lunes, enero 28, 2013

PLAZA JOSÉ MARTI VISTE NUEVAS GALAS

Señores Diputados
Señor Viceministro de Relaciones Exteriores
Amigos del cuerpo diplomático
Patriotas de Cuba y de Nuestra América
 ¡Felicitémonos! Hoy es fiesta de los buenos. Hoy puede ser Navidad.
 Hoy vio la luz hace 160 años el hombre que inundó de amor e ideas nuestra existencia como pueblos, que nos enseñó a alzarnos contra todas las injusticias y a no vivir de rodillas, que nos educó en saber que la dignidad y la honradez valen más que cualquier riqueza; que la Patria es ara y no pedestal y por tanto se le sirve y no se le utiliza; que solo la unidad nos hará fuertes y victoriosos; que al reconocer la capacidad de nuestras naciones para independizarse del colonialismo europeo, nos alertó, a la vez, de la amenaza del nuevo imperio, que él nombró Norte revuelto y brutal que nos desprecia, y nos convocó a ganar, con todos y para el bien de todos, nuestra definitiva independencia.
Cubanos, salvadoreños, nuestramericanos, hombres y mujeres de buena voluntad y de paz de todo el mundo:
 Nos reunimos hoy aquí, como en muchos otros rincones de Cuba y del planeta para rendir homenaje a José Julián Martí Pérez, quien cumple 160 años de vida eterna. Por eso, en esta plaza renovada lo primero que sorprenderá es que solo se ha registrado su año de nacimiento.
 La Plaza José Martí de San Salvador viste galas nuevas gracias a la solidaridad del pueblo salvadoreño, que devuelve así el gesto noble por el cual, hace 60 años llegó a esta misma tierra ese busto de mármol de Carrara, hecho junto con otros 99, gracias a donaciones humildes del pueblo cubano.
 El mármol que hoy viste el pedestal desde donde Martí nos mira renovado, sereno y seguro, es idéntico a las lozas del monumento de su tumba en Santiago de Cuba y al de la Plaza de la Revolución de La Habana, y procede de la Guatemala que tanto amó.
 Como en la confluencia de ríos cubanos donde el Héroe libró su primer y último combate de armas y alcanzó la inmortalidad, la plaza exhibe hoy, como dos  torrentes, sendos campos de rosas blancas que se abrazan en el monumento, en torno a un remanso de mariposas blancas, la flor nacional de Cuba.
Las rosas blancas indican un gesto muy peculiar de los cubanos, aprendido de Martí, y especialmente dedicado a una tierra como la salvadoreña:

Cultivo una rosa blanca
En julio como en enero
Para el amigo sincero
Que me da su mano franca

Y para el cruel que me arranca
El corazón con que vivo
Cardo ni ortiga cultivo,
¡Cultivo una rosa blanca!

Tras el busto, está el campo de Cuba, ¡qué digo!, de El Salvador, tan parecido al nuestro: una ceiba tutelar, árboles comunes de baría o barilla, mangos, laureles, un sauce y, presidiendo el conjunto, en posición de escolta, una recién sembrada palma real, el árbol nacional de Cuba, como para que no quepan dudas de dónde es el héroe: de donde crece la palma.
 La poda cariñosa del follaje ha permitido el ingreso de la luz, para que él y todo su entorno puedan permanecer siempre como lo prefería: de cara al sol.
 Hemos sido testigos del amor y el cuidado puestos por manos salvadoreñas en los detalles, para subrayar cada uno de los valores que este cubano universal les dejó a nuestros pueblos. Para más gloria, no quieren ser nombrados ni empresas, ni instituciones, ni individuos, y solo han pedido dejar registro de esta fecha. Al honrar con tanto pudor a Martí, los salvadoreños se han honrado a sí mismos.
 La jornada es tanto más gloriosa porque hoy, en Chile, cuna de aquel insometible Caupolicán, del digno libertador O´Higgigns,  del poeta eterno Neruda y del inmortal presidente Allende, los pueblos de toda nuestra América se abrazan y encuentran al fin, con pleno espíritu bolivariano y martiano. Y porque le han dado a Cuba, tierra natal de José Martí, la inmensa responsabilidad, que honraremos, de liderar a nuestra Comunidad en el año del 160 aniversario.
 Vigilantes como él, están en esta hora todos los patriarcas de nuestra libertad, desde Bolívar: no quieren vernos más llorosos ante ellos, lamentándonos de males propios y ajenos. Quieren que actuemos y no dejemos morir su raza. No lo duden, cubanos, salvadoreños y nuestramericanos, si faltáramos a nuestro deber, a ese busto le saldrán brazos relucientes, el cuerpo todo se alzará, sonarán las piedras como si el volcán cercano estallara y con las manos a la cintura, ese hombre, que parece mármol, saltará de su zoclo para sacudirnos.
 ¡Viva José Martí!
¡Viva Cuba Libre!

PALABRAS EN OCASIÓN DE LA REINAUGURACIÓN DE LA PLAZA JOSÉ MARTI DE SAN SALVADOR Y LA CEREMONIA DE COLOCACIÓN DE OFRENDAS FLORALES CON MOTIVO DEL 160 ANIVERSARIO DEL APÓSTOL. SAN SALVADOR, 28 DE ENERO DE 2013

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