Cada quien tiene su historia
del paso de Irma por Cuba. Esta es la mía, la de un padre que ve partir a su
hija hacia el frente como sus propios padres lo vieron partir a él en otra
época. Las botas de mil andanzas, de subir juntos la Sierra y el Turquino, de
trabajar en el campo. Economía en la mochila: linterna, libreta de notas, bolígrafo,
teléfono inteligente en lugar de las viejas grabadoras y cámaras, cargador,
cepillo dental. No hace falta más. Pide un último consejo. Ahí le va: hacer su
deber y cuidarse. ¡Ah, y dulce de guayaba, para sobrevivir!