Con el corazón y los sentimientos puestos en la Patria, los cubanos en Argentina celebramos con nuestros amigos el Día de la Rebeldía Nacional |
Palabras de Pedro Pablo Prada, Embajador de Cuba en Argentina, en el acto político cultural con motivo del 69 aniversario de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes. Embajada de Cuba en Buenos Aires, 22 de julio de 2022
Compatriotas
Nos acompañan esta noche representantes
del gobierno argentino, del parlamento, de partidos políticos, sindicatos,
organizaciones sociales, artistas, intelectuales, profesionales graduados en
Cuba y cubanos residentes.
A todos damos la
bienvenida en la Embajada de Cuba en Buenos Aires, en este encuentro que
conmemora el reinicio definitivo de las luchas de los cubanos por su completa
libertad e independencia.
Desde el 26 de julio de
1953, en que un grupo de jóvenes asaltó el principal bastión militar de la
dictadura militar que gobernaba en Cuba, siempre nuestro pueblo ha asumido la
responsabilidad de rendir montañas y amasar estrellas, como dijo uno de sus
poetas.
Hoy es común hallar todo
tipo de denuestos contra la revolución cubana entre las derechas
transnacionales y proimperialistas, en sus medios y redes, y también, en las
izquierdas ultras y complacientes, acopladas al carro de las democracias
liberales, que presumen de teoría revolucionaria, pero pactan con el sistema.
Tampoco faltan oráculos
que pronostican la hora final de la revolución y sus líderes tantas veces. Cada
nuevo intento es un anuncio de nuestras próximas sobrevidas.
Sobreabundan los que con
ferocidad se regocijan de los sufrimientos que impone a todo un pueblo el
despiadado bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos, recrudecido
hasta la sevicia en tiempos de pandemia, crisis global y guerra.
Tanta insistencia en matarnos,
en buscar en nuestras conductas y problemas el reflejo de lo que nos desean y
no ocurre, los conduce a mentir sin el menor escrúpulo, a manipular los hechos
para confundir a otros y, a que el fracaso los conduzca a atizar el odio y el terror,
sus armas preferidas. ¡A pedir incluso el bombardeo y la agresión extranjera!
No tememos a la crítica, pero repudiamos la maldad, la hipocresía e inmoralidad
de estos críticos, agoreros y sepultureros.
Honramos a los muertos de
nuestra felicidad, del mismo modo que nos enorgullecemos de que no haya en el
escaparate de nuestra historia otros de los que tengamos que avergonzarnos.
Compañeras y compañeros:
Superado el tiempo de los
voluntarismos, la revolución cubana tuvo que salvarse a sí misma. En esa ruta no perdimos de vista la que es
virtud central y mandato primero de nuestra Constitución: el culto de los
cubanos a la dignidad plena del hombre.
Intentamos desafiar los
imposibles, quizás con soberbia perdonable. Resistimos de modo creativo y
construimos en esa, nuestra Isla, un país con todos y para el bien de todos,
donde las mejores virtudes prevalezcan sobre lo material y vulgar.
Al rectificar los errores,
los revolucionarios cubanos sacamos a la luz un rasgo esencial del camino
elegido: nuestro carácter democrático, autocrítico, inclusivo, nada perfecto,
pero siempre aspirando a la perfección, con profunda vocación de que al salvar
la patria salvábamos a todos y a cada uno de nosotros y contribuíamos a la
salvación de la humanidad.
No son esos sueños
mesiánicos, sino afanes de justicia, aprendidos de una historia ejemplar, en la
que los padres de la nación –desde Céspedes hasta Fidel- salieron a luchar por
la libertad quemando todos sus bienes en la hoguera de la revolución, y
entraron a la gloria como el resto de los desposeídos, sin más bienes que su
moral, su dignidad y su ejemplo.
Ellos son también
responsables del triunfo entre nosotros de la sencillez y la solidaridad humana
como dones principales de nuestros hombres y mujeres. Del triunfo de la
espiritualidad sobreabundante y de la pobreza irradiante sobre los bienes
materiales.
Nita Silvestrini resume en su larga vida cerca de 70 años de solidaridad con Cuba, cuando muy joven salió a protestar por los crímenes de la dictadura de Batista en Santiago de Cuba, en 1953. |
Hemos peleado como gigantes,
y lo seguiremos haciendo, con inteligencia, prudencia y audacia, de modo
asimétrico, anteponiendo nuestro plan al plan del adversario, como nos enseñó
Martí.
No renunciamos a la
defensa de la Revolución con cualquier medio. Tampoco nos disculpamos por defendernos,
ni por poner coto y aplicar la ley contra quienes quiebran el orden
constitucional, destruyen bienes públicos y privados, siembran el caos y atentan
contra la paz ciudadana.
No son esos delitos
políticos, sino comunes, y sus autores deben asumir las consecuencias, así como
Fidel Castro y sus compañeros no pidieron perdón por asaltar aquella dictadura
cruel, que había empeñado el destino del país, y que a cada amanecer dejaba a
sus muertos y torturados de la noche anterior, a la vera de los caminos y
jardines.
El programa del 26 de
julio de 1953 la revolución lo cumplió con creces. El programa político,
económico y social emanado de la propia práctica y lucha revolucionaria de los
últimos 69 años es un desafío incompleto, en el que avanzamos unas veces, nos
detenemos otras y a veces parece que vamos a retroceder frente a las embestidas
del poderoso adversario, pero resistimos. Hacemos lo posible intentando lo
imposible. El saldo nos favorece.
Fue un honor condecorar a Norberto "Champa" Galeotti con la Medalla de la Amistad otorgada por el Presidente de la República de Cuba |
Esta noche habrá quizás
algunos apagones en Cuba, habrá comercios con góndolas vacías, habrá un viaje
frustrado y hasta un medicamento en falta. Habrá malestares resultantes de
estas dificultades que se acumulan, duelen y que enfrentamos sin temor. Sin
embargo, esta misma noche la luz del sueño revolucionario seguirá iluminando
nuestro camino, animada por los cantos, versos y danzas que el arte puso en
nosotros.
Nadie irá a dormir sin
haber desayunado, almorzado y comido con decoro, ni enfermará de covid porque
le faltó una vacuna, o morirá porque un médico no hizo todo por salvarlo.
En la mañana, con el
canto de los gallos, estarán los campesinos en sus surcos. Y el lunes volverán
los obreros a las fábricas. Los niños correrán de alegría a sus aulas y parques,
y una enfermera cubana en un cerro centroamericano o en un lejano quimbo
africano salvará a otros como a los suyos.
Nada impedirá que la vida
siga y triunfe, y que cada jornada nos esforcemos en ser mejores. No conocemos el
miedo ni el pesimismo y podrá parecer presuntuoso. Tampoco damos lecciones a
nadie. Pero, si algo aprendimos de los heroicos asaltantes de los cuarteles Moncada
y Carlos Manuel de Cespedes, fue que al cielo hay que tomarlo por asalto.
Cuba solidaria les
agradece toda la solidaridad, el apoyo y la amistad en estos tiempos y en los
que vengan, aún si fueran más complejos. Sabemos que juntos venceremos.El ICAP otorgó a MASCuba la Placa por su 60 aniversario.
Los invitamos a compartir
esta irrenunciable alegría y la austeridad de esta fiesta. El 26 sigue siendo
el día más alegre de la historia.
¡Hasta la Victoria,
siempre!
¡Viva la Revolución!
¡Viva Cuba Libre!
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