Compañero Rodolfo López Alfaro, alcalde municipal de San Francisco
Lempa
Distinguidos invitados
Queridos, nobles y heroicos hermanos chalatecos y salvadoreños
Un editorial del diario cubano Granma
nos recordaba ayer que “esta fecha
evoca el espíritu de combate de aquellos heroicos meses; recuerda aquel éxito
formidable de nuestra línea de masas en la educación; exalta la labor abnegada
y entusiasta de nuestra juventud, de nuestros trabajadores, de nuestros
maestros, y destaca de manera singular la decisiva importancia que para un país
como el nuestro tiene la educación”.
“Las cifras del Censo de 1953 —último antes del triunfo de la
Revolución—, expresan elocuentemente cuál era la dramática situación en que se
encontraba Cuba en el campo de la educación.
“Con una población de 4 millones 376 mil 529 habitantes, los analfabetos
—en 1953— ascendían a un millón 32 mil 848, o sea, el 23,6 % de los cubanos”.
(Ustedes, por fortuna, tienen un poquito menos, con una población mayor a la
que tenía Cuba entonces).
La erradicación del terrible mal del analfabetismo era uno de los
compromisos principales de nuestra Revolución desde sus comienzos y por ello,
en aquella memorable e histórica comparecencia de Fidel ante la Organización de
Naciones Unidas (ONU) el 26 de septiembre de 1960, el Jefe de la Revolución
anunció que todo el pueblo, estaba
preparándose para una intensa campaña que convertiría a Cuba en el primer país
en América que a la vuelta de algunos meses sería libre de analfabetismo.
“Sin experiencia alguna –retorno a al periódico Granma-, pero con un
método organizado por la Revolución, nuestro pueblo tomó en sus manos las armas
de la cultura, plasmadas en las cartillas Venceremos y en el Manual Alfabeticemos,
y se lanzó por lo más dilatado de los llanos y lo más alto e intrincado de las
montañas, para llevar la luz de la enseñanza a los que hasta ese momento habían
permanecido sumidos en la ignorancia, en el atraso y la incultura, producto de
la explotación del imperialismo y de los gobiernos lacayos sometidos a sus
desmanes.
“A la campaña se incorporaron 125 mil alfabetizadores populares; 100 mil
brigadistas "Conrado Benítez"; 35 mil maestros y 13 mil trabajadores
en las "Brigadas Obreras Patria o Muerte".
“Nada ni nadie pudo detener la hermosa epopeya alfabetizadora. Ni los
crímenes monstruosos contra los jóvenes alfabetizadores —instigados por el
imperialismo—, ni la invasión mercenaria por Playa Girón detuvieron la gran
batalla contra la ignorancia”, concluye el Editorial citado.
Hoy la realidad de Cuba es bien distinta: casi un millón de cubanos
estudia en todos los niveles de la enseñanza. El grado promedio de la población
es el noveno, es decir, secundaria básica. Existen cientos de bachilleratos,
escuelas técnicas y escuelas especiales a lo largo y ancho de todo el país. De
una universidad que había en 1959, hoy existen 68 y todas son públicas. La
educación se instaló definitivamente en nuestra tierra como un necesario y
merecido derecho humano que ha hecho a los cubanos más libres y dignos, porque
inundó con la luz del conocimiento las tinieblas de la ignorancia con las que
antes se nos sometía.
Pero la revolución cubana habría sido una revolución de enanos morales
si aquel resultado y aquella experiencia lo hubiéramos guardado de forma
egoísta para nosotros. Convencidos como José Martí, que aquel que de da, crece,
nos pusimos a disposición de numerosos pueblos del mundo para llevar a su seno
la luz del conocimiento, por lo cual, bien temprano, se vio a maestros cubanos
apoyando a la alfabetización en varios países.
Nuevas necesidades solidarias nos llevaron años después a la sufrida
tierra de Haití, el primer pueblo rebelde de América y la primera república
negra de la historia de la humanidad, y allí, de la suma de todas las
experiencias previas, considerando las enormes dificultades de aquel escenario
y las nuevas posibilidades que las tecnologías nos ofrecían hoy, nació el
método que revolucionó la alfabetización en el mundo: el método “Yo, sí puedo”.
Este método –explican los
expertos- parte de lo conocido, los números, hacia lo desconocido, las letras y
se basa en la experiencia que se va adquiriendo. En él se utilizan los medios
audiovisuales y un facilitador para transmitir los conocimientos. El
facilitador es el vínculo entre la clase audiovisual y el participante,
desempeña una función importante en lo referente al trabajo con la parte
afectiva del iletrado, además de controlar el proceso de aprendizaje. Consta de
tres etapas: adiestramiento, enseñanza de lecto-escritura, cálculo matemático,
otros temas y consolidación.
Los materiales docentes son la
cartilla, el manual y vídeos o grabaciones radiales donde están las clases. El
tiempo que dura la acción educativa es variable ya que el método es muy
flexible: desde un máximo de tres meses hasta siete semanas, en forma
intensiva. Hay alguna experiencia de realizarlo en un mes de forma muy
intensiva con personas dedicadas en exclusiva al mismo. El programa existe
también en sistema Braille, para sordos y personas con problemas intelectuales
leves.
Hay otro elemento y es su
racionalidad. Fíjense: con la aplicación de este sistema de enseñanza se podría
erradicar el analfabetismo de nuestro planeta utilizando solo la tercera parte
de los fondos que hoy destina la UNESCO para estos fines.
Existe otro programa que
complementa al "Yo, sí puedo" y permite al alfabetizado llegar a
completar los estudios de primaria hasta sexto grado, este programa es el
"Yo, sí puedo seguir".
“Yo, sí puedo” ha obtenido muy buenos
resultados y se emplea en más de 30 países del mundo. La cifra de alfabetizados
con este método suma ya millones de personas en todo el mundo.
En América Latina y el Caribe lo
han utilizado o lo utilizan Argentina, Venezuela, México, Ecuador, Honduras,
Guatemala, Bolivia, Nicaragua, Colombia, Perú, Chile y varias islas.
En Venezuela, donde se conjugaron
voluntad política, popular y financiera,
se logró alfabetizar a un millón de personas en cinco meses y 27 días en las 34
lenguas de las etnias que existen en el país. Con ello se declaró a Venezuela territorio
libre de analfabetismo en el año 2005 y se incentivó a la continuación de
los estudios a todos los que lo desearan.
Le siguió en 2007 el
Estado Plurinacional de Bolivia, donde la campaña tuvo la complejidad de
realizarse simultáneamente en tres lenguas a la vez: español, aimara y quechua,
para asegurar el carácter pluricultural de la nueva nación.
En 2009, poco antes de
conmemorarse el XXX aniversario de la Revolución Popular Sandinista, Nicaragua
se sumó a la vanguardia de naciones latinoamericanas que han cumplido las metas
de alfabetización de la UNESCO.
Hoy finaliza su campaña
la hermana República del Ecuador, también en varias lenguas.
En África se utiliza en Angola,
Nigeria, Guinea-Bissau, Mozambique y Sudáfrica. Para ello se realizan las
modificaciones que lo contextualicen con las lenguas y las condiciones
históricas, geográficas y sociales de los países que lo van a emplear.
También ha sido puesto en vigor en
países desarrollados como Nueva Zelanda y en Europa, en España, en la ciudad de
Sevilla, donde se estima la existencia de al menos 35.000 analfabetos.
Recientemente se han interesado en
su aplicación países árabes como Egipto y ese gigante asiático que es China.
Debo explicarles también que el
programa “Yo, sí puedo” recibió el Premio
Alfabetización 2006 Rey Sejong de la UNESCO, otorgado al IPLAC
(Instituto Pedagógico Latinoamericano y del Caribe de Cuba) por la promoción
del sistema de alfabetización tan exitosamente aplicado en todos los países
mencionados.
Entre el grupo de
naciones latinoamericanas que lo emplea dejé para el final, a propósito, a El
Salvador, que avanza hoy con paso seguro en esta batalla, y que en el año de su
bicentenario, en coincidencia con el 50 aniversario de la epopeya cubana,
proclamó ya a Comacarán como primer municipio libre de analfabetismo en
doscientos años de historia patria, y ahora le siguen ustedes (APLAUSOS).
Quiero darles unos datos:
¿saben ustedes que El Salvador ha hecho ya aportes sustantivos al desarrollo
del programa? El primero fue con la acreditación de la alfabetización como un
segundo grado, o que establece la ley salvadoreña y que ocurre por primera vez
en el mundo. Nuestros asesores tuvieron que modificar todo el programa en
función de ello. El segundo aporte fue con la introducción de la computación y
se lo debemos a la viceministra Erlinda Hándal, que como digna hija de su padre,
preocupada porque la ciencia y la técnica estén al alcance de todos los
salvadoreños para que florezca su inteligencia, insistió en ello, lo que nos ha
puesto a trabajar en el perfeccionamiento del método “Yo, sí puedo”. ¿Qué les
parece? (APLAUSOS)
Les explico todo esto porque, contrario a lo que se dice, los cubanos no
venimos a adoctrinar y a lavarle el cerebro a la gente –lo cual es una falta de
respeto a la inteligencia de los pueblos: Lo que temen los que se le oponen, es
que la gente sepa leer, escribir, contar y pensar con cabeza propia, que hagan
elecciones propias en su vida y no condicionadas por la propaganda, y que sean
realmente seres verdaderamente libres. Los cubanos, si acaso, venimos a
compartir experiencias y a aprender junto con ustedes. (APLAUSOS)
Por eso yo decía el lunes en Comacarán y repito hoy: “no
pueden quedarse aquí. ¿De qué sirve alfabetizarse si no continúan estudiando y,
sobre todo, si no impiden que regresen el analfabetismo y el abandono escolar?
Yo escucho siempre lo que dice el Ministro: hay que educarse todo el tiempo, para
la vida. Los que obtuvieron su certificado de segundo grado tienen que aspirar
a llegar a sexto grado. Los que llegaron a sexto, tienen que avanzar hacia la
secundaria básica, calificarse en un oficio, como técnicos. Y los que ya estén
en ese nivel tienen que plantearse seriamente hacer un bachillerato y aspirar
siempre a más. Porque para que… todo el país prospere, van a necesitar obreros
calificados, técnicos, médicos, maestros, ingenieros, arquitectos, artistas,
agrónomos, abogados y hasta buenos contadores y carpinteros. Y será necesario
ayudar, además, a otros municipios, para alcanzar la misma meta y que nadie se
quede atrás”.
Al rendir homenaje en su día a los a los
educadores cubanos, de una de las cuales soy hijo, como deudor de otros muchos
más; al agradecer también a los maestros, facilitadores y promotores
salvadoreños que se abrazan simbólicamente con nosotros en esta histórica jornada,
me permito citar a Fidel aquel 22 de diciembre de 1961, ante el millón de
cubanos que colmaba la Plaza de la Revolución de La Habana:
"Vamos a proceder a izar la bandera con
la que el pueblo proclama ante el mundo que Cuba es ya territorio libre de
analfabetismo. Ningún momento más solemne y emocionante, ningún instante de
júbilo mayor, ningún minuto de tan legítimo orgullo y de gloria como éste en
que cuatro siglos y medio de ignorancia han sido demolidos".
Con ese espíritu, permítanme decirles hoy
aquí:
Al izar la bandera que proclama ante el mundo que San Francisco Lempa es
ya territorio libre de analfabetismo, sientan en lo más profundo el orgullo del
deber cumplido y la emoción de este momento solemne y emocionante , de este
minuto de gloria en que cinco siglos de ignorancia han sido demolidos. (APLAUSOS)
Cuando un pueblo se pone en marcha, nada ni nadie lo puede parar.
Cuando un pueblo se levanta y echa a andar, no tiene otra alternativa
que la victoria
¡Que viva la
educación para todos!
Muchas gracias (APLAUSOS).
PALABRAS CON MOTIVO DE LA PROCLAMACIÓN DE SAN FRANCISCO LEMPA COMO MUNICIPIO LIBRE DE ANALFABETISMO Y EL 50 ANIVERSARIO DE LA PROCLAMACIÓN DE CUBA COMO PRIMER TERRITORIO LIBRE DE ANALFABETISMO EN AMÉRICA, SAN FRANCISCO LEMPA, CHALATENANGO, 22 DE DICIEMBRE DE 2011
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