¡Dice la transmedia
sindicalizada, que habla con odio miamero, es ignorante supina acerca de
asuntos cubanos y es ideológicamente fundamentalista, conservadora y talibana
(aunque pose de democrática) que el gobierno cubano está nervioso por una
cancioncita!
Pensar que una cantinela mal dicha ponga a temblar a un país y a un pueblo al que no doblegaron 60 años de prolongado y cruel bloqueo económico, comercial y financiero, ni armas nucleares apuntándole, ni la traición y abandono de amigos y aliados, es, cuando menos, ridículo. Reaccionar así, porque lejos de devenir oda, los versitos han merecido rotundo escarnio y desprecio popular -y no solo oficial-, retrata la sordidez del acto y la destemplanza e impotencia de sus gestores.