jueves, abril 01, 2021

RESPUESTA A LAS OFENSAS DE LUIS ALMAGRO EN INFOBAE

...Se puede ser adversario ideológico, pero no farsante. Si la revolución cubana no fuera profundamente libertaria y democrática no estaría en el poder, ni los cubanos habríamos resistido más de 60 años de bloqueos y agresiones, ni practicado la solidaridad con el mundo que nos apoya, ni sabríamos apreciar la dignidad que nos sostiene y la vida que se nos niega... Así respondí a Luis Almagro Lemes, Secretario General de la OEA, quien en unas declaraciones recogidas por el Portal argentino de noticias INFOBAE, profirió graves ofensas contra Cuba y los cubanos. Envié la respuesta a ese medio y no fue publicada:
Buenos Aires, 29 de marzo de 2020
Año 63 de la Revolución
 
Sra. Valeria Cavallo
Directora
INFOBAE
 
Sra. Directora:
 
Soy lector atento de su portal de noticias y no suelo reaccionar a lo que sobre mi país ese medio y otros publican. Sin embargo, ante la gravedad del tema, no puedo menos que responder las declaraciones del Sr. Luis Almagro, publicadas este lunes, que no solo difaman y ofenden profundamente a Cuba y a los cubanos, sino que revelan su absoluta complicidad con la política de Estados Unidos y alientan sus prácticas corruptas y criminales.
 
El Sr. Almagro sabe perfectamente que la declaración unilateral, ilegal y espuria de Cuba como “estado patrocinador del terrorismo” hecha por el gobierno de Donald Trump antes de abandonar la Casa Blanca e inscrita en el registro federal por el actual gobierno que preside Joe Biden, dos días después de llegar a Washington, es falsa de principio a fin, y constituye una herramienta electoral y política para justificar su impresentable política con respecto a mi país, en particular, su prolongado bloqueo económico, comercial y financiero.
 
El Sr. Almagro como titular de un organismo regional y como ciudadano de un país que sufrió el terrorismo de Estado y aún padece sus consecuencias, debería distinguir perfectamente de qué se trata; pero hace tiempo se distanció de esa realidad y su actual percepción carece de todo crédito, cuando ha silenciado el terrorismo contra los gobiernos democráticamente electos de Venezuela, Nicaragua y Bolivia y ha sido cómplice de conjuras antidemocráticas para propiciar su derrocamiento.
 
El Sr. Almagro miente y ofende al hablar de actos de terror en Cuba. Los conocidos son los que financia el gobierno de los Estados Unidos, canalizados a través de ONGs, para que grupos en Miami contraten a través de las redes sociales a personas en Cuba con tarifas que van desde una recarga telefónica hasta cientos o miles de dólares por sabotear el patrimonio y asesinar.
 
El Sr. Almagro conoce un documento del gobierno de Estados Unidos que dice textualmente que “el único modo previsible de restarle apoyo interno (al gobierno cubano) es mediante el desencanto y la insatisfacción que surjan del malestar económico y las dificultades materiales… hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba… una línea de acción que… logre los mayores avances en la privación a Cuba de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno”.
 
Esa conducta delincuencial está descrita en la Convención de las Naciones Unidas para la prevención y la sanción del delito de genocidio, que entiende como tales los atentados graves contra la integridad física o mental de los miembros de un grupo humano y el sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física total o parcial (Art.1.b y 1.c).
 
El Sr. Almagro no ignora que los actos de terror y amedrentamiento contra ciudadanos cubanos han dejado el doloroso saldo de 3487 cubanos muertos y 2099 discapacitados. También es consciente de la existencia del bloqueo y de los daños que ha causado a la economía cubana en 60 años, superiores, a precios constantes del oro, a un billón (un millón de millones) de dólares. Es testigo, porque fue Canciller, que durante los últimos casi treinta años el mundo lo ha condenado de forma casi unánime por ilegal, injusto y éticamente inaceptable.
 
Está al corriente también de que el uso de regulaciones migratorias contra Cuba convirtió el estrecho de la Florida en un cementerio y que 14 mil niños cubanos fueron arrancados de sus familias con falsos pretextos, en una operación de la CIA para dañar a la revolución cubana. No debería desconocer que, incluso en condiciones de la pandemia, el gobierno de ese país ha impedido el acceso del mío a respiradores, medicamentos e insumos para enfrentar la covid.
 
Cuba está muy bien al tanto de lo que disponen las once convenciones de las Naciones Unidas contra el terrorismo porque, habiendo sido víctimas, fuimos sus copatrocinadores, junto con Estados Unidos, en los días aciagos posteriores al 11 de septiembre de 2001, cuando Almagro no era precisamente uno de sus más fervientes defensores. Invocarlas ahora, para defender a mercenarios pagados por el gobierno de Estados Unidos, que simulan una huelga de hambre, es una expresión de su estolidez moral y su absoluta devaluación política.
 
Señora Directora, se puede ser adversario ideológico, pero no farsante. Si la revolución cubana no fuera profundamente libertaria y democrática no estaría en el poder, ni los cubanos habríamos resistido más de 60 años de bloqueos y agresiones, ni practicado la solidaridad con el mundo que nos apoya, ni sabríamos apreciar la dignidad que nos sostiene y la vida que se nos niega.
 
Le agradecería publique esta respuesta.
 
Pedro P. Prada

LAS DECLARACIONES DE ALMAGRO:
Las democracias deben reconocer a Cuba como Estado terrorista (Infobae)

La naturaleza del régimen de Cuba ha sido precisada por la Organización de Estados Americanos (OEA) -Secretario General Luis Almagro- reconociendo que “la dictadura de la Habana aplica el terrorismo de estado contra sus ciudadanos”.

Con pruebas actuales de la reincidencia del régimen que durante 62 años “ejecuta actos de violencia para infundir terror” interna e internacionalmente, el mensaje “es hora que la democracia retorne a Cuba” urge a los gobiernos democráticos reconocer a Cuba como “estado terrorista”.

Terror es el “miedo intenso”, la “angustia extrema por un riesgo o daño real o imaginario”. El terrorismo es “el uso sistemático del terror”.

La Convención Internacional para la Supresión de la Financiación del Terrorismo de las Naciones Unidas de 1999 reconoce como “acto terrorista” el “destinado a causar muerte o lesiones corporales graves a un civil o a cualquier otra persona… Cuando el propósito de dicho acto, por su naturaleza o contexto, sea intimidar a una población u obligar a realizar un acto o a abstenerse de hacerlo”.

El Terrorismo de Estado -Enciclopedia Encarta- es el “uso sistemático, por parte del gobierno de un Estado, de amenazas y represalias, considerado a menudo ilegal dentro incluso de su propia legislación, con el fin de imponer obediencia y una colaboración activa a la población”.

El jurista Ernesto Garzón define: “un sistema político cuya regla de reconocimiento permite o impone la aplicación clandestina, impredecible y difusa, también a personas manifiestamente inocentes, de medidas coactivas prohibidas por el ordenamiento jurídico proclamado, obstaculiza o anula la actividad judicial y convierte al gobierno en agente activo de la lucha por el poder.

Los “Países patrocinadores del terrorismo internacional” es una “designación aplicada por el Departamento de Estado de los Estados Unidos a países que la administración estadounidense considera como colaboradores de organizaciones terroristas”.

Cuba está así calificada, pero sus acciones son más que patrocinio, son ejercicio habitual y reincidente del terrorismo de estado interna e internacionalmente.

El reconocimiento de la OEA que Cuba aplica el terrorismo de estado contra sus ciudadanos ha sido hecho en el contexto de reclamar por un grupo de activistas cubanos que se encuentran en “huelga de hambre en defensa de los derechos humanos en Cuba”, 55 personas en Cuba y 8 en el extranjero que denuncian la represión policial contra miembros de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU).

Este es solo un incidente de los miles de acciones de terrorismo de estado que el régimen castrista ejecuta desde hace más de 62 años.

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