En tiempos de odios y guerras, seguimos apostando por el amor, la solidaridad y la paz entre los seres humanos, y por el respeto a la Carta de la ONU y a los principios del derecho internacional, en primer lugar, a la independencia, la soberanía y la libre determinación de los Estados. Exigimos el cese del genocidio en Palestina y el fin del expansionismo de la OTAN. Defendemos la unidad latinoamericana y caribeña en su gran diversidad, sin exclusiones ni agresiones fratricidas, y reivindicamos el derecho de los argentinos a ejercer su soberanía sobre las islas Malvinas, las Georgias del Sur y las Sandwich del sur y sus espacios marítimos correspondientes. La amistad entre Argentina y Cuba está hecha a prueba de años y fuego.
Excelencias, honorables diputados, distinguidos
invitados
Amigos de Cuba
Compatriotas
Esta es una
celebración modesta pero inaplazable, como los tiempos que viven Cuba y la
región. Tiene lugar gracias a nuestra inveterada pasión por defender la
esperanza y la alegría de vivir y no permitir que nadie ni nada nos las quite;
y por los muchos amigos que siempre nos acompañan. Es la celebración de un
pueblo que recibe el nuevo año y el nuevo aniversario de la libertad, de pie y
combatiendo.
Las dificultades
que hoy enfrenta mi Patria se explican por el recrudecimiento de la silenciosa
guerra que Estados Unidos le hace a Cuba. Aquí están representados casi todos
los que lo entienden y votaron el pasado año en la ONU para ponerle fin. Muchas
gracias.
La inclusión de la
isla en una lista de supuestos patrocinadores del terrorismo ha hecho más
asfixiantes los efectos del cruel bloqueo, de la crisis múltiple que azota al
mundo desde 2008, empeorada por la olvidada pandemia de covid-19, y de dos
huracanes y un terremoto, en noviembre, que dejaron sin techo a 60 mil familias
y que nos recuerdan las consecuencias negadas del cambio climático.
Pese a perder en 66
años más de 164 mil millones de dólares en daños materiales, equivalentes a
casi medio billón y medio a precios del oro, la economía cubana estaba a
mediados de 2024 en un curso de crecimiento positivo sobre la base de políticas
y prioridades fijadas por el gobierno.
Lo que pocos
conocían era que, desde 2022, la General Electric adquirió la empresa francesa
Alston, fabricante de la principal termoeléctrica de Cuba, corazón del sistema electro
energético, lo cual detuvo de inmediato el suministro de piezas y asistencia
técnica. Además, en la Oficina de Control de Activos Extranjeros reforzaron la
persecución a proveedores de combustibles, a navieras y aseguradoras, y a
vendedores de piezas de repuesto de otras centrales energéticas. Recién se
reveló un grosero chantaje del Departamento del Tesoro a México.
Fue un plan
maliciosamente concebido para buscar por acumulación, en un breve plazo y a
toda costa el colapso energético. Solo en 2024 perdimos en el sector 488
millones de dólares con los cuales se habrían resuelto las necesidades
tecnológicas de la industria.
También es probable
que desconozcan por qué el turismo no creció. Pregunten a los 400 mil
ciudadanos europeos a los que el gobierno de Estados Unidos retiró la visa ESTA
por vacacionar en Cuba, o recuerden cómo YPF, bajo amenazas del Departamento
del Tesoro, se negó a vender combustible a Cubana de Aviación en Argentina.
Los medios y redes solo
divulgan noticias tendenciosas: apagones eternos, migrantes que buscan
oportunidades y poco creíbles protestas financiadas con dinero de los
contribuyentes estadounidenses. Pocos llegan a conocer que hace solo veinte
días más de 700 mil cubanos marcharon en La Habana para protestar contra la
agresión. Pocos habrían resistido. Cuba socialista resistió. Y lo hizo gracias
al sacrificio heroico, la unidad y la dignidad de la inmensa mayoría de su
pueblo, que son suficientes para vivir con la frente en alto.
También resistimos por
la solidaridad internacional del PNUD, de la Cruz Roja Internacional, de Venezuela,
la Unión Europea, México, Japón, Corea del Sur, Colombia, Rusia, China,
Nicaragua, India y de decenas de organizaciones y naciones hermanas de todo el
mundo y sus pueblos, incluido el de Estados Unidos. Cuba jamás está sola.
En esas
condiciones, se continuó diversificando y fortaleciendo la estructura económica
y empresarial; se redujeron el déficit fiscal y la inflación, aumentaron la
producción, la productividad y los salarios. Pero esto se dio en el trasfondo
de la guerra y las calamidades mencionadas, sin obviar errores de nuestro lado,
por lo que los volúmenes, la diversidad y calidad aún no satisfacen nuestras
necesidades.
La industria
biotecnológica y farmacéutica continúa expandiendo sus horizontes con la incorporación
de nuevos medicamentos, vacunas, tratamientos y tecnologías de alto impacto
humano, a la vez que la colaboración médica amplía sus tradicionales espacios
en el sur global para comenzar a brindar servicios en el norte desarrollado.
Hasta la FDA hubo de otorgar licencias para producir en ese país vacunas
cubanas contra el cáncer y hacer ensayos con el Heberprot-P, que impide las
amputaciones por úlceras del pie diabético.
Ha comenzado un año
que se perfila intenso para la economía y la sociedad cubanas, en el que
seguiremos impulsando nuestros planes de desarrollo y la búsqueda de la mayor
prosperidad y justicia social posibles, y en el que la asociación a los BRICS
abre perspectivas promisorias.
A la vez, fortaleceremos
la democracia socialista, los derechos y garantías de los ciudadanos. Insistiremos,
como desde hace veinticinco años, en librar nuestra batalla contra el
pensamiento y las ideologías hegemónicas, contra la colonización cultural y
todo aquello que reste conocimientos, valores y mengüe nuestra condición humana.
Al pueblo le seguimos diciendo: lee, piensa y decide.
En tiempos de odios
y guerras, seguimos apostando por el amor, la solidaridad y la paz entre los
seres humanos, y por el respeto a la Carta de la ONU y a los principios del
derecho internacional, en primer lugar, a la independencia, la soberanía y la libre
determinación de los Estados. Exigimos el cese del genocidio en Palestina y el
fin del expansionismo de la OTAN. Defendemos la unidad latinoamericana y
caribeña en su gran diversidad, sin exclusiones ni agresiones fratricidas, y reivindicamos
el derecho de los argentinos a ejercer su soberanía sobre las islas Malvinas,
las Georgias del Sur y las Sandwich del sur y sus espacios marítimos
correspondientes. La amistad entre Argentina y Cuba está hecha a prueba de años y
fuego.
La libertad
conquistada hace 66 años será salvaguardada como el bien más preciado que
recibimos los cubanos de nuestros padres fundadores. La libertad de vivir sin
tener precio. Como dijo el poeta cubano Fayad Jamis, “Por esta libertad / bella
como la vida / habrá que darlo todo / si fuere necesario / hasta la sombra / y
nunca será suficiente”.
¡Viva Cuba libre!
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