Sr.
Presidente de la Asamblea Legislativa
Sr.
Ministro de Relaciones Exteriores
Sr.
Embajador, Decano en funciones del Cuerpo Diplomático
Distinguidos
invitados
Hemos
querido compartir con ustedes las imágenes que en la medianoche del 31 de
diciembre de 2011 llegaron en vivo y directo a millones de hogares cubanos y a
todos los que en el mundo pueden acceder a la televisión cubana:
Con
las salvas de artillería despertamos a nuestros muertos para no dejarlos solos
en la frialdad de las tumbas y mármoles, y nos los llevamos de compañía en
nuestras luchas presentes y futuras, los hacemos partícipes de nuestros
anhelos, críticos de nuestros actos, custodios de nuestra unidad y guías de
nuestras victorias.
Con
el canto al héroe legendario evocamos las virtudes de él que queremos ver
multiplicadas en todos nosotros: inteligencia, valor, dignidad, astucia,
fidelidad, reflexión, solidaridad coraje, honestidad, firmeza, humildad, humanismo.
Setecientas veces quisieron matarlo con fuego. Hoy todavía lo matan en twitter.
Pero él vive ya, y vivirá, más allá de su propia vida. Ser como Fidel, como ser
como el Che, es para los cubanos un voto para ser mejores seres humanos.
Con
esos ritos festejamos el advenimiento del nuevo año y de los nuevos sueños,
empeñados en actualizar el socialismo en nuestra tierra, aprendiendo de todos
pero construyendo nuestro propio modelo político, económico y social, que
obedece a nuestra historia, a nuestra cultura y a nuestras necesidades y
anhelos, y no es, como enseñaba el Amauta, ni calco ni copia, sino creación
gloriosa.
2011
fue año crucial en esa ruta: nueve millones de cubanos le entregaron a la
dirección política del país y al Estado las claves del futuro en un documento
que fue adoptado como hoja de ruta por el VI Congreso de los comunistas
cubanos. Sin arriar banderas, sin permitir acumulación de riquezas que excedan
los límites de lo justo entre cubanos, nos abrimos más como sociedad hacia
adentro y hacia el mundo, con pleno dominio de nuestra soberanía y libre
determinación. Por decimoctavo año seguido crecimos. Esta vez fue 2,8. No
alcanzamos la meta. Señalamos las dificultades. Las superaremos, incluso al
bloqueo que se ensañó como nunca antes.
2011
fue también año de aniversarios: 50 años de la proclamación del socialismo como
opción de vida; 50 años de la fundación del partido unido, ni único, ni
electoral, sino ¡unido!, para abanderar el tránsito de la nación por la
historia; 50 años de la victoria popular contra la invasión mercenaria e
imperialista de Bahía de Cochinos; 50 años de proclamarnos primer territorio
libre de analfabetismo en el hemisferio occidental, epopeya germinal de ese
país de escuelas, universidades, centros de investigación y millones de
estudiantes, profesionales, técnicos y científicos, que muchos admiran.
En
ese espíritu, 2012 es otro año de recuerdos y esperanzas. En febrero
recordaremos el medio siglo de la firma de la orden presidencial para imponer
el bloqueo a Cuba. En marzo recibiremos con respeto al Papa Benedicto XVI. En
octubre evocaremos los días luminosos y tristes de la Crisis del Caribe, cuando
nos dispusimos a hundirnos en el mar antes que renunciar al honor y la
libertad.
2012
será también el año en que se reunirá la Conferencia nacional de ese partido
unido para atender el encargo que millones de comunistas y patriotas le hacen a
su vanguardia política y a sus destacamentos juveniles, femeninos, comunitarios
y sindicales, de cómo debe liderarse la revolución socialista en Cuba y qué
virtudes deben caracterizar a sus conductores y pueblo. Año en que, a tenor de
las transformaciones económicas y sociales, creceremos un 3,5 por ciento. Año
en que no cejaremos en luchar contra el injusto bloqueo. Año en que no
dejaremos de reclamar el regreso a la patria de nuestros cinco hermanos, presos
políticos en el Imperio. Año en que conmemoraremos, además, los cuatro siglos
de la aparición de Caridad del Cobre, la virgencita mestiza y proscrita, la
virgencita mambisa, que alentó a los patriotas cubanos en todas sus luchas y
anhelos, y es desde entonces su Patrona.
Con
ese renovado consenso en torno a la Patria ganada y sostenida con nuestros
propios esfuerzos y con la solidaridad de millones de personas en todo el
mundo; con el consentimiento mayoritario de los cubanos para salvaguardar el
sistema elegido; con la convicción más profunda de que esa opción nos puso al
fin como Nación, donde la naturaleza sembró a nuestro pueblo y sus palmas,
gracias a lo cual existimos por nosotros mismos y para nuestros hermanos de
América Latina y el Caribe y del mundo, saludamos y felicitamos a todos en el
nuevo año.
En
ese camino no hemos dejado de permanecer ni un instante al lado de nuestros
hermanos salvadoreños. Ello no es nuevo, desde los años de la guerra y durante
las negociaciones de los Acuerdos de Paz, Cuba estuvo al lado del pueblo de El
Salvador. El Gobierno y los diplomáticos cubanos, con total discreción y sin
buscar los flashes de las cámaras, desempeñaron un determinado papel en
aquellas negociaciones: lo saben en Naciones Unidas donde entonces integrábamos
el Consejo de Seguridad, lo saben en el Departamento de Estado, lo saben las
diplomacias de México y Francia, y lo saben muy bien incluso quienes
representaron a la dictadura militar en la mesa de negociaciones.
En
la paz de los últimos veinte años hemos hecho mucho más. Con absoluta
responsabilidad digo que, si algunas de las principales acciones de cooperación
entre Cuba y El Salvador fueran tasadas en los valores usuales de la
cooperación internacional, sin imponer una sola condición, Cuba habría
transferido a El Salvador:
·
Más de 140 mil millones de dólares en la formación gratuita de más de
850 médicos.
·
Más de 27 millones de dólares en cirugías oculares gratuitas que
devolvieron la vista a más de 9 mil salvadoreños.
·
Casi 6 millones de dólares en formación de profesores de educación
física y deportes.
·
Más de dos millones de dólares en asesorías sanitarias, de higiene y
epidemiología para impulsar la Reforma de Salud.
·
Casi un millón de dólares en asesorías ambientales y de gestión de
riesgos que han entrenado a más de 3 mil dirigentes en el exitoso manejo
ambiental y de catástrofes.
·
Casi otro millón de dólares en grabaciones, cartillas y asesorías para
la Alfabetización y la transferencia del programa Yo, sí puedo.
El pueblo
y el gobierno salvadoreño saben cuál ha sido el costo real de todas esas
acciones. Cuba no cuenta su solidaridad en dólares, no pone condiciones ni pide
nada a cambio, no anuncia, hace.
No añado
más. Que las imágenes la música y la poesía que seguirán a mis palabras, digan
el resto.
¡Viva
El Salvador! ¡Viva Cuba Libre!
PALABRAS EN LA RECEPCIÓN CON MOTIVO DEL 53 ANIVERSARIO DEL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN, SAN SALVADOR, 6 DE ENERO DE 2012
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