Concedí una entrevista al joven periodista Guido Vassallo, del diario Página12. Algunos experimentados colegas de ese diario me reclamaron, pero yo no decidí quién sería el entrevistador. Tiró preguntas en ráfaga. me llamó la atención su preparación para la entrevista y su curiosidad. Revisamos desde las relaciones bilaterales en todos sus órdenes hasta la pandemia, la estrategia de salud cubana contra la covid-19 y la producción promisoria de vacunas, pasando por temas inevitables como el 8º Congreso del Partido Comunista de Cuba, el escenario regional, la llegada al poder de un nuevo gobierno en Estados Unidos y las relaciones disfuncionales de ese país con Cuba, lo que nos permitió conocer el impacto del bloqueo. La versión publicada es una apretada síntesis de 45 minutos de un diálogo donde compartimos muchas más ideas...
Pedro Pablo Prada Quintero es embajador de Cuba en Argentina desde 2019. Con una extensa formación y trayectoria en el campo periodístico, Prada Quintero siente "la necesidad de cubrir los extraordinarios vacíos de información que hay sobre Cuba".
En 2009 fue embajador en El
Salvador y cuatro años después se convirtió en director para América del Sur
del ministerio de Relaciones Exteriores cubano. A sus 61 años, Prada Quintero
es un obstinado defensor de la unidad latinoamericana: "Privilegiamos la
relación entre las naciones hermanas de cara a aquellos que diseñan un mundo
basado en el privilegio de los poderosos".
Casado y con una hija, Prada Quintero
explica las razones del éxito de Cuba frente a la pandemia de coronavirus y
habla con orgullo de la "cooperación científica" que permitió que en
este momento el país se encuentre desarrollando cuatro vacunas mientras trabaja
en una quinta destinada a pacientes enfermos. "Se podía hacer, sólo hacía
falta una necesidad muy fuerte que nos incentivara", asegura en diálogo
con Página/12.
- ¿Cómo están hoy las
relaciones entre Cuba y Argentina?
- Estamos en un momento muy
auspicioso de las relaciones que se han mantenido con estabilidad, con solidez
y han pasado la prueba del tiempo. Más allá del gobierno que tenga Argentina,
están basadas en vínculos muy fuertes entre los pueblos. Argentina está
presente de muchas formas en la vida cotidiana de los cubanos y viceversa.
- ¿Cuál es el intercambio
comercial entre ambos países?
- Son economías diferentes y
esas asimetrías se manifiestan, no obstante buscamos la complementación.
Ustedes son unos grandes productores de alimentos, nosotros somos un productor
bastante exitoso de medicamentos, de productos biotecnológicos y vacunas.
Intercambiamos saberes. Parecería poco relevante, pero en el mundo de hoy los
dos países tenemos grandes apuestas por la sociedad del conocimiento.
- ¿Cómo hace un diplomático
como usted para trabajar en una región donde, más allá de algunas experiencias
progresistas, la derecha sigue pisando fuerte?
- Es retador pero sumamente
edificante. En ese entorno en que conviven distintos proyectos políticos es
importante demostrar que el mundo no es únicamente como nos lo quieren pintar.
La alternativa conservadora y liberal no conduce al éxito, mas bien conduce al
fracaso y la destrucción del tejido social. Tampoco encontrarás nunca un
diplomático cubano que ande diciendo por ahí que Cuba es la octava maravilla
del mundo. Pero sí defendemos con fuerza que no somos ese infierno que cuenta
lo que yo llamo la 'transmedia oligárquica', financiada por poderosos intereses
globales.
- El expresidente Donald Trump
volvió a incluir a Cuba en el listado de países "patrocinadores del
terrorismo". Tras la asunción de Joe Biden, ¿puede darse un cambio en la
relación entre ambos países?
- No se trata de creer, se
trata de atenerse a los hechos. Los asesores de Biden durante la campaña
electoral dijeron una cosa, el miércoles el secretario de Estado Antony Blinken
dijo otra. Habrá que ver, no podemos prejuzgar. Cuba no tiene que hacer
concesiones ni ceder nada porque Cuba no es culpable de nada. Todas las
acciones contra Cuba han sido impuestas por Estados Unidos de manera
unilateral.
- Siempre se habla de los
millones de dólares que el bloqueo genera como pérdida. Pero ¿cuál es el
impacto real en la vida cotidiana de los cubanos?
- Yo efectivamente te puedo
decir que en el año fiscal que corrió entre abril de 2019 y marzo de 2020 el
bloqueo causó a Cuba más de 5.500 millones de dólares en pérdidas materiales.
Ahora, ¿cómo puedes medir el sufrimiento humano? ¿Cómo puedes medir la angustia
de una familia que ve morir a un ser querido porque el país no puede adquirir
el medicamento para salvarle la vida? ¿Cómo puedes medir la desesperación de
las familias que se quedaron sin remesas? Todas las medidas que aplicó Trump a
quienes más dañó fue a las empresas privadas. Están en contra de los cubanos
que aman al país con sus virtudes y defectos.
- El Partido Comunista de Cuba
tendrá su octavo Congreso en abril, en el que se prevén cambios en la
estructura dirigencial. ¿El partido necesita un recambio para adaptarse a los
nuevos tiempos?
- No solo lo creo, lo
defiendo. Prácticamente en toda la cadena de dirección del estado, de la
economía, de las instituciones, te encuentras a personas nacidas después de
1959. No solo eso, te encuentras a los hijos de los que nacimos después de
1959. Las figuras tienen un papel importante en la historia, pero lo más
importante son los pueblos. Los jóvenes que hoy están asumiendo funciones en
áreas del gobierno deben ser capaces de entender el mundo en que viven y
encontrarle al país los mejores caminos.
- ¿Cómo se organizó Cuba para
enfrentar a la pandemia de coronavirus?
- En enero de 2020 nosotros ya
teníamos constituido un grupo nacional de trabajo a partir de la cultura que
existe en Cuba de atención a enfermedades epidémicas, cultura que fue fomentada
como parte de la guerra bacteriológica que realizó la CIA en los años 70 y 80.
Al mismo tiempo convencidos de que enfrentábamos condiciones de bloqueo, se le
dio una inyección financiera a la industria médico-farmacéutica para que todas
las instituciones cooperaran entre sí, no compitieran que es lo que normalmente
encontramos en otros países.
- ¿Faltaron insumos médicos?
- Cuando salimos en enero de
2020 al mercado mundial a buscar respiradores para poder preparar las salas de
terapia intensiva, nos encontramos con que había una prohibición de venta de
respiradores a Cuba. Nuestro país por fortuna tiene muchos amigos en el mundo
que nos ayudaron en ese primer momento, pero nuestra gente tampoco se quedó
cruzada de brazos. Empezaron a desarrollar prototipos de piezas de repuestos y
a reparar con innovaciones propias los equipos que teníamos en la isla. Cuando
terminó el año ya estábamos produciendo en serie respiradores cubanos.
- ¿El sistema de salud llegó a
verse saturado?
- Tenemos un sistema de salud que
más de una vez ha probado su eficacia y el altísimo nivel de preparación de su
personal. No nos hemos visto en la necesidad de construir hospitales de campaña
porque la red hospitalaria del país ha cubierto todas las necesidades
reubicando servicios. Y luego la participación del pueblo organizado en los
pesquisajes masivos, la participación de los estudiantes de medicina... Cuando
tienes todo ese despliegue humano, tienes muchas garantías. La gente tiene la
seguridad de que no se va a morir en la primera esquina sin atención médica.
- Cuba no salió al mercado a
comprar vacunas, apostó por la producción nacional. ¿Cómo se viene
desarrollando ese proceso?
- Lo que pasa con las vacunas
es un ejemplo del nivel de integración de la ciencia en Cuba. Las más conocidas
son las Soberana 1 y 2 que están producidas por cuatro instituciones de la
medicina cubana. A su vez se está trabajando en las vacunas Abdala y Mambisa.
Eso es muy bueno porque fomenta la cooperación y solidaridad entre científicos.
No es la gloria por la gloria de determinada institución, por detrás de eso
está Cuba que es mucho más importante. La Soberana 2 ya está en fase tres, se
produjo a finales de febrero el primer lote de 150 mil dosis que en este
momento se están aplicando voluntariamente a 44 mil cubanos en La Habana,
mientras que la vacuna Abdala, que es nasal, se está aplicando a 40 mil cubanos
en las provincias de Santiago de Cuba y Guantánamo.
- ¿Las vacunas podrían ser
adquiridas por países como Argentina?
- Si, lo hemos pensado. De hecho
tan pronto ya estaban desarrollados los candidatos vacunales, se tomó la
decisión estratégica de hacer una inversión importante en la ampliación de las
capacidades productivas. En este momento el país tiene, funcionando bajo
auditoría, capacidades fabriles para producir 100 millones de vacunas al año.
Obviamente eso excede las necesidades de la población cubana, y las pondremos a
disposición de la humanidad, en primer lugar de América latina y el Caribe. Si
las autoridades argentinas deciden participar, si valoran que las vacunas
cubanas son efectivas, se verá en su momento.
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