Señores Diputados
Señor Viceministro de Relaciones Exteriores
Amigos del cuerpo diplomático
Patriotas de Cuba y de Nuestra América
¡Felicitémonos! Hoy es fiesta de los buenos. Hoy puede ser
Navidad.
Hoy vio la luz hace 160 años el
hombre que inundó de amor e ideas nuestra existencia como pueblos, que nos
enseñó a alzarnos contra todas las injusticias y a no vivir de rodillas, que
nos educó en saber que la dignidad y la honradez valen más que cualquier
riqueza; que la Patria es ara y no pedestal y por tanto se le sirve y no se le
utiliza; que solo la unidad nos hará fuertes y victoriosos; que al reconocer la
capacidad de nuestras naciones para independizarse del colonialismo europeo,
nos alertó, a la vez, de la amenaza del nuevo imperio, que él nombró Norte revuelto y brutal que nos desprecia,
y nos convocó a ganar, con todos y para
el bien de todos, nuestra definitiva independencia.
Cubanos, salvadoreños,
nuestramericanos, hombres y mujeres de buena voluntad y de paz de todo el mundo:
Nos reunimos hoy aquí, como en
muchos otros rincones de Cuba y del planeta para rendir homenaje a José Julián Martí
Pérez, quien cumple 160 años de vida eterna. Por eso, en esta plaza renovada lo
primero que sorprenderá es que solo se ha registrado su año de nacimiento.
La Plaza José Martí de San
Salvador viste galas nuevas gracias a la solidaridad del pueblo salvadoreño,
que devuelve así el gesto noble por el cual, hace 60 años llegó a esta misma
tierra ese busto de mármol de Carrara, hecho junto con otros 99, gracias a
donaciones humildes del pueblo cubano.
El mármol que hoy viste el pedestal
desde donde Martí nos mira renovado, sereno y seguro, es idéntico a las lozas
del monumento de su tumba en Santiago de Cuba y al de la Plaza de la Revolución
de La Habana, y procede de la Guatemala que tanto amó.
Como en la confluencia de ríos
cubanos donde el Héroe libró su primer y último combate de armas y alcanzó la
inmortalidad, la plaza exhibe hoy, como dos torrentes, sendos campos de rosas blancas que
se abrazan en el monumento, en torno a un remanso de mariposas blancas, la flor
nacional de Cuba.
Las rosas blancas indican un
gesto muy peculiar de los cubanos, aprendido de Martí, y especialmente dedicado
a una tierra como la salvadoreña:
Cultivo una rosa
blanca
En julio como en enero
Para el amigo sincero
Que me da su mano
franca
Y para el cruel que me
arranca
El corazón con que
vivo
Cardo ni ortiga
cultivo,
¡Cultivo una rosa
blanca!
Tras el busto, está el campo de
Cuba, ¡qué digo!, de El Salvador, tan parecido al nuestro: una ceiba tutelar,
árboles comunes de baría o barilla, mangos, laureles, un sauce y, presidiendo
el conjunto, en posición de escolta, una recién sembrada palma real, el árbol
nacional de Cuba, como para que no quepan dudas de dónde es el héroe: de donde crece la palma.
La poda cariñosa del follaje ha
permitido el ingreso de la luz, para que él y todo su entorno puedan permanecer
siempre como lo prefería: de cara al sol.
Hemos sido testigos del amor y el
cuidado puestos por manos salvadoreñas en los detalles, para subrayar cada uno
de los valores que este cubano universal les dejó a nuestros pueblos. Para más
gloria, no quieren ser nombrados ni empresas, ni instituciones, ni individuos,
y solo han pedido dejar registro de esta fecha. Al honrar con tanto pudor a
Martí, los salvadoreños se han honrado a sí mismos.
La jornada es tanto más gloriosa
porque hoy, en Chile, cuna de aquel insometible Caupolicán, del digno
libertador O´Higgigns, del poeta eterno
Neruda y del inmortal presidente Allende, los pueblos de toda nuestra América
se abrazan y encuentran al fin, con pleno espíritu bolivariano y martiano. Y
porque le han dado a Cuba, tierra natal de José Martí, la inmensa
responsabilidad, que honraremos, de liderar a nuestra Comunidad en el año del
160 aniversario.
Vigilantes como él, están en esta
hora todos los patriarcas de nuestra libertad, desde Bolívar: no quieren vernos
más llorosos ante ellos, lamentándonos de males propios y ajenos. Quieren que
actuemos y no dejemos morir su raza. No lo duden, cubanos, salvadoreños y
nuestramericanos, si faltáramos a nuestro deber, a ese busto le saldrán brazos
relucientes, el cuerpo todo se alzará, sonarán las piedras como si el volcán
cercano estallara y con las manos a la cintura, ese hombre, que parece mármol,
saltará de su zoclo para sacudirnos.
¡Viva José Martí!
¡Viva Cuba Libre!
PALABRAS EN OCASIÓN DE LA REINAUGURACIÓN DE LA PLAZA JOSÉ MARTI DE SAN SALVADOR Y LA CEREMONIA DE COLOCACIÓN DE OFRENDAS FLORALES CON MOTIVO DEL 160 ANIVERSARIO DEL APÓSTOL. SAN SALVADOR, 28 DE ENERO DE 2013
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