Prometí volver con una emoción del 70 aniversario de la victoria del pueblo soviético sobre el fascismo. Algunos me lo han reclamado. Ahí les va:
En el verano de 2006 visité el museo-memorial existente en lo que fue el campo de concentración de Sachsenhausen, cerca de Berlín, en Alemania. Había visitado otros similares en la antigua URSS, pero ninguno conservaba -fueron demolidos por los nazis en su estampida- las evidencias de aquella macabra maquinaria de anular y matar a los seres humanos. Hacía pocos días había leído unos versos de un religioso alemán: Friedrich Gustav Emil Martin Niemöller, o simplemente, Martin Niemöller, quien fue comandante de submarino durante la Primera Guerra Mundial y después mandó un batallón en la Región del Ruhr, para dedicarse finalmente a los estudios de Teología entre 1919 y 1923.