sábado, abril 04, 2020

TODO POR CUBA, TODO POR LA HUMANIDAD

De nuevo es la lección de Agramonte al rescate de Sanguily, con Reeve y un puñado de valientes desnudos y casi sin armas. Es Ángel en custodia de Martí en Dos Ríos y Gómez desesperado abriéndose camino entre el fuego para llegar a tiempo. Es San Pedro y un grupo de patriotas evacuando a Maceo y a Panchito bajo un aguacero de balas. Es Fidel que ordena una maniobra de riesgo al frágil Granma en medio de olas tormentosas para sacar del agua a Roque, caído por accidente. Es Cuba buscando al Che y a todos sus combatientes internacionalistas por el mundo, para traerlos de vuelta a casa.
Andamos al rescate de los cubanos que por las más diversas razones quedaron aislados en este mundo, hasta hace poco tan interconectado: deportistas, trabajadores marítimos, educadores, turistas, viajeros en tránsito… ¡cuentapropistas y “mulas”! Hasta algunos emigrados escépticos, a veces arrepentidos y renegados, claman por el retorno al único rincón de este planeta donde saben que nunca estarán de más, aunque quizás sean estorbo. Solo aquellos que son una amenaza no tendrán vuelta jamás. 
Las historias de estos días nos devuelven a esa tradición marcada con fuego en nuestras vidas de que la Revolución, en cualquiera de sus etapas, no ha dejado nunca abandonados a sus hijos. Es expresión de una ética pública asentada en una tradición de maternidad-paternidad que consagramos en un proyecto político, económico y social al que, con frecuencia, se le achacan defectos reales e inventados que palidecen ante las virtudes inmensas que prevalecen y se exhiben en circunstancias como las actuales.
La convicción martiana de que Patria es humanidad y de que Cuba, al salvarse, salva, nos ha conducido además en esta pandemia, a salir no solo al rescate de los cubanos desperdigados por el mundo, sino a acudir de forma masiva en auxilio de otros pueblos que reclaman la proverbial solidaridad de esta Isla. Cuando se afirma que la industria biomédica y farmacéutica garantiza la producción de medicamentos y que en una semana se prepararon 14 brigadas médicas para igual número de países, con todo el despliegue humano y logístico que ello convoca, muchos reconocen y celebran, y no faltan los enojados, esos que nos bloquean y atacan.
La certeza que nos acompaña a todos de que nunca seremos abandonados por nuestro país es, al mismo tiempo, cuestionadora de nuestras respectivas nociones de Patria y del aporte que hacemos a su resistencia y prosperidad. Y nos enciende la conciencia y el sentido de responsabilidad individual respecto a lo que cada uno de nosotros podemos aún dar por ella, en nuestras respectivas tareas.
Por eso, una y otra vez vienen a mi memoria los recuerdos de Kangamba: el salvamento desesperado de un puñado de combatientes cubanos batiéndose aferrados a la vida en un “terreno de futbol”, que a su vez, defendían el derecho de los angolanos a considerarlo como patria. Todo por la humanidad. Todo por Cuba. Esa es hoy la divisa. Y a quienes toca buscar, informar, acompañar, auxiliar o recibir, no olvidar, como Martí, que “nosotros no somos aquí más que el corazón de Cuba, en donde caben todos los cubanos”. "Los buenos", añadió el Apóstol.

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