viernes, febrero 08, 2019

EL RABO DE NUBE

Surgido dentro de una activa línea de tormentas eléctricas severas prefrontales (formada por delante de un frente frío), un fuerte tornado causó considerables daños en zonas y barrios de los municipios de Diez de Octubre, Regla, San Miguel del Padrón, Guanabacoa y parte de La Habana del Este en la noche del domingo 26 de enero, que por la severidad de sus impactos, la notable intensidad del viento (pudo sobrepasar los 250 kilómetros por hora), y la distancia recorrida, constituyó una catástrofe nacional y un evento de su tipo sin precedentes en la capital, al menos desde 1950 a la fecha.

Con un saldo de más de siete muertos y más de 200 heridos y lesionados, además de millonarios daños materiales que incluyeron un fuerte impacto sobre el fondo habitacional capitalino, el tornado desató un rabo de nube popular y gubernamental, un torbellino en el cielo, dispuesto, como predijera el poeta-trovador, a llevarse todo lo feo y dejarnos el querube. 
Tras una acelerada recuperación de los servicios eléctricos y teléfonicos que en una semana fueron restablecidos, se comenzó a trabajar sin parar y de forma articulada para devlver hospitales, escuelas, mercados, vías, parques y fábricas a cndiciones mejoers que las destruidas por el meteoro y a impulsar nuevas ideas que pronto fueron integradas al plan general de la nación para conmemorar el 500 aniversario de La Habana.

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