viernes, septiembre 14, 2012

RESUCITAR DE LA TUMBA DE MORAZÁN A CENTROAMÉRICA

Distinguidos invitados
Hermanas y hermanos salvadoreños y centroamericanos
 Habríamos deseado que la obra que hoy se estrena en San Salvador hubiera visto la luz el año pasado, cuando celebrábamos el bicentenario del Primer Grito de Independencia en Centroamérica. Ello no fue posible, mas nunca es tarde para celebrar a las hazañas y a los héroes que nos trajeron hasta aquí y renovarles el juramento de seguir su camino.
Cuba sabe por su Maestro que honrar siempre honra, y quiso aliarse a la multinacional Telesur para poner todo el potencial de su industria cinematográfica y el talento de sus actores e historiadores en función de ofrecer a los contemporáneos de Nuestra América una miniserie documental sobre el legado de aquellos padres fundadores.
 No haré la ficha técnica del filme que hoy presentamos. Tampoco haré el panegírico de su protagonista, el general José Francisco Morazán y Quesada. Prefiero exaltar los valores que encarnó, tan caros al tiempo que vivimos.
 Aquel joven gallardo, delgado, alto y valeroso, dotado de una clara inteligencia, logró superar las barreras que el Estado colonial de su época imponía para acceder a la modernidad, la educación y la ciencia. Sus lecturas le dotaron de una sólida cultura política, a la vez que desarrollaba una gran disciplina personal.
 Sobresalía entre los jóvenes de su tiempo como hombre apuesto, pero su belleza mayor, la que imantaba y persuadía, era la plena entrega a la causa de la emancipación nacional, su compromiso con las necesidades de justicia social, trabajo digno, educación y prosperidad para los indígenas, campesinos y artesanos humildes de la región, y sobre todo, su incansable lucha por lograr la unidad e integración centroamericana.
 Formado en la ideología liberal, Morazán se propuso transformar radicalmente la oscura y atrasada sociedad colonial centroamericana, y construir un Estado nacional federal soberano e independiente, destruir el latifundio y el poder feudal de la oligarquía y del clero, así como barrer con toda la herencia colonial.
 Se trataba de un programa de acción profundamente revolucionario, que impulsaba un cambio a favor de las mayorías, ratifica la igualdad entre todos los seres humanos y  proscribía la esclavitud. A la vez, enarboló un proyecto de desarrollo autóctono para la región, que no abría el país a la apetencia desmedida y empobrecedora de lo extranjero, sino a la que promovía la industria centroamericana y el desarrollo de sus exportaciones.
 En particular Morazán entendió la naturaleza liberadora de la educación y su trascendencia para el desarrollo de una nación moderna e independiente, por lo que sentó las bases para desarrollar el sistema de la instrucción pública republicana. Definió la responsabilidad del Estado en la educación popular y fomentó escuelas y academias.
 “Solo la instrucción pública –afirmaba Morazán- destruye los errores y prepara el triunfo de la razón y de la libertad... la sencilla educación popular es el alma de las naciones libres...”. La educación básica fue declarada gratuita y obligatoria. En esta perspectiva la introducción de la imprenta fue una decisión dirigida a reafirmar la identidad criolla, para fomentar y producir la literatura y los textos de los centroamericanos.
 Si bien fue profundamente anticlerical, no fue Morazán un líder antirreligioso, y su disposición a favor de la absoluta libertad de cultos, es demostrativa de respeto, amplitud y tolerancia. Esa postura lo llevó a enfrentar uno de los ejes de la hegemonía ideológico cultural conservadora, con lo que se situaba en la vanguardia de los pensadores liberales más avanzados del momento.
 El otro eje que enfrentó fue la penetración extranjera, representada por los imperios coloniales de la época, empeñados, como los imperios de nuestra época, en dividir, enfrentar y debilitar a los pueblos de la región y de toda Nuestra América, cuyos sectores populares acompañaron el programa revolucionario de Morazán frente al empuje de la contrarrevolución que los poderosos y los conservadores alentaban y que lo llevó a ser fusilado.
 Amigos todos:
 Decía Marx en el 18 Brumario de Luis Bonaparte que los pueblos apelan a los muertos para preparar su próximo asalto a la historia. Morazán no debe ser una exclusión: patriota y hombre de Estado, siempre antepuso sus intereses personales frente a los de la nación que intentó construir. Su recio carácter, autoexigencia personal y modestia, pundonor, humanitarismo; su espíritu culto, comido por el ansia de justicia y el desprecio a las diferencias y vanidades, nos muestran un camino de virtudes que valdría escoger para nuestros hijos y nuestros líderes.
 José Martí, que tuvo la oportunidad de conocer del héroe en su peregrinar centroamericano, reconoció que “Había en Morazán, a quien los centroamericanos rinden un culto semejante al que los hijos de Hispanoamérica rinden a Bolívar, algo del empuje, del poder excelso, de la fuerza mágica, del valor resplandeciente de nuestro maravilloso héroe”.
 Y añadió: “La Independencia proclamada con la ayuda de las autoridades españolas, no fue más que nominal, y no conmovió a las clases populares, no alteró la esencia de esos pueblos –la pureza, la negligencia, la incuria, el fanatismo religioso, los pequeños rencores de las ciudades vecinas: solo la forma fue alterada. Un genio poderoso, un estratega, un orador, un verdadero estadista, el único quizás que haya producido la América Central, el general Morazán, quiso fortificar a esos débiles países, unir lo que los españoles habían desunido, hacer de esos cinco Estados pequeños y enfermizos una República Imponente y dichosa…”.
 Por ello, sin dudarlo, Martí asume para su proyecto latinoamericanista y antimperialista el ideal morazanista. Y para tal tarea, junto al ejemplo y legado de Bolívar, el líder cubano se plantea la necesidad de: “Resucitar de la tumba de Morazán a Centroamérica”.
 Nada más añado que no sea evocar las palabras postreras del patriota que hoy honramos en el 191 aniversario de la independencia:
 Centroamericanos, hijos todos de Nuestra América: “He aquí vuestra patria. Recordadla”.
 Muchas gracias.

PALABRAS EN LA PREMIER DEL DOCUMENTAL “MORAZÁN: LA POSTERIDAD NOS HARÁ JUSTICIA”, PRODUCIDO POR EL ICAIC Y TELESUR, CON MOTIVO DEL 191 ANIVERSARIO DE LA PROCLAMACIÓN DE LA INDEPENDENCIA CENTROAMERICANA. TEATRO NACIONAL DE SAN SALVADOR, 14 DE SEPTIEMBRE DE 2012

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