En una conversación cálida y llena de argumentos, en la íntima
sobriedad de una salita del Palacio de la Revolución, por donde tantas
veces caminaron Fidel y Raúl Castro, Patricia Villegas, periodista y presidenta de la cadena
multinacional TeleSUR, entrevistó al presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez. Sobre Cuba, Estados Unidos y América Latina, sobre las tareas del
Presidente y las del ser humano se habló en la primera entrevista que concede a un medio de comunicación desde que asumió
la máxima responsabilidad en nuestro país. Diálogo tránsido de franqueza, de sentido del trabajo colectivo, de enorme compromiso con el
pueblo, de visión de las complejidades a las que se enfrenta y de las
fortalezas con que se cuenta para cumplir a cabalidad la tarea de sostener la continuidad
de la Revolución que el pueblo le ha confiado. Esta es la transcripción...
(Versiones Taquigráficas–Consejo de Estado)
Patricia Villegas.- Desde el Palacio de la Revolución en la ciudad de La Habana, en Cuba, saludamos al Presidente de este país.
Muchísimas gracias, Presidente Miguel Díaz-Canel, por aceptar
esta invitación de Telesur. Estamos en simultánea en Telesur en español y
en Telesur en inglés.
Usted lleva cuatro meses en el ejercicio del gobierno. ¿Cómo calificaría esos meses? ¿Qué han significado para usted?
Miguel M. Díaz-Canel.- Patricia, ante todo un saludo
para Telesur, para la audiencia de Telesur, canal que desempeña un
papel tan importante en la generación de los contenidos enaltecedores
que necesita nuestra América. Creo que han sido meses de mucha
experiencia y meses también que provocan mucha reflexión.
Después de que concluyó la Asamblea de Constitución de la Novena
Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en la cual hubo
un discurso que, a mi modo de ver, es un discurso programático por parte
del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité
Central del Partido, comenzamos a estudiar, a reflexionar sobre las
directrices que planteaba ese discurso, e hicimos un ejercicio colectivo
en el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros y después con todo el
Consejo de Ministros, para ver eso cómo lo llevábamos al trabajo del
gobierno, y sacamos varias conclusiones que son las que hemos tratado de
ir implementando:
Primero, responder a ese concepto de que sea un gobierno del pueblo,
para el pueblo, que es lo mismo que ser un gobierno para la Revolución, y
entonces nos planteamos cuatro pilares fundamentales en los cuadros y
lo hemos compartido con los cuadros: Uno, que además del ejemplo, los
cuadros tienen que estar en capacidad y en actitud para rendir cuenta de
su gestión en diferentes instancias del gobierno y, sobre todo, ante el
pueblo.
Un segundo elemento tiene que ver con la vinculación, el debate y el
diálogo permanente con la población y que estemos donde están los temas
más complejos, en los lugares donde hay también más complicaciones.
Un tercer pilar es que los cuadros, los dirigentes en Cuba, sean
capaces de usar como un arma fundamental, como un instrumento de trabajo
la comunicación social.
Patricia Villegas.– ¿Allí va a haber un cambio trascendental en la Revolución?
Miguel M. Díaz-Canel.– Ahora estamos en medio de una
implementación de la política de comunicación social aprobada, y creo
que va a actualizar todo nuestro sistema de medios, pero también, más
que los medios y solo el periodismo, la cultura comunicacional que
necesita el país.
Patricia Villegas.- ¿La oferta comunicacional en general?
Miguel M. Díaz-Canel.– La oferta comunicacional en
la interactividad entre el pueblo y el gobierno a través de los medios
de comunicación, de las redes sociales.
Estamos aspirando a poder declarar una primera etapa de presencia en
el gobierno electrónico del país, que tiene mucho su basamento en todas
las plataformas digitales que desde el gobierno permitan la
interactividad con la población y, por lo tanto, la participación de la
población a través de estas plataformas en la toma de decisiones.
Patricia Villegas.- La población en muchos
momentos ha sido hipercrítica con la Revolución en su forma de
comunicarse, ¿eso se va a cambiar, eso va a transformarse?
Miguel M. Díaz-Canel.– Yo creo que, primero, la
prensa cubana, en las condiciones en que ha tenido que enfrentar los
retos comunicativos de la Revolución, ha sido una prensa que ha
defendido a la Revolución con mucha profesionalidad y yo diría con
eficiencia. Pero también hemos tenido manifestaciones tal vez de
demasiada apología en ocasiones; en ocasiones no hemos sido capaces
tampoco de reflejar algunos temas de la agenda pública. O sea, creo que
tenemos todavía que hacer coincidir más la agenda pública con la agenda
mediática.
Pero es importante todo el papel en materia de generación de
contenidos. Hoy en el mundo prevalecen los contenidos desmovilizadores,
perversos de las plataformas de restauración colonial que nos tratan de
imponer. Y yo siempre digo: Si tenemos un público fundamentalmente joven
cuyos códigos de comunicación no son los medios de comunicación
tradicionales, sino son las redes sociales y esas redes sociales están
llenas de contenidos que tergiversan la realidad de nuestros pueblos,
que trastocan también la identidad y la cultura de nuestros pueblos, es
necesario que seamos capaces, desde nuestras plataformas
comunicacionales, de inundar de los contenidos enaltecedores de nuestro
pueblo.
Patricia Villegas.– ¿Es una preocupación suya comunicarse con los sectores más jóvenes de la sociedad cubana? ¿Siente que de alguna manera no están…?
Miguel M. Díaz-Canel.– Creo que es una necesidad de
la Revolución. Fidel fue un abanderado de eso, Fidel acudía a las
universidades cuando quería discutir algún problema. Son famosos los
encuentros en la Plaza Cadenas de la Universidad de La Habana en los
primeros años de la Revolución.
Para mí ha sido una necesidad desde que fui dirigente de la juventud,
cuando me desarrollé como Secretario del Partido en dos provincias y
cuando ejercí como ministro de Educación Superior esa ida a los jóvenes
que siempre te aportan tanto, te refrescan tanto, y conocer de sus
aspiraciones y también de su disposición a participar y a proponer.
Por lo tanto, esa comunicación es un tercer pilar que debe estar en el ejercicio de los cuadros.
El cuarto pilar es que los que dirigimos tengamos en cuenta que las
soluciones a los problemas que tenemos son muy complejas, por lo tanto,
no podemos hablar de una alternativa, siempre hay que enfrentar cada
complejidad con varias alternativas. Fidel postuló ese concepto, y la
única manera de hacer más efectivo el mismo, es acudiendo a la
investigación científica, buscando desde la investigación, innovación,
porque muchas veces investigamos y no concretamos. Y que la
investigación científica convertida en innovación y la informatización
de la sociedad, usadas como herramientas para la solución de problemas,
sea también uno de los pilares que defienda cada dirigente en su modo de
actuar, en su modo de hacer.
Patricia Villegas.– ¿En esos cuatro pilares está
basada la decisión suya de irse a las provincias, de irse a encontrar
con la gente en las calles? He visto imágenes en las últimas horas de su
paso por una de las provincias cubanas, la gente lo saluda, le entrega
cartas, le pide resolución de problemas e, incluso, Presidente, yo he
escuchado algo que no es muy usual escucharles a los mandatarios, a la
gente que está en función de gobiernos, y es «hay problemas que no
podremos resolver», es una expresión de sinceridad absoluta al
reconocimiento de que hay problemas que nos desbordan. ¿Cómo explicarlo?
Miguel M. Díaz-Canel.- Todo esto tiene que ver mucho
con las reflexiones esas que te decía que hicimos del discurso del
General de Ejército. Nos dimos cuenta de que teníamos un eslabón que
teníamos que fortalecer en la gestión de gobierno, que era la
interrelación, cómo buscar mayor interrelación del gobierno central con
los gobiernos de los territorios, con los gobiernos locales, con los
gobiernos provinciales.
Patricia Villegas.- Tiene que ver con que usted viene de provincia.
Miguel M. Díaz-Canel.- Yo creo que es muy bueno que
cualquier dirigente cubano que llegue a eslabones de dirección nacional,
haya tenido la vivencia de las provincias, la vivencia de los
territorios. Porque en un territorio se defienden a la vez los programas
nacionales, los programas fundamentales para la Revolución, pero hay
que defender y hay que desarrollar y crear en función de las
problemáticas de las comunidades, de las problemáticas de las
localidades, y ese es un elemento que tiene mucho peso ahora, la
autonomía que les queremos dar a los gobiernos locales en el texto del
Proyecto de Constitución que se está debatiendo.
Entonces te decía: Reflexionamos sobre el tema de fortalecer la
relación gobierno central-gobiernos territoriales y locales; le dimos
facultades al Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de
Ministros para que tenga una estructura formal que atienda directamente
la relación del gobierno central con los territorios. Por lo tanto, ya
los gobiernos de esos territorios saben que pueden acudir directamente a
la oficina del Primer Vicepresidente o a mi oficina para buscar la
solución o para darnos a conocer problemáticas que se van del marco de
lo que ellos pueden lograr.
Y para complementar esa relación entonces establecimos, entre otros
mecanismos, este sistema de visitas. Estamos tratando de llegar con
visitas del Consejo de Ministros, en composición del Consejo de
Ministros, como mínimo dos visitas a provincias mensuales, de manera tal
que en un año podamos, como mínimo, visitar dos veces la provincia.
A esto se articula que la Asamblea Nacional del Poder Popular, con
sus comisiones de trabajo, visita con sistematicidad los territorios.
Todo esto nos da un bagaje, nos da un banco de problemas a solucionar,
nos da un banco también del espectro de cómo está el pensamiento, la
disposición, los estados de ánimo y nos permite hablar con la gente de
todo esto.
Y a la hora de solucionar problemas yo siempre digo: primero, la
construcción de ese diálogo tiene que ser honesta y tiene que ser sobre
la base de la verdad, sobre la base de la argumentación.
Patricia Villegas.- ¿Le ha cambiado a usted la
percepción de lo que eran los problemas del país tras estos recorridos
por las provincias o confirma usted, digamos, los problemas centrales de
Cuba?
Miguel M. Díaz-Canel.– Yo creo que se confirman los
problemas centrales, podemos atender las particularidades, pero, sobre
todo, podemos destrabar, podemos dinamizar más la solución.
Yo digo, hay problemas que son tan grandes que no tienen una solución
inmediata en su totalidad, pero todos los días, si los atendemos bien,
les podemos arrancar un pedacito al problema en su solución y, por lo
tanto, el problema no crece, sino que le vamos arrancando pedazos y esa
actuación constante va generando una sinergia de enfrentamiento y de
solución y no te detiene, avanzas.
Hay otros problemas que se pueden resolver de inmediato, porque lo
traba una decisión burocrática, lo traba la no atención o la no
sensibilidad hacia una problemática, que eso nos lo comunica la gente en
ese diálogo y en ese encuentro, y hay problemas que con honestidad le
tenemos que explicar a la gente que superan las posibilidades del país
en este momento.
Patricia Villegas.- ¿Por qué, por qué superan las posibilidades del país?
Miguel M. Díaz-Canel.- Yo creo que el principal
obstáculo para el desarrollo del país, la cosa que más golpea la vida
cotidiana de los cubanos y cubanas y también la vida económica y social
es el bloqueo. El bloqueo impuesto por los Estados Unidos, que es una
práctica brutal, yo diría que es un hecho de lesa humanidad, atenta
contra un pueblo. Es un pueblo condenado a morir de hambre, a morir de
necesidades; viola, incluso, lo territorial, impone normas en la
relación del mundo hacia Cuba que son totalmente extraterritoriales, y
que se ha recrudecido mucho en estos momentos y donde impera, además,
una enorme persecución financiera. Entonces, el flujo de capitales, el
flujo de inversiones hacia Cuba cuesta mucho trabajo, para los que
tengan la mayor voluntad, porque hay muchas presiones por parte del
gobierno de los Estados Unidos hacia eso, y es un bloqueo que ya
arrastramos 60 años.
Uno dice, bueno, mi generación, que nacimos en los primeros años de
la Revolución, solo por haber nacido en Cuba es una generación
bloqueada. Nuestros hijos, nuestros nietos son generaciones que han
nacido en condiciones de bloqueo, que implican condiciones de
resistencia.
Yo creo que también hay un reconocimiento a la heroicidad de cómo un
pueblo pequeño, bloqueado no por cualquiera, bloqueado por la nación más
poderosa del planeta, ha sido capaz de resistir y ha sido capaz de
construir su propia plataforma emancipadora, que enaltece mucho, y yo
creo que en eso hay una expresión no solo de resistencia, sino de
victoria.
Patricia Villegas.- ¿Qué tanto porcentaje, en su
opinión, tiene esa construcción, digamos, de soluciones a los problemas
que la gente está planteando en las provincias y en la capital ahora y
antes, el bloqueo y lo que el Comandante Raúl Castro llamaba «liberar
los nudos»? ¿Qué tanto hay de nudos propios, internos?
Miguel M. Díaz-Canel.- Yo creo que el bloqueo afecta
mucho, porque fíjate, cada vez que tú vas a analizar una relación o un
aspecto de la vida económica y social del país y empiezas a tratar de
deslindar cuáles son las trabas, muchas de las trabas están directamente
asociadas al bloqueo; pero otras trabas, que son las subjetivas, las
que pueden ser de la conducta, de la manera de actuación, muchas veces
han estado condicionadas por la desconfianza que crea el bloqueo y por
esa insistencia en que el bloqueo te obliga a actuar como defendiéndote
constantemente y analizando mucho qué paso vas a dar, para que no te
puedan destruir.
Entonces, eso genera, a veces, un enlentecimiento en toma de
decisiones, en la manera de enfrentar las cosas. La gente asume mucho el
compromiso de que cualquier cosa que vayan a hacer no afecte al país,
que no lo debilite, y, al final, en todo hay una explicación con
relación al bloqueo. Por lo tanto, alguien puede decir: están
obsesionados con el bloqueo. No, yo creo que los que han estado
obsesionados con bloquearnos son los gobiernos norteamericanos. Nosotros
queremos vivir en las condiciones normales de un país. Nosotros no
somos una amenaza para nadie. Nosotros lo que tenemos es una voluntad y
una vocación por justicia social, por construir un mundo mejor, por
construir un país mejor. E incluso, a esa vocación por la justicia
social que siempre hemos tenido, ahora en las condiciones actuales la
queremos acompañar con una sociedad que tenga prosperidad, y el
principal obstáculo para eso es el bloqueo.
Patricia Villegas.- Vamos a hablar sobre el
proyecto de reforma Constitucional. Si una acción fundamental para no
tener esa prosperidad a que el pueblo cubano aspira y que la expresa a
usted tanto en provincias como en la capital es el bloqueo, ¿para qué,
entonces, están discutiendo una nueva Carta Magna? ¿Por qué están
revisando para adentro, si un factor fundamental viene de afuera?
Miguel M. Díaz-Canel.- La pregunta es interesante y relaciona muchos elementos de nuestra realidad.
Bueno, que levanten el bloqueo no depende de nosotros, depende del
gobierno de los Estados Unidos. Por lo tanto, nosotros no podemos
subordinar nuestro afán de realizaciones, nuestro afán de justicia
social, de prosperidad a lo que pueda ejercer como política un gobierno
extranjero. Nosotros estamos conscientes de que dependemos de nuestra
propia fuerza, de nuestro empeño, de nuestra voluntad y de nuestro
esfuerzo.
En los últimos años hemos tenido un debate muy intenso, desde el
Sexto Congreso del Partido, después potenciado en el Séptimo Congreso
del Partido sobre las problemáticas de la economía y la sociedad, y
hemos llegado a conclusiones muy importantes de que tenemos que
actualizar nuestro Modelo Económico y Social teniendo en cuenta el
escenario del bloqueo. Todo sería más favorable sin bloqueo, por lo
tanto, nos preparamos y tratamos de hacer mejor las cosas en el peor de
los escenarios, que es en el escenario del bloqueo, y hemos tomado un
grupo de decisiones que actualizan el Modelo Económico y Social: se ha
concebido y se ha reconocido un sector no estatal de la economía…
Patricia Villegas.- Que crece mucho.
Miguel M. Díaz-Canel.- Que crece, que es un
complemento de la economía estatal, y no es el sector, digamos, privado,
del neoliberalismo, es un sector no estatal, un sector privado que
complementa lo que se hace desde la empresa estatal, que tiene relación
con la empresa estatal o con el Estado, que está en el Plan de la
Economía y en nuestra planificación, cuánto aporta al Producto Interno
Bruto ese sector, cuánto hay que invertir en ese sector para que tenga
facilidades de producir o de dar servicios y cuánto representa del
porcentaje de la fuerza de trabajo en el país. Por lo tanto, está
implícito en nuestra programación económica, en todas nuestras
proyecciones, y es un sector que yo diría que mayoritariamente está
comprometido con la Revolución.
Hemos ido a más, no solo hemos reconocido la propiedad privada y la
existencia de ese sector privado, sino que hemos avanzado en la gestión
desde algunas partes de propiedad estatal por formas no estatales; o
sea, hay propiedad estatal que se da, sin ceder la propiedad, para que
pueda ser gestionada por formas no estatales, ya sea por trabajadores
privados o por cooperativas.
En estos tiempos hemos ampliado nuestra visión sobre derechos
civiles, derechos humanos. Estamos cumpliendo, porque hemos firmado, y
nos sentimos comprometidos, diferentes acuerdos a nivel internacional
que no estaban verdaderamente expresados en nuestra Constitución, y
también la manera de pensar de los cubanos sobre temas que antes eran
tabúes o eran temas que se asumían desde otra posición, hoy están con
otro enfoque, sobre todo en la población joven. Y eso ya nos llevaba,
incluso ya empezábamos a entrar no en una total contradicción, pero sí
en una limitación…
Patricia Villegas.- ¿En una encrucijada?
Miguel M. Díaz-Canel.- En una encrucijada desde lo
que es institucional con las cosas en las que estamos tratando de
experimentar, que estamos tratando de avanzar. Por lo tanto, era
necesaria la reforma constitucional. Y esa reforma constitucional,
primero, refuerza un grupo de nuestros postulados, de nuestras
convicciones, que se mantiene la propiedad estatal como la propiedad
fundamental, aunque combine otras formas de propiedad. Se amplía todo un
grupo de derechos y se sigue reconociendo, por supuesto, el papel del
Partido como fuerza dirigente de nuestra sociedad.
Y buscamos, además, para lograr más autonomía de los gobiernos
municipales, para resolver estos problemas de funcionamiento del
gobierno central, una estructura más coherente en las formas de
gobierno.
Patricia Villegas.- ¿Es una mirada más pragmática sobre el país, sobre su realidad?
Miguel M. Díaz-Canel.- Creo que es una mirada responsable, es una mirada objetiva, es una mirada realista.
Creo que es uno de los elementos más renovadores, que se expresaron
ya en los Lineamientos que se aprobaron en el Sexto Congreso y que se
ratificó con más amplitud en el Séptimo Congreso, que está muy bien
esbozado en la Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano y
que ahora tiene un apoyo, digamos, legal, desde el Proyecto de
Constitución, es la autonomía a los municipios. Si vamos a darles
autonomía a los municipios necesitamos que no haya una estructura
provincial representativa que limite lo que puede hacer como ejercicio
en el desarrollo local la representatividad municipal, y por eso estamos
planteando modificar y dejar a nivel de provincia una coordinación de
gobierno, una coordinación de administración, y que lo representativo
esté en ese municipio.
Patricia Villegas.- Eso es, digamos, una visión
de la administración del Estado, pero no necesariamente son los temas,
digamos, que están generando mayor debate en la población cubana frente a
este nuevo Proyecto de Constitución.
Miguel M. Díaz-Canel.- Creo que la gente lo va
entendiendo, lo asumen como una necesidad, no lo ven como un retroceso,
al contrario. Y más bien el debate sobre estos temas en algún momento
está en si la palabra de gobernador o de intendente es adecuada o no,
tiene que ver con razones históricas.
Patricia Villegas.- Y también con otra palabra,
si el país va a seguir siendo comunista o no va a seguir siendo
comunista. ¿Renunció la sociedad cubana a ser una sociedad comunista?
Miguel M. Díaz-Canel.- Aquí creo que hay que
vincular elementos de convicción, elementos de filosofía y de ciencia,
de elementos de la teoría, que no la podemos negar, y también elementos
objetivos. Yo no quiero entrar en eso, no soy un especialista en eso,
pero en lo que uno ha estudiado y en lo que uno trata de argumentar, si
uno va al marxismo clásico, el modo de producción al que aspiramos es al
del comunismo, por lo tanto, comunismo y socialismo están íntimamente
relacionados. Si tú quieres construir el socialismo es porque quieres
llegar al comunismo, y si hablas de construcción comunista estás
entendiendo que tienes que transitar por el socialismo.
Patricia Villegas.- No lo entiende usted como una renuncia entonces.
Miguel M. Díaz-Canel.- No lo entiendo como una
renuncia. Yo entiendo que cualquiera de los dos términos implica el
otro. Ahora, si lo vamos a ver en buscar una Constitución que esté más
cerca de lo que objetivamente hoy es posible, hoy estamos más cerca y es
el propósito inmediato de la construcción socialista, que no deja de
ser una construcción compleja y amplia.
Para aspirar al comunismo tendríamos que aspirar a una construcción
que no depende de un solo país, que depende de una construcción
internacional, de una construcción mundial.
Pero, fíjate –y de hecho tengo la experiencia de haber participado en
varias asambleas de debate popular cuando hemos ido a las últimas
visitas a los territorios–, hay tanta sabiduría en nuestro pueblo, hay
tanta responsabilidad en cómo la gente ha asumido ese debate, que a mí
me ratifica algo que me dijo un amigo poeta: Ninguno de nosotros sabe
más que todos nosotros juntos. Y una vez, en una ocasión, me dijo: No
puede haber tanta gente equivocada.
Creo que el texto, que hoy es un buen texto, que la gente reconoce
que es un buen texto constitucional, va a ser robustecido cuando le
incluyamos los aspectos que ya está aportando este debate popular, y la
última palabra la tendremos en cuenta a partir de lo que el pueblo
plantee.
Patricia Villegas.- En la votación en el mes de
febrero. Pero uno se pregunta también, Presidente, por qué si la
Revolución está, incluso, siendo capaz de revisarse en su aspiración de
la construcción de la sociedad comunista o socialista, no se revisan
otros temas que también son polémicos, como, por ejemplo: la rectoría de
un solo Partido, en este caso el Partido Comunista. ¿Por qué eso no
entra en el debate? ¿O sí entró y no lo sabemos?
Miguel M. Díaz-Canel.- Patricia, aquí hay una cosa
interesante, que a veces a uno, un poco en broma, le da risa. Los que
más preocupados están por si va a ser socialismo o comunismo no es
incluso el pueblo cubano, son los que nos detractan desde afuera. Ahora
hay gente que tiene más aspiraciones de comunismo o de socialismo que
nosotros mismos, cuando toda la vida nos han atacado con eso, y esto
demuestra el doble rasero, la doble moral que hay también a veces cuando
se trata de abordar la realidad cubana y no se ven estas
particularidades históricas.
Pienso que todos los temas de la Constitución están en debate, unos
con más mayoría aceptada; otros en que hay una minoría que no está de
acuerdo, y otros en que se construyen consensos porque hay diversidad de
opiniones.
El tema del papel dirigente del Partido Comunista en nuestra
sociedad, al que no renunciamos, y que es apoyado por la mayoría del
pueblo, tiene que ver con razones de fundamentos históricos, y a veces
no se entiende esa realidad cubana, porque siempre se trata de ver la
posición del Partido, o el rol que desempeña el Partido Comunista de
Cuba en la sociedad nuestra como un partido electoral, y es que en las
condiciones de Cuba el Partido no es electoral, tiene que ver con raíces
históricas. Martí funda el Partido Revolucionario Cubano, que es la
base de lo que hoy es el Partido Comunista de Cuba desde el punto de
vista histórico, no por buscar un partido para elecciones. Martí busca
un partido para enfrentar y desarrollar la revolución que le iba a dar
la independencia y la soberanía al país sobre la base de la unidad, un
partido que fuera lo totalmente abierto y democrático para incluir los
intereses de la mayoría en función de la independencia y de la soberanía
y que no diera posibilidades a rupturas, que no diera posibilidades a
la desunión.
En nuestra historia está muy marcado el tema de la unidad, la
necesaria unidad. Cuando uno recorre nuestra historia, cuando hemos
tenido brechas en la unidad, cuando se ha fracturado la unidad, hemos
tenido los reveses, se han sufrido los reveses. La Primera Guerra de
Independencia, que fue la Guerra de los Diez años, una guerra larga, su
inicio vamos a conmemorarlo en octubre, el aniversario 150 de su inicio.
En el centenario del inicio de esa guerra, Fidel definió algo que es
sumamente importante: la Revolución en Cuba ha sido una sola. Por eso el
elemento de continuidad está ahí bien conceptualizado, y esa gesta no
solo marcó el inicio de las guerras de independencia, sino que marcó el
inicio de las luchas del pueblo cubano, y ha sido una sola lucha en
todos estos años.
Esa lucha, esa Guerra de los Diez años, que fue una guerra larga y
heroica no terminó con una victoria precisamente por la desunión que
hubo al final y terminó con un pacto con España.
Después se recurrió a otra campaña de independencia, y una guerra,
que se le llamó Guerra Chiquita, no llegó a ser una guerra grande
también por la desunión.
Después de una gesta independentista como la de 1895, donde ya estaba
el concepto del pensamiento político de José Martí, con la
participación del Partido Revolucionario Cubano como eje, como conductor
de esa guerra, terminó con una intervención norteamericana, con una
república mediatizada, precisamente por la falta de unidad. En medio de
la república mediatizada se genera un movimiento revolucionario,
progresista, con profundas convicciones, que agrupaba lo mejor de la
intelectualidad y de la juventud cubana en los años 30, en lo que se
conoció como la Revolución del 33, y hay un dicho popular de esos
tiempos que dice: La Revolución del 33 se fue a bolina. Bueno, se fue a
bolina porque también faltó la unidad.
La Revolución triunfa con la convergencia de diferentes fuerzas,
Fidel unifica esas fuerzas, las lleva en un proceso largo, en los
primeros años de la Revolución, a la unidad dentro del Partido Comunista
de Cuba, y el Partido Comunista de Cuba entonces no es un partido de
elecciones, es un partido de revolución, es un partido del pueblo, es un
partido para lograr la unidad.
Estoy convencido de que el enemigo de la Revolución Cubana sabe que
su principal apuesta para derrotar a la Revolución tiene que ser
fragmentar nuestra unidad y hacia eso dirige sus principales propuestas
de subversión. ¿Y hacia dónde van dirigidas, hacia qué sector de la
población fundamentalmente? Hacia los jóvenes. ¿Por qué? Porque hoy
tenemos una generación en la cual hay una diferencia temporal de más de
60 años ya con el momento histórico en que triunfa la Revolución. Por lo
tanto, es una generación que ya asumió los logros de la Revolución como
derechos.
Patricia Villegas.- Los ve natural.
Miguel M. Díaz-Canel.– Los ve muy natural, no vivió
los primeros años de la Revolución; o sea, mi generación es una
generación que vivió los primeros años de la Revolución, vio la dureza
de esos años, vio cómo el país avanzaba con la política de la
Revolución, cómo tuvimos, digamos, una etapa muy estable en los años 80,
y después, a partir del derrumbe del socialismo, caímos en el periodo
especial. Pero la generación de jóvenes actuales, nuestros hijos,
nuestros nietos nacieron en periodo especial y han vivido el periodo
especial. Nosotros tenemos que lograr que esa separación…
Patricia Villegas.- ¿Y esa generación,
Presidente, no está justamente aspirando a mayor diversidad, a otros
partidos políticos, a otros medios de comunicación, a otras ofertas
electorales, a comunicarse y conectarse con la globalidad?
Miguel M. Díaz-Canel.- Esa generación tiene muchas
aspiraciones; tiene muchas aspiraciones, sobre todo, centradas en que el
país se desarrolle más rápido, porque es una generación que se ha
educado por la Revolución, que ha tenido los beneficios de la educación
general y de la educación universitaria, que ha tenido la posibilidad de
asumir la cultura; o sea, es una generación, yo te digo, culta,
educada, y por lo tanto tiene aspiraciones, es una generación activa, es
una generación que participa. Yo creo que la principal aspiración de
esa generación no es estar contra el Partido ni contra la Revolución, y
una parte importante, la mayoría de esa generación se identifica con la
Revolución y con el Partido, y ese no es su tema; su tema es que haya
más avances, que se aceleren procesos de avances; su tema es asumir y
que los tengan en cuenta en cómo participar, en cómo aportar más. Tiene
aspiraciones también de desarrollo tecnológico, tiene aspiraciones sobre
el desarrollo de la informatización. Es una generación muy aguda hacia
la comunicación social y hacia la manera en que nosotros…
Patricia Villegas.- ¿No aspiraría a más?, yo lo decía en ese sentido, Presidente.
Miguel M. Díaz-Canel.– Es una generación que también
tiene elementos de diversidad, pero es una generación que está
consciente de que pierde todo el beneficio que le ha dado la Revolución
como generación si perdiéramos la unidad. Por lo tanto, es una
generación que tiene firmeza, es una generación que no quiere
divisiones, es una generación que no da amparo para que se rompa con la
Revolución, y es una generación que no es anexionista, es una generación
que defiende la independencia, que defiende la soberanía y que la
quiere consolidar, y yo creo que es una generación que va a dar
continuidad a la Revolución.
Patricia Villegas.– Dentro de los muchos temas
que traería la nueva Constitución cubana, hay dos que también generan
contradicciones, polémicas, sobre los que se habla mucho por fuera, hay
muchos titulares, y uno de ellos tiene que ver con el límite de la
propiedad y el límite de la riqueza. ¿Cuál es la posición suya frente a
esto?
Miguel M. Díaz-Canel.– Yo no quiero prejuiciar el
debate que estamos haciendo a nivel popular con una opinión particular,
además, porque formo parte de la Comisión que, dirigida por el General
de Ejército, estuvo responsabilizada por la Asamblea Nacional para
elaborar el Proyecto de Constitución, por lo tanto, estoy de acuerdo con
todo lo que está en ese Proyecto, como también te digo que estoy de
acuerdo, estoy abierto a todo lo que podamos mejorar en ese Proyecto de
Constitución, a partir de que incorporemos lo que el pueblo está
aportando.
Ahora, por ejemplo –y esto está muy relacionado con las cosas que
conversábamos anteriormente–, en esa juventud y también en el resto del
pueblo hay una presión muy importante a defender los conceptos de
justicia social y de igualdad que ha construido la Revolución. Por lo
tanto a la gente, legítimamente –creo que es una posición legítima–, le
preocupa mucho que haya concentración de la propiedad y que haya
concentración de la riqueza.
Patricia Villegas.- ¿La hay en Cuba? ¿Ha pasado esto con la implementación del Modelo Económico?
Miguel M. Díaz-Canel.- Aquí creo que no hay un
espacio favorable para que haya concentración de propiedad y riqueza, a
partir de las cosas que tenemos normadas y que tenemos establecidas y en
la manera en que funcionamos. Lo que pasa es que, en medio de la
situación económica que tenemos, donde el salario ha perdido un poco su
papel, donde tenemos relaciones de salario-precios que son complejas –y
todo esto también vuelve al tema, entre otras cosas, del bloqueo–, donde
hay personas que reciben determinados ingresos, no precisamente
asociados al trabajo, que para nosotros es un aspecto enaltecedor y es
la vía principal por la cual los individuos se distinguen en dependencia
del aporte y que en función del aporte sea lo que reciban, entonces la
gente, con toda esa vocación, con toda esa aspiración legítima, defiende
que no haya concentración de la propiedad y que no haya concentración
de la riqueza.
¿Qué sucede? Que en un artículo se plantea explícitamente que no se
permitirá la concentración de la propiedad, y cuando se redactó este
artículo siempre concebimos que no dejando concentrar la propiedad, no
concentrábamos riqueza. O sea, teníamos los mecanismos para en la ley
que apoyaría después a la Constitución en ese aspecto tener el control
de la propiedad y de la riqueza.
En el debate popular la gente no está diciendo que quitemos el
artículo, la gente está diciendo que enfaticemos en que no haya
concentración de propiedad y que además se añada explícitamente que no
haya concentración de la riqueza.
Yo siempre digo que en el debate de la Constitución no solo las
personas están aportando elementos para el texto, sino que las personas
nos están aportando elementos que hay que tener en cuenta después en
cómo vamos a implementar la Constitución con las leyes. Habrá que hacer
un amplio ejercicio legislativo –para el cual ya nos estamos preparando–
para redactar y someter a aprobación las leyes que deben apoyar a la
Constitución para que no queden vacíos legales.
Entonces, aquí estamos en el debate, y entendiendo lo que la gente
está planteando, de qué es lo que tiene que estar en un texto
constitucional, que es una ley, digamos, de mínimo, o sea, son las
máximas aspiraciones, pero expresadas en lo mínimo, para que las otras
cosas estén más amplias en las leyes y en los procedimientos que apoyan
las leyes.
Creo que al final, por donde va la discusión… Claro, la discusión en
la que estamos hace un mes más o menos, todavía falta también el aporte
de sectores muy importantes como el sector estudiantil, el sector
juvenil, el sector académico, el sector científico, porque ahora ha
comenzado el curso; pero sí creo que este, indudablemente, es un
artículo en el que nos vamos a tener que detener y encontrar las
formulaciones.
Porque, fíjate, no es un artículo en el que tenemos contradicción en
el contenido, o sea, todos estamos de acuerdo, o la mayoría está de
acuerdo con que hay que limitar la concentración de la propiedad y de la
riqueza; la discusión está en el plano de qué debe estar en la
Constitución y qué debe estar en las leyes y los procedimientos. Y ahí,
como en todos, creo que el debate y la sabiduría popular son los que van
a decir la última palabra.
Patricia Villegas.- ¿Usted se imaginó,
Presidente, la reacción de los sectores conservadores en Cuba, por el
tema de que aparezca en la nueva Constitución el reconocimiento con
derechos civiles a matrimonios o uniones de personas del mismo sexo?
Miguel M. Díaz-Canel.- Ese es un debate que se ha
establecido mucho en los últimos años, porque el país ha ido cambiando,
las concepciones también van cambiando, el país evoluciona; nosotros no
estamos en una burbuja de cristal y, además, vamos viviendo realidades.
La propia voluntad emancipadora de la Revolución también abre
perspectivas de pensamiento. Hay una vocación humanista en el sentido de
la actuación de la Revolución y, por lo tanto, te diría que en estos
años que hemos vivido ha habido una evolución tremenda en el
pensamiento, se han roto muchos tabúes que antes eran cosas muy
establecidas, y creo que hay una juventud que empuja mucho esto, porque
ve de una manera distinta determinados problemas sociales.
Fíjate, te decía anteriormente que con estos criterios que estoy
dando sobre artículos específicos no quiero prejuiciar el debate,
porque, además…
Patricia Villegas.- No, pero las iglesias han dado su opinión públicamente sobre ese artículo. Es válido conocer lo que piensa el Presidente.
Miguel M. Díaz-Canel.– Uno tiene sus ideas, uno
tiene sus convicciones, pero también uno está abierto a lo que aporte
ese diálogo popular, porque no lo hemos hecho por un ejercicio de
artísticamente construir un escenario ficticio o teatral; lo hemos hecho
por convicción, porque en la propia historia de la Revolución, cada vez
que hemos llevado cosas a debate popular hemos robustecido la acción
revolucionaria.
Patricia Villegas.– ¿Usted está de acuerdo?
Miguel M. Díaz-Canel.- Yo estoy de acuerdo. Lo que
creo que, sobre todo, el enfoque de reconocer el matrimonio entre
personas, sin limitaciones, responde a un problema de eliminar cualquier
tipo de discriminación en la sociedad, de no dejar espacio a ningún
tipo de discriminación en la sociedad.
¿Qué sucede? Que con esa voluntad la gente ve otros elementos que
están alrededor de reconocer ese tipo de unión: unos, primero defienden
el tema desde el punto de vista semántico, desde el punto de vista
originario, de que si la palabra matrimonio viene de matriz y si matriz
viene de madre, y es un concepto que para alguna gente es muy válido y
que se respeta; otros, entonces, le ven preocupaciones a partir de
elementos que estarían asociados después a adopción de niños,
responsabilidad de ese matrimonio, responsabilidad familiar.
Patricia Villegas.- Y derechos civiles.
Miguel M. Díaz-Canel.– Y derechos civiles.
Hay otras posiciones que marcan algunos elementos todavía de la
cultura a las personas, el pensamiento de personas, propios de la
tradición. Y, yo diría, con esa honestidad, entonces están saliendo las
diferentes posiciones.
Yo al final defiendo que no haya ningún tipo de discriminación, y ese
es uno de los tipos de discriminación que a veces han estado, no
establecidos por leyes ni mucho menos, pero han estado en la conducta de
nuestra sociedad, aunque se ha avanzado mucho en estos tiempos y hay
personas e instituciones que han desempeñado un papel fundamental para
que se abran esos horizontes con relación a la comprensión de estos
problemas sociales, que son problemas en el mundo de la concepción
humanista.
Pero te digo que la última palabra la va a dar el debate popular y la
sabiduría con que nuestro pueblo construya el consenso adecuado sobre
ese aspecto.
Patricia Villegas.- La contrarrevolución está llamando a votar en contra del proyecto constitucional.
Miguel M. Díaz-Canel.- ¡Sí! Yo lo que sí llamo a que
la opinión en un ejercicio ciudadano tan responsable como este, la
opinión que uno pueda tener más favorable sobre un artículo u otro, no
puede quitarnos la responsabilidad que como conjunto de Constitución
debemos asumir, porque si uno llama al diálogo, el diálogo es entre
varios, por lo menos dos personas, por lo tanto uno tiene que decir: Yo
tengo mis ideas, pero hay otros que pueden dar otras ideas; pero al
final yo me subordino a lo que necesite el país, a lo que quiera
construir el país, y no por una imposición, terquedad o soberbia decir:
No, si no incluyen esto, que es un elemento que no es incluso de los más
importantes, no voy a votar a favor de la Constitución, o voy a
condenar la aprobación de la Constitución a solo una posición. Creo que
todos tenemos que revisar errores que como ciudadanos responsables nos
corresponde, además, cuando hemos tenido la posibilidad de dar todos
nuestra opinión.
Patricia Villegas.- ¿Usted está confiado en que se va a votar positivamente la nueva Constitución en el mes de febrero?
Miguel M. Díaz-Canel.- Yo creo que la mayoría va a aprobarla, porque el debate no es una convicción impuesta, el debate va conduciendo a eso.
Tú me decías la contrarrevolución. Recuerda que la contrarrevolución
cubana, esa minoría que está en contra de la Revolución en Cuba no
responde a un proyecto nacional, no responde a un deseo de mejorar el
país desde una posición de soberanía e independencia; esa
contrarrevolución es, ante todo, anexionista, es un enjambre
anexionista; esa contrarrevolución está pagada y financiada por el
gobierno de los Estados Unidos, en formas más cubiertas o en formas más
descubiertas y tiene muy poco…, aunque puede participar, puede estar ahí
en las asambleas, son vecinos igual que todos, aunque muchos prefieren
estar fuera de Cuba y no es reconocida, no tiene apoyo social.
Generalmente cuando expresan una idea hiriente contra el pueblo, contra
la Revolución, la gente da sus puntos de vista contrarios a esas
posiciones.
Yo he participado en seis reuniones de debate. Una parte de la prensa
extranjera que siempre es muy incisiva hacia la realidad cubana, cuando
fuimos al proyecto constitucional empezó a sembrar la matriz de que, en
Cuba, y sobre todo en los jóvenes, había apatía por la Constitución,
que eso no le interesaba a la gente.
¿Ahora qué uno ve? Hemos hecho tres ediciones del Tabloide de la
reforma constitucional y se agota. Incluso uno va a lugares que son más
alejados, tal vez a comunidades y montañas y la gente te pide que llegue
más el Tabloide.
Tú participas en esas asambleas y todo el mundo lleva el Tabloide, la
gente con garabatos, en el mejor sentido, o sea, los símbolos o los
signos que uno hace.
Patricia Villegas.- Con el texto estudiado.
Miguel M. Díaz-Canel.- El texto estudiado, subrayado; hay otros, como
yo lo tuve que hacer, que con un pensamiento ingenieril cada cosa para
buscar interrelaciones hace diagramas en bloque. Y la gente participa de
manera muy amena, muy seria, muy comprometida en ese debate.
Yo digo: Si a alguien no le interesa eso, si alguien es apático a
eso, ¿para qué quiere el Tabloide, para qué mayoritariamente la gente…?
Patricia Villegas.- Usted piensa que efectivamente es un debate estructural hoy en la sociedad cubana.
Miguel M. Díaz-Canel.- ¡Sí!
Otro elemento del debate: Muchas personas, sobre todo de más edad,
ven la Constitución importante no solo para el hoy del país sino para el
futuro y están muy preocupados también en cómo la Constitución le da el
espacio que necesita la juventud cubana, y eso demuestra que hay un
compromiso con la continuidad; y, por otra parte, cómo los jóvenes
participan. Los jóvenes aportan ideas interesantísimas, pero, además, en
muchas asambleas he visto que una de las primeras intervenciones es un
joven que expresa más que lo que está diciendo el texto de la
Constitución, expresa su apoyo a la Constitución desde la posición de
los jóvenes.
Patricia Villegas.- Veremos qué sucede frente a eso, Presidente, en el mes de febrero, que es cuando la gente va a votar, ¿no?
Miguel M. Díaz-Canel.- Está claro.
Patricia, me ocurrió una anécdota, porque lo hice con un elemento de
actuación sincera, sin tratar incluso de imponer nada en una asamblea y
después tuvo una determinada repercusión, digo, positiva en la gente.
Estoy en un centro obrero, hay un compañero que plantea la inclusión,
quería ampliar un artículo y al final yo, para que no quedara la
confusión, porque además se le respetó su criterio, por supuesto, le
dije: «Mira, lo único que te pido que observes que hay otro artículo más
adelante donde se habla, donde me parece que se incluye eso que tú
estabas proponiendo, que tiene toda la legitimidad, para que tengas en
cuenta si se deja en el otro artículo, si tú crees que debe ir en este, o
si se mantienen los dos, como tú creas; pero para alertar, o sea para
que te des cuenta o para que observes que está de alguna manera
incluido».
Él revisó el Tabloide y de pronto dice: «Con lo que me dijo el
Presidente estoy de acuerdo y retiro mi planteamiento». Le dije: «No, no
lo retires»; pero además lo hice por convicción, porque esa es la
manera en que estamos construyendo ese debate. «Plantéalo, porque ya
tener una duda o hacer la alerta sobre una cosa nos va a llevar a pensar
también si las cosas tienen que estar más presentes en más de un
artículo, si hay que ponderarlo aquí o allá».
Después al otro día –siempre reviso por la mañana Cubadebate sobre todo y reviso otros medios, pero reviso Cubadebate, sobre todo los comentarios–
había una obrera de ese centro de trabajo que había escrito: «Qué
ejercicio de democracia más grande vive mi país, cuando un obrero
plantea una cosa, un Presidente le da una respuesta, el obrero va a
retirar el planteamiento y el Presidente le dice que no». Fíjate, no lo
estoy haciendo como un elemento personal, porque no soy yo el que actúa
así, así actúa toda nuestra gente; pero se crea un ambiente de discusión
honesto, franco, de respeto y creo que eso también nos lleva a ese
consenso que a veces alguien que no conoce la realidad cubana no se
explica de por qué la Revolución, en medio de tantas dificultades,
mantiene el apoyo de la mayoría y mantiene ese consenso político, que
sigue siendo un reto del futuro.
Patricia Villegas.– Presidente, me he detenido
en buena parte de nuestro diálogo en hablar justamente de la realidad
interna y de los debates internos, porque tanto adentro como afuera de
Cuba hay tremenda expectativa, intriga, inquietud sobre el destino de la
Revolución; pero, por supuesto, el destino de la Revolución tiene todo
que ver con sus relaciones internacionales.
Hay también mucha expectativa con su participación en la Asamblea
General de la Organización de Naciones Unidas en este mes, que usted
pise territorio estadounidense. Las relaciones tan estructurales entre
Cuba y Estados Unidos habían cambiado, habían venido transformándose con
la administración de Obama; la llegada de Trump modifica la situación,
la relación. ¿Qué tanto la modifica? ¿Cuál es el estado actual de esas
relaciones?
Miguel M. Díaz-Canel.– Fidel mismo decía que en la historia estaban las respuestas a nuestro reto, a nuestro desafío, a nuestra realidad.
Mira, creo que desde los inicios de la Revolución Cubana se abrió a
una posibilidad de diálogo con el gobierno de los Estados Unidos, y
nosotros siempre hemos establecido muy bien o lo estableció Fidel y el
pueblo lo asumió, que nuestro problema no es con el pueblo
norteamericano. Al pueblo norteamericano lo respetamos, lo admiramos y
lo queremos, igual que queremos a los pueblos latinoamericanos. Nuestro
conflicto, nuestras diferencias no son con el pueblo norteamericano, son
precisamente con los gobiernos norteamericanos por la manera en que han
actuado hacia la Revolución.
En el año 1959, en el primer año de la Revolución, cuando Fidel hace
su primera visita ya después del triunfo revolucionario a Estados
Unidos, va con una voluntad de diálogo con el gobierno de los Estados
Unidos; que el gobierno de los Estados Unidos inmediatamente al triunfo
de la Revolución negó ese diálogo y lo negó de las maneras más nefastas,
lo negó incluso aprobando una invasión a Cuba que fue un fracaso y se
definió después por la historia como la primera gran derrota del
imperialismo en América Latina.
Lo que pasa que el diálogo se construye entre dos o más, por lo
tanto, el diálogo también tiene sus reglas. No se puede aspirar a un
diálogo entre desiguales; no se puede aspirar a un diálogo donde en una
parte haya prepotencia, hegemonismo, presiones; no se puede aspirar a un
diálogo donde una parte condicione a la otra, que tienes que renunciar a
tu soberanía, que tienes que renunciar a tu independencia; no se puede
establecer un diálogo cuando una parte exige que tú te sometas a sus
designios.
Patricia Villegas.- ¿Y esas son las exigencias de Trump?
Miguel M. Díaz-Canel.- Y esas son las exigencias que durante todos estos años han estado presentes en la práctica de la política norteamericana.
¿Cuándo se abrió un espacio diferente? Bueno, en la última etapa del
gobierno del presidente Obama, y a través de un largo proceso de
conversaciones y de diálogos, yo diría que un diálogo respetuoso, se
abrió el espacio para el restablecimiento de las relaciones. Un proceso
que siempre considerábamos que iba a ser largo, porque la manera en que
se actuó creó mucha desconfianza.
Además, fuimos a un proceso de inicio de restablecimiento de
relaciones todavía con bloqueo; el bloqueo existe a pesar de que se
restablecieron.
Patricia Villegas.– Pero había expectativas de Cuba de mayores inversiones estadounidenses para la isla.
Miguel M. Díaz-Canel.– Te voy a comentar. En ese
momento restablecemos relaciones y empezamos a encaminarnos a un
proceso, que sabíamos que iba a ser la etapa más larga de este
restablecimiento de relaciones, de normalización, y las normalizaciones,
por lo tanto, tenían que llevar, en primer lugar, entre otras cosas, a
la eliminación del bloqueo.
En esa primera etapa de restablecimiento de relaciones avanzamos y
logramos intercambiar, conversar, mantener sistematicidad de contactos
en un grupo de temas con el gobierno de los Estados Unidos. Se abrieron
las embajadas en ambos países y comenzamos a movernos en algo que Raúl
definió de manera muy magistral, a mi modo de ver, en que podíamos tener
una relación civilizada, independientemente de las diferencias
ideológicas. Diferencias ideológicas que sabemos que no se van a salvar,
nosotros tenemos posiciones ideológicas totalmente contrarias a las que
defiende el gobierno de los Estados Unidos; pero pudimos conversar,
pudimos colaborar en temas.
Por otra parte, hay un importante sector empresarial en los Estados
Unidos que quiere relaciones con Cuba y que quiere tener inversiones en
Cuba. Hay un importante sector agropecuario en los Estados Unidos que
quiere ese tipo de relaciones con Cuba. Hay un importante sector
académico, científico que quiere relaciones con Cuba y, de hecho, hay
determinados intercambios.
Patricia Villegas.- ¿Pero qué tanto pesan esos sectores para poder desbalancear la posición de la administración Trump frente a Cuba?
Miguel M. Díaz-Canel.- El que tiene facultad para
desaprobar la práctica del bloqueo a Cuba es el Congreso de los Estados
Unidos, no es, incluso, el Presidente.
Claro, Obama tenía una posición mucho más abierta y mucho más
reconciliadora hacia ese tema, que el Presidente actual de los Estados
Unidos.
¿Qué ha hecho el Presidente actual de los Estados Unidos cuando
íbamos avanzando en esa relación? Bueno, el pasado noviembre dictó
medidas que son totalmente inaceptables en la relación con Cuba. Esas
medidas, a nuestro modo de ver, las ha dictado para quedar bien, para
asumir determinados compromisos con una mafia anticubana que vive, sobre
todo, en Miami y que todos conocemos cuál ha sido su posición histórica
alrededor de nuestra Revolución. Pero las medidas que planteó Trump en
noviembre van en contra de lo que opina la mayoría del pueblo
norteamericano.
En las últimas encuestas que se han hecho en los Estados Unidos
acerca de su posición hacia Cuba y acerca de la relación con el bloqueo,
mayoritariamente la gente está contra del bloqueo. Va contra las
posibilidades de los ciudadanos norteamericanos, limita a los ciudadanos
norteamericanos, los limita en las visitas a Cuba. A los ciudadanos
norteamericanos se les alerta, cuando van a visitar Cuba, de que no
deben venir a este país, se les hacen historias sobre nuestro país que
desfavorecen ese viaje. Se limita a empresarios norteamericanos y a
personas norteamericanas a invertir o a tener relaciones comerciales o
financieras con un listado de empresas cubanas que han dado a conocer;
limita a los ciudadanos norteamericanos a visitar el país; limita a las
familias cubanas a reencontrarse.
Patricia Villegas.- ¿Y la perspectiva es que eso
no cambie, Presidente? Digamos, ¿en la era de Trump no se puede vivir
nuevamente un acercamiento o normalización?
Miguel M. Díaz-Canel.- Bueno, limita a los cubanos
también a que puedan ir a los Estados Unidos. Se limitó la presencia de
personal cubano en nuestra embajada, limitaron el personal
norteamericano en la embajada.
Patricia Villegas.- Los acusan de ataques sónicos. ¿Ustedes dirigieron ataques sónicos contra los estadounidenses?
Miguel M. Díaz-Canel.– Vamos a todo eso. Han
incluido unos trámites de visado que son casi a través de terceros
países que todo lo complican y lo enredan. Han vuelto a la amenaza, a la
imposición y, en medio de eso, han creado toda una falacia y toda una
historia con supuestos incidentes acústicos que ellos han llamado,
incluso, peyorativamente como ataques acústicos, término con el cual
nosotros no estamos de acuerdo, porque nosotros no hemos atacado a
nadie, ni aquí se violan los derechos de ningún diplomático. Yo creo
que, si en un lugar se respetan y se protegen los derechos de los
ciudadanos extranjeros y en particular de los diplomáticos, es en Cuba.
Han ido escalando, empezaron con una historia y los científicos cubanos y científicos norteamericanos desbarataron la historia.
Patricia Villegas.– ¿Su gobierno pidió ayuda a los rusos para atacar a los diplomáticos estadounidenses?
Miguel M. Díaz-Canel.- Eso es imposible. Nosotros
tenemos mucha ética para pedir a alguien que ataque a otro. Nosotros no
partimos de una expresión de ataque. Nosotros, sobre todo, nos
defendemos de ataques. A nosotros sí nos han atacado mucho.
Nosotros hemos sido víctimas de ataques terroristas. Nosotros hemos
sido víctimas del bloqueo que es un ataque. Nosotros hemos sido víctimas
de campañas difamatorias sobre Cuba. A nuestros principales dirigentes
los trataron de aniquilar con atentados terroristas. Cuba no ataca, Cuba
defiende, Cuba comparte, Cuba es solidaria, Cuba tiene una vocación por
contribuir a que un mundo mejor sea posible. Indudablemente hay que
reconocerlo: las relaciones hoy están en retroceso.
Mantenemos canales de diálogo todavía, ¿y nuestra posición cuál es?, y
creo que esto es muy interesante. Nosotros no negamos en ningún momento
las posibilidades de diálogo. Nosotros queremos un diálogo, pero tiene
que ser un diálogo entre iguales, tiene que ser un diálogo en que se nos
respete, y tiene que ser un diálogo donde no se nos condicione nuestra
soberanía, nuestra independencia ni nuestras relaciones con los países
amigos del mundo, porque nosotros no aceptamos imposiciones y nosotros
no estamos dispuestos a hacer ninguna concesión de principios y mucho
menos en las relaciones con los Estados Unidos.
Patricia Villegas.- Su perspectiva, entonces, es que no va a haber comunicación directa con Donald Trump.
Miguel M. Díaz-Canel.– Si se mantiene esta aberrante
actitud del gobierno de los Estados Unidos hacia Cuba, no hay diálogo.
Porque, además, el diálogo hay que verlo de ambas partes. Habría que
preguntarles a ellos si quieren mantener ese diálogo con nosotros.
Habría que preguntarle al Presidente de los Estados Unidos si quiere
dialogar con Cuba, y si quiere dialogar con Cuba no puede ser desde una
posición prepotente.
Patricia Villegas.- Presidente, voy a tomarme unos minutos más en este diálogo, porque hay temas estructurales que me parece que bien lo merecen.
La relación de Cuba con Venezuela: Cuba fue de los países que más
rápido se pronunciaron luego del intento de magnicidio contra el
presidente Maduro, ¿cuál es la visión que usted tiene de lo que viene
para Venezuela, luego de esta agresión en la figura del propio
mandatario?
Miguel M. Díaz-Canel.– A ver, tú lo sabes bien, a
Venezuela la amamos, y yo creo que cada vez que uno hace un análisis
sobre la situación venezolana y sobre las perspectivas de su situación,
el primer sentimiento que aflora para nosotros, además de ese amor por
Venezuela, por su pueblo, por su historia, por sus líderes, es también
el reconocimiento y la admiración por lo que ha hecho Venezuela.
Venezuela, primero, con Chávez cambió la tradición dependiente de un
país que está llamado a desempeñar un rol importantísimo en América
Latina, por su condición de país con una riqueza natural y de recursos
tremenda, y por su historia, y Chávez entonces abrió los horizontes de
una nueva Venezuela.
Chávez, con su amistad con Fidel, con su relación con Fidel, que,
además, para los cubanos fue también una relación única, y no por gusto
para Fidel, y el pueblo lo considera así, Chávez fue el mejor amigo, y
pudieron trascender ya no solo para un proyecto de Venezuela o para un
proyecto cubano, sino para un proyecto de integración latinoamericana,
que se manifestó en varios ámbitos: en el ámbito Celac, en el ámbito de
Unasur, en el ámbito del ALBA.
Patricia Villegas.- ¿Esos mecanismos están heridos de muerte, Presidente?
Miguel M. Díaz-Canel.- Patricia, tú me preguntas más
rápido de lo que yo te puedo responder. Pero, no, eso activa, es una
broma, eres muy profesional en tu labor.
Patricia Villegas.- Muchas gracias, Presidente.
Miguel M. Díaz-Canel.- Entonces, vamos a comparar
Venezuela antes de Chávez y Venezuela con Chávez. Yo creo que el pueblo
bolivariano, el pueblo venezolano ha recibido una cantidad de
beneficios, de conquistas en las que, además, es partícipe de esas
conquistas, y esas conquistas, entonces, se trasladaron, se compartieron
con el resto de los países latinoamericanos en estos mecanismos de
integración, que también asumen retos y desafíos como los que me
preguntabas.
Estados Unidos siempre trató, por todos los medios, de derrocar el
gobierno de Chávez, usando, incluso, hasta las prácticas más perversas.
Recuerde que a Chávez se le trató de dar un golpe de Estado; a Chávez
trataron de asesinarlo, Chávez sobrevivió a ese golpe de Estado y
Chávez siguió siendo un líder importantísimo para Venezuela, para
América Latina y para el mundo.
Chávez fue un líder elegido legítimamente como presidente en varios
procesos de elecciones, reconocidos por la comunidad internacional como
procesos muy honestos y muy limpios.
Muere Chávez y viene Maduro, un presidente obrero. ¿Qué pensó el
imperialismo? Que el presidente obrero no iba a soportar las presiones,
que el presidente obrero no iba a ser capaz de mantener la continuidad
del legado de Chávez y se golpearon con la puerta. Yo creo que Maduro es
un líder también consecuente, con un compromiso tremendo con el legado
de Chávez. Ahora uno lo analiza a la luz de estos días y uno se da
cuenta de que Chávez no estaba equivocado cuando propuso a Maduro. Y
Maduro, la unión cívico militar, el gobierno venezolano, la Revolución
Bolivariana, el pueblo, que ha sido agredido, yo diría, en la expresión
más alta de guerra no convencional, utilizando campañas mediáticas
propiamente, difamatoria, enajenante, sembrando desconfianza, acudiendo a
pagar la violencia y buscar violencia dentro de la sociedad venezolana
para desestabilizarla, acudiendo también a bloqueos, aunque no esté de
manifiesto, hay bloqueo a Venezuela, hay bloqueo económico a Venezuela,
hay bloqueo financiero a Venezuela.
Hay una oligarquía y una derecha venezolanas que no quieren que se
siga compartiendo con el pueblo los beneficios de estas conquistas. ¿Qué
ha hecho Maduro, qué ha hecho el Gobierno y qué ha hecho la unión
cívico militar? Han resistido todos los embates.
Patricia Villegas.- Va a resistir, va a resistir.
Miguel M. Díaz-Canel.- Van a resistir y van a
vencer, y yo creo que están resistiendo y, además, están venciendo, y
constantemente han sido capaces de encontrar perspectivas para saltar
los obstáculos. Y yo creo que entonces eso ha descolocado, primero, a la
derecha venezolana, que hoy no tiene alternativa; ha descolocado a la
oligarquía venezolana y ha descolocado también al gobierno de los
Estados Unidos en asumir su posición hacia Venezuela. ¿Y qué lo
manifiesta? El intento de atentado, el intento de asesinar a Maduro. Si
uno analiza este hecho, uno dice: aquí están presentes dos cosas:
primero, ir a la búsqueda del asesinato es la expresión de la impotencia
ante el triunfo de la Revolución Bolivariana, y, por otra parte, el
silencio sobre el crimen demuestra que hay una complicidad.
Patricia Villegas.- Que se viene para un país luego de un intento de magnicidio.
Miguel M. Díaz-Canel.– Creo que van a tratar de
seguir presionando, van a intensificar las presiones, van a buscar
ruptura en Latinoamérica para que otros se sumen a esas presiones; van a
condicionar a países latinoamericanos, y sabemos que han existido
recorridos de personas que ocupan importantes cargos en el gobierno de
la administración Trump por América Latina presionando a los pueblos
latinoamericanos y caribeños y buscando una posición contraria a
Venezuela, lo que pasa es que los pueblos latinoamericanos son dignos, y
muchos gobiernos dignos, en su mayoría, reconocen todo lo que ha hecho
Venezuela y reconocen el papel de Venezuela.
Entonces también –y tiene que ver con otra de las preguntas que me
hacías– han tratado de desunir, de fracturar la unidad en los mecanismos
de integración.
Patricia Villegas.– Se sale Ecuador del ALBA, se
sale Colombia de Unasur. Por eso le preguntaba, Presidente, en el
marco, porque obviamente Venezuela ha sido referencia en estos
mecanismos de integración, si están heridos de muerte.
Miguel M. Díaz-Canel.- Todo esto que está pasando,
Patricia, a mi modo de ver, es la manifestación de una plataforma de
restauración capitalista, colonial, neocolonial, neoliberal, que el
gobierno de Estados Unidos está tratando de imponer para toda América
Latina, porque no se resignó a las conquistas de los pueblos
latinoamericanos en una década donde afloraron un grupo de procesos
sociales y de procesos revolucionarios.
Patricia Villegas.– ¿Que no se blindaron lo suficiente, Presidente?
Miguel M. Díaz-Canel.– Yo creo que se debilitaron.
También los procesos revolucionarios tienen complejidades, sobre todo
cuando se trata de cambiar la base económica del capitalismo en
circunstancias actuales. Los norteamericanos no quieren que Cuba se
repita en ningún lugar de América Latina. Recuerda que en los primeros
años la oligarquía cubana se fue a los Estados Unidos y hace su guerra
sucia desde los Estados Unidos. En Venezuela la oligarquía y la
contrarrevolución están en el propio país, alentadas y apoyadas desde
todos los puntos de vista por la administración norteamericana.
Ahora, ¿qué pasa? ¿Qué significó el ALBA-TCP? Yo diría que ningún
proceso integracionista, de cualquier tipo, a nivel regional en tan poco
tiempo tuvo más éxitos que el ALBA. Recordemos que, con el ALBA, de
inmediato, en pocos años, cuatro países lograron eliminar el
analfabetismo con un método que aportamos, modestamente, los cubanos,
que es el método Yo sí puedo. Y yo diría: eso que se logró con el ALBA
en cuatro países es todavía la quimera de muchos pueblos y países en el
mundo.
Yo siempre pienso: Cuba, cuando triunfa la Revolución, en los
primeros años se declara territorio libre de analfabetismo. Tuvieron que
pasar más de 50 años para que otros países latinoamericanos pudieran
liberarse de la secuela del analfabetismo. ¿Y cómo se logró? Con
integración, con colaboración, con cooperación, pero una colaboración
solidaria. Esa solidaridad que queremos que cambie la manera en que el
mundo hoy se globaliza, no queremos globalización hegemónica, queremos
globalización solidaria, esa globalización solidaria permitió eso.
Patricia Villegas.- Pero si eso es tan bueno, Presidente, ¿por qué Ecuador se sale del ALBA y por qué Colombia se sale de Unasur?
Miguel M. Díaz-Canel.– Esa expresión solidaria que
queremos para la globalización dio lugar dentro del ALBA-TCP a que
millones de personas, de manera gratuita, lograran la visión. Y yo
diría: ¡Qué injusticia, condenar a una persona por catarata que no pueda
ver en toda la vida cuando eso hoy es una operación que se hace en
minutos! Así se avanzó en programas de salud, en programas de educación,
en programas sociales.
Petrocaribe, que es una plataforma energética para darles
sostenibilidad y seguridad energética a los pueblos del Caribe, con una
posición sumamente altruista por parte de Venezuela de compartir uno de
los recursos que en el mundo provoca guerras, que nadie comparte y que
por apropiarse unos de los recursos de otros se forma la guerra,
Venezuela los comparte con la comunidad caribeña. Entonces, ALBA-TCP
tiene muchos valores desde su fundación para que sea rota, y creo que
hay muchos que estamos comprometidos con que ALBA-TCP se mantenga.
Patricia Villegas.– ¿Aun con la salida de Ecuador?
Miguel M. Díaz-Canel.– Aun con la salida de Ecuador.
Patricia Villegas.- ¿Lo mismo con Unasur, Presidente?
Miguel M. Díaz-Canel.- Lo mismo con Unasur. Creo que
las rupturas que se han provocado son parte de esa estrategia de
instauración del neocolonialismo. Los que no estén a la altura de este
tiempo se someterán al imperio y recibirán las consecuencias de
someterse al imperio. Los que defendamos por convicción la integración
latinoamericana y caribeña, la unidad latinoamericana y caribeña,
conscientes de que podemos ser la región donde se viva con mayor paz,
con mayor prosperidad en el mundo, la historia nos va a dar la razón.
Habrá que ver el paso de la historia, y creo que ya se ha demostrado, ya
es una construcción real los beneficios que tiene ese tipo de
colaboración, ese tipo de solidaridad, que no parte de egoísmos, que no
parte de banalidades, sino que parte de vocaciones muy humanistas.
Celac aportó que es posible la unidad dentro de la diversidad, y
Celac por esa posición de unidad dentro de la diversidad pudo construir
una Proclama de Paz para toda América Latina y el Caribe, que ahora es
amenazada cuando hay países que quieren instaurar bases militares
norteamericanas en su suelo, cuando hay algunos que tratan de provocar
desde la frontera situaciones complejas para la Revolución Bolivariana.
Pero yo creo que vamos a superar todo eso en la historia.
Hubo una reflexión muy importante sobre estos temas de la izquierda
latinoamericana en una edición del Foro de Sao Paulo que sesionó en Cuba
en el pasado mes de julio. Considero que la izquierda latinoamericana
está muy consciente de los retos y de los desafíos que tenemos en el
presente y para el futuro, y tenemos que integrarnos más, tenemos que
unirnos. Solo desunirnos daría la posibilidad de que se destruyeran
estas construcciones sociales y políticas.
Patricia Villegas.– Usted me ha hablado de paz
y, por supuesto, no puedo dejar de preguntarle el rol de Cuba dentro del
proceso de diálogo en Colombia. Se mantienen aún los diálogos con el
ELN en el momento en que usted y yo estamos aquí conversando en las
plataformas de Telesur, pero hay serias preocupaciones sobre el
cumplimiento de los acuerdos por parte del Estado colombiano e, incluso,
de algunos excomandantes de la guerrilla de las FARC, de lo pactado en
La Habana y luego repactado en Bogotá. ¿Cuál es la perspectiva suya
frente a la paz de Colombia y la posición de su gobierno de seguir o no
acompañando los diálogos del ELN?
Miguel M. Díaz-Canel.– La paz es un proceso
necesario para Colombia, y nuestra modesta contribución a ese proceso es
por convicción, por principio; para nosotros, defender la paz en
cualquier lugar del mundo es un principio, aspiramos a una paz universal
que pueda facilitar un orden económico internacional diferente.
Nosotros siempre nos prestamos como garantes para la paz, brindamos
nuestro territorio, nuestras posibilidades para que se desarrollen los
diálogos; pero no interferimos en los diálogos, también por un problema
ético y por un problema de principios. Lo que facilitamos es que las
partes puedan conversar, puedan resolver sus problemas.
Los problemas de los colombianos los tienen que resolver los
colombianos sin injerencia ninguna, como los problemas de Venezuela los
tiene que resolver el pueblo venezolano, y por eso nosotros lo que
tenemos es que apoyar la causa venezolana y por eso nosotros tenemos que
apoyar la lucha por la paz en Colombia.
Patricia Villegas.- Dos últimas preguntas, aunque me quedaron muchísimas en mi papel con garabatos, como usted decía en una parte del diálogo.
El significado que usted le otorga al triunfo de López Obrador en
México, para este tal vez nuevo momento de integración, de revisión de
los mecanismos en toda la región. ¿Qué valor le otorga al triunfo de
López Obrador?
Miguel M. Díaz-Canel.- México es un país muy
importante en la región. México es un país entrañable para Cuba, hay
muchas relaciones históricas, coyunturales. No por gusto la Generación
del Centenario encontró un espacio en México, cuando salió del presidio,
para prepararse para la gesta revolucionaria, y de México salió el
Granma.
México con Cuba siempre tuvo una posición: Cuando todos rompieron, México mantuvo las relaciones con Cuba.
Patricia Villegas.- Pero después hubo un episodio de «comes y te vas».
Miguel M. Díaz-Canel.- De acuerdo, pero de gobierno.
El pueblo cubano y el pueblo mexicano siempre han estado muy unidos, se
quieren mucho, y esas cosas no las puede romper nadie.
López Obrador es una esperanza para México y es una esperanza para
América Latina y el Caribe. Un gobierno de izquierda como el de Obrador,
con una personalidad como Obrador al frente de ese gobierno, balancea
los problemas en materia de correlación de fuerzas que se han sufrido en
los últimos años en América Latina.
López Obrador ya planteó su posición con relación al Grupo de Lima.
López Obrador, además de que tiene un compromiso tremendo con la
renovación de México, con el desarrollo de su país, con seguir
trabajando porque los mexicanos tengan menos desigualdades, quiere mucho
también hacer de conjunto para América Latina y el Caribe.
Patricia Villegas.- ¿Cuba estaría dispuesta a ayudar?
Miguel M. Díaz-Canel.- Claro que sí, y él ha
convocado y Cuba participará, apoyará y nosotros hemos recibido con
mucha satisfacción la victoria de López Obrador, en México.
Patricia Villegas.- Cuando iniciamos este
diálogo yo le preguntaba por estos cuatro meses de gobierno, qué han
significado. Usted me habló de la gestión, de la visión que tiene, y por
ahí nos adentramos, digamos, en los debates intensos que se están dando
en la sociedad cubana. Pero esta última pregunta es al hombre, al
abuelo, al padre, al esposo. ¿Qué tan padre ha podido ser estos cuatro
meses, qué tan abuelo ha podido ser estos cuatro meses, qué tanta música
ha podido escuchar estos cuatro meses? Y otra pregunta, en esa, que es
la última, ¿cuántas veces ha hablado usted con Raúl en estos cuatro
meses de gobierno?
Miguel M. Díaz-Canel.- Bueno, vamos a empezar por la
última. Yo manifesté en una intervención que hice en la sesión de
Clausura de la Asamblea Nacional, que sesionó en julio, y yo creo que no
hay nadie más privilegiado que yo, como Presidente, que cuento con el
apoyo del General de Ejército, de nuestro Primer Secretario del Partido,
con toda esa historia que tiene como líder de la Revolución Cubana.
Con Raúl hablamos prácticamente todos los días. Raúl está pendiente
de con qué intensidad trabajo, pendiente de todo lo que se hace, pide
información sobre las cosas que estamos proponiendo. Participa en
reuniones y en debates, aconseja de una manera muy sincera y sin el
menor atisbo de una vanidad o de imponer algo o de limitarnos en algo, y
yo en esa relación –es un sentimiento muy personal–, a veces…, a veces
no, siempre estoy sintiendo que es como un padre que me está guiando, y
que, a la vez, me está dejando caminar –esto no lo reflejo solo como un
elemento personal–, nos está dejando caminar, nos está dejando hacer,
sin dejar él de cumplir sus funciones y su jerarquía como Secretario del
Partido. Yo creo que eso le da mucha confianza al pueblo.
Como al pueblo le dio mucha confianza que cuando Fidel enfermó y
depositó la responsabilidad en Raúl, Fidel estaba presente –como lo dijo
Raúl–, y Raúl manifestó que siempre le estaría consultando a Fidel los
problemas fundamentales de la nación, el pueblo está muy consciente de
que Raúl está presente, está activo y está siempre al tanto de todo lo
que estamos haciendo. Por lo tanto, creo que en todo lo que se hace hay
una comunidad de compromisos del Partido, del gobierno, de la nación con
el pueblo, y yo me siento muy seguro, entonces, y los compañeros del
Consejo de Ministros, del gobierno nos sentimos muy seguros por tener
esa guía, esa conducción, y por la manera en que él educa y hace las
cosas.
Raúl, cuando él conversó conmigo, primero cuando me propuso para ser
Primer Vicepresidente, yo, por supuesto, nunca había ni aspirado ni
pensaba que era la persona que debía ocupar ese cargo, me lo explicó de
una manera tan paternal y, a la vez, tan exigente, dando confianza y,
además, con la convicción de que es que había que preparar continuidad,
porque él sí estaba totalmente consciente de que él, cuando le tocara,
iba a dar paso a otra generación. O sea, eso ha estado en su convicción,
él en eso no ha hecho ninguna concesión.
Patricia Villegas.- Calzar esos zapatos…
Miguel M. Díaz Canel.- El pueblo le ha pedido que
continuara, que siguiera, y él dijo que había que partir del ejemplo,
porque él no está pensando solo en el momento actual, él está pensando
también en la continuidad de la Revolución, en el futuro de la
Revolución, cuando generaciones que ninguna, ni la mía, ni las futuras
van a tener el mérito histórico que pudieron alcanzar Fidel, Raúl y la
generación que ellos lideraron, estén conduciendo el país. Por lo tanto,
es una experiencia que tiene también una belleza revolucionaria, y que
yo creo que es una experiencia que da mucho ejemplo y, a la vez, te
somete a mucho compromiso. Uno está transitando, dando los pasos por los
caminos que ellos abrieron. O sea, es como si uno estuviera dando
modestos pasos detrás de dos gigantes, de dos gigantes morales, de dos
gigantes éticos, de dos gigantes revolucionarios; pero, entonces, yo
miro alrededor y digo: los pasos no los doy yo solo, los estamos dando
todos, y por eso cada vez hablamos más de una dirección colectiva, de
una dirección donde además de compromiso hay una actuación en función de
lo grande y de lo pequeño, de la estrategia, pero también del detalle, y
esas son convicciones que en nosotros impregnaron Fidel y Raúl.
Cuando uno hace recorridos por las provincias aprecia que en medio de
tanta dificultad hay un pueblo valeroso, un pueblo educado, un pueblo
culto, un pueblo muy comprometido, un pueblo totalmente emprendedor, que
a veces, tú te asombras de las soluciones que encuentra para enfrentar
adversidades, y un pueblo que transmite mucho cariño y mucha confianza.
Te tengo que decir que, en lo personal, hago un esfuerzo tremendo
para las cosas que son públicas; por lo general soy reservado, digamos,
soy penoso. Cuando estoy en los recorridos y veo a veces que hay una
multitud de gente en la calle, eso me aprieta; pero siempre digo: Voy a
hablar con la gente, y salgo hacia la multitud, empiezo a conversar,
pregunto, les digo las cosas que estamos haciendo, lo que hemos visto,
porque siempre la gente quiere saber si uno de verdad conoce los
problemas que tienen; algunos que plantean problemas, insatisfacciones,
explicamos, les decimos lo que estamos proyectando; pero la gente viene
con un sentimiento, yo diría de apoyo, no a la persona que está en ese
momento compartiendo con ellos, sino que ellos también lo ven como una
expresión de apoyo a la continuidad. Y lo primero que hay, estas son las
frases: «No le falles a Fidel y a Raúl, ¡Viva Fidel!, ¡Viva Raúl!».
Entonces, eso te apoya mucho, pero a la vez te compromete mucho, y uno
dice: ¡Qué legado tiene uno que defender, qué tamaña responsabilidad, y
entonces, no te puedes aplastar por ese cariño y por ese compromiso, y
uno, al contrario, tiene que sacar fuerzas y decir: «¡Vamos a marchar
adelante y vamos a marchar adelante, porque no estamos solos, estamos
con este pueblo y tenemos que trabajar en colectivo, y tenemos que darle
participación a ese pueblo como lo ha hecho la Revolución siempre!».
En una ocasión, en un Consejo de Ministros reciente, compartía con
mis compañeras y compañeros de gobierno y les decía: «Ante un pueblo tan
valeroso, tan heroico y tan comprometido, la razón de nuestras vidas,
la única razón que pueden tener nuestras vidas es la entrega total
actuando, creando, trabajando sin descanso, y con fidelidad a ese
pueblo, que es también la fidelidad a la Revolución, es la fidelidad a
Fidel y a Raúl, y eso uno lo tiene por convicción».
Entonces, eso se expresa también en el plano familiar. Uno no puede
ocupar responsabilidades como persona deslindado de su vida, uno es un
ser social, uno vive dentro de un colectivo de amistades, dentro de un
colectivo con personas que ocupan responsabilidades entre un equipo y
también está la familia. Yo recibo de mi familia comprensión, apoyo; los
muchachos son muy críticos y con un desenfado tremendo me dicen cosas
que creen que hay que mejorar, que parten de sus propias vivencias; por
lo tanto, en la casa también hay un diálogo, que es el mismo diálogo que
hay a nivel de la sociedad.
Patricia Villegas.- Una tormenta de preguntas como esta entrevista.
Miguel M. Díaz-Canel.- Y a veces alguien me dice:
«Pero en la casa no vamos a hablar de estas cosas», pero siempre
hablamos y yo creo que así tiene que ser, genuino, porque no creo que
haya un hogar cubano que se pueda deslindar de conversar y debatir sobre
las realidades.
Mi esposa es una mujer muy capaz, me ayuda mucho, es una académica,
se ha especializado en los temas de la literatura y la cultura sobre
todo cubana; me alienta mucho; es muy objetiva a la hora de analizar un
problema, de criticar un problema, me hace contraparte también y
compartimos muchos intereses comunes, por no decir que todo, y, por lo
tanto, con ella comparto ideas, discusiones. Le pido opinión sobre ideas
que tengo, sobre cosas que quiero proyectar; le pido criterios sobre
cómo redacté un discurso; o cómo llegar con una idea, y siempre en eso
recibo un gran apoyo.
Entonces, las otras cosas las compartimos también en familia, la
música que ayuda tanto a la espiritualidad, compartimos también la
poesía. Dos, de los tres muchachos, son artistas. Entonces en casa es
muy común, cuando hay un tiempo, los domingos, sobre todo, en el
almuerzo yo siempre digo: «A la hora que llegue, pero almorzamos todos»,
y por lo menos tratamos de preservar el domingo, a cualquier hora,
aunque sea muy tarde, que todos almorcemos en familia, y ahí los
muchachos descargan, cantan o cantamos un poquito todos.
Patricia Villegas.– ¿Canta usted también?
Miguel M. Díaz-Canel.- Soy muy desafinado y ellos
empiezan a burlarse enseguida que me oyen cantar, pero ya lo dan por
imposible y me dicen: «Bueno, vamos, que cante lo que él quiera».
Compartimos también con sus parejas, con amigos, y eso también me da mucha fuerza.
Patricia Villegas.- Y el nieto le saca sonrisas.
Miguel M. Díaz-Canel.- El nieto me saca sonrisas, y
ahora se confirma algo que me decía mi mamá: «Uno cría a los hijos con
los cuales uno es muy exigente y malcría a los nietos», y ya estoy
malcriando a los nietos, ya me doy cuenta de que soy un abuelo que
malcría.
Patricia Villegas.- Hemos hoy conversado con el abuelo, Presidente de Cuba. Muchas gracias a usted por este tiempo.
Miguel M. Díaz-Canel.– Muchas gracias a usted,
Patricia. Ustedes saben lo que significa para nosotros Telesur. Yo
realmente no soy una persona de entrevistas, me gusta mucho más hacer
que hablar y hasta ahora no había dado ninguna entrevista. Esto me va a
buscar un poco de inconformidad con mis amigos de la prensa cubana, pero
también en próximos momentos hablaremos con la prensa cubana. Ya
me han llegado solicitudes del equipo de Cubadebate y del periódico
Granma; pero creo que nadie se va a poner celoso de que haya sido con
Telesur, porque Telesur también es de Cuba.
Patricia Villegas.– Así es, Presidente.
Miguel M. Díaz-Canel.– Telesur es América Latina y
Telesur es también la que está desempeñando como medio un papel
importante para que los contenidos emancipadores de América Latina estén
en el mundo y también sean una contraparte de toda esa expresión
mediática-colonizadora que nos tratan de imponer.
Gracias a ti, y gracias a tu colectivo. Nos hemos sentido muy bien y creo que ustedes se hayan sentido como en casa.
Patricia Villegas.- Esperemos las reacciones de
nuestros usuarios a través de las redes sociales en las plataformas de
Telesur en inglés y en español.
Hemos dialogado desde el propio Palacio de la Revolución, en la
Ciudad de La Habana, con el Presidente de Cuba. Muchas gracias por su
compañía
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