Patria o Muerte no es solo la opción teleológica de "nuestras almas intrépidas y naturales" frente al poderoso adversario que nos odia y desdeña, como lo fueron las precedentes opciones de Independencia o Muerte y Libertad o Muerte. Patria o Muerte es una definición cultural de firme opción por la vida, por el derecho a existir, por la dignidad, la resistencia y la resiliencia, coronada por la fe inconmovible en la victoria, que es lo que quiere decir ¡venceremos!.
PALABRAS EN LA VELADA CULTURAL DE CELEBRACIÓN DEL DÍA DE LA CULTURA CUBANA, EN LA EMBAJADA DE CUBA EN ARGENTINA. BUENOS AIRES, 20 DE OCTUBRE DE 2021
Querido Ministro Tristán, compatriotas, distinguidos invitados:
Estas palabras que pronunciaré no son mías. Me las he apropiado y tejido, textuales o casi, de grandes intelectuales y artistas cubanos, que, además, son políticos: José Martí, Fidel Castro, Cintio Vitier, Miguel Díaz-Canel, Abel Prieto. En Cuba han sido invocadas para celebrar este año el Día de la Cultura Nacional en medio de circunstancias excepcionales.
"Las
restricciones impuestas por la pandemia obligaron a los creadores y a las
instituciones a trasladar eventos, presentaciones y debates al ámbito
virtual".
"A la pandemia y sus secuelas de toda índole se
sumaron los efectos del recrudecimiento del bloqueo, que se hizo más asfixiante
que nunca".
"El público acostumbrado a frecuentar los
circuitos artísticos sufrió un cambio drástico en sus hábitos culturales y una
reducción de sus opciones de enriquecimiento espiritual".
Mientras grupos y artistas cubanos generaron iniciativas
virtuales para sostener la actividad creadora y la comunicación con el público
y con sus colegas de todas partes –Argentina incluida- como impulso vital para
impedir que la cultura muriera, muchos gobiernos neoliberales, carentes de
políticas culturales humanistas e indiferentes a la necesidad de preservación y
afirmación de la identidad de sus pueblos, dieron la espalda a la cultura, a
sus intelectuales y a sus artistas.
En la Cuba satanizada por la transmedia oligárquica
globalizada y las redes sociales, seguimos respaldando a creadores e
instituciones. Protegimos en particular a aquellos, cuyos ingresos provenían de
sus actuaciones en espacios públicos. Como dijo el presidente Díaz-Canel, “Con
el cuerpo herido de dolencias y escaseces, Cuba no olvidó a sus artistas”.
"Entretanto, en una clásica maniobra oportunista, el gobierno
de los Estados Unidos y el núcleo fascista de Miami decidieron aprovechar la
ocasión para reverdecer, con saña particular, su vieja aspiración de dividir a
los sectores intelectuales cubanos, distanciar a los creadores de la
institucionalidad revolucionaria y pregonar el debut de su quinta columna de
“disidentes” tan largamente soñada".
El Imperio y su deslumbrante mercado que somete a pequeños mediocres
y contra el que se rebelan los grandes verdaderos, escribió canticos odiadores
y divisivos, compró voces y talento, los difundió con sus logaritmos de redes y
pagó un millón de dólares para que los premiaran con un Grammy. Es repulsivo.
Del lado de la isla rebelde y necia, conmemoramos el 60
aniversario del célebre discurso de Fidel Castro conocido como “Palabras a los
intelectuales”. "Estas conmemoraciones no fueron rituales vacíos. Sirvieron para
motivar un análisis riguroso y crítico en torno al protagonismo que deben
asumir los escritores y artistas en el diseño y la conducción de los programas
culturales" (y de la Revolución).
"En su discurso del 28 de junio a propósito de “Palabras a los intelectuales”, Díaz-Canel volvió sobre
puntos vitales que Fidel había tocado seis décadas atrás. Resaltó que el único
camino viable en términos de política cultural es el diálogo. No el “diálogo”
falso, como show, que reclaman para las redes y los medios a su servicio los
ruidosos anexionistas; sino el “verdadero”, el “real y honesto”."
“No se esperó la demanda de los artistas [dijo]. Se pensó en
todos y en sus necesidades fundamentales en un contexto plagado de
incertidumbres y malas noticias económicas globales que mantienen en suspenso
los magros ingresos de una nación pobre y bloqueada (…)
"Eso no tiene otro nombre que Continuidad. Aquel diálogo de
1961 está vivo, aunque en más de un momento en estos años lo hayamos
descuidado, pospuesto, malentendido y puede que hasta maltratado”.
A los
que acusan de obsoleta la persistencia cubana en el camino elegido hace 153, de
encaramarnos sobre el yugo para poner sobre nuestra frente la estrella que
ilumina y mata, les decimos:
"Obsoleta
es la dependencia, obsoleta es la humillación al poderoso. De todas las
libertades, la más preciada es la que nos libera a todos los que compartimos un
sentimiento, la que nos inflama de orgullo ante el triunfo de un compatriota,
la bandera que se iza y el himno que se entona"
"En 1993, en los días más amargos del Período Especial, Fidel
dijo en la UNEAC aquella frase recordada con frecuencia: “La cultura
es lo primero que hay que salvar.” Se refería al arte y a la literatura,
sí, pero igualmente al vínculo cognoscitivo y afectivo entre cultura y nación y
a la suma de conocimientos imprescindibles para que el ser humano pueda
defender su libertad, su memoria, sus orígenes, y deshacer la vasta
telaraña de manipulaciones que le cierran el paso día a día."
Cinco años después, "Fidel habló de la globalización cultural.
Dijo que era “el más importante de todos los temas, la más grande amenaza a la
cultura, no solo a la nuestra, sino a la del mundo”. Había que defender
nuestras tradiciones, patrimonio y creación, ante el “más poderoso instrumento
de dominación del imperialismo”. Y concluyó: “aquí todo se juega: identidad
nacional, patria, justicia social, Revolución, todo se juega”.
"Díaz-Canel
está pensando en estas ideas de Fidel cuando, en el discurso ya citado, afirma
que nuestro enemigo “no ha logrado jamás horadar el muro infranqueable de la
sólida cultura e identidad nacional”.
De ahí
que ese mismo enemigo de Martí, de Fidel y de Cuba, "se empeñe en insertar sus
mensajes de chatarra seudocultural, cargados de vulgaridad, “en esos espacios
que dejamos vacíos, confiados en que la masificación de la educación y la
cultura iban a resolver espontáneamente un acumulado histórico de desigualdades
de siglos que no se curan ni en seis décadas de Revolución”.
En momentos como este, cuando abundan mercenarios y cobardes,
debe evocarse también a Cintio Vitier, cuyo
centenario recordamos. Él "nos recordó también en aquel sombrío 1993 que no puede
separarse el destino de la Revolución del destino de la patria:"
“Lo que está en peligro, lo sabemos, es la
nación misma. La nación ya es inseparable de la Revolución que desde el 10 de
octubre de 1868 la constituye, y no tiene otra alternativa: o es independiente
o deja de ser en absoluto.”
"Nación y Revolución, patria y Revolución, no pueden
concebirse separadas. Tampoco es posible imaginar la auténtica cultura cubana,
la cultura nuestra, vigorosa y genuina, vendiéndose al Imperio, aliándose al
anexionismo. Si es realmente cubana, si nace de nuestras
raíces, si ha sido gestada por hombres y mujeres (vivan donde vivan) portadores
de aquella cubanía que definió Fernando Ortiz, va a estar ligada
indisolublemente al binomio de nación y Revolución, de patria y Revolución."
No olvidaremos jamás aquella sublime enseñanza de José Martí: “ser cultos es el único modo de ser libres”.
Muchas gracias
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