PALABRAS DEL EMBAJADOR DE CUBA EN LA CELEBRACIÓN VIRTUAL DEL 62 ANIVERSARIO DEL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN CUBANA Y DÍA DE LA LIBERACIÓN -DÍA NACIONAL DE CUBA. BUENOS AIRES, VIERNES 8 DE ENERO DE 2021.
Queridos amigos de Cuba,
compatriotas:
Agradezco a todos su participación en esta celebración virtual del Día Nacional de Cuba, 62 aniversario del triunfo de la revolución cubana y día de la liberación, fecha que en el calendario nacional coincide, que por esas ironías del destino, con el 123 aniversario del inicio de la primera ocupación militar de Cuba por Estados Unidos.
El año transcurrido no solo fue tremendo para todos por el impacto de la pandemia de covid-19 y sus graves efectos económicos.
Para Cuba ha sido un año
de inmensos sacrificios. A las dificultades propias de nuestra economía en
desarrollo y al impacto en ella de la covid, se sumó el recrudecimiento a
niveles sádicos del prolongado bloqueo económico, comercial y financiero de
Estados Unidos.
Más de 150 medidas
destinadas a golpear a la economía, a la sociedad y a la familia cubana en sus
puntos neurálgicos caracterizaron la etapa. Se ensañaron en impedir que
accediéramos a medicamentos, tecnologías y recursos para enfrentar la covid.
Además, el gobierno de
Estados Unidos liberó más de 50 millones de dólares para financiar actividades
subversivas dentro de Cuba y provocar un cambio de régimen al estilo del nacido
de aquella ocupación militar de hace más de un siglo, a la que hice alusión.
El grueso del ataque se
dirigió contra la cultura cubana, que históricamente ha sido espada y escudo de
la Nación en todas sus épocas, y que constituye el cimiento del edificio moral
de Cuba.
No solo eso, pretendieron
una vez más falsear la realidad de nuestro país y para lograrlo, compraron
mercenarios entre nuestra gente.
Y como si todo esto fuera
poco, ampararon un ataque terrorista contra nuestra Embajada en Washington,
protegen a los auspiciantes y autores de actos de terror cometidos en la Isla
durante los últimos doce meses y pretenden encubrirlo todo reubicándonos en una
lista espuria de países patrocinadores del terrorismo.
Con ello borraron toda
sospecha acerca de sus objetivos, que no son solamente derrocar a la revolución
y borrar su ejemplo, sino destruir la Nación cubana, someterla y convertirla,
en el mejor de los casos, en un estado más de la Unión americana.
Como recién expresara
nuestro Presidente Miguel Díaz-Canel, “Ellos insistieron en matarnos; pero
nosotros insistimos en vivir y vencer. Cuba Viva saltó por encima de sus
propias posibilidades.
Es el destino de este
pueblo: crecerse con los desafíos. Está en los genes de la nación cubana,
forjada en la resistencia y la rebeldía de los esclavos que se negaron a serlo
y en la voluntad de los emigrantes cargados de sueños; está en la herencia de
los líderes independentistas que quemaron sus riquezas en el fuego de la
Revolución; en las madres de sus hijos nacidos en medio del combate, y en la
fuerte identidad del criollo que maduró en los largos años en que la patria
solo fue libre en la manigua. Está en las sucesivas generaciones que dejaron
sangre y simiente en desiguales combates en calles y en serranías hasta la
victoria.
No hay modo de explicar
la existencia de la Revolución, su triunfo y su sobrevivencia frente a
despiadados acosos y dolorosos abandonos, sin esas esencias que todos los días
nos ponen frente a una historia que ya acumula tantas heroínas y héroes por
habitante que se hace difícil contarlos.
Pero el ejemplo contagia.
En estos meses de pandemia, hemos sido testigos de hazañas cotidianas en
personas de todas las edades y oficios, mujeres y hombres, jóvenes y ancianos.
Hasta los niños lo han sido, al transformarse en ejemplares educadores de sus
padres en cuanto al uso del nasobuco, el lavado de las manos o el
distanciamiento físico, los tres pilares de la responsabilidad individual en
esta batalla de todos”.
Hace más de cien años,
José Martí nos enseñó que “A un plan
obedece nuestro enemigo: de enconarnos, dispersarnos, dividirnos, ahogarnos.
Por eso obedecemos nosotros a otro plan: enseñarnos en toda nuestra altura,
apretarnos, juntarnos, burlarlo, hacer por fin a nuestra patria libre. Plan
contra plan.”
De manera que el país,
que trazó una estrategia y un programa nacional de enfrentamiento a la covid,
que impulsó el desarrollo y producción de 23 medicamentos únicos para cubrir
el 85% de las necesidades de esos pacientes, que investigó y desarrolló cuatro
candidatos vacunales propios y que ofreció ayuda médica solidaria a más de 40
países de los cinco continentes, no se desvió de sus propios planes:
Se afinaron los detalles
finales y se preparó a miles de trabajadores y directivos para comenzar este
último 1 de enero el imprescindible proceso de ordenamiento monetario que
incluye la unificación monetaria y cambiaria, y reformas a los salarios,
precios, pensiones y jubilaciones. Restableceremos el valor del trabajo en
nuestra sociedad y el funcionamiento armónico de la economía.
Se avanzó hasta donde lo
permitió la pandemia en el cumplimiento de una ambiciosa agenda legislativa,
consecuencia de los deberes asumidos con la nueva Constitución que por
abrumadora mayoría adoptamos en libre referendo en 2019. Precisamente fruto de
ese ejercicio fueron también las decenas de leyes, decretos leyes y
resoluciones ministeriales adoptadas en función del ordenamiento.
La Cuba soberana que se
proyecta al 2021 estará gobernada por un presupuesto cuyo 50% de gastos será
para fines eminentemente sociales; que a fines de año tendrá protegida contra
la covid a toda su población; que seguirá ofreciendo a otros pueblos toda la
solidaridad que le permitan sus escasos recursos; que legislará en la forma
democrática y participativa en que lo hacemos y que defenderá con uñas y
dientes su fórmula vital de cultura y libertad.
Aspiramos a mejores
relaciones con nuestro vecino y su nuevo gobierno, pero nada nos quita el
sueño. Nada hemos hecho para merecer el bloqueo y la agresión y nada haremos
para que se renuncie a ellos. La independencia, la libertad y la soberanía
cubanas no están en negociación.
Por eso esta fecha es
también de gratitud hacia todos nuestros amigos en el mundo y hacia el gran
pueblo argentino y sus autoridades, a las cuales expresamos toda nuestra solidaridad.
En este año las
relaciones argentino-cubanas pasaron por importantes pruebas que evidenciaron
su inmenso potencial y el caudal de amor de pueblo que tributa a ellas. En lo
político, lo económico, lo cultural, lo científico y en muchas áreas más
seguimos avanzando y nada nos detendrá.
No lo duden. Trabajaremos
sin cansancio, con inspiración y música, en pos del desarrollo, la dignidad, la solidaridad y la belleza. Enmendaremos los
errores propios, soñaremos con lo imposible y enfrentaremos las asechanzas que
impiden el triunfo de toda la justicia en nuestra patria.
Muchas gracias, ¡Viva
Cuba Libre!
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