Me anoto desde ya para la próxima aventura que al final del libro nos proponen Zarrans y Farina: profundizar la revolución socialista -y añado, defenderla- en medio de la creciente y descomunal hostilidad de su formidable adversario y de la erosión de sus sentidos y valores fundacionales -y del cambio generacional, también agrego-, y vivirlo todo sin retroceder, entendiendo las contradicciones, disensos y conflictos de los nuevos tiempos -sentido del momento histórico, diría Fidel-, bajo un liderazgo que todos los días debe salir a conquistar a sus liderados con los principios humanistas y la estrategia que él nos legó.