
Casi diez años invirtió Alemania Federal en normalizar relaciones con sus aliados, repito, aliados estadounidenses y europeos, y con su otrora adversario soviético, tras concluir la segunda guerra mundial. En 1973 Nixon comenzó el deshielo de las relaciones con China y cuarenta y un años después estas son tan “normales” como pueden serlo entre adversarios económicos y políticos. En 1973 también se firmó la paz entre EE.UU. y Vietnam, pero la firma de relaciones diplomáticas no ocurrió hasta 1995 y la normalización, que pasó por la eliminación del régimen de sanciones contra ese país y el establecimiento de acuerdos de diverso carácter para articular vínculos se dilató por otros cinco años. En el caso de Cuba, normalizar relaciones supondría sobre todo aprender a vivir con lo diferente y abandonar viejos sueños de dominación. Significaría respetar la igualdad soberana de los estados, principio fundamental de la Carta de las Naciones Unidas, que, como muestra la historia, no es del agrado de los poderosos, dijo recién la voz autorizada de Ricardo Alarcón.
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