Como no podía hacerlo diferente, de acuerdo a su función de portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, el portal digital Infobae, cuyo cuartel general está en la ciudad de Miami, se hace eco de un informe sobre la industria turística cubana, del supuesto “Laboratorio Cuba Siglo 21”, una de las tantas ONGs financiadas por el propio Departamento de Estado y grupos conservadores de España, donde declara su domicilio legal.
Quien firma el documento es Emilio Morales, quien hace años
decidió lucrar con los conocimientos y experiencias adquiridas en sectores
empresariales de Cuba, para empuñarlos contra su propio país de origen. Por su
“limpio” perfil, ha sido instalado como uno de los portavoces de la guerra
comunicacional contra la isla. Su negocio -el Havana Consulting Group-, es
también otra de las ONGs, en este caso radicada en Miami, que reciben fondos
del Departamento de Estado para la ejecución sucia de su política anticubana.
El referido grupo alega asesorar a inversionistas extranjeros
y estadounidenses en sus actividades en Cuba. En la práctica, es un brazo
ejecutor del capítulo III de la Ley Helms-Burton, destinado a desestimular las
inversiones y negocios de terceros países en la isla, y a minar, dentro de
Estados Unidos, el creciente interés de sus empresas por volver a un mercado
cercano lleno de oportunidades que les veta su propio gobierno.
El informe manipula datos oficiales de inversiones turísticas
y arribos de viajeros para atacar al Gobierno y al Grupo de Administración
Empresarial S.A. (GAESA) de las Fuerzas Armadas, que, cumpliendo un mandato del
ejecutivo cubano, contribuye al desarrollo económico del país. El fin es
responsabilizar a dicha entidad económica de la caída de los visitantes e
ingresos y, por esa vía, culpar al gobierno del supuesto “colapso”, esa
palabreja que sus mentores llevan 65 años preparando, sin éxito.
No existe el supuesto monopolio del GAESA sobre las finanzas
y decisiones económicas cubanas. La actividad de dicho grupo no involucra a los
principales sectores productivos y de servicios de la economía cubana y, en
aquellos en los que participa, lo hace de forma axilar, como en el turismo,
donde es el Grupo Cubanacán el dominante. En el sector financiero existen
9 bancos comerciales, 14 instituciones financieras no bancarias, 9
oficinas de representación de bancos extranjeros en Cuba y
4 oficinas de representación de instituciones financieras no bancarias. De
todas ellas, solo 1 banco y 1 institución están relacionadas con el GAE.
La alegada crisis multisistémica de Cuba y sus presuntos
atributos constituyen un infame ocultamiento de sus causas reales, reconocidas
por organismos internacionales independientes: el efecto brutal de un prolongado
y cruel bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos,
endurecido por el primer gobierno de Trump con 243 medidas -varias de ellas
dirigidas contra el sector energético y, sobre todo, el turismo, donde las
pérdidas en el último año fueron de 1089 millones de dólares- y la inclusión de
Cuba en la espuria y unilateral lista de Estados patrocinadores del terrorismo,
que ha significado un duro golpe para acceder a los mercados financieros
y realizar transacciones en todo el mundo. Borran la pandemia de
covid-19 y sus durísimas consecuencias globales; declaran epidemias
inexistentes que refutan los informes de salud en las Américas emitidos por la
Organización Panamericana de la Salud y los Centros para el Control de
Enfermedades de Estados Unidos. Por último, se regodean en una criminalidad que
no sostienen siguiera las agencias de seguridad de sus mentores, porque aún
inserta en el complejo mundo de hoy, es de harto reconocido que Cuba sigue
siendo uno de los países más seguros del mundo y que existe una fructífera y
confiable colaboración en materia de seguridad con todas las naciones de su
área y otros del mundo.
Hablan a seguidas los plumíferos de una descapitalización del
personal basada en las cifras elevadas de migrantes cubanos. Ni una palabra de
las causas de la emigración, que una vez más hay que situarlas en el escenario
crítico construido por el bloqueo. Recuérdese siempre su definición en 1960:
“…el único modo previsible de restarle apoyo interno (al gobierno cubano) es
mediante el desencanto y la insatisfacción que surjan del malestar económico y
las dificultades materiales… hay que emplear rápidamente todos los medios
posibles para debilitar la vida económica de Cuba… una línea de acción que,
siendo lo más habilidosa y discreta posible, logre los mayores avances en la
privación a Cuba de dinero y suministros, para reducirle sus recursos
financieros y los salarios reales, provocar hambre, desesperación y el
derrocamiento del Gobierno”. La emigración ha sido consustancial a ello,
alentada por leyes que politizan y privilegian a los migrantes cubanos por
sobre otros en el mundo, sin mencionar el robo de cerebros. Ahora bien, si hay
tanta “descapitalización”, por qué se siguen hallando ingeniosas soluciones en
la industria a las necesidades del país, por qué la ciencia continúa
produciendo vacunas, medicamentos y tecnologías competitivas con el primer
mundo; por qué, incluso, las cadenas hoteleras estadounidenses en el Caribe
despliegan sus scouts para despojar a las instalaciones nuestras de sus mejores
trabajadores, a cambio de, aparentemente, “mejores” contratos con cláusulas
denigrantes.
Finalmente, añade el informante sus verdaderas razones:
denunciar las “políticas exteriores fallidas”, basadas en un falso apoyo del
gobierno de Cuba a la guerra en Europa, al terrorismo internacional y al éxodo
masivo de cubanos. Cuba no tiene “políticas exteriores” ni las improvisa, sino
una única, principista y revolucionaria política exterior, que, modestamente
hablando, ha sido ejemplar representante del Estado, del gobierno y de su
pueblo. Ello incluye una posición muy firme e inflexible a favor de la paz en
todo el mundo, contra el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones y
contra el tráfico y la trata de personas, incluida la oposición a la emigración
ilegal, desordenada e insegura que sus vecinos promueven. Eso, sin embargo, no
la exime de denunciar a los verdaderos terroristas y a los causantes de las
guerras y de las crisis que obligan a las personas a dejar su país. No es casual
que por ello Cuba sea un importante y respetado interlocutor en procesos de paz
en todo el mundo, incluso, entre religiones, y que sea una voz autorizada en
temas de migrantes y combate y prevención de sus delitos conexos. Lo que sí ha
sido brutal en Europa es la cancelación de las visas ESTA (Electronic System
for Travel Authorization) a casi 400 mil ciudadanos europeos en el último año
por haber viajado como turistas a Cuba. Lo que sí es inocultable es la
persecución, el acoso y hasta el enjuiciamiento en cortes estadounidenses a
empresas hoteleras europeas por invertir en la isla. Lo que es innegable es la
persecución implacable de la Oficina para el Control de Bienes Extranjeros del
Departamento del Tesoro (OFAC) a las cadenas internacionales de suministros y a
las finanzas de la economía cubana, incluido su sector turístico. Lo que no
pueden negar es el cierre de los servicios consulares en La Habana y las
impedimentas para las visitas familiares entre Cuba y Estados Unidos, forzando
a los cubanos a trámites humillantes y onerosos, o a encuentros familiares en
terceros países.
Un último detalle: los propagandistas del Informe no
quisieron exponerse jugando de locales esta partida, y obviaron referirse a la
Argentina, uno de los diez principales mercados turísticos de Cuba en el mundo,
donde la caída del número de viajeros está signada por la cancelación por el
actual gobierno de las operaciones aéreas semanales de Aerolíneas Argentinas,
por la negativa de la empresa YPF a venderle combustible a las aeronaves de
Cubana de Aviación que volaron durante 40 años a este destino, en abierta
subordinación pública a la jurisdicción del Departamento del Tesoro de Estados
Unidos, a contrapelo de la Constitución y las leyes locales, y por el acelerado
deterioro de las cifras de ingresos y pobreza y el desplome del sector de
viajes, según revelan las estadísticas oficiales del Instituto Nacional de
Estadística y Censos (INDEC) argentino.
El futuro del turismo cubano tiene grandes retos por delante,
como toda la economía, sin dudas. El primero, principal y determinante es que
Estados Unidos ponga fin a la guerra económica, comercial y financiera contra
Cuba, según le han demandado durante 32 años consecutivos las Naciones Unidas.
Junto con ello, tienen que excluir a la isla del listado de patrocinadores del
terrorismo donde nunca debió estar, conforme el mayoritario reclamo mundial.
Ello permitirá normalizar el abordaje de las necesidades estructurales del
país, garantizar la prosperidad que nuestra gente merece, y devolverle
tranquilidad a los empresarios e inversionistas extranjeros y a los mercados
internacionales, liberándolos del chantaje de las vergonzosas acciones
injerencistas y extraterritoriales de Washington.
Los cubanos no somos suicidas. A Cuba insisten en rezagarla,
en destruir a su economía, que tiene carriles seguros y sólidos por donde no se
le deja transitar en paz. Los cubanos insistimos en no favorecer ese plan, en
resistirlo y derrotarlo con inteligencia, voluntad y trabajo. Ser cómplice del
verdugo no solo es impío y repugnante; es ser también culpable de su
crimen.
Y no hay crimen sin castigo: la Oficina Nacional de
Estadística e Información (ONEI) de Cuba informó que hasta el 31 de octubre de
2024 el país recibió un total de 2 millones 490 mil 770 viajeros, lo que
representa el 96,1 por ciento respecto a igual período del año anterior,
donde se reportaron 101 mil 256 visitantes más. ¡Ah,
y para los argentinos! En unas semanas comienzan los vuelos de Avianca a Cuba
desde Buenos Aires, con escala en Bogotá, y la aerolínea Andes despega con
vuelo directo de temporada hacia Cayo Largo del Sur, una de las filiales del
paraíso en la tierra. Díganme entonces: ¿colapso a pesar de tanta
guerra?
No hay comentarios:
Publicar un comentario