Sr. Ministro de Educación y
Secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia
Distinguidos invitados
Querido pueblo salvadoreño
Los cubanos crecimos y nos
formamos convencidos de una idea de valor universal que nos legó José Martí:
ser cultos es el único modo de ser libres. Ese fue desde el comienzo el credo
principal de una revolución que se propuso enseñar a la gente a pensar y
decidir por cabeza propia y no a creer y obedecer por mandato ajeno. Por eso,
desde 1961 nos convertimos en primer territorio libre de analfabetismo en
América. Pero estábamos incompletos, mientras a nuestro alrededor sufrían en la
más oscura ignorancia los pueblos hermanos de la América Latina y el Caribe.
Permítanme
contarles algo de lo que nunca hemos hablado. Aunque estos esfuerzos comunes
por la alfabetización de los salvadoreños empezaron en 2003, por iniciativa del
compañero Schafik Jorge Hándal, no fue hasta después del triunfo del Cambio en
2009 y el establecimiento de relaciones entre nuestros dos países, que aquellos
esfuerzos adquirieron magnitud de
política de Estado.
En
el año 2010, apenas unos meses de restablecidas las relaciones bilaterales
entre Cuba y El Salvador, cuando preparábamos la primera visita oficial de un
presidente salvadoreño a Cuba, una de las tareas priorizadas por parte del
Gobierno salvadoreño y, en particular por el Presidente Mauricio Funes y el
entonces Ministro de Educación y Vicepresidente Salvador Sánchez Cerén, fue,
precisamente, presentar a Cuba un balance de lo avanzado con la alfabetización
y asegurar la asesoría cubana para aplicar con intensidad el método Yo sí puedo
a todos los niveles, ajustándolo a las particularidades de El Salvador.
Desde
entonces y con el apoyo de la Organización Iberoamericana para la Educación, un
reducido grupo de asesores cubanos ha enseñado y entrenado a especialistas,
facilitadores y promotores salvadoreños para aplicar el método. Los han ayudado
en la redacción de las cartillas, en la grabación de los programas radiales, en
la adaptación del lenguaje español al habla popular salvadoreña, en su
aplicación al sistema braille para invidentes, y en preparar su implementación
en lengua náhuat-pipil.
Ningún
educador salvadoreño, ningún funcionario gubernamental, ningún alfabetizado y
ninguna autoridad municipal, sea del color que sea –y hemos trabajado con
alcaldías de todos los colores políticos, como se puede apreciar en este acto-
podría afirmar que vinimos a adoctrinar, a lavar cerebros, a introducir
ideologías ajenas a la tradición, la historia y la cultura salvadoreñas. Todas
las mentiras sobre Cuba se han desplomado una por una durante estos años de
eficaz y fructífera colaboración. Junto a la enseñanza, los cubanos aprendimos de la idiosincrasia salvadoreña,
lo cual es una condición fundamental para el éxito del método.
Entre
los países de América Latina que han utilizado o utilizan este método se
encuentran Argentina, Venezuela, México, Ecuador, Honduras, Guatemala, Bolivia,
Nicaragua, Colombia, Perú, Chile y varios estados insulares del Caribe. Algunos,
como Venezuela, Bolivia y Nicaragua, ya igualaron la hazaña cubana de 1961 y
lograron proclamarse territorios libres de analfabetismo en 2005, 2007 y 2009,
respectivamente.
En
Venezuela, por ejemplo, se logró alfabetizar a un millón de personas en cinco
meses y 27 días en las 34 lenguas y etnias que existen en ese país. En Bolivia, la campaña tuvo
la complejidad de realizarse simultáneamente en tres lenguas: español, aimara y
quechua, para asegurar el carácter pluricultural de la nueva nación. Nicaragua
tuvo que remontar hasta completarlos los esfuerzos interrumpidos desde que los
gobiernos neoliberales se instalaron en el poder en 1989. Y hoy finaliza su
campaña la República de Ecuador, también en varias lenguas.
Esfuerzos
no menos relevantes se realizan en África, en países como Angola, Nigeria,
Guinea-Bissau, Mozambique, Sudáfrica y recientemente, en Egipto. ¡Hasta se está
utilizando en países desarrollados como Nueva Zelanda, Canadá y España!, mientras
que China se dispone a implementarlo a lo largo de su vasta geografía. Por
ello, el programa Yo sí puedo recibió el Premio Alfabetización 2006 Rey Sejong de la UNESCO, y más recientemente, el premio español de educación Mestres
68.
Sr. Ministro
Queridos hermanos salvadoreños
No
hay en mis palabras vanaglorias tontas. Solo he querido subrayar que los
cubanos hemos puesto a disposición de este querido país y su gente más sufrida
y olvidada nuestra principal riqueza, que son nuestras gentes y nuestros
conocimientos, fieles exponentes del espíritu bolivariano, martiano e internacionalista
en que hemos sido educados.
Junto
a ustedes hemos sorteado todos los obstáculos físicos, materiales y humanos,
las dificultades administrativas y las zancadillas financieras, los complejos
problemas jurídicos que disponen reconocer como alfabetizado solo a quien haya
alcanzado un segundo grado de escolaridad. Sin embargo, nos llena de felicidad
cada vez que, como hoy, completamos una meta y crece el número de municipios
arrancados a las tinieblas y devueltos a la luz y a la libertad que ofrecen los
conocimientos.
Hoy
apoyamos las decisiones del Gobierno, de dirigir los mayores esfuerzos a los
lugares más pobres y olvidados del país, especialmente hacia la región oriental
donde la pobreza se concentra en más alto grado y, especialmente, en su
focalización femenina, pues junto con ustedes hemos aprendido que pobreza y
analfabetismo llevan rostro de mujer en este país y eso no debía ser así.
Por
ello, compartimos la inmensa felicidad de estos resultados, de esas banderas
que hoy se entregarán, de ese orgullo por romper las cadenas que los ataban al
pasado. A partir de ahora, miles de personas podrán pensar y actuar con cabeza
propia, podrán construir sus propias ideas, no sobre la base de lo que les
digan, sino sobre la base de lo que lean y escriban, de lo que aprendan y crean.
A
partir de hoy nada será igual para ustedes, pero también, de ustedes dependerá
que este esfuerzo no se malogre. La continuidad es indispensable para no volver
al pasado de oscuridad en que vivían. Puedo asegurarles con absoluta
responsabilidad y conocimiento que, de proseguir la senda actual, en los
próximos cinco años El Salvador podrá unirse a esa vanguardia de naciones
libres de analfabetismo en el continente y nosotros estaremos felices y
honrados de haberlos acompañado en esa batalla.
No
obstante, nunca olviden que el estudio es un empeño de toda la vida, sobre todo
para los países pobres, pequeños y con escasos recursos, cuya principal riqueza
es su propia gente. Y ese precisamente es el mayor tesoro de El Salvador, que
hoy crece.
Queridos
hermanos salvadoreños: los felicitamos por estos resultados y les aseguramos
que jamás defraudaremos la confianza que han depositado en nosotros.
Muchas
gracias.
PALABRAS EN EL ACTO DE PROCLAMACIÓN DE SAN EMIDGIO, MERCEDES LA CEIBA Y SAN JUAN TEPEZONTES MUNICIPIOS LIBRES DE ANALFABETISMO. Megatec de Zacatecoluca, La Paz, 14 de marzo de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario