Nuestra historia nos enseña una y otra vez que sí se puede, que siempre se puede, si se trabaja en unidad y con pasión, si nos esforzamos para vencer cada obstáculo y hacer un país mejor donde podamos cumplir nuestros sueños, si perfeccionamos la democracia socialista y los derechos que disfrutamos, si nos exigimos siempre más y, sobre todo, si sabemos defender todo lo logrado. Y lo hacemos con la misma convicción aprendida de José Martí que el Presidente Díaz-Canel invocara en días recientes: el patriotismo es un deber santo cuando se lucha por poner la patria en condición de que vivan en ella más felices todos los seres humanos...
PALABRAS DEL EMBAJADOR DE CUBA PEDRO P. PRADA EN EL ACTO POR EL DÍA DE LA LIBERACIÓN -DÍA NACIONAL DE CUBA Y 64 ANIVERSARIO DEL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN. BUENOS AIRES, 9 DE ENERO DE 2023.
Excelentísimo Sr. Secretario
Excelencias
Distinguidos invitados
Amigos y compatriotas
Bienvenidos a la Embajada de Cuba. Tras casi
tres años de una terrible pandemia nos volvemos a encontrar para celebrar el
Día de la Liberación, Fiesta Nacional de Cuba, que recuerda el triunfo popular
revolucionario del 1 de enero de 1959.
Los recibimos con la austeridad que
imponen los tiempos que viven nuestra Patria y el mundo, pero con la alegría, los
afectos y la hospitalidad que se prodiga en Cuba a los amigos.
Llegamos hasta aquí tras haber desafiado
y vencido un bloqueo recrudecido durante el gobierno de Donald Trump, con 243
medidas dirigidas a estrangular quirúrgicamente a las familias y a la economía
cubana, que el actual gobierno de Joe Biden mantiene intactas, pese al rechazo
abrumador de la comunidad internacional que todos ustedes representan.
Es la misma lógica perversa de un jefe
de la CIA que en 1964 delineó la estrategia del sometimiento: sustituir los
valores autóctonos por otros falsos, obligando a creer en ellos. Ridiculizar a
la honradez y la honestidad como vestigios del pasado. Imponer el descaro, la
insolencia, el engaño y la mentira, el alcoholismo y la drogadicción, el miedo
irracional entre semejantes, la traición, el nacionalismo, el odio y la
enemistad entre los pueblos, para que las victimas compartan la lógica de sus
verdugos.
A eso también hemos sobrevivido, a pesar
de las decenas de millones de dólares asignados como parte de un plan para
imponernos un modelo ajeno, y que tuvo entre sus más recientes y aclamados
episodios apedrear un hospital infantil, descarrilar un tren con alimentos, destruir
bienes públicos y privados y una conjura política, diplomática y comunicacional
de quienes nos tienen por patio trasero o por jungla.
Nuestro mayor mérito es estar vivos.
Sobrevivimos a la naturaleza y a las
casualidades, expresadas en el paso de un devastador huracán que desarticuló la
red eléctrica nacional, antes golpeada por el bloqueo, y en terribles accidentes
tecnológicos.
Sobrevivimos en esas circunstancias al
aliento y amparo a la migración ilegal, desordenada e insegura, por los mismos
que deportan o encierran a otros miles de latinoamericanos y caribeños.
Sobrevivimos también a nuestros errores.
Siempre hemos dicho que no somos una sociedad perfecta, aunque aspiremos a
ello.
Como afirma nuestro Presidente, nos
tiraron a matar, la naturaleza y el azar nos pusieron a prueba, pero aquí estamos,
con las heridas a flor de piel y orgullosos. Invictos como Fidel Castro, a
quien trataron de asesinar más de seiscientas veces.
El mérito de la revolución cubana y de
su pueblo, insisto, es seguir estando vivos.
Si fuésemos tan malos como nos
pintan o prejuzgan los que no nos conocen, por qué hemos forjado un pueblo tan
noble, solidario y dispuesto al sacrificio. Un pueblo, cuyas armas principales
son la alegría, la creatividad y el optimismo, expresados de miles maneras. Un
pueblo para el que no existen las palabras egoísmo, desánimo, rendición ni
derrota. Cada día emprendemos como Sísifo el ascenso al cielo, por nosotros y
por todos los demás.
Por eso, al dejar atrás el desafiante
2022, como ha dicho nuestro Presidente, empujamos sin miedos y sin dudas la
puerta de 2023, conscientes de que éste puede ser aún más difícil, pero seguros
de que continuaremos por el camino elegido
Nuestra historia nos enseña una y otra
vez que sí se puede, que siempre se puede, si se trabaja en unidad y con
pasión, si nos esforzamos para vencer cada obstáculo y hacer un país mejor
donde podamos cumplir nuestros sueños, si perfeccionamos la democracia
socialista y los derechos que disfrutamos, si nos exigimos siempre más y, sobre
todo, si sabemos defender todo lo logrado.
Lo hacemos con la misma convicción
aprendida de José Martí que el Presidente Díaz-Canel invocara en días recientes: el patriotismo
es un deber santo cuando se lucha por poner la patria en condición de que vivan
en ella más felices todos los seres humanos.
Y lo hacemos desde la hermana Argentina, celebrando
medio siglo de comunión entre ambos gobiernos, que aprendieron de sus pueblos a
convivir en paz, respetarse, apoyarse y trabajar juntos por el bien común.
Muchas gracias a todos por acompañarnos.
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