El huracán
Irma, con su fuerza destructora, arremetió contra nuestra Isla por más
de 72 horas, desde la mañana del 8 de septiembre hasta la tarde de este
domingo. Con vientos que sobrepasaron en ocasiones los 250 kilómetros
por hora, recorrió el norte del país desde Baracoa, castigada también
por otro fenómeno de este tipo hace casi un año, hasta las inmediaciones
de Cárdenas. Sin embargo, por la inmensidad de su tamaño prácticamente
ningún territorio se libró de sus efectos.
Calificado por los expertos como el mayor huracán formado en el Atlántico, este fenómeno meteorológico causó severos daños al país, los cuales, justamente por su envergadura, aún no se han podido cuantificar. Una mirada preliminar evidencia afectaciones en la vivienda, el sistema electroenergético y la agricultura.
Además golpeó
algunos de nuestros principales destinos turísticos, sin embargo las
afectaciones serán recuperadas antes del inicio de la temporada alta.
Contamos para ello con los recursos humanos y materiales requeridos, por
constituir una de las principales fuentes de ingreso de la economía
nacional.
Han sido días
duros para nuestro pueblo, que en solo pocas horas ha visto como lo
construido con esfuerzo es golpeado por un devastador huracán. Las
imágenes de las últimas horas son elocuentes, como también lo es el
espíritu de resistencia y victoria de nuestro pueblo que renace con cada
adversidad.
En estas
difíciles circunstancias ha primado la unidad de los cubanos, la
solidaridad entre los vecinos, la disciplina ante las orientaciones
emitidas por el Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil y los Consejos
de Defensa a todos los niveles, la profesionalidad de los especialistas
del Instituto de Meteorología, la inmediatez de nuestros medios de
comunicación y sus periodistas, el apoyo de las organizaciones de masas,
así como la cohesión de los órganos de dirección del Consejo de Defensa
Nacional. Mención especial para todas nuestras mujeres, incluyendo las
dirigentes del Partido y el Gobierno, que con aplomo y madurez
dirigieron y enfrentaron la dura situación.
Las jornadas que se avecinan serán de mucho trabajo, donde volverá a quedar demostrada la fortaleza de los cubanos y la confianza indestructible en su Revolución. No es tiempo para lamentarnos, sino para volver a construir lo que los vientos del huracán Irma intentaron desaparecer.
Las jornadas que se avecinan serán de mucho trabajo, donde volverá a quedar demostrada la fortaleza de los cubanos y la confianza indestructible en su Revolución. No es tiempo para lamentarnos, sino para volver a construir lo que los vientos del huracán Irma intentaron desaparecer.
Con
organización, disciplina y la integración de todas nuestras estructuras,
saldremos adelante como lo hemos hecho en ocasiones anteriores. Nadie
se llame a engaño, la tarea que tenemos por delante es inmensa, pero con
un pueblo como el nuestro ganaremos la batalla más importante: la
recuperación.
En este momento
crucial, la Central de Trabajadores de Cuba y la Asociación Nacional de
Agricultores Pequeños, junto a las demás organizaciones de masas,
deberán redoblar sus esfuerzos para borrar lo más pronto posible las
secuelas de este destructivo evento.
Un principio se
mantiene inamovible: la Revolución no dejará a nadie desamparado y
desde ya se toman medidas para que ninguna familia cubana quede
abandonada a su suerte.
Como ha sido
costumbre cada vez que un fenómeno meteorológico nos golpea, son muchas
las muestras de solidaridad recibidas desde todas partes del mundo.
Jefes de Estado y de Gobierno, organizaciones políticas y amigos de los
movimientos de solidaridad han expresado la voluntad de ayudarnos, lo
que agradecemos en nombre de los más de once millones de cubanas y
cubanos.
Enfrentemos la
recuperación con el ejemplo del Comandante en Jefe de la Revolución
Cubana, Fidel Castro Ruz, quien con su permanente fe en la victoria y
férrea voluntad nos enseñó que no existen imposibles. En estas difíciles
horas, su legado nos hace fuerte y nos une.
Raúl Castro Ruz
Raúl Castro Ruz
La Habana, 10 de septiembre
de 2017
de 2017
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