Entre la tarde noche del jueves y la jornada de hoy viernes fue noticia mundial la cortés, digamos "polite", respuesta del Secretario de Prensa de la Casa Blanca Josh Earnest a una pregunta de la periodista cubana Cristina Escobar, enviada especial de la Televisión Cubana a la cobertura de la tercera ronda de conversaciones Cuba-EE.UU., cuando el Vocero presidncial afirmó que al mandatario -Barack Obama- le daría mucho placer visitar la Isla y en particular La Habana. Sin embargo, la verdadera noticia no estaba en la respuesta a esa pregunta, sino en las preguntas precedentes que con valentía le hizo antes Cristina y en las respuestas que el funcionario proporcionó a los medios:
Veamos antes que todo las contundentes interrogantes de la reportera:
Primero; ¿piensa Usted en ver un escenario en que sean abiertas embajadas en La Habana y en Washington? ¿Es ese un escenario futuro? ¿Está comprometida la Administración con el respeto de las Convenciones de Viena respecto a la conducta de los diplomáticos estadounidenses en La Habana? Por ejemplo, ¿cree Usted que se seguirán instrumentando los programas de cambio de régimen o no? ¿Tiene algún comentario al respecto? Dicho de otra manera: ¿piensa usted que el presidente Obama usará o continuará utilizando sus prerrogativas ejecutivas para expandir las relaciones, los lazos con Cuba?
Sus respuestas no pudieron ser más elocuentes, especialmente este párrafo:
...El Presidente cree que un gran entendimeinto entre los Estados Unidos y Cuba proporcionará el tipo de cambio que nosotros queremos ver, en términos del trato que el Gobierno cubano da al pueblo de Cuba. Tenemos preocupaciones significativas acerca de la frecuenta manera en que el gobierno cubano falla en el respeto a los derechos humanos básicos que nosotros tanto queremos en ese país; que allí hay tambén muchos activistas políticos cubanos, periodistas cubanos que buscan su libertad de palabra y de reunión, su libertad de expresión atrapadas por el gobierno cubano. Esto continúa siendo una fuente significativa de preocupación no solo del Presidente de los Estados Unidos, sino de muchos estadounidenses.
Y la segunda andanada de preguntas:
¿Cree Usted que este tipo de cambios deberán conducirse de forma oculta, tal y como se ha venido haciendo hasta ahora, o serán de modo más abierto, más público? ¿Ustedes han cambiado los métodos a través de los cuales quieren ver esos cambios -o que su Gobierno quiere ver en Cuba? ¿Usted diría que actuará de forma más abierta? Y, ¿piensa Usted que sería posible ver al presidente Obama en La Habana antes de 2016?
Tras declarar lo único que trascendió como titular del encuentro, vean esto otro que afirma Josh: ...En lo que se refiere a la forma en que se producirá ese cambio en Cuba, pienso que es algo que el pueblo de Cuba debe determinar. Yo pienso que desearíamos -y tales son nuestras aspiraciones para el pueblo cubano- que ellos tengan la posbilidad de expresar sus puntos de vista e, incluso, expresar su disenso en público, sin temor a venganza.
Es un desperdicio de inteligencia que se hayan omitido las preguntas de Cristina y las respuestas de Josh. En ellas se enuncia tanto lo que con justicia ha inquietado a los cubanos por más de medio siglo, como la esencia del pensamiento imperial con respecto a nuestro país, la estereotipada visión sobre la actuación del gobierno de Cuba, su pauperrimo conocimiento de nuestra realidad y del ejercicio y disfrute de todos los derechos humanos universales por parte de todos los cubanos, el sesgo politizado, manipulador y selectivo con que hablan de dichos derechos, y la manera irrespetuosa en que hablan de nuestro pueblo, cómo si fuera un hato de becerros incapaces de elegir y cómo si en la cultura nacional haya tenido espacio, en cualquiera de sus épocas, el sentimiento de venganza, tan ajeno a la cultura nacional cubana.
Siempre ha sido así: es lo que ellos quieren para Cuba y su pueblo y no lo que los cubanos hayan elegido querer y ser. Si determinamos algo contrario a eso, como ocurrió, sencillamente, no hemos determinado o tenido la libertad de determinar. Así de complejas se configuran las relaciones que se establecerán entre la República de Cuba y los Estados Uidos de América. Guerra de pensamiento, de virtudes y razones. Verdad contra mentiras e hipocresía. Por eso la insistencia cubana en el respeto, en la igualdad soberana y en el acatamiento de las Convenciones de Viena sobre relaciones diplomáticas y consulares que rigen las relaciones entre todos los estados del mundo.
Estas son desde mi punto de vista las verdaderas noticias no contadas del briefing de la Casa Blanca, de las que no hablaron ninguno de los medios que solo glosaron con entusiasmo el deseo de Obama de visitar Cuba, en respuesta a la "pregunta simple" de una periodista que se benefició de la cortesía de colega estadounidense.
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