Padre Comandante
nuestro,
que estás en el pueblo y en la plaza,
glorificado sea tu nombre de hombre fiel;
vengan a nos tus virtudes en esta hora de Cuba;
hágase tu voluntad invencible en cada uno de los que habitamos esta tierra y
vivimos bajo su cielo.
Danos hoy, una vez más, ese pan de ideas que nos ha permitido vivir pobres y dignos cada
día:
Y perdona que algunos se cansen, no puedan ver tan lejos, ni otear el futuro, o
que nuestros adversarios insistan en despojarnos de tu obra;
Así como nosotros perdonamos, sin renunciar a la memoria y defensa de la
Revolución y a nuestras ansias de justicia para nosotros y para el mundo;
No nos dejes tentar ni quebrar la unidad que forjaste
Libres y unidos para siempre, como nos hiciste,
Amaremos (y Venceremos)
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