martes, abril 29, 2025

ANATOMIA PATOLOGICA DE LAS GUERRAS HIBRIDAS, SEGÚN UNO DE SUS EPIGONOS

Carlos Sánchez Berzain el decadente colaborador de la DEA y del huido exmandatario boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada (de triste recuerdo), que hace algunos años también vive de hacer supuesta politología en el mercado de anticubanías que fundó Estados Unidos, acusa a Cuba y al socialismo del siglo XXI de hacer la guerra híbrida. Podrá alentar a los conmilitones, siempre prestos a acusar a la isla insumisa y a su pueblo rebelde; y podrá sorprender a los que la palabreja “hibrida” asuste. Berzaín, que tiene a su servicio ese instrumento de la guerra híbrida (verbigracia) que es el portal Infobae, cree que todo el mundo es bobo o padece de sorochi.

Primero, para dejar las cosas claras de una vez a Berzaín y a otros enamorados de las etiquetas, incluidas las que fabricó Dietrich: Cuba no es y nunca ha sido una expresión del socialismo del siglo XXI, ni del XX, ni del XIX. Ya demostró harto que no fue satélite, ni copia, ni calco, y que no se derrumbó ni desmerengó como el socialismo europeo. No debe perder su tiempo. Cuba construye un socialismo propio, cubano; un proceso nacional, soberano, independiente, genuino -es lo más urticante-, también imperfecto e inacabado.

Para un ideólogo, los clichés son enemigos del pensamiento. Libérate de ellos, Berzáin. El socialismo cubano se nutre de las ideas de Marx, Engels, Lenin, aprende de las experiencias fracasadas y exitosas en otras partes del mundo, y crea su camino propio, de forma viva, al mejor estilo de Mariátegui. Lo hace sobre la base de un pensamiento y práctica nacional y latinoamericano, que va de Bolívar y Martí, hasta el Che Guevara. Vaya, es un socialismo puramente occidental, aunque le duela a los deterministas de la geopolítica.

Además, el cubano es un socialismo erigido en guerra con la principal potencia imperialista de la historia. Y bien sabes Berzaín que esa guerra no la elegimos los cubanos, sino que nos la impusieron por optar por nuestro propio camino, sin dictado, perdón ni tutela de Estados Unidos. Lo recuerdo porque a veces se nos compara con los modelos chino y vietnamita, a los que Washington levantó sus respectivos bloqueos en fechas tan tempranas como 1973 y 1995, respectivamente. Bien saben por allá que el éxito de Cuba, cuyo potencial ha sido ampliamente demostrado en su práctica revolucionaria, es una amenaza a su sistema de dominación hemisférico. Por eso, la pretensión de crear “hambre, sufrimiento y desesperación para que el pueblo derroque al gobierno” (Mallory), o “causar dolor, para que el gobierno ceda” (Claver Carone) se parece cada vez más a un genocidio y merece bien la creciente condena universal.

Segundo, la noción de las llamadas “guerras híbridas” no nació en La Habana ni en Caracas. Si bien nada demuestra que nacieran en Estados Unidos (que las paga), estudiosos sin sospecha como el colombiano Román Ortiz y el estadounidense Frank G. Hoffman, Investigador Distinguido de la Universidad Nacional de Defensa en Washington, este tipo de conflictos “incorporan un abanico de distintas formas de guerra, incluyendo capacidades convencionales, tácticas y formaciones irregulares, actos terroristas que comprenden coerción y violencia indiscriminada y desorden criminal”.

Un tipo avezado como tú en el uso y abuso de las categorías de la guerra híbrida, como si las hubiera definido Cuba, que ha estudiado además la circular TC1801 Manual de guerra no convencional de las Fuerzas Especiales del Ejército de Estados Unidos; que respalda todos los actos políticos, legislativos y judiciales del bloqueo económico, comercial y financiero contra la isla; que ha apoyado la Ley de Ajuste Cubano, la Política de Pies Secos-Pies Mojados, el parolee humanitario y, ahora, las deportaciones de migrantes, sabe, perfectamente que miente y manipula a la opinión pública.

Es curioso que todos los ejemplos que cita el autor de la “crítica” sobre guerra hibrida están inspirados en los ejemplos de los desmanes de gobiernos capitalistas fallidos, de democracias corrompidas por el capital nacional y transnacional, de crímenes electorales o transfronterizos financiados por aquellos para los que nunca es suficiente el dinero que acumulan en cuentas off shore; de gobiernos que con sus reformas expulsan a miles de seres humanos desesperados por migrar a cualquier otro lugar, aún si les va en juego la vida; de los mismos que primero armaron dictaduras de seguridad nacional y dictaduras neoliberales después, que refinaron las formas de represión en la Escuela de las Américas ayer o en la ILEA hoy, o ¡en Israel!; que desaparecieron a decenas de miles de latinoamericanos, o los mantuvieron presos, o los judicializan políticamente hoy; de los dueños de los medios de comunicación y los algoritmos de Internet que a nombre de la libertad de expresión, censuran o invisibilizan toda disidencia.

Los grupos delictivos organizados nunca se armaron en La Habana o en cualquier otra capital de la región: nacieron todos en Estados Unidos -en Washington, Langley, Miami-, financiados, organizados y entrenados por su gobierno, sus agencias de seguridad nacional, sus legisladores, sus jueces y su cohorte de ONG. Las maras salvadoreñas, el ISIS, Al-Qaeda, los carteles de Sinaloa, Jalisco, del Golfo, los Zetas, el Tren de Aragua, el mercado y el tráfico de drogas, los tratantes de migrantes, todos, todos, todos, vinieron de allá y nos han jodido aquí. Si no, pregúntenle al corrupto, cobarde y cruel Secretario de Estado "Rubio", bien versado por su cuñado en asuntos de lavado de dinero narco.

Va por buen rumbo el Interamerican Institute for Democracy a cargo de Berzaín haciendo anatomía patológica de sus fieles difuntos. Como el tema es actual, pronto nos dirá también cómo librar la guerra híbrida en un cónclave cardenalicio.

Pdta: Recomendación de lecturas para la alfabetización de Berzaín y otros escribientes poco serios:

- Frank G. Hoffman, Conflict in the 21st Century: The Rise of Hybrid Wars, Arlington: Potomac Institute for Policy Studies, 2007.

- Frank G. Hoffman, “Hybrid Warfare and Challenges”, Joint Forces Quarterly, Washington, Num. 52, Primer Trimestre, 2009.

- Leslie F. Brown, Twenty First Century Warfare Will Be Hybrid, Carlisle: US Army War College, 2011.

- Paul Brister, William H. Nattert III y Robert R. Tomes (Ed.), Hybrid Warfare and Transnational Threats: Perspectives for an Era of Persistent Conflict, New York: CENSA, 2011.

- Ralph D. Thiele, “Crisis in Ukraine – Thee Emergence of Hybrid Warfare”, ISPSW Strategy Series: Focus on Defense and International Security, Institute for Strategic, Political, Security and Economic Consultancy, Berlín, Num. 347, mayo 2015.

(Nota: ninguno de estos autores es cubano, boliviano, nicaragüense o venezolano)   

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