En 2015, durante su segundo viaje a Cuba para encontrarse al cabo de 1500 años con la Iglesia Ortodoxa rusa, el Papa Francisco dijo que "Cuba, en la encrucijada entre el Norte y el Sur, el Este y el Oeste…, (constituía un) símbolo de las esperanzas del «Nuevo Mundo» y de los dramáticos acontecimientos de la historia del siglo XX… (Y que) si sigue así... será la capital de la unidad”.
Ha muerto en Roma y no estará más. Sus encíclicas humanistas, su
bondad y modestia, sus ideas de justicia, solidaridad y paz despertaron la
admiración de millones de personas de todas las culturas, religiones y ateos en
todo el mundo. Su amor hacia los cubanos, su comprensión de Cuba, su solidario
posicionamiento práctico contra el bloqueo, sus votos por la unidad y la paz, y
su devoción a nuestra Patrona, le ganaron profundas simpatías de nuestro
pueblo.
En Argentina, su Patria, donde las mayorías amaron y algunos pocos aún odian al secular Jorge Bergoglio, amigos cercanos recordaron en estos días con orgullo la
audiencia en Roma con el Papa, en la que le entregaron una pequeña nota donde
le pedían ayudar a lograr liberación de Gerardo Hernández, Antonio Guerrero y
Ramón Labañino, presos en EEUU por luchar contra el terrorismo. Meses después
los Cinco héroes se reunían libres en La Habana.
Como en otras capitales del planeta, en Buenos Aires, Cuba
estuvo presente en la Nunciatura de la Santa Sede en Buenos Aires, para
acompañar el estremecimiento mundial con la firma de un libro de condolencias y
la asistencia a misa la campal ofrecida por la Iglesia católica de Argentina,
frente a la Catedral Metropolitana, en la Plaza de Mayo, donde miles de
personas honraron la vida y el legado de Francisco y donde resonó fuerte el
llamado de los religiosos a unidad nacional, a la solidaridad y la paz,
mientras los coros populares, los gritos de los choripaneros y los bombos de
los trapitos, estremecían el aire.
En la isla, el Presidente Miguel Díaz-Canel resaltaba en una
declaración la humildad, sabiduría, autoridad moral y espíritu transformador
que guiaron vida y pontificado del Papa Francisco, y su contribución al diálogo
constructivo, entendimiento y desarrollo de las positivas relaciones entre Cuba
y la Santa Sede.
Más conmovedoras y profundas fueron las palabras de
despedida del General de Ejército Raúl Castro: "Descanse en paz,
entrañable amigo. Su deceso me conmueve profundamente... Tal como me manifestó
en una ocasión, también lo llevaré para siempre en el corazón".
No hay comentarios:
Publicar un comentario