejemplo, en los últimos meses más de cuarenta bancos se han negado a hacer operaciones con Cuba; hemos tenido mercancías contratadas, alimentos, por ejemplo, en los puertos de Cuba; recuerdo el caso de un barco de porotos (frijoles) argentinos en el puerto de Santiago de Cuba que no se podía descargar porque no teníamos cómo entregarle al proveedor el dinero pactado y ningún banco quería tramitar ese pago-, en el comercio internacional, la obtención de financiamientos, la compra de combustibles, el acceso a suministradores de bienes e insumos fundamentales para el desarrollo económico y ha sido un factor de desaliento para la inversión extranjera, a pesar de las condiciones legales y practicas excepcionales creadas para que la inversión extranjera fluya hacia los diferentes sectores de la economía.

Esta designación de Cuba es un acto de sevicia adicional, estrictamente motivado desde el punto de vista político, con el fin específico de causar el mayor daño posible, sin fundamento legal, técnico, documental o moral, incluso en contra y a pesar de los criterios de las organizaciones e instituciones de Seguridad Nacional y Aplicación de la Ley de EE.UU. Lo han hecho yendo contra si mismos, contra sus instituciones.

Adicionalmente, durante el actual periodo legislativo del 119º Congreso estadounidense, que se inició el 20 de enero, los políticos anticubanos y de extrema derecha han sostenido una estrategia agresiva y sistemática, acompañada de un lenguaje hostil hacia Cuba en los debates, mientras realizan esfuerzos concertados para aumentar la presión económica y política sobre nuestro país. En apenas siete meses se registran al menos cinco proyectos de ley (el H.R.5342; el S.488; S.172 Stopping Adversary Tariff Evasion Act; el S.838 ACRE Act y el H.R.3479 SECURE American Telecommunications Act).

Esta avalancha de acciones se ha apoyado en la codificación legal de Cuba como «adversario extranjero», un término que aparece en numerosos documentos con el fin de fomentar la confrontación, y que rara vez se aplica contra otros estados, incluso contra aquellos con los que sí están en abierta guerra.

Asimismo, y al margen de las reformas introducidas en el Departamento de Estado, en la USAID, y en los presupuestos de política exterior, el gobierno y los legisladores han asegurado en apenas seis meses un aumento del presupuesto para la subversión contra la Isla, de hasta 75 millones de dólares, 35 millones más que en el periodo anterior. Estamos hablando de solo seis meses.

Aunque pretextan promover la democracia, buscan sostener las estructuras contrarrevolucionarias creadas por Washington, así como el enorme aparato de propaganda y guerra sicológica dirigido a desestabilizar a la Revolución y al pueblo cubano. Además -y esto no menos importante- tratan de asegurar el financiamiento de las campañas políticas en el sur de la Florida para garantizar la elección de los políticos que conspiran contra todos nosotros, los latinoamericanos y caribeños. Soin los mismos que operan contra Venezuela, contra Nicaragua, contra Argentina, contra Brasil, contra Colombia, contra México. Aquí no hay ingenuidades.

Por ello no sorprende que hoy escuchemos expresiones tan impúdicas como la de Carlos Trujillo, embajador de Estados Unidos ante la OEA, quien afirmó que “Si nos fijamos en lo que ocurrió en Cuba, el colapso total de su economía fue impulsado por la presión que implementó el presidente Trump”. A confesión de parte, relevo de pruebas.

Aún así, todos los días pretenden hacernos creer a las víctimas que la razón pertenece al verdugo.

No tengo que decirles que los efectos son devastadores para nuestro país y para nuestra gente; que afectan el funcionamiento de la economía, de las empresas, de la producción y los servicios, de hospitales y escuelas, de la administración pública, la vida normal de las familias, y que generan malestar y descontento. A veces logran confundir a algunos.

Por eso, hoy, para el gobierno cubano no hay nada más importante que dar la batalla en las calles, del lado de nuestro pueblo, compartiendo sus angustias y sus preocupaciones, explicando todo lo necesario y poniendo amor y orden donde otros ponen odio e ira.

Sobre todo, el gobierno cubano da una batalla en sus propias filas para enfrentar el burocratismo, las malas prácticas, la insensibilidad, la corrupción, el delito, los errores administrativos, la inercia de algunos que han sido copados por la situación. Es lo que habría hecho y nos habría exigido Fidel en estos momentos.

No tengo que decir que nos vamos rendir, ni que aceptaremos la derrota. Ustedes saben lo que nos define. El 80 por ciento de los cubanos hemos nacido, crecido, vivido y muchos han muerto bajo estas condiciones, en esta larga guerra. Tampoco nos embarga la tristeza, porque eso sería como entregar al enemigo nuestra arma más potente, que es la alegría. La pelea está dura, pero eso nos engrandece. Aprendimos a vivir sin tener precio. Lula se los dijo recién: Estados Unidos debe aprender y aceptar que Cuba, el país vecino, pequeño y pobre, venció al poderoso imperio. Nosotros merecemos vivir en paz.

Tampoco habrá entierros, por si hay por ahí algún panegirista. Por eso, y por si acaso, les recuerdo a esos panegiristas un verso del trovador Silvio Rodríguez, quien en pocos días estará por acá con ustedes:

“Mundo feroz, lo digo en juramento: enterrarme le va a roncar el cuero”.

Muchas gracias

 


[1] Electronic System for Travel Authorization (Sistema Electrónico para Autorización de Viaje). Es parte del Programa de Exención de Visas de EE.UU., que permite que ciudadanos de países que se encuentren en el referido programa ingresar a EE.UU. por concepto de turismo, negocios o tránsito y permanecer por un período máximo de 90 días en ese país.

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