PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LOS CONSEJOS DE ESTADO Y DE MINISTROS DE LA REPÚBLICA DE CUBA, RAÚL CASTRO RUZ, EN LA CLAUSURA DEL IV PERÍODO ORDINARIO DE SESIONES DE LA VIII LEGISLATURA DE LA ASAMBLEA NACIONAL DEL PODER POPULAR, LA HABANA, 20 DE DICIEMBRE DE 2014.
Compañeras y compañeros:
Hemos tenido intensas y emotivas jornadas en los últimos días.
Este propio mes de diciembre celebramos exitosamente la V Cumbre
Caricom-Cuba y el pasado domingo la XIII Cumbre de la Alianza
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, ocasión en que rendimos
merecido homenaje a sus artífices: el entrañable presidente bolivariano
Hugo Chávez Frías y el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana,
compañero Fidel Castro Ruz (Aplausos).
Nos acompañan en esta sesión Gerardo, Ramón y Antonio, motivo de
genuino regocijo y alegría para todo nuestro pueblo —sobre este
importante asunto ampliaré en la parte final de mi intervención. Se
encuentran también presentes los compañeros Fernando y René y los
familiares de los Cinco Héroes, al igual que el joven Elián González, su
padre Juan Miguel y el Coronel Orlando Cardoso Villavicencio, Héroe de
la República de Cuba, quien sufrió severa prisión por más de 10 años en
Somalia.
Como ha sido habitual en las sesiones de nuestro Parlamento, me
corresponde pasar revista al desempeño de la economía en el año que
concluye y el Plan y Presupuesto para el 2015, cuestiones que han sido
profundamente debatidas por los diputados en las 10 comisiones y también
en la sesión plenaria de ayer.
Al análisis de esos asuntos se dedicó igualmente el Noveno Pleno del
Comité Central del Partido, efectuado el pasado jueves. Por tanto, solo
haré una breve referencia a estos temas.
Fue explicado que el Producto Interno Bruto, conocido como PIB, tuvo
un crecimiento del 1,3%, inferior a lo planificado inicialmente, en lo
que influyó el insuficiente desempeño en el primer semestre, durante el
cual se afrontaron limitaciones financieras de envergadura a causa del
incumplimiento de ingresos externos, condiciones climatológicas adversas
e insuficiencias internas en la gestión económica. Realmente en la
segunda mitad del año se logró revertir modestamente esa tendencia y se
alcanzó un resultado superior.
El Plan del próximo año consolida y refuerza la dirección de un
crecimiento más sólido de la economía cubana, basado en la potenciación
de las reservas internas de eficiencia, reanimación de los sectores
productivos, en particular de la industria manufacturera, utilización
más eficiente de los portadores energéticos e inversiones superiores en
infraestructuras y la producción material, a la vez que se preservan los
servicios sociales como la salud pública y educación a nuestra
población.
Para el año 2015 se proyecta un crecimiento del PIB de poco más del
4%, objetivo alcanzable teniendo en cuenta que se dispone con suficiente
antelación de un mejor aseguramiento financiero en comparación con el
inicio del 2014. Ello no quiere decir que resultará fácil ni mucho
menos. Deberemos seguir enfrentando los efectos de la crisis económica
global y del bloqueo norteamericano que se mantiene en pie, generando
innegables obstáculos al desarrollo de nuestra economía.
Al mismo tiempo, continuaremos honrando estrictamente los compromisos
asumidos en el reordenamiento de las deudas con nuestros principales
acreedores y así contribuir a la paulatina recuperación de la
credibilidad internacional de la economía cubana.
En la tarde de ayer la Asamblea Nacional aprobó la Ley del
Presupuesto del Estado para el año 2015, el cual contempla un déficit
del 6,2% del PIB, que se ha considerado aceptable en las actuales
circunstancias. Se incorporan nuevos tributos y se reduce la carga
impositiva al sistema empresarial en correspondencia con la aplicación
gradual de la Ley Tributaria.
Al propio tiempo, se han adoptado diferentes medidas para reforzar el
control fiscal ante indisciplinas y la evasión de impuestos por las
personas jurídicas y naturales.
En esta materia no solo debe sancionarse a quienes incumplen, pues la
impunidad equivaldría alentar a la transgresión de las normas legales
vigentes, consideramos que también es necesario fomentar en las
instituciones, empresas, cooperativas y trabajadores por cuenta propia
una cultura de civismo fiscal y que se comprenda que los tributos
constituyen la fórmula principal para redistribuir la renta nacional en
interés de todos los ciudadanos.
Por otra parte, ha mantenido su avance el proceso de implementación
de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la
Revolución, aprobados por el 6to Congreso. Como se ha informado, nos
encontramos en una etapa cualitativamente superior en esta materia, en
la que se abordan tareas de extrema complejidad, cuya solución impactará
todas las facetas del quehacer nacional.
Me refiero, en primer lugar, al proceso de unificación monetaria,
donde se ha progresado sólidamente en la segunda mitad del presente año
desde el punto de vista conceptual y se ha logrado delinear un abarcador
programa de medidas en interés de evitar afectaciones a la economía y
la población.
Favorable acogida entre los ciudadanos ha tenido la decisión de
generalizar la venta en CUP en las tiendas recaudadoras de divisas, la
que continuará ampliándose gradualmente.
La ocasión es propicia para ratificar dos conceptos que no debemos soslayar.
El primero es que la Unificación Monetaria no es la solución
universal o inmediata de todos los problemas que afronta nuestra
economía.
Esta importante decisión deberá complementarse por un conjunto de
medidas macroeconómicas que favorezcan el ordenamiento monetario del
país mediante instrumentos que aseguren el equilibrio de las finanzas
nacionales, lo cual contribuirá decisivamente a mejorar el
funcionamiento de la economía y la construcción en Cuba de un socialismo
próspero y sostenible.
El segundo concepto y no menos importante, es que se garantizarán los
depósitos bancarios en divisas extranjeras, pesos cubanos convertibles
(CUC) y pesos cubanos (CUP), así como el efectivo en manos de la
población y las personas jurídicas nacionales y foráneas.
Conocemos que no han dejado de manifestarse dentro y fuera del país
criterios, con sanas y no muy sanas intenciones, acerca del ritmo del
proceso de actualización de nuestro modelo económico.
Tampoco han faltado desde el exterior exhortaciones abiertas a
apresurar la privatización, incluso de los principales sectores
productivos y de servicios, lo que equivaldría a deponer las banderas del socialismo en Cuba.
Tal parece que estos últimos no se han molestado en dar una lectura a
los Lineamientos, donde con toda claridad se expresa, cito: “El sistema
económico que prevalecerá en nuestro país continuará basándose en la
propiedad socialista de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de
producción, donde deberá regir el principio socialista ‘de cada cual
según su capacidad y a cada cual según su trabajo’, fin de la cita.
Proseguiremos haciendo realidad los acuerdos del 6to Congreso
del Partido Comunista de Cuba con responsabilidad y firmeza, a la
velocidad que soberanamente decidamos aquí, sin poner en riesgo la
unidad de los cubanos, sin dejar a ninguno abandonado a su suerte, sin
aplicar terapias de choque y sin renunciar jamás a los ideales de
justicia social de esta Revolución de los humildes, por los humildes y
para los humildes.
Ya el próximo año iniciaremos las actividades preparatorias para la
celebración en abril del 2016 del 7mo. Congreso del Partido, previo al
cual se desarrollará un amplio y democrático debate con la militancia
comunista y todo el pueblo acerca de la marcha de la implementación de
los Lineamientos.
Estrechamente asociado a la actualización del modelo se encuentra el
proceso de paulatina, repito, paulatina descentralización de facultades
desde los ministerios hacia el sistema empresarial.
No es algo que pueda hacerse de la noche a la mañana si queremos
tener éxito. Se requiere un tiempo prudencial para preparar y capacitar,
como lo venimos haciendo, a los cuadros a todos los niveles, modificar
la mentalidad arcaica y desechar viejos hábitos, así como elaborar e
instrumentar el marco jurídico y procedimientos precisos que permitan a
unos y otros controlar que las decisiones se apliquen de manera
adecuada, rectificar oportunamente los errores y de ese modo evitar
retrocesos innecesarios.
A favor de una mayor autonomía de la empresa estatal socialista,
entre otras medidas, se amplió y flexibilizó su objeto social, se
definió el encargo estatal y se otorgaron facultades para la
comercialización de los excedentes productivos. Asimismo, se dispuso la
eliminación de límites administrativos para el pago de salarios
vinculados a los resultados.
Estas transformaciones deberán ejecutarse de manera gradual, sin apresuramientos, con orden, disciplina y exigencia.
La justa aspiración a devengar mayores salarios es una
cuestión muy sensible, en la cual no nos está permitido equivocarnos, ni
dejarnos conducir por el deseo o la improvisación.
Nos alegra que aumenten de manera gradual los salarios de aquellos
trabajadores que laboran en las actividades con resultados más
eficientes y reportan beneficios de particular impacto económico y
social.
Sin embargo, debe quedar bien claro que no se puede distribuir una
riqueza que no hemos sido capaces de crear, hacerlo conllevaría serias
consecuencias para la economía nacional y de cada ciudadano. Soltar
dinero a las calles sin un incremento correspondiente de las ofertas de
bienes y servicios generaría inflación, fenómeno que entre muchos otros
efectos nocivos reduciría la capacidad adquisitiva de los salarios y de
las pensiones, golpeando en primer lugar a los más humildes. Y eso no lo
podemos permitir.
Durante el primer año de la aplicación de la nueva política salarial,
en no pocas empresas se ha producido la violación del índice del gasto
de salario por peso de valor agregado bruto, en otras palabras, se han
pagado mayores salarios sin el correspondiente respaldo productivo. He
alertado en varias ocasiones que esto hay que considerarlo como una
indisciplina grave, muy grave y debe ser enfrentada resueltamente por los dirigentes administrativos y también por las organizaciones sindicales.
Para nadie es un secreto que en nuestro sistema social los sindicatos
defienden los derechos de los trabajadores y para lograrlo
efectivamente deben ser los primeros en velar no solo por el interés de
un colectivo laboral determinado, sino por los intereses de toda la
clase obrera, que son en esencia los mismos que sostiene la nación
entera.
No podemos dejar espacio a que se desarrolle y fortalezca el egoísmo y la codicia entre nuestros trabajadores.
Todos queremos y necesitamos mejores salarios, pero antes hay que crear
la riqueza para luego distribuirla según el aporte de cada cual.
Por supuesto, existen otras muchas cuestiones vinculadas a la
actualización del modelo económico que no he mencionado, en varias de
las cuales se han presentado desviaciones que estamos en la obligación
de rectificar a tiempo, en el ánimo de no tener que dar marcha atrás,
pero para ello hay que trabajar con mucha seriedad y responsabilidad.
Nadie en el mundo puede negar la destacada ejecutoria internacional
de Cuba en el año que culmina. El reto que tenemos por delante los
cubanos es muy grande: Hay que situar la economía a la altura del
prestigio político que esta pequeña isla del Caribe ha conquistado
gracias a la Revolución, al heroísmo y a la capacidad de resistencia de
nuestro pueblo. La economía es la principal asignatura pendiente y
tenemos el deber de encarrilarla definitivamente hacia el desarrollo
sostenible e irreversible del socialismo en Cuba.
Como dije al principio, los diputados y todo el pueblo sentimos la
enorme emoción y alegría de compartir la presencia en la Patria de
Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René, convirtiendo en realidad la
promesa del compañero Fidel hace trece años. El extraordinario ejemplo
de firmeza, sacrificio y dignidad de los Cinco enorgullece a la Nación,
que batalló incansablemente por su liberación y ahora los acoge como
verdaderos héroes (Aplausos).
Debo reiterar la profunda y sincera gratitud a todos los movimientos y
comités de solidaridad que lucharon para conseguir su libertad y a
innumerables gobiernos, parlamentos, organizaciones, instituciones y
personalidades que aportaron su valiosa contribución.
El pueblo cubano agradece esta justa decisión del Presidente
de los Estados Unidos, Barack Obama. Con ello se ha eliminado un
obstáculo en las relaciones entre nuestros países.
El mundo entero ha reaccionado positivamente ante los anuncios que se
hicieron el pasado miércoles, valorando su importancia en las
relaciones internacionales y especialmente para los vínculos de Estados
Unidos con la región, lo que ha suscitado declaraciones favorables de
gobiernos, presidentes y reconocidas personalidades, las cuales
agradecemos sinceramente.
Ha sido fruto de conversaciones al más alto nivel, sostenidas en
estricta discreción y que contaron con la contribución del Papa
Francisco y facilidades ofrecidas por el Gobierno de Canadá.
Este resultado ha sido posible, además, gracias a los profundos
cambios ocurridos en América Latina y el Caribe cuyos gobiernos y
pueblos comparten el reclamo de una nueva política de Estados Unidos
hacia Cuba.
Saludamos el planteamiento del Presidente Obama de abrir un
nuevo capítulo en los vínculos entre ambas naciones y de introducir los
más significativos cambios en la política estadounidense de los últimos
50 años.
Igualmente, reconocemos la disposición expresada por él de sostener
con el Congreso norteamericano un debate sobre el levantamiento del
bloqueo, así como su anhelo de lograr un futuro mejor para ambos
pueblos, nuestro hemisferio y el mundo.
Compartimos la idea de que puede abrirse una nueva etapa entre los Estados Unidos y Cuba,
que se inicia con el restablecimiento de relaciones diplomáticas, las
cuales deberán estar basadas en las Convenciones sobre Relaciones
Diplomáticas y Consulares que regulan la conducta de las Misiones
Diplomáticas y Consulares y de sus funcionarios.
A los contactos de alto nivel entre ambos gobiernos,
acudiremos con espíritu constructivo, de respeto y reciprocidad, con el
propósito de avanzar hacia la normalización de las relaciones
bilaterales.
Como expresé el pasado 17 de diciembre, se ha dado un paso importante, pero queda por resolver lo esencial, que
es el cese del bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba,
recrudecido en los últimos años, en particular en el ámbito de las
transacciones financieras, con la aplicación de enormes e ilegítimas
multas contra bancos de diversos países.
Nuestro pueblo debe comprender que, en las condiciones anunciadas, esta
será una lucha larga y difícil que requerirá que la movilización
internacional y de la sociedad norteamericana continúe reclamando el
levantamiento del bloqueo.
Todos los datos indican que una mayoría de los ciudadanos
norteamericanos, y aun más amplia de la emigración cubana, favorece la
normalización de las relaciones bilaterales. En el Congreso de los
Estados Unidos, que convirtió en Ley las disposiciones del bloqueo,
también crece la oposición a esta política.
Esperamos que el Presidente de los Estados Unidos utilice con
determinación sus prerrogativas ejecutivas para modificar
sustancialmente la aplicación del bloqueo, en aquellos aspectos que no
requiera la aprobación del Congreso.
Al propio tiempo, estudiaremos el alcance y forma de
aplicación de las positivas medidas ejecutivas anunciadas por el
Presidente Obama.
Es alentadora su instrucción de revisar la injustificable
inclusión de Cuba en la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo
Internacional. Los hechos demuestran que Cuba ha sido víctima
de múltiples ataques terroristas, muchos de cuyos responsables gozan hoy
de impunidad, como todos sabemos, nos han costado miles de muertos y
mutilados.
Los pretextos esgrimidos con ese fin carecen absolutamente de base,
como todo el planeta conoce. Solo sirven a intereses políticos como
falso argumento para justificar el endurecimiento del bloqueo,
especialmente en el sector financiero.
Desde Cuba jamás se ha organizado, financiado ni ejecutado un acto
terrorista contra personas, intereses o territorio alguno de los Estados
Unidos, ni se permitirá. Cada vez que hemos conocido cualquier
información sobre planes terroristas contra Estados Unidos, se lo
informamos a su Gobierno, al cual desde hace años hemos propuesto
establecer un acuerdo de cooperación en esa materia.
Siempre estuvimos dispuestos al diálogo respetuoso, sobre la
base de la igualdad para tratar los más diversos temas de forma
recíproca, sin sombra a nuestra independencia nacional y
autodeterminación y, como Fidel señalara, sin renunciar a uno solo de
nuestros principios.
Reitero que solo es posible avanzar a partir del respeto mutuo, que
implica la observancia de los principios del Derecho Internacional y de
la Carta de las Naciones Unidas, entre ellos, la igualdad soberana de
los Estados, la igualdad de derechos y la libre determinación de los
pueblos, el arreglo de las controversias internacionales por medios
pacíficos, abstenerse de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza
contra la integridad territorial o la independencia de cualquier Estado,
y la obligación de no intervenir en los asuntos que son de la
jurisdicción interna de los Estados, lo que implica que cualquier forma
de injerencia o de amenaza a los elementos políticos, económicos y
culturales de un Estado constituye una violación del Derecho
Internacional.
En consonancia con la Proclama de América Latina y el Caribe como
Región de Paz, firmada por los Jefes de Estado y Gobierno el pasado 29
de enero, en La Habana, durante la Cumbre de la CELAC, todo Estado tiene
el derecho inalienable a elegir su sistema político, económico, social y
cultural, sin injerencia en ninguna forma por parte de otro Estado, lo
que constituye un principio de Derecho Internacional. Este documento
fue firmado aquí en La Habana por todos los Jefes de Estado y de
Gobierno de este continente, con excepción de los Estados Unidos y de
Canadá, que no fueron invitados a la misma.
Entre los gobiernos de los Estados Unidos y Cuba hay
profundas diferencias que incluyen, entre otras, distintas concepciones
sobre el ejercicio de la soberanía nacional, la democracia, los modelos
políticos y las relaciones internacionales.
Reiteramos la disposición al diálogo respetuoso y recíproco sobre las discrepancias. Tenemos
firmes convicciones y muchas preocupaciones sobre lo que ocurre en los
Estados Unidos en materia de democracia y derechos humanos y aceptamos
conversar, sobre las bases enunciadas, acerca de cualquier tema, de todo
lo que quieran discutir, de aquí, pero también de los Estados Unidos.
No debe pretenderse que para mejorar las relaciones con los
Estados Unidos, Cuba renuncie a las ideas por las que ha luchado durante
más de un siglo, por las que su pueblo ha derramado mucha sangre y ha
corrido los mayores riesgos.
Es necesario comprender que Cuba es un Estado soberano cuyo
pueblo, en libre referendo para aprobar la Constitución, decidió su
rumbo socialista y sistema político, económico y social (Aplausos).
De la misma forma que nunca nos hemos propuesto que los
Estados Unidos cambien su sistema político, exigiremos respeto al
nuestro (Aplausos).
Ambos gobiernos debemos adoptar medidas mutuas para prevenir y
evitar hechos que puedan afectar los progresos en la relación
bilateral, basados en el respeto a las leyes y el ordenamiento
constitucional de las partes.
No ignoramos las virulentas críticas que ha debido soportar el
Presidente Obama, a causa de los citados anuncios, por parte de fuerzas
que se oponen a la normalización de las relaciones con Cuba, incluyendo
legisladores de origen cubano y cabecillas de grupúsculos
contrarrevolucionarios que se resisten a perder el sustento que les han
proporcionado décadas de confrontación entre nuestros países. Harán todo
lo posible por sabotear este proceso, sin descartar acciones
provocativas de toda índole. Por nuestra parte primará una conducta prudente, moderada y reflexiva, pero firme (Aplausos).
En Cuba existen numerosas y diversas organizaciones de masas,
sindicales, campesinas, femeninas, estudiantiles, de escritores y
artistas, sociales, incluso representados en el Consejo de Estado, y no
gubernamentales, muchas de ellas representadas por diputados a esta
Asamblea, a las que ofendería que se les confundiera con unos pocos
cientos de individuos que reciben dinero, instrucciones y oxígeno del
exterior.
En los organismos multilaterales, como la Organización de Naciones
Unidas continuaremos nuestra defensa de la paz, del Derecho
Internacional y de las causas justas, así como la denuncia de las
amenazas a la supervivencia de la especie humana que implican el cambio
climático y los arsenales nucleares.
Continuaremos promoviendo el ejercicio de los derechos humanos,
incluidos los derechos económicos, sociales y culturales, por parte de
todas las personas y del derecho a la paz y al desarrollo de los
pueblos.
La Revolución Cubana debe profunda gratitud a los pueblos, partidos y
gobiernos de quienes ha recibido invariable y permanente solidaridad y
seguirá orientando su política exterior sobre bases inamovibles de
fidelidad a los principios (Aplausos).
Símbolo de lo anterior son las especiales relaciones que mantenemos con la República Bolivariana de Venezuela a la que seguiremos
brindando apoyo frente a los intentos de desestabilizar al gobierno
legítimo que encabeza el compañero presidente Nicolás Maduro Moros y
rechazamos las pretensiones de imponer sanciones a esa hermana nación (Aplausos).
Como señalé días atrás tenemos la disposición a cooperar con Estados
Unidos en el ámbito multi y bilateral ante peligros que requieren
respuestas humanitarias colectivas y eficaces, que no debieran nunca
politizarse.
Este es el caso del enfrentamiento al Ébola en África Occidental y la
prevención en las Américas, tal como proclamó la reciente Cumbre
Extraordinaria del ALBA que sostuvimos en La Habana sobre el tema el
pasado mes de octubre.
Como he declarado en las recientes Cumbres de CARICOM y del ALBA,
agradezco la invitación del presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, a
participar en la VII Cumbre de las Américas y confirmo que
asistiré para expresar nuestras posiciones, con sinceridad y respeto por
todos los Jefes de Estado y Gobierno, sin excepción.
La participación de Cuba es resultado del sólido y unánime
consenso de la América Latina y el Caribe, que vive una nueva época y se
ha unido, dentro de su diversidad, en la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que Cuba se honró en presidir el
pasado año.
No olvidamos que el ALBA, con su permanente reclamo y el apoyo de
todos los países de la región, logró la eliminación de aquellas viejas y
oprobiosas sanciones a Cuba establecidas en 1962 por la Organización de
Estados Americanos, en la República de Honduras, donde apenas un mes
después derrocaron, por un golpe de Estado, al presidente de dicho país,
el compañero Zelaya.
Compañeras y compañeros:
Dentro de pocas jornadas estaremos celebrando el nuevo año y el
aniversario 56 del Triunfo de la Revolución, y hace solo dos días, el 18
de diciembre, se cumplieron 58 años del reencuentro con Fidel en Cinco
Palmas de Vicana en la Sierra Maestra (Aplausos), en el corazón
de la Sierra Maestra, y de su histórica exclamación al conocer que en
total contábamos con siete fusiles para reiniciar la lucha ¡Ahora sí
ganamos la guerra! (Aplausos).
La inquebrantable fe en la victoria que nos inculcó Fidel
continuará conduciendo a todo nuestro pueblo en la defensa y
perfeccionamiento de la obra de su Revolución.
¡Felicidades en el nuevo año!
¡Saludamos el nuevo Año 57 de la Revolución Cubana!
Muchas gracias (Ovación).
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