Como país miembro de la CELAC, fiel a los principios irrenunciables de su política exterior, Cuba seguirá trabajando en el marco del Derecho Internacional, y en particular, de la Resolución 2065 (XX) y otras sucesivas de la Asamblea General de las Naciones Unidas, para lograr que América Latina y el Caribe sean un territorio libre de colonialismo y colonias y que la Argentina pueda ejercer su plena soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes…
PALABRAS DEL EMBAJADOR DE CUBA EN ARGENTINA, PEDRO P. PRADA, EN EL COLOQUIO COLONIALISMO Y SOBERANÍA, DE LAS JORNADAS MALVINAS QUE ORGANIZA EL OBSERVATORIO DE COYUNTURA INTERNACIONAL Y POLÍTICA EXTERIOR (OCIPEX). BUENOS AIRES, 6 DE OCTUBRE DE 2020
Muchas gracias a Sofía de Nicolo y al
OCIPEX por su amable invitación.
Saludo igualmente al
Secretario de Relaciones Exteriores Daniel Filmus, a Karina Bathiany, Secretaria
Ejecutiva de CLACSO, al Director Edgardo Esteban y su equipo del Museo Malvinas,
y a todos los que participan en este foro
Estimados amigos:
Cuando escuchaba a Juan Rattenbach
hablar del destino de la Argentina, yo pensaba que en política las casualidades
no existen, sino que concurren circunstancias históricas que determinan las
conductas de los pueblos y de las naciones.
En estas cuestiones siempre
recuerdo a José Martí, a su historia de los Tres Héroes, incluida en una
revista para niños –La Edad de Oro. Martí ubicaba su visión del ideario
independentista de Nuestra América en tres figuras: Bolívar, Hidalgo y San Martín,
y en consecuencia, en tres países: Venezuela, México y Argentina.
En esta triada veía
simbolizada la Santísima Trinidad de nuestros ideales, como diría mi maestro
Eusebio Leal. En esa tríada de héroes y de países se erigió y cimentó todo el
ideario independentista, al que se unió Cuba, la que estaba convocada a detener
con su independencia la expansión imperialista de Estados Unidos sobre las
Antillas y las tierras de América, como decía Martí en su testamento político.
Por ello no es un secreto que
la defensa de la soberanía argentina sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur,
Sandwich del Sur y sus espacios marítimos circundantes, constituya una de las
posiciones de principios más consistentes de la política exterior cubana en
materia de descolonización.
Esta posición tiene
antecedentes en toda la tradición anticolonialista cubana del siglo XIX y en los
movimientos revolucionarios populares y estudiantiles que desde la primera
mitad del siglo XX luchaban contra las dictaduras militares y la oligarquía
proimperialista que controló nuestro país.
Un referente importante de esa
posición originaria son las ideas que el joven Fidel Castro defiende en 1948,
cuando viaja a Bogotá para participar en el Congreso Latinoamericano de
Estudiantes que debía contraponerse a la celebración de la IX Conferencia
Panamericana y al nacimiento de la OEA, y que aparecían unidas a otras dos
importantes causas: la independencia de Puerto Rico, y la devolución del Canal
de Panamá, entonces ocupado por EE.UU.
Esas ideas fueron defendidas
por Fidel hasta el último día de su vida, pues consideraba que la agresión
colonialista contra la Argentina, consentida por Estados Unidos, debía
despertar la conciencia latinoamericana. Cuba las hizo suyas desde el mismo
triunfo de la Revolución y las convirtió en principios de las dos Declaraciones
de La Habana.
El desconocimiento consciente
o malintencionado de esta posición, que, insisto, es anticolonialista,
solidaria, soberana e independiente, lleva a confundir y manipular el apoyo
moral y diplomático que Cuba brindó a la causa argentina –nunca a su gobierno
dictatorial- durante la guerra de las Malvinas, en 1982.
No debe olvidarse, además, que
en aquel conflicto Cuba fustigó el apoyo de Estados Unidos al invasor
extrarregional, que había hecho volar en pedazos todos los acuerdos de defensa
y seguridad hemisférica. Cuba no era parte de esos acuerdos, pero consideraba
que sí le correspondía estar de parte del hermano país latinoamericano ocupado
y agredido, y no del lado del ocupante y su cómplice.
Por eso, al intervenir en
diferentes espacios regionales y multilaterales sobre este importante tema, con
independencia del color político del gobierno que haya estado en el poder, Cuba
ha reiterado sin falta su irrestricto apoyo al legítimo derecho de la República
Argentina en la disputa de soberanía relativa a esas islas y territorios, que
constituyen parte inalienable de su territorio nacional.
Nuestro país también ha
rechazado la realización de ejercicios militares en ese espacio geográfico, que
van en contra de la "Proclama de la América Latina y el Caribe como Zona
de Paz” y de la vocación pacifista en ella expresada por los jefes de Estado y
Gobierno de las 33 naciones latinoamericanas y caribeñas que lo firmaron en La
Habana, en 2014.
El respaldo a los legítimos
derechos de la Argentina en la disputa de soberanía sobre las Islas Malvinas,
Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, ha
sido también reiterado al más alto nivel en diferentes foros de nuestra región,
entre los que se incluyen los importantes precedentes del Grupo de Río, de la
Cumbre de la Unidad, celebrada en Cancún en 2010, y de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Esta posición previene además
de posibles violaciones al Tratado de Tlatelolco sobre la prohibición de armas
nucleares en América Latina y el Caribe, y al Tratado de las Naciones Unidas
para la Proscripción de las Armas Nucleares, del que Cuba y Argentina fueron
impulsores y partes signatarias.
Numerosas agrupaciones internacionales
y regionales, entre ellas el Movimiento de Países No Alineados, las Cumbres
América del Sur-África (ASA) y América del Sur-Países Árabes (ASPA), la ALADI, la
OLADE, el SICA, el ALBA-TCP, entre otras, han demandado en diferentes momentos la
reanudación de negociaciones tendientes a encontrar, a la mayor brevedad, una
solución pacífica al diferendo existente.
Asimismo, Cuba ha llamado en
reiteradas ocasiones a una solución negociada, justa y definitiva a la cuestión
de las Malvinas en el plazo más breve posible, que tome en cuenta el respeto a
la integridad territorial de la Argentina y su derecho a la explotación de
importantes recursos naturales disponibles en esos territorios, en función de
su desarrollo nacional.
Estamos conscientes de la necesidad
de enfrentar la manipulación de principios como el de la libre determinación, a
lo que hacía referencia Karina, cuando las potencias coloniales e imperiales se
disfrazan con piel de cordero para impedir a los pueblos ejercer una soberanía
verdadera y sentida sobre la totalidad de su patria y recursos. Lo hemos visto
con el caso de Malvinas y lo vemos también con el caso de Puerto Rico.
En este importante asunto,
como en otros de la agenda internacional, creemos que es necesario no solo el
diálogo y la cooperación entre las partes, sino una actitud consecuente que
defienda los principios originarios del derecho internacional.
Por ello, hemos destacado la
permanente actitud constructiva y disposición del Gobierno argentino para alcanzar,
por la vía de negociaciones una solución pacífica y definitiva a esta
anacrónica situación colonial en suelo americano.
Como país miembro de la CELAC,
fiel a los principios irrenunciables de su política exterior, Cuba seguirá
trabajando en el marco del Derecho Internacional, y en particular, de la Resolución
2065 (XX) y otras sucesivas de la Asamblea General de las Naciones Unidas, para
lograr que América Latina y el Caribe sean un territorio libre de colonialismo
y colonias.
Nuestro Presidente, nuestro
Canciller y nuestros diplomáticos han defendido de manera firme y sostenida
esta posición en todas las tribunas, y lo seguiremos haciendo, porque en adición
a todo lo dicho antes, lo hacemos, además, desde una dolorosa experiencia
nacional.
No se puede olvidar que Cuba
sufre como pocos países del mundo la ocupación forzosa e ilegítima de una parte
de su territorio, impuesta mediante una negociación ventajista y fraudulenta,
tras la ocupación militar del país impuesta para impedir que los cubanos
completáramos nuestra independencia de España.
Ese territorio fue convertido
en una base naval militar de Estados Unidos y, desde comienzos del siglo XXI,
fue transformado además en un centro de tortura y violaciones masivas de los
derechos humanos, con el pretexto de la lucha contra el terrorismo.
Precisamente por conocer en
Guantánamo, lo que significa tener una bandera extranjera clavada en tu propio
suelo; donde se practica con absoluta impunidad el terrorismo de Estado y se
lesiona el libre ejercicio de nuestra soberanía, podemos hoy, con absoluta
limpieza, sostener nuestra posición en un día en que, además, rendimos homenaje
a las 3478 víctimas del terrorismo con que desde Estados Unidos ha sido atacada
Cuba.
Por eso nos asiste la razón, y
por eso sabemos que con Argentina, venceremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario