jueves, abril 19, 2018

NUEVO PARLAMENTO: ARA SÍ, NUNCA PEDESTAL

Hay fiesta democrática, revolucionaria y socialista en Cuba, en el que convergen sueños, reflexiones y conquistas. Toda la historia converge: hace 199 años nació el Padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes. Hace 149 los cubanos fundamos la República, su primer parlamento, sus primeros cargos públicos, el primer ejército adoptamos la primera la Constitución y los símbolos patrios que hasta hoy, presiden los trabajos de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Es el momento culminante de un proceso electoral que se inició en 2017 e incluyó la postulación y elección de delegados a las Asambleas Municipales y Provinciales y la postulación y elección de diputados a al Parlamento de una cantera de miles de compatriotas, con amplia participación y masiva asistencia a las urnas.
Por eso nuestro Parlamento reúne a una representación de los cubanos más ejemplares, dignos y comprometidos con la obra que fundaron Martí y Fidel, y con la transformación revolucionaria de nuestra sociedad, por lo cual les dimos nuestro voto y confianza.
La elección de la Asamblea Nacional reflejó la virtud revolucionaria de Cuba de creer en sus jóvenes y en sus mujeres, que componen la masa de legisladores en más de un 25 y 52 por ciento, respectivamente. En ella están los negros y mestizos en la misma valía que los blancos y en similares proporciones a las del censo poblacional.
Una vez más se demuestra que en Cuba, democracia y Poder Popular son la misma cosa. Que el gobierno es del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Que su único compromiso es el de engrandecer, continuar y defender la revolución de los humildes, con los humildes y para los humildes.
Es imposible hacerlo sin recordar en esta jornada a nuestro líder histórico, ese que nos enseñó que mientras más grande es el deber, es más inmensa la responsabilidad de no defraudar al pueblo. Fidel, como Martí, se entregó por completo al servicio de la Patria y su fidelidad a las ideas y al pueblo e intachable moral, valor y dignidad nos inspiran.
Los nuevos diputados tienen la obligación de legislar, controlar la labor del gobierno, representar los intereses y derechos de los ciudadanos y también, recordarnos y exigirnos nuestros deberes con la sociedad. Un mandato martiano los cobija y obliga: "la Patria es ara y no pedestal. Se le sirve y no se le utiliza". Nosotros, los electores, velaremos porque así sea

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