miércoles, julio 29, 2020

CUBA: SOLIDARIDAD, HUMANISMO Y RESISTENCIA AL BLOQUEO

"...Alguien podría decir que jugamos a lo perdido. Yo vuelvo a recordar una vez más que nuestro aprendizaje es el del revés del 26 de julio de 1953, que se tradujo en la victoria del primero de enero de 1959 y en los 61 años posteriores, que han sido victoriosos. También recuerdo una vez más a Evita, quien enseñó que “No hay victoria sin lucha” y que “si queremos triunfar, debemos unir nuestros esfuerzos, -repito, unir nuestros esfuerzos- sin excepciones, sin apatías, sin claros en las filas...” 

(Conferencia virtual desde el Instituto Patria, en Buenos Aires, con motivo del 67 aniversario del asalto al cuartel Moncada, el 27 de julio de 2020).

CONFERENCIA “CUBA: SOLIDARIDAD, HUMANISMO Y RESISTENCIA AL BLOQUEO” Y DIALOGO DEL EMBAJADOR DE CUBA EN LA ARGENTINA, PEDRO P. PRADA, CON LOS INTEGRANTES DE LA COMISIÓN DE INTEGRACIÓN REGIONAL Y ASUNTOS INTERNACIONALES DEL INSTITUTO PATRIA, EN OCASIÓN DEL 67 ANIVERSARIO DEL MONCADA. BUENOS AIRES, 27 DE JULIO DE 2020

NICOLÁS CANOSA, moderador: Muy buenos días a todos y todas. Bienvenidos una vez más a un nuevo diálogo invitados desde la Comisión de Integración Regional y Asuntos Internacionales del Instituto Patria. Hoy vamos a compartir una actividad con el Embajador de Cuba Pedro Pablo Prada Quintero. Le pusimos a esta actividad “Cuba: solidaridad, humanismo y resistencia al bloqueo” y le agradecemos enormemente al Embajador por la predisposición para participar.

El Embajador es doctor en Ciencias de la Comunicación. Fue Embajador de Cuba en El Salvador y director de América del Sur de la Dirección General de América Latina y el Caribe del Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país tan querido por nuestro pueblo: la República de Cuba.

Y estamos en esta iniciativa a través de diálogos virtuales, ya que tenemos que seguir con mucho compromiso cuidándonos entre todos y todas, con la idea que alguna vez dijo alguien que fue Embajador de Argentina en Cuba, Manuel Ugarte, un gran pensador y militante de la patria grande y que fue Embajador en Cuba durante el gobierno de Perón, que es pensar con los brazos.

Algo también similar a lo que el general Perón decía cuando nos llamaba a no divorciar el pensamiento de la acción. Así que le agradecemos una vez más a usted Embajador por participar con nosotros y nosotras de la comisión internacional del Instituto Patria.

Antes de darle la palabra al Embajador, quisiéramos que las palabras de bienvenida y una introducción a este encuentro las diga Juliana Marino, que es una gran compañera de nuestra comisión y una referente en el peronismo de nuestro país, que fue Embajadora en Cuba durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner; así que le damos la palabra a ella para que lo presente y le agradecemos también a todos los que están del otro lado de la pantalla con el gran deseo de que una vez superada esta pandemia podamos encontrarnos en el Instituto para seguir con estas iniciativas.

JULIANA MARINO, exembajadora en Cuba, miembro de la Comisión de Integración Regional y Asuntos Internacionales del Instituto Patria: Buen día Embajador. Estimado embajador Pedro Pablo. Es un gusto tenerlo con nosotros en la Comisión. Están presentes varios de los compañeros de la Comisión, todos distinguidos también compañeros dirigentes políticos de la Argentina que después iremos nombrando, y decirle que probablemente en el transcurso de la charla pueda introducirse o incorporarse con nosotros el Senador Oscar Parrilli. que en este momento está recibiendo una Comisión en el Senado, y que está deseoso de poder conversar con nosotros en este agradecimiento que le queremos hacer.

Le explico que este ciclo que hemos organizado de la Comisión tiene el interés de atraer a líderes regionales y así lo hemos hecho con Celso Amorím, el excanciller de Brasil, con el presidente Evo Morales y con representantes de los países de América Latina para que nos informen acerca de la actualidad de sus países. Por supuesto, es de rigor que vamos a hablar también de cómo cada país ha superado la pandemia. Pero en este caso, ustedes han sido un ejemplo porque mientras están resistiendo a la covid.

También queremos conocer cómo están siendo hostigados permanentemente, el bloqueo se agrava y aun así vemos que ustedes mantienen los planes los planes vinculados a las transformaciones que ustedes mismos ya habían dispuesto desde hace algunos años; transformaciones de carácter institucional, económico y social. Y lo otro es, de qué manera, a pesar de esta situación, ustedes están tratando de llevar adelante tanto los planes para el 2021 como para los objetivos de desarrollo sustentable 2030.

En este sentido lo queremos escuchar, y yo muy brevemente quiero por su intermedio pedirle que por favor le haga llegar nuestros saludos al presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez. Para nosotros fue extremadamente importante su presencia y la presencia de toda la delegación, del canciller Bruno Rodríguez también, y de otros altos funcionarios en diciembre, cuando nuestro gobierno asumió.

Para nosotros son inolvidables las palabras del presidente Díaz-Canel Bermúdez, que además está haciendo un trabajo extraordinario; y va referido a lo que recién planteaba Nicolás también, porque él resaltó y destacó que habíamos podido recuperar el signo de un gobierno diferente en Argentina, a través del coraje dijo, y de la unidad. Y quisiera que se refiriera a esto último de la unidad también como un concepto que Cuba abraza y que le ha permitido sostenerse durante estas seis décadas de hostigamiento.

Así que él en aquel momento el presidente Díaz-Canel repasó la entrañable amistad que tienen nuestros dos países, las personalidades que nos fueron uniendo. Y al respecto, quiero también por su intermedio y a nombre de la Comisión, agradecer el apoyo siempre de Cuba en relación con la causa de las Malvinas, su solidaridad con Argentina y la solidaridad internacional que Cuba brinda en estos momentos especiales frente a un hecho global como la pandemia de este virus, el coronavirus.

Por eso, al asumir nosotros, queremos poder agradecerle a usted y por su medio a Cuba, la colaboración que siempre le han prestado a la Argentina, y destacar los más de 1000 alumnos que se recibieron de médicos en la isla y también una serie de circunstancias en las que nos han asistido en este tema como en algunas otras cuestiones científicas.

Así que lo dejo a usted, Pedro Pablo, con la palabra, para después nosotros iniciar un rato más tarde las preguntas que queramos nosotros hacerle y las que podamos llevarle a partir de que también lo están agradeciendo la visita de tantos compatriotas que de distintos lugares del país siempre nos acompañan. Le doy la palabra:

PEDRO P. PRADA, embajador de Cuba: Buenos días. Muchas gracias Juliana, muchas gracias compañeros de la Comisión de Integración Regional y Asuntos Internacionales del Instituto Patria. Saludo a su presidenta honoraria, la vicepresidenta de la Nación Dra. Cristina Fernández de Kirchner, al presidente y senador Dr. Oscar Parrilli, al vicepresidente e intendente de Avellaneda, compañero Jorge Ferraresi, y a todos los colaboradores y amigos del Instituto aquí y en cada uno de los países de Nuestra América y del mundo donde de alguna manera están presentes los trabajos del instituto.

Nos reúne un motivo muy particular, porque las fechas tienen un significado en la vida de los seres humanos y todos estos temas a los que ustedes generosamente se han referido están indisolublemente conectados con: las celebraciones del 26 de julio en Cuba y Argentina. Aquí se conmemora el 68 aniversario de la muerte de Evita Perón, quien sintetizó como pocos lo mejor del espíritu de los humildes de este país pues creía con razón que “no hay nada más fuerte que un pueblo”, y que “lo único que se necesita es decidirlo a ser libre justo y soberano”.[1]

En Cuba, en esa misma idea, festejamos el 67 aniversario del asalto a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo.

Es un aniversario muy particular el de este año, porque está asociado a las condiciones que nos ha impuesto la pandemia, sin acto popular, sin fiestas en los barrios, sin ceremonias militares, sin carnavales, pero los cubanos nos rehusamos a celebrar como fiesta el 26 de julio, aunque los escépticos y los críticos de la revolución cubana insistan en presentarlo como una fecha luctuosa.

La pandemia como les decía nos impuso una realidad muy diferente a todo lo vivido e imaginado, y eso nos ha obligado a celebrar en el marco de una nueva normalidad, pero con banderas colgadas de los balcones y ventanas de las casas cubanas y y la fiesta encendida en nuestros corazones. Por eso es que el 26 de julio aparece en nuestras vidas como una epifanía: el revés y la muerte transformados en victoria y vida.

Una colega cubana recordaba en estos días al escritor cubano Alejo Carpentier cuando afirmaba que toda revolución está obligada a fundir la lucidez del pesimismo con la obligación moral de la esperanza, y esta colega añadía después palabras que me hicieron meditar profundamente:

“No nos moriremos de coronavirus, pero nadie sabe qué cola le esperará al final del día, ni qué faltará la semana próxima. El gobierno gestiona la anormalidad que impone la pandemia mientras trabaja para restablecer la extraña 'normalidad' de país sitiado. Ambas agendas se superponen: las medidas para enfrentar esta crisis sanitaria y las iniciativas para un futuro poscovid, pero con el sempiterno bloqueo a cuestas, que ahora se siente peor que otras veces por las asfixiantes medidas de Donald Trump”.[2]

Nosotros hablamos siempre del bloqueo como un acto de guerra en tiempos de paz, como un genocidio, para que se entienda lo que realmente significa para Cuba; para no caer en los juegos de palabras y en los subterfugios que lo presentan como embargo o como régimen de sanciones. Hay que nombrar las cosas con las palabras precisas, aunque sean incómodas, para entender bien el significado de los hechos.

El endurecimiento del bloqueo yo les decía que es consustancial al principio que lo rige y que quedó recogido en el memorándum del Subsecretario de Estado Lester Mallory, de abril de 1960, cuando éste le escribió al Presidente que “…el único modo previsible de restarle apoyo interno [a la Revolución] es mediante el desencanto y la insatisfacción que surjan del malestar económico y las dificultades materiales… hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba… una línea de acción que siendo lo más habilidosa y discreta posible, logre los mayores avances en la privación a Cuba de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”[3].

Sesenta años después de haber sido escritas estas palabras, los Estados Unidos ya no se esconden ni disimulan, no lo hacen siquiera con subterfugios, no lo hacen con cuidado, o con pudor, sino que de manera abierta, agresiva, cínica. Tratan de cumplir ese designio de derrocar al gobierno cubano provocando hambre, enfermedades y desesperación en el pueblo.

Hay que recordar que, a dos años de haber llegado al poder, el actual gobierno de Estados Unidos puso en vigor el capítulo 3 de la Ley Helms-Burton, que estaba vigente desde 1996, y que codifica y resume toda la extraterritorialidad del ilegal engendro jurídico que constituye este documento anticubano.

Al poner en vigor la totalidad de la Ley Helms-Burton, ponen de manifiesto su profundo carácter imperialista, batistiano y de venganza, para devolverle nuestro país a los batistianos, a los torturadores, a los criminales de guerra, a los terratenientes a los que vendieron el país, a quienes usurparon todas aquellas propiedades y causaron tanto daño al pueblo cubano.

Sin extendernos en los años, sólo en este último, entre la primavera del 2019 y el verano del 2020 –bueno (risas), para ustedes es invierno; estamos hablando con las estaciones cambiadas por los polos geográficos. Pero bien, antes de abril de 2019 hasta julio de 2020 se han aplicado más de 80 medidas contra Cuba. Once de ellas fueron dirigidas específicamente a privar a mi país de la compra de combustible en cualquier mercado del mundo: empresas petroleras, bancos, aseguradoras, navieras y tripulaciones, todos han sido amenazados chantajeados y, en algunos casos penalizados de forma extraterritorial para lograr que Cuba se apague, que las industrias, el transporte, las comunicaciones, los hospitales colapsen, lo cual no ha ocurrido.

Con precisión quirúrgica, pudiéramos decir, han golpeado las transacciones internacionales, impidiendo que Cuba honre sus compromisos con sus socios y con los organismos de Naciones Unidas. Han golpeado las principales fuentes de ingresos de la economía: el turismo internacional, la industria médico-farmacéutica, la exportación de servicios, la producción de alimentos. Han dañado por igual a entidades públicas, a entidades cooperativas y a privadas, a empresas privadas y a ciudadanos.

Un grupo importante de estas medidas se dirigieron a golpear a las familias cubanas, prohibiendo los viajes de embarcaciones y aviones entre los dos países, las remesas familiares, cerrando sus operaciones consulares en la isla para forzar a las personas a hacer trámites incosteables e inseguros en terceros países. Estamos hablando de que una parte importante de las familias cubanas tienen familiares o conocidos en los Estados Unidos y que, además, existe una relación histórica grande en ese país y el nuestro, desde el punto de vista cultural, académico, histórico, y que, al tratar de amputar, de cercenar esa intercomunicación, se ha cometido un acto macabro que ha tenido un terrible costo humanitario en las personas.

Si todo esto no fuera suficiente, el gobierno de Estados Unidos ha propiciado con una actuación indolente y cómplice la reanudación de los actos terroristas contra Cuba. El pasado 30 de abril, un individuo ametralló la Embajada de Cuba en Washington, con el declarado fin de matar a quien se interpusiera delante. Treinta proyectiles quedaron incrustados en la fachada del edificio. Casi tres meses después no sólo no se ha producido una condena oficial al hecho, sino que no han respondido los reclamos de Cuba en cumplimiento de sus obligaciones con la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas y con la Convención de las Naciones Unidas contra el terrorismo.

El presidente Trump, impulsado por el delirio electoral y las falsas promesas de sus clientes entre la mafia cubanoamericana de la Florida, se presentó en la Iglesia de Jesús Doral, de Miami a la que pertenecía y donde fue alentado a actuar el autor del atentado terrorista, y se sentó a la mesa a compartir ideas con connotados terroristas cubanoamericanos de la Florida que habían estado involucrados en el pasado en acciones criminales contra mi país, a consecuencia de las cuales hay 5577 víctimas cubanas.

De forma adicional yo añadiría que, a título de la doctrina Monroe que Washington se empeña en resucitar, han desplegado su maquinaria de guerra en el Caribe y en los espacios comunicacionales de todo el mundo, no solo para reencontrar una perdida hegemonía, sino para atacar de manera brutal a la revolución cubana.

Han usado el pretexto de Venezuela para tratar de llegar a nosotros. Vuelven a soñar con el juego de las fichas de dominó, pensando que, si tumban a la heroica revolución bolivariana, se caerán todas las demás fichas, incluyendo a Cuba. Ya pasamos por esa experiencia en los años 90, cuando ellos soñaron, cuando se cayó la URSS y se cayó todo el campo socialista, que atrás vendría, según su lógica, la caída de la revolución cubana; pero eso no ocurrió. La revolución prevaleció, como es ampliamente conocido.

Por eso, como en los peores años de la guerra fría, los Estados Unidos retoman una combinación de nuevas y viejas herramientas: la subversión, la difamación, el bloqueo económico, el terrorismo y la guerra –esta vez, una guerra no convencional, híbrida, con el objetivo de debilitar el cuerpo y el alma de los cubanos y lograr nuestra rendición.

Ahora yo hago unas preguntas:

¿Si la revolución cubana fuera de verdad una tragedia, si fuera algo tan deleznable, si de verdad hubiera producido la pobreza y la explotación de que la acusan, por qué ha sobrevivido hasta hoy, por qué la inmensa mayoría de los cubanos se levanta a diario a trabajar por ella y a defenderla, por qué hay cientos de millones de personas en todos los continentes que la apoyan como una luz que señala sus propias esperanzas?

¿Por qué hay que bloquear, acosar, agredir o destruir a algo que, por lo que dicen, no es capaz de sostenerse, que no les sirve de modelo a nadie, que es inservible? ¿Acaso no se supone que, si algo está tan mal, no hay que destruirlo porque se destruye por sí mismo? ¿Verdad?

¿Por qué, preguntaría también, si los cubanos carecemos supuestamente de libertad, de democracia y de derecho, nos sentimos tan libres, disfrutamos con tanta alegría de la vida y participamos de forma tan amplia en la elección, el ejercicio y la defensa del poder que conquistamos por nuestro propio albedrío?

¿Por qué, preguntaría finalmente, si el gobierno cubano es tan malo y tan despótico como dicen, se ha ganado liderar un pueblo tan maravilloso, que ha hecho del humanismo, del internacionalismo y del heroísmo una experiencia cotidiana y masiva?

Las respuestas están a la vista.

En esta batalla encarnizada que les he narrado brevemente andábamos todos nosotros cuando se desató la pandemia de covid-19. Al gobierno de Estados Unidos le pareció que era un azaroso estímulo a sus fines y desde los primeros momentos se lanzó en una cruzada despiadada contra toda regla humanitaria, sin darnos un momento de respiro con la persecución financiera, comercial y económica.

Desde el mes de enero, tan pronto los países comenzaron a prepararse para lo inevitable, el gobierno de Washington impidió a Cuba la compra de ventiladores para salas de terapia intensiva. ¿De qué manera lo impidieron? Compraron las empresas que los producen o que poseen una parte dominante de acciones en ellas, o en las que ellos aportaban más del 10 por ciento de los componentes de esos equipos. De esa manera no pudimos adquirir respiradores. Luego bloquearon la transportación de donaciones internacionales a Cuba, hechas por terceros países, por empresas internacionales, incluso, hechas por ciudadanos del mundo.

Más tarde impidieron la entrega de materias primas ya pagadas y transportadas a Cuba, destinadas para producir medicamentos. Miren, esta es una de las cosas más brutales. Imagínense un barco con contenedores cargados de materia prima para producir medicamentos, surto en el puerto del Mariel, en Cuba, que no pudo desembarcar la carga porque la empresa y los transportistas fueron penalizados y la única manera que tenían de librarse de las sanciones ilegales era no entregando la carga en el puerto de Cuba. Una carga que ya estaba apagada y estaba en Cuba,

Así es como han actuado en condiciones de pandemia. Y miren, nuestra respuesta fue no acobardarnos. Hay una canción de Silvio Rodríguez que se refiere al privilegio de vivir sin tener precio[4]. No hay nada como vivir sin tener precio. Nuestros médicos y nuestros científicos respondieron al desafío con un programa extraordinario de prevención y pesquizaje, barrio por barrio, que fue secundado por miles de estudiantes de medicina de las universidades cubanas. Produjeron un protocolo facultativo que no solo lo utilizamos para nuestro país, sino que lo pusimos en línea, en Internet, a disposición del mundo, de forma solidaria a conocimiento y disposición del mundo.

Nuestra comunidad científica desarrolló un sistema de 23 fármacos que ante la incertidumbre y los plazo extendidos e improbables de aparición de vacunas, apuesta por proteger la inmunidad innata de las personas y cubrir los daños que causan en los enfermos las llamadas tormentas de citoquinas, para poder salvarles la vida, por lo cual se registra el mayor índice de recuperación y supervivencia de pacientes graves y críticos.

El 18 de junio pasado, cuando el país cumplía cien días de enfrentamiento a la covid-19, el gobierno cubano decidió comenzar a aplicar un programa gradual y asimétrico de desconfinamiento y retorno a la normalidad; a una nueva normalidad. Gracias al conocimiento adquirido y a las medidas adoptadas, compartidas también de forma solidaria con el mundo, se ha logrado controlar en lo esencial la enfermedad y abrir paulatinamente la economía, incluido el turismo internacional, con todas las garantías.

Sin embargo, cuando Naciones Unidas ha convocado a la solidaridad y a la cooperación entre naciones y Cuba se ha dispuesto a ofrecer lo que tiene, no lo que le sobra, que nada sobra, los Estados Unidos han optado por perseguir con saña la colaboración médica y los servicios de salud que nuestro país exporta al Mundo, mientras difaman y ofenden a nuestros profesionales. Las embajadas, agencias y agentes estadounidenses investigan la presencia de médicos cubanos en los países, los acuerdos soberanos entre los estados, distribuyen a los medios de prensa, a los partidos, a los parlamentos, a las ONGs y a los gobiernos sus líneas de mensaje acerca de lo que se debe decir y hacer contra Cuba, y les ponen condicionamientos. Créanme; ningún país está exceptuado de ello.

Dolorosamente, en algunos lugares hay millones de personas que han quedado sin servicios de salud en estas circunstancias, mientras que los Estados Unidos no les han ofrecido a esos gobiernos una alternativa para cubrir los servicios de salud que antes cubrían los médicos cubanos. En otros países han impedido que esa ayuda cubana ingrese, aliados con poderosos intereses corporativos y políticos nacionales para los que la salud es negocio y no derecho.

Alguien podría decir que jugamos a lo perdido[5]. Yo vuelvo a recordar una vez más que nuestro aprendizaje es el del revés del 26 de julio de 1953, que se tradujo en la victoria del primero de enero de 1959 y en los 61 años posteriores, que han sido victoriosos. También recuerdo una vez más a Evita, quien enseñó que “No hay victoria sin lucha” y que “si queremos triunfar, debemos unir nuestros esfuerzos, -repito, unir nuestros esfuerzos- sin excepciones, sin apatías, sin claros en las filas”[6].

Eso es lo que ha hecho Cuba en estas circunstancias, o lo que ha tratado de hacer, inspirada en su historia, en sus tradiciones y en el legado de los que construyeron la nación, desde las ideas sembradas por José Martí, hasta las del líder histórico de la revolución cubana, el Comandante en Jefe Fidel Castro. El aprendizaje es, como enseña Raúl, que siempre se pudo, siempre se ha podido y siempre se podrá.

En la construcción de ese país libre, independiente, democrático, próspero, solidario y justo –que es nuestra noción del socialismo-, se requieren respuestas novedosas y retadoras en cada momento. Ese tipo de respuestas que, como decía Fidel, reclaman sentido del momento histórico y voluntad de cambiar todo lo que deba ser cambiado es cada momento.

Hoy nos abocamos a nuevas transformaciones que se aplicarán de manera gradual, pero avanzando en todas simultáneamente y concentrando los mayores esfuerzos en todo aquello que contribuya al desarrollo e impulso de nuestra economía.

Estas decisiones dan continuidad a los acuerdos y a los consensos construidos desde los congresos VI y VII del Partido Comunista de Cuba, hasta la adopción de la nueva Constitución, que tienen en su centro la consolidación de un estado de derecho socialista en Cuba, procesos todos que fueron ejemplarmente democráticos, y en los que participaron más de 8 millones de cubanos, debatiendo y aportando sus ideas acerca del país que nosotros queremos.

Buscamos recursos, buscamos divisas que necesitamos para hacer comercio Internacional, pero no hay dolarización porque no la puede haber, cuando siempre se nos ha negado el acceso a los dólares. La bancarización del dólar es solo un mercado secundario que va a permitir adquirir recursos líquidos para sostener los amplios programas sociales a los que no vamos a renunciar, como es la tradición de la revolución cubana y lo ha demostrado en estas circunstancias, sobre todo en el contexto de esta crisis mundial de covid-19.

Con nuestras propias fuerzas y pese al bloqueo recrudecido y oportunista, vencemos hoy a la covid-19 en Cuba y contribuimos a hacerlo en otros 43 países del mundo a donde han llegado nuestros médicos del Contingente internacionalista de medicina de desastres y grandes epidemias Henry Reeve, y además estamos en otros 30 países más desde antes, salvando vidas.

En resumen, podemos afirmar que hoy enfrentamos un bloqueo mucho más brutal y despiadado que hasta antes, y que luchamos por la vida, por proteger la Salud, por preservar los empleos, los salarios, la seguridad social. La economía obviamente necesita recuperarse para seguir manteniendo todo lo que apreciamos y necesitamos; pero no para nosotros tiene absoluto valor algo que nos enseñó el más universal de todos los argentinos, Ernesto Che Guevara: “Vale, pero millones de veces más, la vida de un solo ser humano, que todas las propiedades del hombre más rico de la tierra”.[7]

Nada va a impedir nuestro insatisfecho afán por cambiar todos los días nuestra obra imperfecta –bien imperfecta, lo conocemos los cubanos y lo conocen nuestros mejores amigos. Lucharemos y venceremos por ser libres, como lo hemos en más de 150 años y por otros 150 más. Lucharemos hasta triunfar y construir esa sociedad con todos y para el bien de todos que anhelamos. Nadie nos va a quitar la alegría ni los sueños, ni podrán separarlos de nuestros hermanos latinoamericanos y caribeños, mucho menos de los entrañables hermanos argentinos, a los que tanto le agradecemos por su solidaridad y por esta cálida bienvenida en la mañana.

Ahora estoy a disposición de ustedes.

JULIANA MARINO: Olvidé decir que, justamente, esta reunión tenía que ver con el deseo de nuestra Comisión de hacer un homenaje a Cuba en el día de la rebeldía, que es su día nacional, y, agradeciendo a la mención que hizo el embajador sobre nuestra querida Evita, contarle a las personas que están viendo esta reunión, para los que no lo saben, que en el año 2010 –son las cosas que tenemos que agradecer muchísimo- el gobierno cubano quiso aceptar una idea que había hace muchos años de levantar allí una escultura de Eva Perón, y esto se hizo en un precioso parque del Vedado, en La Habana, en el año 2010, que no pudo ser inaugurado por Néstor [Kirchner] porque falleció un mes antes de ir para allí. Así que agradecer al Embajador su mención y la presencia de esa preciosa escultura en La Habana que inauguró en otro año el canciller [Héctor] Timmerman en un sentido acto, preciosísimo, en esa plaza, con mujeres del lugar que son las que la custodian, ellas mismas, y le ponen flores y han aprendido la historia de Eva Perón y la cuentan a

las personas que allí se detienen.

Quería agradecerles esto y además, hacer otra mención. Quiero aprovechar y referirme a algo ya que usted ha dado con tanto detalle,

pormenorizado las condiciones en las que está viviendo Cuba hoy, que se está aplicando el bloqueo. Deseo contarles a las personas que están en esta reunión -porque algunas tampoco lo saben o muchos no lo sabíamos- que en el año 1997 la Argentina promulgó una ley, la ley 24. 8.71, que es la ley mediante la cual Argentina prohíbe que se apliquen en su territorio leyes extranjeras. Esa ley es una ley que dice que Argentina no va a aceptar los principios de extraterritorialidad que el bloqueo estadounidense aplica a los países y que, por este motivo, no solo rechazaríamos cualquier medida que se quisiera tomar al respecto, sino que esa es la normativa que rige en Argentina, además del espíritu antibloqueo que siempre hemos tenido en este país, a partir del cual hemos tratado en lo posible, de distintas maneras, de ser solidarios con su país.

De acuerdo a lo que usted iba contando, Embajador, yo también me iba asombrando todo este tiempo de la obsecuencia de los Estados Unidos, porque he estado leyendo que en algunas provincias, en algunos consulados, en algunas localidades en el interior de Estados Unidos están pidiendo a sus autoridades que se pueda permitir la asistencia de Cuba, en los propios Estados Unidos.

También he leído sobre el rechazo al ingreso del Interferón, para agregar algunas cosas que me llaman la atención; porque es verdaderamente una crueldad manifiesta la que se ha aplicado contra Cuba, así que, solamente para terminar y dar lugar a los otros compañeros que quieran hacer alguna pregunta, pedirle a usted su opinión acerca de la voluntad política que sigue expresando su gobierno y su posición hacia la integración latinoamericana; y si tiene expectativas de que pudiéramos dar alguna manera salir adelante entre algunos de nuestros países.

PEDRO P. PRADA: Agradezco mucho tus palabras y ganas. Yo diría que, efectivamente, el tema de la actuación del gobierno de Estados Unidos deja mucho que desear en estos momentos. Demuestra cómo la política en ese país ha llegado a niveles de corrupción y de

de una agresividad manifiesta extraordinaria. Hoy, como bien se decía, hay 14 estados de la Unión Americana que le reclaman al gobierno federal en documentos públicos firmados por los congresos de esos estados, el apoyo de Cuba, el trabajo conjunto con los médicos y los científicos cubanos para enfrentar juntos los desafíos de la pandemia y que no sólo es el uso del Interferón Alfa2B® o el Heberferon®.

No debe olvidarse que los científicos, los académicos y los médicos

estadounidenses tienen vínculos históricos con Cuba desde el siglo XIX, cuando un equipo formado por estadounidenses y cubanos trabajó en el estudio de la fiebre amarrilla en las regiones tropicales, y el médico cubano Carlos Juan Finlay descubrió el agente transmisor de la fiebre amarilla, el mosquito Aedes Aegypti. Hubo en ese momento algunos que quisieron escamotearle al cubano Finlay el descubrimiento y el honor que le pertenecía ante la historia. Sin embargo, hubo también otros estadounidenses, buenos médicos y científicos, que defendieron con su propio honor el del cubano.

Ellos nos conocen bien, saben lo que tenemos, lo que somos y lo que somos capaces de hacer hoy. Saben y respetan el valor de la ciencia y de la medicina que se producen en Cuba y saben que una alianza de ambos países sólo puede generar bien para la humanidad.

De manera que, quienes impiden esto están decididamente en contra del bienestar de la humanidad y a favor del bienestar de las corporaciones o de pequeños grupos de poder oligárquico y transnacional, o peor aún, de mafias políticas vengativas. Ello es parte de los desafíos que tenemos.

Con respecto a Nuestra América, a la Patria Grande, hemos atravesado como en una pesadilla en los últimos años, con el desmontaje de algunos gobiernos progresistas y de izquierdas que habían llegado al poder por las urnas a comienzos del siglo XIX.

Hemos percibido también la manera en que, al regresar las oligarquías al poder, han redoblado y profundizado sus programas neoliberales, ahondando la crisis económica de los países, la dependencia exterior de los países, el endeudamiento, lo que no lograron a través de acuerdos de entre gobiernos cuando fue parado todo eso por Chávez y Néstor aquí, en Mar del Plata, con la derrota del ALCA, y lo lograron luego a través de acuerdos individuales de libre comercio y de la absorción de las empresas y la transnacionalización de las economías. Por tanto, han adquirido un poder de influencia, una capacidad de incidir en los países que es extraordinaria. Yo creo que esto está generando condiciones revolucionarias en Nuestra América, condiciones objetivas que no las pueden evadir, y que plantean para nosotros la necesidad de crear las condiciones subjetivas y enfrentar esta nueva realidad de manera creadora.

No se trata de construir un modelo único para toda la región. Cuando se constituyó la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la CELAC, defendimos la idea de la unidad en la diversidad, porque esta región, aunque es única y cultural e históricamente es una unidad común en sus orígenes, es también diversa. Y preservar esa rica dualidad es la garantía de nuestra independencia y desarrollo. Por eso defendimos siempre lo de la unidad en la diversidad, y así quedó recogido en los documentos de la CELAC, especialmente en el principal de sus documentos, que quizás lo sea también de la historia de América Latina en muchos años. Me refiero a la Proclama de la América Latina y el Caribe como Zona de Paz. Quedó recogida en ese documento la necesidad de unidad en la diversidad y del derecho de cada pueblo, de cada país, a construir el sistema político, económico, social y cultural que sus ciudadanos libremente escojan, pero siempre siendo parte de una noción, de un área común o de un gran país, para decirlo como una imagen, que sean América Latina y el Caribe una unidad.

Obviamente ese sueño nuestro no deja dormir a los que siempre han sido causantes de nuestras pesadillas, porque es altamente subversivo; porque le daría voz a millones de indios, de negros y de descendientes de europeos, de árabes, de asiáticos que anclaron sus raíces en estas tierras, que financiaron el desarrollo y la opulencia de todos los imperios, y que les daría voz ante el mundo. En los grandes centros de poder no quieren otros interlocutores que no sean las transnacionales, las compañías, los bancos. A eso nos vamos a oponer.

Por eso el momento este nos da la oportunidad de diseñar y de construir una nueva normalidad; abrir un camino para nuestra fe. Los modos, el modelo que nos quisieron persuadir era el que debíamos elegir, han fracasado, no tienen futuro. Lo han demostrado sin agresiones, sin subversión, sin difamación, sin bloqueos en contra. Esa es la diferencia.

Se nos impone actuar con inteligencia, con audacia, con prudencia y capacidad también necesaria para discernir lo que se requiere y ase puede en cada momento, con realismo; pero, sobre todo, con persistente voluntad de hacer, con la convicción de que nuestros países sí pueden trabajar y avanzar hacia esos objetivos de integración y unidad. 

DANIEL CANOSA: Embajador, usted ha comentado en alocuciones anteriores la contradicción entre la relación de Cuba con América Latina y la relación de Cuba con los Estados Unidos. Mis preguntas serían dos: la primera, en cuanto a la relación con Estados Unidos, si ven que las elecciones del mes de noviembre podrían traer un cambio en la relación de Estados Unidos y Cuba; sí cambia el color político del gobierno de Estados Unidos. Y la segunda pregunta es conocer su opinión sobre la relación de Cuba con otros centros que de poder que se están dando en el mundo, específicamente con el tema el centro del poder que tiene que ver con China y Asia. 

PEDRO P. PRADA: Respecto a los Estados Unidos, primero una reacción general, la primera reacción mía es no cifrar demasiadas expectativas en los cambios de poder en los Estados Unidos. Hay que recordar que a lo largo de la historia republicanos y demócratas han practicado la misma política de derrocar a la revolución cubana.

Fue Eisenhower, un presidente republicano, el que firmó los planes de agresión por bahía de Cochinos y fue Kennedy, un demócrata, el que los llevó a cabo. Así está ha ocurrido en distintos momentos. Nosotros tenemos que estar preparados para lo que sobrevenga. No podemos cifrar por tanto nuestra supervivencia o nuestro desarrollo a un cambio de gobierno en Estados Unidos. No obstante, yo debo decir, en honor a la verdad, que fue precisamente durante la última administración demócrata que se lograron transformaciones muy importantes en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos a pesar de que Obama no renunció al fin de cambiar el orden constitucional cubano: se restablecieron relaciones diplomáticas, se reabrieron embajadas, llegaron a afirmarse más de 20 acuerdos de cooperación en diferentes áreas, se crearon espacios de interrelación y el intercambio entre los dos países fue más normal, los viajes de delegaciones. Se abrieron posibilidades para que pequeños grupos de estadounidenses con licencias especiales y sorteando miles de dificultades pudieran llegar a Cuba a visitarla, a conocer a sus pares, a conocer la realidad no por lo que le contaban en Estados Unidos los medios transnacionales y su gobierno, sino vivirlo con los ojos, relacionarse con los cubanos de a pie, escucharlos, ver cómo viven, con limitaciones, pero con dignidad. La verdad es poderosa y convincente; por eso se le ataca y se le silencia.

Entonces yo no cifro mis esperanzas en lo que pudiéramos esperar si se pudiera producir un cambio. De todos modos, todo está por ver. La política en Estados Unidos es muy veleidosa, las elecciones en la Florida particularmente, y a nombre de eso se hacen y se dicen muchas cosas con tal de arrastrar el voto del pequeño grupo de cubanoamericanos que ejerce alguna influencia en la florida, que tienen poder financiero, tienen capacidad de compra del control sobre el debate público y pueden influir, aunque no decisivamente. Hoy no. Hoy por hoy los cubanos no representan una mayoría del voto latino en los Estados Unidos, ni siquiera en la Florida. Allí hay latinoamericanos de muchos otros países que han sido muy humillados, muy golpeados por el gobierno de Trump, y hay una masa grande, creciente, nueva de puertorriqueños que han sido humillados hasta lo indecible por Trump, especialmente después del huracán María y en fechas recientes, cuando se conoció que había llegado al bárbaro límite de proponer la venta de ese país como si fuera una vulgar mercancía.

Yo pienso en lo que estará pasando por la mente de todos esos migrantes latinoamericanos con los que esté con los que este gobierno ha sido especialmente duro y agresivo, y espero a que en noviembre el pueblo de los Estados Unidos piense las opciones que

tiene por delante. De todos modos, insisto, una de las circunstancias más terribles de las crisis es entender cómo se aprovechan de ellas los grupos de poder, y cómo manipulan y aterrorizan a esas masas de desempleados de pobres e iletrados para llevarlos a votar y apoyar las formas más extremas de derecha, incluso las formas fascistoides y más reaccionarias del poder.

La otra parte de tu pregunta era sobre la relación de Cuba con otros centros alternativos de poder, especialmente con China.

Nosotros por principio defendemos la diversificación de las relaciones

Internacionales, defendemos la multipolaridad. Lo hicimos especialmente en las condiciones adversas en que nos quedamos cuando se derrumbó el mundo socialista europeo. Creemos profundamente en lo que dice el pueblo, que los huevos nunca pueden ponerse en una misma canasta, y tenemos una relación especial con todos los países de las Naciones Unidas y con ese grupo de países que representan una parte muy importante de ese mundo multipolar, que son los BRICS: Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica.

Yo creo que es una relación madura, lamentablemente muy golpeada en los últimos años en el caso de Brasil por las acciones del gobierno de Jair Bolsonaro. Pero con el resto de los países estamos atravesando momentos muy sólidos, muy integrados, y yo debo decir que nos satisface ver que no es solo una relación que se verifica con Cuba o que tiene particularidades o es que es especialmente intencionada hacia Cuba. Nosotros vemos que los miembros de este

grupo de países emergentes, de potencias emergentes también están diseñando una nueva forma de relacionarse con el mundo, con América Latina, con la propia Argentina, y forman parte de una nueva

realidad que a todos nos acerca y nos hace sentirnos más confortables en este mundo donde nadie quiere depender del matón del barrio.

Por otro lado, está la Unión Europea, un indiscutible centro de poder mundial, también a veces demasiado a la saga de las actuaciones de Estados Unidos, pero con la cual Cuba ha desarrollado en los últimos

años un diálogo maduro, responsable, respetuoso, de iguales e independiente, que ha permitido construir acuerdos de cooperación en lo político, en lo económico, en lo social, en lo cultural, como no habían existido antes, y que tienen encuentros períodos anuales de evaluación.

De manera que, para nosotros, esa necesidad y esa posibilidad de relacionarnos con un mundo plural, diverso, es parte de la defensa de todo aquello pequeño que hemos construido y de lo que vamos a construir, y que se expresa también todos los años en nuestro interés por defender y participar en los organismos multilaterales y regionales, especialmente en las Naciones Unidas y en el marco latinoamericano y caribeño.

Una vez más, muchas gracias. 

EDUARDO SIGAL, expresidente del Frente Grande y exsubsecretario de Integración Económica Americana y MERCOSUR de la Cancillería, miembro de la Comisión de Integración Regional y Asuntos Internacionales del Instituto Patria: Es un gusto escucharlo, Embajador, y compartir en este momento. Creo que en América estamos viviendo un momento triste, para definirlo de alguna manera. En la mayoría de nuestros países, por acción de los grupos concentrados de poder, han desestabilizado gobiernos populares y han surgido en algunos países gobiernos autoritarios de derecha. Tengo la sensación de que estamos viviendo un momento de un gran divorcio entre lo que piensa siente la mayoría del pueblo latinoamericano con lo que sus gobiernos están haciendo.

Yo quisiera conocer cómo visualiza usted qué podríamos hacer para ayudar aún más a superar estos casi 60 años de bloqueo que está sufriendo Cuba por parte del imperialismo, qué podríamos hacer a nivel de los pueblos, cómo podríamos influir. Mucho se ha hecho todas estas décadas, pero quizás usted piensa que se puede hacer algo más, dígalo, porque me parece que también en este sentido la pandemia y las diferencias de cómo reaccionan los sistemas frente a la pandemia nos abre una posibilidad de mostrar esas diferencias. Creo que tenemos que seguir cultivando lo que fue para nosotros parte de nuestra cultura, de nuestra generación, que es mirar a la revolución cubana como una gran esperanza de cambio y transformación de América. 

PEDRO P. PRADA: Muchas gracias por tus palabras Eduardo. Resulta difícil para nosotros decirles a los amigos qué hacer o pedirles algo. Nunca lo hemos hecho. No está en nuestro espíritu, a pesar de que nunca nos ha faltado la compañía, el abrazo, la solidaridad de millones de latinoamericanos y caribeños, y especialmente de los argentinos.

Yo lo que puedo asegurarte es que el bloqueo no nos va a poner de rodilla, ni siquiera a nuestros hijos. Ya lo hemos visto en estas jornadas de covid, en estos meses de lucha contra la pandemia y reforzamiento del bloqueo; la manera en que la juventud cubana se

ha hecho cargo del país –porque la enfermedad obligó a guardarse a los mayores. No estoy hablando solamente de ocupar cargos o posiciones de poder, sino de actuar como actores empoderados, haciéndose cargo de las situaciones, de los problemas, generando ellos las iniciativas. Hay que salir a verlos desplegados en todos los lugares donde hubo un problema, donde no podían ir sus padres y los abuelos. A veces los mayores hemos tenido que salir a mediar, para protegerlos, pero al mismo tiempo ellos reclamándonos que tienen el derecho de hacerlo por Cuba y por su futuro, y eso es algo que nos llena de extraordinario orgullo, de extraordinaria satisfacción,

porque todo el despliegue que hemos armado en el país por la covid no hubiera sido posible sin la participación de los jóvenes.

Yo mencionaba el caso de los estudiantes de medicina. Fueron casi 30.000 estudiantes de medicina desplegados en todo el país. Más de seis millones de personas visitadas, para saber si tenía algún síntoma, alguna enfermedad respiratoria o alguna enfermedad de base que lo pudiera hacer vulnerable a la adquisición de la covid. No te hablo de los médicos y técnicos de la salud. Pero están los que siguieron a cargo de los servicios esenciales en estas circunstancias, porque además de universitarios y de la enseñanza, se movilizaron otros jóvenes, de otros niveles y actividades, de manera voluntaria, para ir a los hospitales y a los centros de salud para auxiliar a los médicos y a los trabajadores de la salud para hacerse cargo de las áreas de limpieza, de jardinería, de lavandería o de preparación de alimentos. Los que trabajaban en los hoteles, con los hoteles cerrados, se fueron para las cocinas de los hospitales para mejorar la alimentación de los pacientes. Hemos visto acciones de heroísmo colectivo que protagonizaron esencialmente los jóvenes y eso no nos da mucha esperanza y nos da mucho orgullo por todo lo que la revolución ha sembrado.

Decía Fidel que las revoluciones verdaderas son hijas de la cultura y de las ideas. Pues bien, esto es una expresión de la necesidad que siempre tenemos en todas partes y no solo en Cuba de sembrar ideas, de sembrar cultura, de sembrar valores. Es muy sintomático que nuestros adversarios, los que siempre nos han dominado o tratado de dominar, sean enemigos de la cultura, sean enemigos de los valores, sean enemigos de las ideas. Tratan de imponernos una cultura de masas prefabricada en laboratorios, superficial, a través de seriales de televisión y revistas de redes, que tratan de construir un pensamiento único en todos nosotros.

La manera de resistir a la embestida es construyendo alternativas, creando antídotos que también puedo ver que se construyen todos los días aquí, en esta Argentina de todos los argentinos unidos. Entonces yo, con profunda admiración, observo eso y agradezco el ejemplo que también nos dan a nosotros, porque como dice el dicho la cerveza tomada fría baja fácil, pero tomada caliente baja con más dificultad, y ustedes enseñan también a tomársela caliente para que las cosas caminen.

Han logrado una victoria extraordinaria, muy importante, y nosotros lo percibimos durante los actos de toma de posesión entre el 9, el 10 y el 11 de diciembre del año pasado. La emoción gigantesca de este pueblo, la manera en que la gente se volcó naturalmente a las calles, con grandes esperanzas por todo lo que habían luchado, esperanzas que son muy difíciles de construir en tan corto tiempo, esperanzas que tienen que ser construidas en condiciones muy adversas. Y nosotros de lejos lo veíamos y nos admiramos. Créanme.

Por eso, cuando recibimos la solidaridad y el apoyo de los argentinos nos sentimos honrados en lo más hondo, porque sabemos cuánto cuesta, justo a veces con la negación de sus propias necesidades para poder contribuir a solventar las nuestras. Hay un altruismo y un sacrificio admirable en ello.

Yo no me canso de decir que las relaciones entre Cuba y Argentina tienen un calado que es muy difícil de derrotar. Ni en los peores momentos se ha podido atacar ese calado y miren que ha habido peores momentos. Por fortuna este es un momento auspicioso, un momento de construcción común en el que venimos avanzando desde hace un grupo de años, con más velocidad o con menos velocidad, pero, repito, abarcando todos los espacios que son necesarios para que exista este puente extraordinario de amistad entre Cuba y Argentina. Siento que en ello le lleva la vida a millones de personas aquí y allá, y por eso lo único que puedo decir es gracias; gracias por estar siempre ahí, por acompañarnos, por estar en la primera fila de la denuncia del bloqueo en todos los escenarios. Gracias al Presidente, a la Vicepresidenta del país, que no han perdido espacio político en los últimos meses para denunciarlo. Al Canciller, que también lo ha denunciado, de forma que, desde las más altas voces del Estado, hasta las voces más profundas y humildes del pueblo, nos sentimos muy acompañados en la Argentina.

Y sabemos que seguirá siendo así. Y lo que nosotros podamos hacer por Argentina, siempre podrán contar con nosotros para lo que la medida de nuestras modestas posibilidades y ofreciendo lo que tenemos y no lo que nos sobra, podamos ponerlo a disposición de este maravilloso país. 

CARLOS RAIMUNDI, Secretario General del Frente Grande, Embajador designado ante la OEA, miembro de la Comisión de Integración Regional y Asuntos Internacionales del Instituto Patria: Pedro Pablo, es un placer escucharte y saludarte. Lamento haber ingresado tarde al grupo por una cantidad de compromisos. Pienso que varias de las cosas que yo previsiblemente voy a tratar de decirte ya deben haber sido dichas. Es una gran suerte que esta conversación sea un día después nada más del 26 de julio, que es una fecha tan cara para para varias causas populares en toda la región.

Nosotros conmemoramos ayer el aniversario de la muerte de Evita, pero también fue la entrevista entre San Martín y Bolívar en 1822. También se conmemoró una revolución muy importante en 1890 para la Argentina, donde el pueblo por primera vez empezó a luchar para elegir soberanamente sus autoridades y que no lo hiciera una pequeña oligarquía y, obviamente, el 26 de julio de 1953 en Cuba.

Permíteme decirte únicamente que en pocos días más yo voy a ingresar a un organismo donde ustedes no están, que es la OEA, pero desde allí vamos a seguir defendiendo como siempre y como nunca los valores permanentes de la autodeterminación, del antiimperialismo, de la solidaridad universal; todos esos valores que nos enseñó la revolución cubana, que nos enseñó Fidel y que nos enseñó el Che, nuestro querido Che; y que vamos a luchar por la reinserción de Cuba en todos los ámbitos de la integración latinoamericana y mundial; y que el bloqueo es cierto, que se mantiene en términos políticos y económicos, pero cuando los pueblos del mundo les levanten el bloqueo finalmente y definitivamente –y más temprano que tarde lo van a tener que levantar también los políticos que los sostienen y los intereses económicos que los sostienen- porque son los pueblos del mundo los que le han levantado el bloqueo a pueblos como el de Cuba, que nos ha demostrado en esta oportunidad, nuevamente, que sólo es a través de la organización de la sociedad, de la comunión entre Estado y sociedad, entre autoridad política y pueblo, y a través del valor de la solidaridad tanto hacia el interior del país como con el resto del mundo, que vamos a poder sortear esta crisis y enarbolar ese mundo nuevo por el cual tanto ustedes como nosotros luchamos al unísono. Así que, simplemente, enviarte un saludo y un abrazo a la distancia y que tú sabes que estamos juntos para todas las causas que tengamos que enfrentar. Muchísimas gracias.  

PEDRO P. PRADA: Muchas gracias Carlos. Admiro mucho la tarea que te ha tocado y siento todos los deseos de expresarte nuestra solidaridad frente a ese tremendo desafío. Es conocida la historia de Cuba con la OEA. De ahí fuimos expulsados, fuimos perseguidos, fuimos singularizados, fue bendecida la agresión a nuestro país por parte de la OEA.

Un día se vinieron abajo todos esos acuerdos, protocolos que asentaron aquella práctica por la acción de los países hermanos de la región. Sin embargo, a esa altura del campeonato, como diríamos

en el fútbol o en béisbol, a esa altura del campeonato ya Cuba no esperaba ni necesitaba nada de la OEA.

Sabemos lo que la OEA representa para muchos países de América Latina y el Caribe como espacio de interlocución colectiva del hemisferio y lo respetamos, pero con Cuba la OEA, no solo quemó las velas, sino quemó las naves, y por tanto es muy difícil pensar que podamos esperar algo positivo de la OEA, sobre todo una OEA que hoy está dominada por esos círculos de poder monroista que imperan

en Estados Unidos, por esos grupos revanchistas neoconservadores, y por la mafia cubanoamericana de la Florida, de manera que no esperamos nada de ella, como no lo esperamos del gobierno de Estados Unidos.

A ustedes les tocará lidiar además con una circunstancia de ilicitud, porque la OEA ha aprobado toda una serie de acuerdos en exigua mayoría con el voto de un personaje de un país que no existe, porque el verdadero país que existe con ese nombre y con un gobierno soberano se retiró hace dos años de la organización. Veremos cómo quedan todos esos legados de golpismo que le han dejado a la OEA contra nuestros pueblos.

De todos modos, comprendo que la batalla desde adentro también hay que darla. Ningún espacio es menor para defender la causa de la integración de Nuestra América, ningún espacio es menor para defender la libre determinación de los pueblos, la soberanía de los estados, de los países, sobre su territorio. Y en ese caso, yo entiendo también que la OEA es un espacio para que la Argentina pueda defender aquello que para es sagrado para nosotros y para ustedes, que es la integridad territorial del país, de todo el país, con todos sus territorios incluidos, los del Atlántico Sur.

En este empeño es muy importante también el papel y las tareas que tendrás que cumplir ahí, así que te deseo mucho éxito en ese camino.

Muchas gracias. 

EDUARDO ZUAIN, exvicecanciller de la Nación, Director de la Academia Diplomática del MRECIC, miembro de la Comisión de Integración Regional y Asuntos Internacionales del Instituto Patria: ¡Qué tal querido Embajador! Es un placer enorme estar aquí y poder hacerte dos comentarios: en primer lugar, que tuve el honor como vicecanciller de votar en contra del bloqueo a Cuba en una histórica sesión del año 2015 en donde 191 países votamos en

contra de ese bloqueo de un total de 193. Creo que es la votación del número más alto que logró Cuba como éxito diplomático en Naciones Unidas. Sin embargo, el primer comentario mío es cuánto nos falta trabajar en el plano multilateral, en los organismos multilaterales, porque un consenso tan abrumador no es suficiente todavía para terminar con un bloqueo que yo no dudo en calificarlo como criminal, porque lo que vos acabás de comentar con los medicamentos trasciende toda cuestión política, es una cuestión ideológica. Es el bloqueo una cuestión moral, y sin embargo, el sistema multilateral, los organismos regionales, no hemos sido capaces todavía de terminar con eso. No es la primera reflexión que hago sobre cuánto nos toca trabajar en este ámbito.

Y en segundo lugar, expresarte mi agradecimiento en nombre de todos los argentinos, porque a mí porque me tocó de cerca ver la solidaridad de Cuba con respecto a Malvinas siempre, siempre, y en toda ocasión, en especial en el Comité de Descolonización, que es el organismo clave para nosotros defender la unidad de la nación y debatir el derecho al ejercicio de nuestra soberanía en Malvinas y en las islas del Atlántico Sur. Y ahí Cuba siempre ha estado de forma incondicional, sin necesidad de pedido o negociación alguna. Creo que estas cosas tienen que quedar en la historia de los pueblos, en el sentimiento de los pueblos. Cuba siempre está con la Argentina y por eso también quiero delante de todos, de toda esta audiencia, reiterarte mi agradecimiento. Me ha tocado de verlo en persona, cómo como Cuba, con el cuerpo delante siempre por todas las causas, ha trabajado por la integración latinoamericana, aunque la integración latinoamericana no siempre ha sido grata con Cuba. Así que aquí te saludo y te reitero mi agradecimiento hacia ti y a tu gobierno. 

PEDRO P. PRADA:  Muchas gracias Eduardo. Es un placer siempre saludarte y serles fieles a los argentinos, a la Argentina por todas las razones que tú has dicho. Pero si hubiera una razón más, no puede olvidarse que nosotros sabemos por sufrirlo en carne propia, lo que significa la ocupación de una parte del territorio nacional, sabemos lo que significa en carne propia tener bases militares extranjeras en tu país, lo que significa ver ondear una bandera extranjera en nuestra tierra, donde debería estar ondeando la bandera de la estrella solitaria. Me refiero la base naval de Guantánamo, un lugar donde, además, en los últimos años se ha violado de manera masiva y flagrante los derechos humanos de decenas de personas, se ha practicado la tortura.

Todo ello nos hace comprometernos cada vez más con la defensa de las causas de los pueblos que reclaman el respeto a su soberanía, a su integridad territorial. Para eso no hay fecha, no hay grieta, no hay ni siquiera oportunismo o condiciones de momento en la postura de Cuba en defensa de los derechos de la Argentina.

Con toda seguridad estaremos juntos en las próximas batallas que vengan en esta causa y en otras que puedan sobrevenir, y agradezco mucho también por la decidida y permanente participación argentina en la batalla contra el bloqueo, en todos los órdenes: en lo diplomático, en lo político, en lo económico, rompiendo las empresas

argentinas los muros del bloqueo, y también en lo legal, como recordaba Juliana al principio, al referirse a la Ley nacional 24.87.1, la Ley antídoto, una de las pocas leyes antídotos que existen en el mundo, que Argentina tuvo la visión a adoptar en un momento muy oportuno, cuando se adoptaba la Ley Helms-Burton en Estados Unidos.

A ti a todos los amigos les agradezco extraordinariamente esta mañana, este diálogo que a nosotros nos llena de energías y de razones. Siento que hemos rendido homenaje de la mejor manera a todos esos hechos a los que hacía referencia Carlos Raimundi, al encuentro de esos dos grandes padres fundadores de Nuestra América, San Martín y Bolívar; hemos rendido homenaje a Evita y le hemos rendido homenaje a los héroes y mártires del 26 de julio de 1953.

Hemos celebrando todas estas fechas como una evidencia de que todo tiempo futuro será mejor, de que no hay fuerza en el mundo que pueda derrotar el valor de las ideas y de que los pueblos cuando se deciden a ser libres y se unen, son indetenibles.

Muchas gracias para ti y para todas las compañeras y compañeros. 

ANDRÉS, miembro de la Comisión de Integración Regional y Asuntos Internacionales del Instituto Patria: Gracias Embajador, es un gusto poder tenerlo con nosotros. Quería transmitirle las felicitaciones tanto al gobierno como al pueblo cubano por la heroica forma en que están enfrentando esta difícil situación que vive el mundo y que viven también los compañeros de Cuba. También quería expresar que la actitud que ha tomado el pueblo cubano y el gobierno cubano nos demuestran que la dignidad y el orgullo y la solidaridad son los elementos centrales para enfrentar esta situación.

No hay situaciones con muchos recursos si no hay una actitud solidaria, una actitud militante, una actitud que preserve los valores principales como son la vida y son la salud de nuestro pueblo. En ese sentido quiero expresar la sólida postura, que no es sólo diplomática, sino que es desde los pueblos. Aquí se sabe que en la Argentina hay un gran sentimiento por la revolución cubana y por lo que significa la dignidad que ese proceso ha llevado para toda América Latina y nuestro empeño permanente por continuar con esa lucha.

Este Instituto ha sido uno de los principales receptores de las jornadas que se organizan con los sectores populares para la resistencia y para construir una patria grande, una patria que nos incluya, una patria que no incluya a todos.

Ahora voy a una simple y corta pregunta, ya que muchas de las que yo tenía las han hecho los compañeros, que es si la relación de Cuba con aquellos inversores europeos y fundamentalmente con los sectores de Europa que en algún momento se acercaron y aportaron capitales se ha modificado últimamente, o se mantiene esa relación de cooperación, de recepción de inversiones en términos justos, que promuevan el desarrollo y la posibilidad de sustentación autónoma.

Eso simplemente, y le agradezco la presencia. 

PEDRO P. PRADA: Muchas gracias Andrés. Lo extraordinario de la actual coyuntura es que a pesar de todo lo que yo he narrado, buena parte de los inversionistas, de los socios internacionales de Cuba no ha renunciado a tener una relación madura, seria, profesional, mutuamente útil para las partes, contrario a los que Estados Unidos hubiera deseado en estas circunstancias.

Se han producido flujos de inversiones hacia nuestro país con las limitaciones propias de la covid, y se sigue trabajando en crear espacios de comercio. Hay una hay una comunicación permanente con estos socios de Europa, y también con los de Asia, de Canadá y de América Latina, y por qué no, de Argentina también. Esa es una señal buena, una señal de confianza, es una señal de la credibilidad que tienen el gobierno de Cuba, los socios cubanos, las empresas cubanas ante sus pares internacionales.

Es lo que te puedo explicar sobre este tema y una vez más agradecerles a ustedes por todo el apoyo, por toda la solidaridad. Yo creo que los tiempos que se vienen nos obligan a estar muy juntos, en la lucha por la paz, contra las guerras; a defender la necesidad de la cooperación entre las naciones, entre los estados y entre los pueblos; a luchar decididamente contra esa filosofía del descarte humano a la que hacía referencia al Papa Francisco. Hay que defender la condición humana por encima de todo, porque eso es lo que nos ha permitido llegar hasta aquí y poder tener una sociedad un mundo que sabemos puede ser mucho mejor, pero hoy es el que es. Y también hay que cuidar nuestra casa común, hay que proteger el medio ambiente hay que preocuparse por las futuras generaciones, teniendo en cuenta esa sabiduría ancestral que nos legaron los pueblos africanos, de que el mundo en que vivimos no nos pertenece. Lo tomamos prestado a nuestros abuelos y padres para cedérselo a nuestros hijos y nietos. Por tanto, hay que ser responsables y trabajar por todo ello.

Una vez más muchas gracias. 

NICOLAS CANOSA: Muchas gracias Embajador. La verdad es que fue una gran mañana compartida con Usted. Queremos ir cerrando. Solo quiero agradecer a todas las personas que estuvieron del otro lado de la pantalla. Fueron cientos de comentarios en la transmisión en vivo de Facebook, muy cariñosos con ustedes, con la revolución cubana y también con el Instituto, agradeciendo la posibilidad de esta actividad.

Antes de pasarle la palabra a Juliana Marino, quien fue embajadora en Cuba durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, quiero agradecer a las personas que estuvieron detrás de la posibilidad de esta actividad, todos los miembros de la Comisión de Integración y Relaciones Internacionales del Instituto. También a Nicolás Folk, que concilió todo desde la técnica, a Claudia Bernaza en la coordinación, dos de las personas que están detrás de las redes sociales del Instituto, porque sin ellos no se podría haber hecho esta actividad, y también a Leinier Espinoza, Secretario de Prensa de la Embajada, con quien coordinamos bastante estos últimos días. Así que muchas gracias a todos y a todas.

Entonces le doy la palabra a Juliana para que vaya cerrando el encuentro y sepan los que se engancharon más tarde que esto va a estar publicado en nuestro canal de Youtube de la Comisión de Integración y Asuntos Internacionales del Instituto Patria, para que lo puedan volver a ver.  

JULIANA MARINO: Gracias a Nicolás por tu trabajo, siempre nuestro técnico y un compañero dirigente político joven de Argentina.  Mire, una cosita. Siempre dicen que fui Embajadora en Cuba durante los gobiernos de Cristina, los dos bandos. La verdad es que lo dicen con un tono y no fue ningún sacrificio. Fue un privilegio y un placer.

Hace poquito la llamé a una amiga mía de Argentina que vive en Cuba hace más de 60 años para ver cómo estaba y a ver si se necesitaba algo, aunque yo sé que no hay viajes. Y me dijo: “estuve necesitando un medicamento pero como ahora tenemos redes, mi hija lo puso a las redes y enseguida agradecieron dos o tres que les sobraba una cantidad de píldoras. A las horas pude reunir el medicamento, porque como sabés Juliana, acá nosotros no nos pensamos individual. Yo no me pienso como Carolina, me pienso como país. Nosotros somos Cuba, cada uno de nosotros”.

Me pareció un razonamiento extraordinario que me parece es el principio que a ustedes los ha sostenido. Entonces, tomando en cuenta algunas cosas que dijiste antes y que nos hiciste recordar aquella declaración de la CELAC de 2014 –yo creo que ese es un manifiesto para sentirse latinoamericana y caribeña- yo hoy he sentido orgullo de haber podido hacer esta reunión del Instituto Patria, homenajeando a Evita y a Cuba. Creo haberte dicho que le pusimos como título “Solidaridad y humanismo” que me parece que fueron las palabras que resumen el espíritu de lo que se dijo, y que sólo tenemos que recrear en las personas. Así que gracias Embajador por estar con nosotros.

Muchas gracias, de todo corazón. 

PEDRO P. PRADA: Muchas gracias también y un fuerte abrazo para todos ustedes y para quienes tuvieron la gentileza y paciencia de acompañarnos.


[1] Perón, Eva: “Mi Misión”. Último escrito de Evita, leído por un locutor oficial desde los balcones de la Casa de Gobierno, en Plaza de Mayo, en presencia del general Juan Domingo Perón, el 17 de octubre de 1952, a 82 días de su muerte. Consultado en Internet el 22 de julio de 2020 en http://upcndigital.org/~ciper/biblioteca/Eva/Mi-Mensaje-Evita.pdf

[2] Elizalde, Rosa M.: Entre Miami y Numancia está Cuba. En Cubadebate, 23 de julio de 2020. Consultado en Internet el 25 de julio de 2020, en http://www.cubadebate.cu/opinion/2020/07/23/entre-miami-y-numancia-esta-cuba/#.XyCIAVVKjmg

[3] Mallory, L.: 499. Memorandum from the Deputy Assistant Secretary of State for Inter-American Affairs (Mallory) to the Assistant Secretary of State for Inter-American Affairs (Rubottom). Washington, April 6, 1960. Consultado en Internet el 25 de julio de 2020, en  https://history.state.gov/historicaldocuments/frus1958-60v06/d499. Traducción no oficial.

[4] Se refiere a la canción El Necio, de Silvio Rodríguez, escrita en 1991 y estrenada en 1992 en su disco “Silvio”, como declaración de principios frente al derrumbe de la URSS y el recrudecimiento del bloqueo y la agresión de Estados Unidos contra Cuba.

[5] Se refiere a una expresión usada por la maquinaria de propaganda anticubana y evocada en la canción El Necio, de Silvio Rodríguez, escrita en 1991 y estrenada en 1992 en su disco “Silvio”, como declaración de principios frente al derrumbe de la URSS y el recrudecimiento del bloqueo y la agresión de Estados Unidos contra Cuba.

[6] Perón, Eva: “Carta al diario Democracia, 30 de agosto de 1947”. En Roberto Oscar Silva: Las razones de Eva Perón:33. Consultado en Internet el 22 de julio de 2020 en https://rebelion.org/docs/172986.pdf

[7] Guevara, E.: “Debemos aprender a eliminar viejos conceptos” –también conocido como “El médico revolucionario”. Palabras pronunciadas el 19 de agosto de 1960, al iniciarse un Curso de adiestramiento patrocinado por el Ministerio de Salud Pública en La Habana. En Ernesto «Che» Guevara. Obras. 1957-1967, Casa de Las Américas. La Habana. 1970. Tomo II:75.

 


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