El Ministerio
de Turismo de Cuba anunció ayer que el país recibió su primer millón de
turistas en 2015, 17 días antes que en 2014. La agencia AP comentó hoy que en
las semanas que siguieron al histórico anuncio de la reanudación de relaciones
diplomáticas entre Washington y La Habana, las reservas de viaje de un operador
turístico de Nueva York a la isla aumentaron en 57%. En febrero en 187% y en lo
que va de marzo, en un 250%.
Y añadió que el auge de los viajes apenas
constituye un ejemplo de cómo muchos estadounidenses quieren venir a Cuba, la
isla prohibida, y verla antes de que los cafés Starbucks se instalen en La
Habana Vieja, los carteles de Coca Cola decoren sus edificios y se pierdan los
autos clásicos que ruedan por el Malecón. Es decir, que ya están pintando hasta
el paisaje futuro de la ciudad con todos los atributos del capitalismo salvaje,
publicidad comercial incluida. No faltan quienes creen que “si las cosas se relajan, (Cuba)
puede convertirse en otra sucursal de La Florida”. ¿En otra sucursal de la
Florida? ¿En serio? Un joven libre de todas sospechas, a quien AP cita, le
aclara al periodista que va a ser muy difícil que encuentre un McDonalds o un
Starbucks en cada esquina porque los cubanos “vamos a preservar nuestra
identidad a todas costa”. Una cosa es el entusiasmo por una relación de mejor
vecindad y otra cosa es abrir la casa para que el vecino la invada. ¡Que nadie
se confunda!
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