Pedro Pablo Prada
destacó el vínculo que tiene la provincia con su país. Fue recibido por el
gobernador, Omar Perotti, y el presidente de la Cámara de Diputados, Miguel
Lifschitz.
“Para un cubano es imposible estar en Argentina y que una de
las primeras visita de trabajo que realice no sea a Santa Fe. Con la provincia
hay una relación muy especial a lo largo de la historia que une a ambos
pueblos, incluso más allá de la Revolución Cubana. Data del origen, cuando
algunos diplomáticos argentinos, entre los que había santafesinos, acompañaron
a José Martí en la Conferencia Monetaria de las Américas, aquel primer convite
de Washington para imponer una moneda única, el dólar, en las relaciones
económicas y financieras de América Latina. Y por si esto fuera poco, en la
provincia nació el que probablemente sea el más universal de los argentinos y
el cubano más argentino que hay, que es el Che Guevara”, historió el embajador.
“Cuando se producen
los hechos que condujeron a la ruptura de relaciones diplomáticas de Argentina
con Cuba bajo las presiones de la OEA y EEUU en los años 60 -continuó Prado-,
de nuevo los santafesinos cumplieron un papel en el proceso de rescate y
recuperación de esos vínculos. En 1973 fue invitada a la asunción de Héctor
Cámpora una delegación de Cuba que encabezó el entonces presidente Osvaldo
Dorticós y el PJ le encargó a dos dirigentes de la juventud que apoyen a la
delegación, la asistan en todas las necesidades y contribuyan a su seguridad.
Uno de ellos devendría con el tiempo en uno los más grandes amigos de Cuba en
Argentina, de Fidel Castro y en uno de los líderes políticos del justicialismo.
Me refiero a Jorge Obeid. El construyó una relación de corazón con Cuba y los
cubanos, porque comprendió como pocos la gravedad de las violaciones masivas,
flagrantes y sistemáticas de los derechos que se ejecutaban a través de la
imposición de un bloqueo económico, comercial y financiero por parte de EEUU.
Obeid entendió que debía construirse una relación mutuamente solidaria.
-Escribió un libro
que se llama “Cuba, Fidel y el peronismo”, donde refleja lo que usted está
diciendo.
-Exactamente. Y nunca olvidaremos que en uno de los momentos
más tensos y difíciles de la relación entre ambos países, cuando Argentina
estaba en uno de los momentos más terribles del sistema neoliberal que se le
impuso, cuando el país entró en default y había sido destruido el honor
nacional y la dignidad de los argentinos, en esa circunstancia donde parecería
que la única preocupación para un político argentino debía estar dentro de sus
fronteras, Obeid tuvo la valentía, incluso yendo de frente al gobierno que era
de su propio partido, de emplazarlo para que no abandonara a Cuba, la apoyara,
e incluso impidiera que se consumaran en la desaparecida comisión de Derechos
Humanos componendas y manipulaciones políticas cuyo fin era singularizar a
Cuba, judicializarla como decimos hoy, para poder justificar ese bloqueo injustificable.
-Hubo en la segunda
gestión de Obeid un programa de alfabetización para adultos llamado “Yo sí
puedo”. ¿Hay chances de que vuelva a implementarse?
-El programa “Yo sí puedo” permitió en su momento cubrir
necesidades de alfabetización y subalfabetización que estaban muy localizadas.
El programa sigue existiendo y nosotros estaríamos en la disposición de volver
a trabajar si el gobierno de Santa Fe lo solicita para los santafesinos y en
general para todo el pueblo argentino. Alguien pude pensar que los problemas
principales son de hambre, pero los pueblos también tienen hambre de ideas. La
comida se resuelve más rápido, lo más difícil es que la gente pueda volver a
pensar con libertad. Y no hay nada que libere más al ser humano que tener la
capacidad de leer, escribir y calcular por sí mismo. Se lo digo porque una de
las más subversivas decisiones de la Revolución Cubana, que más resistencia
encontró en los primeros años, y por la cual entre las primeras víctimas del
terrorismo de estado estuvieron maestros, fue justamente la campaña de
alfabetización que se libró en mi país. Si en Cuba se habla de los altísimos
niveles de instrucción, del desarrollo del conocimiento, de la ciencia y de la
cultura es porque hubo aquella campaña para que todos los cubanos, sin
excepción, aprendieran a leer y a escribir. Martí decía que ser culto es la
única manera de ser libre.
-¿Cómo están hoy las
relaciones con Argentina?
-En un momento auspicioso, de desarrollo. Incluso en los
casos donde por el signo político del gobierno, del presidente y de los
compromisos de éste, las relaciones perdieron calidez, no puedo decir que las
relaciones hayan sido nunca de distancia. Nuestro presidente cuando vino a la
asunción de Alberto Fernández se refirió a ello en el encuentro de solidaridad
que celebramos con miles de argentinos. Puedo decirle con absoluta seguridad
que las relaciones rebasan el marco de los vínculos políticos entre estados,
empresariales o financieros. Son relaciones entre pueblos. Obviamente con este
gobierno nos identifican muchas ideas y eso hace que ese sentimiento tan fuerte
que existe en la base de nuestras relaciones llegue a los mas altos niveles. El
hecho de que somos dos países que hemos sido cercenados en nuestros
territorios, que reclamamos el derecho a ejercer soberanía sobre la totalidad
de nuestros territorios, ustedes en las islas Malvinas, nosotros en Guantánamo,
une mucho a Cuba y Argentina. La relación acaba de tener un momento de lujo con
la presencia de decenas de editoriales argentinas en la Feria del Libro de la
Habana, con una delegación de mas de 50 escritores y editores, que además tuvo
el privilegio de contar con la vicepresidenta en la primera presentación de su
libro en el exterior, podemos esperar un desarrollo mucho mayor en los años
venideros a pesar de las circunstancias adversas que enfrentamos, del clima de
hostilidad en el ámbito regional.
-La composición de
los gobiernos en América Latina han cambiado mucho en los últimos tiempos y
volvieron a aparecer hechos que hacía mucho no sucedían, como la presencia de
los militares junto a los presidentes en momentos de tensión social. En el caso
de su país, Bolivia rompió relaciones, no fueron invitados a la asunción de
Lacalle Pou en Uruguay, en Chile son señalados como el peor mal. ¿Qué mirada
tienen de esta situación?
-Que no es peor que en los años 60. Creo que estos procesos
que hemos visto en los últimos años en la región tienen que ver con los
reflujos históricos, con errores que se han cometido, a veces con ingenuidades,
de los pueblos progresistas, de izquierda. El aprendizaje es parte del camino.
Nosotros mismos por una serie de circunstancias fuimos el ultimo país de
América que accedió a la independencia de España y en el mismo día que
accedimos caimos bajo la tutela de EEUU durante 50 años. Por tanto nuestra
historia también esta marcada por duros retrocesos. Y cada vez que nos dividimos
como pueblo, que prevalecieron los intereses de grupo, fuimos derrotados. Una
de las formas mas formidables que tiene el adversario para someter a los
pueblos es la división. Los argentinos han experimentado la posibilidad de
reemprender un camino soberano e independiente y de dignidad nacional a partir
que decidieron unirse fuerzas políticas y personalidades e instituciones del
mas amplio espectro en un frente común en el que todo lo que antes dividía y
enfrentaba fue cambiado por una palabra que los une a todos: Argentina. Y eso
es de un valor extraordinario y yo que he sido educado en el valor de la
unidad, en la defensa de la unidad, reverencio profundamente esa vocación de
ustedes de haber dejado de lado toda diferencia poniendo al país por encima de
todo.
LAS REFORMAS ECONÓMICAS
-Hace un tiempo el
gobierno de su país emprendió una serie de reformas económicas y sociales, se
aprobó una nueva Constitución el año pasado. ¿De qué manera cambiaron estas
decisiones la vida de los cubanos?
-Llegamos en abril del año pasado a un punto culminante del
proceso de actualización del modelo cubano, que fue la adopción de la nueva
Constitución del Estado, en la que se introdujeron profundas transformaciones
al sistema político, al funcionamiento del Estado y sus instituciones, al
sistema democrático, a las garantías constitucionales, a los derechos y deberes
de los ciudadanos, a los regímenes diferentes de propiedad y su organización,
de participación y disfrute de los beneficios del acceso al desarrollo, a la
cultura, de la manera en que se constituyen las familias. Es un texto que
además es una obra colectiva, con el cual la gente está muy identificada. En
una época como la que vivimos, que un país se haya volcado durante meses a
debatir un anteproyecto de Constitución, a reescribirlo en mas del 64 por
ciento, que después haya sido debatido en los parlamentos municipales,
provinciales y en el nacional y finalmente en un referendo nacional, con el
voto libre, directo y secreto de los ciudadanos el 87 por ciento de la
ciudadanía lo haya aprobado, es acto de civismo, de conciencia política y de
voluntad democrática muy grande. Alguien dice que porque el sistema no cambió
su estructura de un partido político el proceso no tiene valor. Yo digo que el
cubano no es un sistema de partidos electorales y que el partido político que
existe en Cuba no existe para competir por el poder, sino para apoyar el
ejercicio del poder, para unir al país desde adentro, si no se entiende esa
particularidad se puede caer en esas descalificaciones. Pero para mi esa es la
base que nos ha permitido sobrevivir como nación libre, soberana en nuestro
vecindario y nos ha permitido desarrollarnos a pesar de todo.
-¿Se avanzó con las
reformas económicas y de qué manera impactaron?
-Se dice que el sistema económico cubano es un desastre. Si
esto fuera así no habría sobrevivido a un bloqueo de 60 años. Si fuera de
verdad un desastre no hubieran intentado matarlo como lo han intentado porque
el desastre se desploma solo. Nosotros introdujimos en la Constitución un grupo
de extraordinario de transformaciones. Algunas se venían dando, otras estaban
detenidas hasta que no se cambiara el marco constitucional. Y otras reconocen
realidades que existían en el país y que por alguna razón los constituyentes
del año 76 las obviaron. Por ejemplo, en cuanto al régimen de propiedad, la
Constitución del año 76 no designa como una forma de propiedad privada a la que
estaba en manos de los campesinos, porque a la propiedad de la tierra no se las
dio el capitalismo ni la dictadura de Batista. Por el contrario, la primera
bronca de EEUU es por la ley de reforma agraria que adopta la Revolución en
mayo de 1959 que inhibe el latifundio y que le quita a la United Fruit los
grandes territorios de Cuba. ¿Que hizo el gobierno? Los distribuyó entre los
campesinos. Buena parte de la base de producción de la alimentación en Cuba no
la hacen empresas públicas sino esos productores privados, las cooperativas que
constituyeron. Es verdad que la gran producción de caña de azúcar se hacía en
tierras del estado, pero en este momento ya no lo es, porque estos productores
individuales y cooperativas han crecido en los últimos años. La producción
tabacalera, que es uno de los sectores principales de la agricultura cubana y
que mas ingresos le genera al país, el 95 por ciento están en manos de
propietarios privados.
-¿El turismo?
-El turismo tiene un desarrollo dual. Primero se avanzó en
las megainversiones, los grandes hoteles, los resorts, los enclaves, la infraestructura.
A eso no lo podían hacer los privados, tenía que acometerlas el Estado. En la
actualidad se ha impulsado desde el Estado la creación de medianas, pequeñas y
microempresas privadas, cooperativas incluso, en función del desarrollo del
turismo y de toda una serie de negocios que funcionan alrededor de la
actividad. La libre contratación de los hoteles públicos con los productores
privados para construir cadenas de desarrollo. Esto último, que era parte del
discurso con el que se atacaba a Cuba hace unos años, fue volado en pedazos por
las recientes acciones de endurecimiento del bloqueo porque las 187 acciones de
guerra contra Cuba que se han diseñado en el último año, a razón de más de tres
por semana, han golpeado sobre todo a ese sector emergente, a las pequeñas
empresas, al que estaba proveyendo a los restaurantes, a los pequeños hoteles
en zonas rurales, al turismo cultural de grupos pequeños. De nuevo se ha
regresado a las peores prácticas de la guerra fría prohibiéndole a los
ciudadanos visitar Cuba.
LA RELACIÓN CON ESTADOS UNIDOS
-Obama empezó la
política del deshielo e incluso visitó su país. ¿Creen que se puede recuperar?
¿El obstáculo es Trump?
-Se puede recuperar y lo hemos planteado. Cuba está lista
para convivir con EEUU más allá de las inmensas diferencias que siempre van a
existir entre ambos países. El hecho de ser diferentes no tiene que
convertirnos en enemigos. Estados Unidos ha convivido en la comunidad
internacional con decenas de países con regímenes políticos diferentes. ¿Por
qué su némesis tiene que ser Cuba? ¿Por qué pueden ocurrir cosas en cualquier
parte del mundo y no ser relevantes, mientras que de pronto aparece en Cuba una
persona maltratando a un animal y lo convierten en un fenómeno global, como
expresión de que en Cuba no solo se violan los derechos humanos sino también
los derechos de los animales? ¿Qué es lo que pretenden? EEUU tiene que aprender
que esa isla, esos millones de personas que viven al sur de su territorio
tienen idénticos derechos a vivir libres e independientes, a ejercer la
soberanía sobre su territorio y a decidir soberanamente el sistema político,
económico, social y cultural que desean darse. Y el hecho que se den un sistema
diferente no quiere decir que no estén ejerciendo sus derechos. Nadie puede
culpar a otro de no ejercer sus derechos porque tome decisiones diferentes. De
hecho, algunas de las transformaciones en América Latina han sido consecuencias
de golpes de estado, otras de la judicialización de la política, pero algunas
han sido lamentablemente consecuencia de las decisiones de los pueblos de las
que después se han arrepentido. Y nosotros no vamos a condenar a esos pueblos
ni a esos estados por el hecho de que hayan tomado una decisión soberana,
colectiva y mayoritaria porque no nos compete.
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