(Tomado de Rene4the5) Este post constituye mi
presentación en el mundo de la blogosfera. Para él he contado con la gentileza
de personas que me han precedido en este campo. No todos comparten el mismo
pensamiento, pero les une el deseo de una Cuba mejor y una honestidad
intelectual que respeto. También les une el apoyo a la causa de los Cinco. En
este punto representan a millones de personas tanto en Cuba como en el resto
del mundo.
Creo sinceramente en la verdad
como valor. Creo que acceder a ella beneficia a todos, aun los que se rehúsen a
escucharla. Confío en que se abrirá paso a través de esta bitácora.
1. Por Acerca de Cuba y Blogs Cubanos: Josephcalvet
Cuando se abre un blog se tiene
presente por qué se hace, qué se desea compartir. En tu caso, René, qué
pretendes con el blog. Mucha suerte y seguro que será muy bien acogido.
Obviamente, todo lo que me mueve
tiene relación con la causa de mis hermanos presos. Espero que el blog sea una
contribución a la ruptura del muro de silencio que se ha tendido sobre el caso.
Se trata de un juicio largo y complejo, viciado por la venganza y
fragmentariamente divulgado. En mis contactos con las personas me doy cuenta de
que esa fragmentación se refleja en el conocimiento sobre sus pormenores.
El blog ofrece una oportunidad de
que la historia sea abordada directamente por nosotros Cinco, utilizando un
formato que permite el diálogo personal, fluido y permanente con quienes deseen
aproximarse a ella. Aspiro a una contraposición respetuosa de los diversos
abordajes al caso y a través de ella a esclarecer los puntos oscuros del mismo.
Espero que este formato sirva para extender el conocimiento del tema a
audiencias que si bien no tienen que ser de izquierda, por un sentido de
justicia elemental pudieran rechazar la burda revancha que motivó a los
fiscales. Este rechazo desde fuera de la izquierda ya se ha dado, y si no se ha
replicado más es precisamente debido a la poca exposición de las personas al
proceso.
En ese sentido, el blog será
también un repositorio de documentación original sobre el juicio y su zaga, de
modo que el que lo desee pueda usarlo como referencia y –al decir de un amigo-
“sacar sus propias conclusiones”.
2. Por La Joven
Cuba: Harold, Osmany y Roberto.
En el proceso de cambios que
atraviesa el país la blogosfera cubana participa activamente, según su
opinión: ¿Resulta legítimo que medios alternativos como los blogs cubran
los silencios que deja la prensa nacional? ¿Existen límites para la
crítica en un bloguero revolucionario?
Creo que lo que legitima a un
blog es el ser una manifestación de un derecho natural: El derecho a
expresarse. Es normal y legítimo que si la prensa deja silencios estos sean
llenados por otras manifestaciones de la expresión, y los blogs serán una de
ellas; pero aun cuando se invente la prensa sin silencios –y este blog busca
precisamente llenar uno de los más ensordecedores que pueda concebirse, erigido
alrededor del caso de los Cinco- las personas seguirán ejerciendo el derecho
legítimo a expresarse ya sea a través de blogs o de cualquier otra manera.
Claro, luego estará la opinión del lector en cuanto a la legitimidad o no de lo
que expresa el blog, pero eso es otra historia.
Yo pienso que el límite a la
crítica en un bloguero revolucionario debe de ser autoimpuesto a partir de su
sentido de la responsabilidad; lo que plantea sobre ese bloguero un reto más
elevado que el que enfrentaría otro bloguero no comprometido con los fenómenos
sociales. Las aseveraciones tienen impacto en el mundo real; y ese impacto debe
de ser medido en todo lo posible por quien las va a emitir desde el compromiso
con la suerte de sus semejantes. La verdad, la objetividad y el rigor son
valores intrínsecamente revolucionarios y límite suficiente para el ejercicio
de la crítica por quien lo sea.
3. Por La Pupila Insomne: Iroel Sánchez.
Desde que leí en la prensa
fragmentos del diario que escribiste durante el juicio contra ti y tus
compañeros, me impresionó tu facilidad para redactar de manera atractiva, con
una gran capacidad de síntesis, aguda observación y el empleo hábil de recursos
como la ironía. Pero hace alrededor de un año, en un encuentro con blogueros
cubanos, en que evidenciaste un conocimiento profundo del fenómeno de los blogs
en Cuba, dijiste “la blogosfera es una vocación, yo no tengo esa vocación” ¿Qué
ha cambiado en ti, o en las circunstancias, para que te hayas decidido a dar
este paso y abrir un blog?
Gracias por los elogios, que
espero merecer. En realidad lo único que cambió fue que me reuní con ustedes.
Todo lo demás sigue igual.
Desde luego, compartía con
ustedes el concepto de que hay que ir dando la batalla también en las redes, y
de que es un campo como cualquier otro que no hay por qué ceder al adversario.
Sólo que ustedes me convencieron de que yo debía de participar personalmente en
él y eso fue lo que hice.
No sé si algún día desarrollaré
la vocación por la blogosfera. Entre mis vocaciones está la de revolucionario,
y como tal la del ejercicio del debate. Por lo pronto lo que me impulsa es la
lealtad hacia mis tres hermanos injustamente presos y la urgencia de hacer algo
para poner fin a tal injusticia. Entretanto, me alegra que haya tantos cubanos
talentosos que tengan esa disposición. Ellos son los precursores de una
blogosfera que espero algún día, bajo mejores condiciones, pueda aportar un
rico y profundo contenido a unas redes que bien lo necesitan.
4- Por Paquito
el de Cuba: Francisco Rodríguez Cruz.
Todavía retenido en los Estados
Unidos después de salir de prisión, nos sorprendiste con tu apoyo a quienes en
Cuba hacemos activismo por los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y trans,
y fue tu participación en la Jornada Cubana contra la Homofobia una de tus
primeras actividades públicas al regresar de manera definitiva a tu patria.
¿Cómo la blogosfera te permitió estar al tanto de las nuevas luchas
revolucionarias en nuestro país y en qué medida piensas que este nuevo blog
tuyo pueda contribuir a combinar la justa causa de la libertad de los Cinco con
otras tantas aspiraciones de nuestra juventud y nuestro pueblo?
Aún en prisión pudimos tener
cierto contacto con la blogosfera a través de los compañeros de la Sección de
Intereses en Washington, que nos proveyeron sistemáticamente de contenidos
diversos generados en ella. Así entramos en contacto con una pluralidad de
opiniones que no habíamos experimentado en la época en que vivíamos en la isla.
Luego aprovechamos la libertad supervisada para conectarnos y palpar “en vivo”
esa pluralidad; reflejo natural de una realidad que demanda cambios más
profundos de los que demandábamos entonces.
La causa de los Cinco y las
aspiraciones de nuestra juventud y de nuestro pueblo están ligadas por su
justicia inherente, más allá de la existencia de este blog. Nuestro pueblo y
sus jóvenes nos manifiestan un cariño que sólo puede ser respondido por la
adhesión con que nosotros decidimos un día arriesgarlo todo por ellos, y por el
compromiso hacia todos en que ese cariño nos pone en lo adelante. Tan justo es
luchar por la libertad de los Cinco como por la construcción de esa sociedad
con todos y para el bien de todos que aspiramos heredar a nuestros hijos. No se
pueden separar ambas causas.
Creo que esa comunión se
manifestará espontáneamente en los intercambios que se produzcan en el blog; y
aunque no debo de pecar de presuntuoso sería bueno si en alguna medida tales
intercambios contribuyen al debate abierto y plural que necesitamos en el
camino a la materialización de esas aspiraciones a que haces referencia.
5- Por Yadira Escobar: Yadira Escobar:
René González, usted nació en los
Estados Unidos, pero por razones particulares se vio en la necesidad de
renunciar a su ciudadanía. También se relacionó e hizo amigos dentro de la
comunidad cubano-americana. Es una comunidad donde viven muchos que rechazan el
terrorismo, y que aunque no comparten los valores de la Revolución cubana,
conservan lazos sentimentales con su país de origen ¿Cree usted que a pesar de
las diferencias ideológicas vale la pena una gestión de acercamiento cultural
con vistas a una reconciliación entre cubanos en el área política?
Como bien dices dejé buenos
amigos en la comunidad cubano-americana. También una familia que se portó muy
bien conmigo, y que puso a un lado sus preferencias políticas para apoyarme
cuando más lo necesité. Cada uno ha respetado los criterios políticos del otro
sin necesidad de que intervenga un proceso de reconciliación, dado que nunca
medió un conflicto personal entre nosotros.
Por eso me pregunto si el quid de
la solución a nuestras separaciones radica en verdad en una reconciliación, o
si es que reside en el fin de la política de agresiones contra Cuba desde el
gobierno norteamericano. ¿Qué pasará cuando todos a ambos lados del Estrecho de
la Florida dejemos de ser rehenes de tal política? Quizá en lugar de
reconciliación lo que veremos será, en la inmensa mayoría de los casos, un
reencuentro. Al menos eso es lo que ha demostrado la práctica. Por lo pronto,
esa política sigue condicionando actitudes y conductas en ambas orillas que me
atrevería a decir son impuestas por esa circunstancia, pero no resistirían la
normalización de relaciones entre los dos países. Son comportamientos que se
irían desvaneciendo porque hemos sido forzados por una política deliberada a
sostenerlos.
Por el mismo hecho de ser
anormales, las circunstancias actuales tienen que desaparecer. Quienes se
resisten a ese inevitable ven un peligro en el intercambio cultural, y lo
combaten como pueden. Los que queremos que esas condiciones desaparezcan
creemos que es válido el intercambio, y pensamos que es un buen paso en la
consecución de la normalización de relaciones. Una vez levantado ese obstáculo
se producirá ese proceso que –repito- en mi opinión para la abrumadora suma de
los cubanos en ambas orillas será no una reconciliación sino un reencuentro.
Claro, habrá casos particulares de rencores –justificados o no- y también
quienes con más o menos razón se sienten victimizados por eventos desarrollados
en estos años, pero estamos hablando del impacto que para el cubano promedio
tendría en ambas orillas un cambio en la situación.
Desde luego, se refinarán las
mañas del gobierno norteamericano para conquistarnos mediante otras formas bajo
las nuevas circunstancias. No se puede ser ingenuo en eso, y quienes defendemos
el proyecto revolucionario tenemos que lograr que sea ese proyecto el que
defina las condiciones de tal reencuentro. Pero esto no significa que haya que
rehuir el reto. Yo apuesto por la normalización, y creo que el intercambio
cultural tiene un papel positivo que jugar en ella. De hecho lo está jugando, a
juzgar por las reacciones de quienes se le oponen.
6- Por El Adversario Cubano: Raul Capote.
¿Cómo piensas se inserte tu
bitácora en la blogosfera cubana en medio del debate de ideas que generan los
cambios en el modelo económico cubano?
Aunque no es el propósito
primario de esta bitácora el insertarse en un debate de ideas de naturaleza más
amplia que la idea que la anima, por lógica es de esperar que la participación
de los foristas haga derivar ciertos intercambios hacia el tema. Quizá uno que
otro post se aventure al abordaje de los cambios en el modelo económico, por
las implicaciones que tiene para todos y el lógico interés que para cualquier
revolucionario despiertan.
No se puede obviar que alrededor
de esos cambios se gestan también proyectos de restauración capitalista. La
gama de posiciones tanto desde la Revolución como desde la contrarrevolución es
muy amplia. Es imposible que un blog comprometido con la construcción del
socialismo se pueda sustraer a la discusión de dichos temas.
Dando eso por descontado, lo que
resta es tratar de que el blog juegue un papel constructivo en relación a la
realidad en que se insertarán mis tres hermanos presos una vez que hayamos
logrado traerlos de vuelta a casa.
7- Por Cartas
desde Cuba: Fernando Ravsberg.
La distancia a veces nos engaña y
tendemos a idealizar lo que amamos. Al llegar a Cuba te habrás encontrado
con corrupción, ineficiencia, falta de productividad, una burocracia de
fábula y un duro bloqueo interno. ¿Cómo fue tu choque con la realidad?
Bueno, la distancia desde Miami
tiene otra connotación. Allí engaña la prensa para hacerte creer que lo que
amamos dejó de existir. De hecho, se requiere de un considerable esfuerzo para
encontrar esa realidad aprisionada entre la idealización que te acompaña
y la propaganda perversa de los medios.
Tanto los familiares en sus
visitas a la cárcel, como los compañeros de la Sección de Intereses en
Washington, me fueron revelando no solo la realidad cubana sino también la
diversidad de interpretaciones que de ella han derivado. De modo que yo no
utilizaría la palabra “choque”. Tal vez mejor decir que un abordaje. No he
encontrado muchas cosas que me sorprendan, de lo que me alegro.
Aplicando una perspectiva
dialéctica y acudiendo a Lenin, la historia avanza dos pasos y retrocede uno.
No se puede ignorar lo que significó para Cuba la humillante rendición
incondicional de los soviéticos. Casi se puede decir que el mundo retrocedió
dos pasos. Falta por ver si logramos avanzar tres. Por lo pronto, regresamos a
un universo en que prima la corrupción –comenzando por la de los más
elementales valores-, en que la productividad y la eficiencia de un polo se
erigen sobre la miseria de otro, en que la burocracia ya había sentado cátedra
y el bloqueo yanqui se ha extremado. Aspirar a que el mundo sufriera esa
reversión y esta pequeña islita siguiera siendo igual era ilusorio. No se puede
construir el socialismo en una burbuja.
Yo creo que al final es una etapa
interesante para estar en Cuba y participar de su proceso político. En la
cárcel aprendes que se puede crecer a la sombra de las peores circunstancias, y
eso también es aplicable a un pueblo que despierta a un entorno nuevo y más
agresivo, aun cuando ese cambio ha inducido retrocesos. También ha promovido
avances como la superación de dogmas, una pluralidad de visiones que es
saludable y un debate que vale la pena estimular.
Ahora se trata -parafraseando ese
aforismo que algunos atribuyen a la madre África- de encontrar el valor para
cambiar lo que puede ser cambiado, la serenidad para aceptar lo que no puede
ser cambiado, y la sabiduría para distinguir entre ambas cosas.
Con ese espíritu asumo este
abordaje de la situación cubana.
7- Por La isla Desconocida: Enrique Ubieta.
René, los superhéroes
norteamericanos (ya sean del “tipo” de Superman o de Rambo) son inimitables y
expresan un poder superior. Elpidio Valdés, en cambio, se apoya en la valentía,
la inteligencia y la picardía. ¿Esas construcciones se corresponden con un
concepto y un paradigma de héroes que se asocia, respectivamente, a cada
proyecto de nación? ¿Cómo describirías el paradigma cubano del héroe?
Obviamente no es lo mismo
construir un imperio que levantar sobre una nación de la periferia neocolonial
un proyecto de estado soberano. Los héroes ficticios –y los ejemplos que pones
tanto de uno como de otro proyecto lo son- al final terminan representando lo
que cada uno de esos diseños ha tomado de su historia real para representar al
héroe; a lo que se suma en el caso del establishment norteamericano el extravío
histórico como herramienta de alienación y adormecimiento. Sería mucho pedirles
que asumieran como héroes a hombres como Nat Turner o John Brown. Para ellos es más eficaz glorificar
a Custer o a Roosevelt,
cuya heroicidad en la vida real tiene tanto de ficticio como la humanidad de
los paradigmas suyos a que haces referencia. Al final los héroes son construidos
–o seleccionados- a imagen y semejanza de quienes rigen la comunidad que
representan. Es difícil imaginarse una sociedad en que el presidente pueda
hacer el ridículo que hizo Bush al aterrizar en un portaaviones para proclamar
la supuesta victoria en un conflicto, sin que hubiera consecuencias políticas.
Hay algo de alienación colectiva en eso que requiere de un “trabajo de mesa”
multigeneracional; incluyendo la narrativa de la que resultan caricaturas como
Supermán o como Rambo.
Elpidio Valdés representa a ese sencillo
mambí que hasta que la guerra se lo impuso probablemente era ajeno a su propia
valentía. Fue ese cubano, lo mismo soldado como general, que terminada la guerra
se regresaba a su conuco y seguía labrando la tierra. Es el mismo guajiro que
luego protagonizara en la Sierra una hazaña militar asombrosa; pero también el
cubano que en la paz se fue a alfabetizar o se movilizaba buena parte del año
hacia la zafra. A diferencia del ciudadano común que observa boquiabierto cómo
Spiderman le resuelve el problema con “los malos” nuestro héroe es el ciudadano
común mismo, escribiendo la historia como protagonista de un proceso de
emancipación colectiva, pero también individual en cada miembro de ese
colectivo.
Ese es mi paradigma de héroe: El
ciudadano común, consciente de su mortalidad y de la vulnerabilidad de su
condición humana para quien la conducta que lo enaltece implica un sacrificio,
pero sin otras pretensiones lo acepta como costo por hacer sencillamente lo
correcto.
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