El 1 de enero de 1959, el pueblo de
Cuba, que batalló durante 30 años contra el colonialismo español y luchó
durante 61 contra el neocolonialismo estadounidense, conquistó y pudo proclamar,
al fin, su definitiva independencia y libertad. No fue un acto formal, sino el resultado
de los esfuerzos y la sangre de decenas de miles de cubanos que alcanzaron lo
que para la inmensa mayoría de los pueblos de Nuestra América ya era una realidad.