jueves, febrero 25, 2016

LA GRAN PROVOCACIÓN (II)

Después del Acuerdo Migratorio de septiembre de 1994, un leve cambio comenzó a atraer a algunos altos funcionarios del Departamento de Estado y del Consejo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos para proponer medidas de revisión de la política hacia Cuba.
Recomendaron al presidente Clinton que redujera la presión en las relacionadas con el interés del doble carril, encaminadas a un mayor intercambio educacional, artístico, académico y religioso entre ambos países, flexibilizar los viajes y el envío de remesas, a la vez que mantener el bloqueo, aunque con la meta estratégica fundamental de presionar a la Revolución a realizar las reformas que Washington demandaba como condición previa.
Se propició un ambiente favorable en importantes sectores políticos, académicos, religiosos, económicos, empresariales e incluso en algunas áreas militares en Estados Unidos, que comenzaron a cuestionarse la política seguida hacia Cuba. Mientras, en la Isla las reformas económicas iniciaron un crecimiento que acrecentó el interés de Europa por el esquema de las inversiones extranjeras, del desarrollo del turismo y del intercambio comercial, en general, y la Unión Europea estaba llegando a la consideración de establecer el convenio marco de cooperación con la nación cubana.
Como describen el profesor emérito de Sociología de la Universidad de Nuevo México, Nelson P. Valdés y el escritor Robert Sandals, en un artículo que escribieron por aquella época en la revista Counterpunch: “cuando Estados Unidos se mueve hacia algún tipo de relaciones normales con Cuba, enfrenta el problema de que lo normal es actuar ilegal”. En realidad, los gobiernos norteamericanos siempre han tenido el temor de que Cuba sea un ejemplo de éxito para la región, si se le deja en paz.
La reacción por parte de la derecha estadounidense y cubanoamericana, en particular, a ese tenue ambiente de distensión entre ambas naciones no se hizo esperar. En Miami, el resentimiento se apoderó de los que hasta ese momento habían hecho de la agresión anticubana una industria que les dejaba buenos dividendos y, como se recoge en algunos medios de prensa de aquella época, salieron a las calles vociferando y con camisetas y pulóveres con un cartel: Clinton Comunista. En tanto, en la oficina del gobernador del estado de la Florida la mayoría de las llamadas telefónicas que se recibían eran de airados ciudadanos estadounidenses “que demandaban pararle los pies a esos ‘energúmenos’ que se creen con derecho a fastidiarle la vida a los demás y ni siquiera hablan inglés”.

Jorge Más Canosa, presidente de la Fundación Nacional Cubano-Americana, llamó a declararle la guerra a Clinton tras dos años de idilio y de haberle aportado medio millón de dólares a la campaña electoral de 1992 y, aupado por la extrema derecha norteamericana, comenzó con sus lobbys las presiones, a tal grado que un funcionario confesó: “Tiene sus garfios clavados en varios funcionarios de la Casa Blanca estratégicamente localizados”.
Mas Canosa fue uno de los cinco personajes civiles y políticos invitados por el gobernador de Florida, Lawton Chiles, para discutir la crisis de los balseros en una junta con el presidente Clinton. Durante la reunión, argumentó tenazmente en favor de varias medidas contra la Revolución, incluido el bloqueo naval a la Isla.
Aunque Clinton se negó a considerar esta última opción –pero estuvo de acuerdo en mantenerla en agenda para su posible aplicación en el futuro–, sí accedió al resto de las principales demandas del exiliado. Entre estas al compromiso presidencial de que “Estados Unidos no entablaría diálogos con Cuba sobre asuntos no migratorios”. Para aplacar a los grupos más virulentos de la comunidad cubana, la Casa Blanca rechazó la petición de la Isla de entablar pláticas bilaterales, y aceptó únicamente reanudar conversaciones de bajo nivel para resolver el problema de la migración.
Prueba de que estaban sumamente preocupados es que en el mes de enero de 1995 personeros de la derecha política norteamericana y la mafia cubanoamericana presentan nueve proyectos de leyes, uno detrás de otro, ante la Cámara de Representantes y el Senado, y de ahí, el senador Jesse Helms, que no podía ver a Fidel ni en fotos, y el representante Dan Burton, con el apoyo de la mafia y de la firma Bacardí, hacen en febrero el Frankestein del Proyecto de Ley Helms-Burton. Lo presentan, con la anuencia de los dirigentes de ambas cámaras, sin debate en comité congresional alguno, sin ningún proceso de discusión sobre el perjuicio que le podía traer a Estados Unidos y en sus relaciones con sus más importantes socios comerciales, y de esa manera propusieron congelar las relaciones bilaterales entre Cuba y Estados Unidos.
Hubo una fuerte puja en el propio 1995 entre los que querían mejorar el ambiente entre las dos naciones y los que querían “acabar con el problema cubano”. Los nuevos acuerdos migratorios de mayo de ese año, la visita de Fidel a Naciones Unidas a propósito del Aniversario 50 de la ONU, el impacto de su discurso, sus numerosas intervenciones ante los medios de comunicación –fue a las más importantes cadenas televisivas y a los más importantes periódicos–, y la manera en que se dirigió al público estadounidense conformó un panorama en el que muchos sectores demandaron un cambio en esa política fracasada hacia nuestro país. A la par, las relaciones con la Unión Europea iban, como diría un compañero, en un Mercedes Benz a 280 kilómetros por la autopista.
De igual modo, en 1995 hubo otros hechos como la votación en la ONU, donde el número de gobiernos que apoyó la resolución contra el bloqueo saltó de 59 en 1992, a 117, con 38 abstenciones y solamente 3 votos negativos. También un reporte del Pentágono sobre los intereses de seguridad de Estados Unidos en Latinoamérica reafirmó la opinión de que Cuba no representa una amenaza militar para el poder dominante de la región.
Ante el temor que despertaba en la extrema derecha, tenían que parar por cualquier medio estos intentos de abrir un canal nuevo en la comunicación entre las dos naciones.
El gran plan de la “guerra aérea”

Más Canosa y Basulto idearon el gran plan de “guerra aérea”, cuya escalada provocadora podía fabricar el “Maine volante o aéreo” y promover una reacción norteamericana, capaz de desencadenar una acción militar directa de ese país contra Cuba.
Los Cessnas 336-337 Skymaster que les dio George Bush padre no eran simples avionetas. Se trataba de aviones militares empleados por una veintena de ejércitos de todo el mundo, incluidos los Estados Unidos. Se distinguen por su gran efectividad en misiones de espionaje y pequeños bombardeos. Por otro lado, tenían la cobertura ideal, pues como atestiguara Federico Peña, secretario de Transporte de los Estados Unidos, ante el Consejo de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) en junio de 1996: Hermanos al Rescate “trabajaba con mi servicio de guardacostas”.
Dada la impunidad de que gozaba, entre los planes estuvo comprar un avión de entrenamiento militar L-39 de fabricación checoslovaca para realizar misiones de sabotaje sobre Cuba, mientras estaban ensayando con un artefacto explosivo antipersonal con municiones de calibre 20 en una sección de un tubo plástico de PVC que podía ser disparado como un arma. Según se supo después, querían usarlo durante un desfile de un 1° de Mayo, o enviárselos a los traidores de aquí para que ellos se encargaran de usarlo.
Las aeronaves de Hermanos al Rescate comenzaron a adoptar una táctica especial de empleo, que contraviene las regulaciones internacionales, para volar hacia Cuba en formaciones, lo cual se contradice con la utilización pacífica de los medios civiles aéreos. También usaron el enmascaramiento de los vuelos mediante la desconexión y cambios periódicos de los códigos de identificación, reportes de posición falsos, vuelos a muy baja altura para tratar de evadir a los sistemas de radares, además de la realización de maniobras específicas, como las peligrosas picadas de intimidación y los planeos sobre embarcaciones militares cubanas.
A partir de entonces, llenaban planes de vuelo diciendo que iban a buscar balseros, pero volaban hacia Cuba, penetrando su espacio aéreo, totalmente ilegal y violando leyes internacionales y cubanas, y las reglas de la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos, la cual se dejó humillar por esta pandilla de forajidos.
Es insólito que tanto el Departamento de Estado como la Administración Federal de Aviación hubiesen advertido al cabecilla contrarrevolucionario, al menos siete veces en 1995, que si él o los miembros de su grupo continuaban violando el espacio aéreo cubano, el Gobierno de la Isla estaba preparado para abrir fuego sobre ellos, y que no hicieran nada práctico y concreto por impedirlo. “Este hombre tarda en aprender”, dijo Keneth Bacon, portavoz del Pentágono, luego de reconocer que le habían dicho varias veces de que estas actividades eran riesgosas.
Así, por ejemplo, el 11 de julio de 1995, Charles Smith, funcionario de la Administración Federal de Aviación, se reunió con Basulto y le advirtió que si violaba el espacio aéreo de Cuba sufriría “serias consecuencias” y que cualquier violación sería “vigorosamente investigada”.
Años después, Richard Nuccio, consejero del presidente Clinton para asuntos cubanos, reveló que en vísperas de que zarpara la flotilla del 13 de julio de 1995, día en que avionetas de Hermanos al Rescate sobrevolaron la capital cubana, funcionarios de la administración se reunieron para estudiar la posibilidad de impedirla.
Con ese sibilino doble rasero para tratar el tema Cuba, el exfuncionario dijo que en el centro de la discusión estaba un dilema bien claro. “Teníamos la preocupación de cómo prohibir a ciudadanos estadounidenses manifestarse, cuando ese es su derecho, pero a la vez cómo protegerlos de alguna agresión”. “Al final decidimos que no podíamos impedir a esas personas manifestarse, aun sabiendo que sería una violación de nuestras leyes que penetraran al espacio cubano sin permiso para hacerlo”, añadió. La moraleja de esas palabras es que contra Cuba vale todo, aunque se viole todo o se esté provocando un conflicto de impredecibles proporciones.

Una de las cosas que llama poderosamente la atención es que se suponía que en el año 1995 –con las medidas de protección tomadas por el Gobierno de Estados Unidos, tras la firma de los acuerdos migratorios en septiembre de 1994-mayo de 1995– hubiera una restricción de la actividad terrorista, pero esos ataques, infiltraciones y planes de atentado continuaron, pese a la cantidad de sistemas de guardacostas establecidos.
El mejor ejemplo es que el 12 de julio de 1995 son detenidos en Estados Unidos tres terroristas cuando se disponían a infiltrarse en Cuba aprovechando la acción de una de las flotipandillas y pese a ocupárseles armas y explosivos, fueron liberados de inmediato por las autoridades norteamericanas.
El 13 de julio de 1995 la flotipandilla del llamado Movimiento Democracia se acercó a las costas cubanas acompañada de la escuadrilla de Hermanos al Rescate. Tras realizar vuelos provocativos sobre las embarcaciones de los guardafronteras cubanos, cuatro de las aeronaves sobrevolaron La Habana a baja altura, sobre áreas sensibles como la refinería (lo cual preocupó grandemente a los cubanos, dado los antecedentes de bombardeos de avionetas, disparos con ametralladoras contra hoteles, entre otros). Se dedicaron a lanzar panfletos de propaganda contra la Revolución y medallas religiosas, en franco incumplimiento de las reglas de tráfico aéreo, mientras interrumpieron las frecuencias de radio de control de tráfico aéreo con su parafernalia política y desviaron la atención de los controladores que estaban dirigiendo a los aviones comerciales y debían conocer su altitud, sus rutas…
Lo asombroso del incidente del 13 de julio es que está grabado. Con los Hermanos al Rescate viajaban reporteros del canal de televisión NBC, quienes lo filmaron todo. Una transcripción de 30 minutos de conversación del cabecilla con los controladores del tráfico aéreo de La Habana revela cómo le comunicaban que no le garantizaban su seguridad, que la fuerza aérea cubana estaba sobre el área y que podía derribarlo. Le vuelven a repetir, no podemos garantizar su seguridad, y él continuaba con su perorata provocadora. El video muestra a Basulto jugando al ratón y al gato con los MIGs sobre La Habana, además de los lanzamientos de objetos sobre los techos de la ciudad… y regresa a Miami fanfarroneando.
La vocera de la Administración Federal de la Aviación, Catling Bergen, declara al día siguiente, y así está recogido por la prensa de Miami, que esta organización gubernamental tratará de conseguir las grabaciones de las estaciones de televisión que cubrieron el incidente y reunir pruebas, y si efectivamente esta gente había violado el espacio aéreo y cometido todas esas violaciones, debía ser sancionada, cosa que no sucedió. En realidad, la Administración Federal de la Aviación nunca pudo llevar a cabo ninguna de sus advertencias, no le retiraron la licencia de piloto, le permitieron continuar volando, y tampoco contactaron al periodista que iba a bordo del avión contrarrevolucionario.
El terrorista jefe de Hermanos al Rescate, envuelto en la borrachera de su acción política reconocida por los estamentos del poder de la mafia cubanoamericana, replicó a la funcionaria: “Estamos orgullosos de lo que hicimos. En última instancia, sirve como un mensaje al pueblo de Cuba de que el régimen no es invulnerable”.
El 14 de julio de 1995, un día después de la acción provocadora de la flotipandilla del llamado Movimiento Democracia, el Gobierno Revolucionario expresó su firme determinación de tomar la acción necesaria para defender la soberanía del territorio cubano y evitar las incursiones no autorizadas del espacio aéreo y las aguas cubanas. Por ello se previene y alerta a cualquier embarcación extranjera de que puede ser hundida y cualquier aeronave derribada.
El 8 de agosto, el Departamento de Estado hizo público un anuncio en el que advertía que la penetración en las aguas o territorio cubano sin autorización de Cuba podría provocar el arresto o cualquier otra medida por las violaciones de su ley. Adoptó como referencia las declaraciones del Gobierno Revolucionario el 14 de julio y destacó que el Departamento de Estado tomaba con seriedad la declaración cubana, y añadió: “la libertad de viajar, reconocida por los acuerdos internacionales, no da a nadie el derecho a penetrar en un país en particular, incluyendo a Cuba, sin previa autorización. Todos los viajeros deben cumplir con las regulaciones de inmigración, aduanas y otras leyes del país concerniente”.
Aquello paralizó momentáneamente las provocaciones aéreas, pero puso en hervidero a la mafia para buscar otros derroteros de conflicto, aunque Basulto en claro gesto de bravuconería aseguró en una entrevista a The New York Times que había ordenado a sus pilotos que no podían dejar que sus respectivas aeronaves fueran obligadas a aterrizar en Cuba, bajo ningún concepto.
Se fabrica Concilio Cubano
Como parte de la estrategia de agresión fue inducida la creación de Concilio Cubano en octubre de 1995 desde Estados Unidos. Contó con el apoyo de todo tipo de la Sección de Intereses (SINA) en La Habana, bajo la declarada invención de unir a varios grupos para supuestamente “iniciar una nueva etapa de la historia de Cuba en la libertad” a cambio del envío de grandes partidas de dinero desde Miami, incluido el financiamiento de Hermanos al Rescate.
La supuesta unidad entre este puñado de mercenarios a sueldo perseguía el objetivo de atraer el interés de la prensa extranjera y otros medios periodísticos de la mafia de Miami e intentar organizar todo un show propagandístico contra la Revolución en el manido tema de las supuestas violaciones de derechos humanos. Se pueden revisar los medios de prensa de Estados Unidos y Europa para darse cuenta del barraje mediático con cientos de reportajes, artículos y comentarios sobre este grupo.
Según confirmó desde Cuba Leonel Morejón, el supuesto “prócer” de ese grupo, en un comunicado transmitido por la mal llamada Radio Martí el 27 de octubre de 1995, Concilio Cubano considerará a nivel nacional la Propuesta de Plan para el Desafío Cívico Nacional, enviada antes a la Isla por Hermanos al Rescate.
También comentó que esta ponencia es la primera que recibe Concilio desde el exilio para su próxima reunión. Explicó que de ser adoptada, después de las debidas modificaciones, le daría al pueblo cubano su primer plan estratégico de acción para realizar sus objetivos nacionales por medios propios. Hermanos al Rescate, explicó, se comprometía a respaldar y promover el Plan una vez que este haya sido revisado y adoptado por ellos en la Isla.
Pero ocurre algo muy ilustrativo. Según el Nuevo Herald del 6 de diciembre de 1995, Concilio Cubano concibió realizar su reunión el 28 de enero “para plantear al Gobierno cubano un documento con una propuesta de cambios políticos”, con motivo del natalicio del Apóstol José Martí. Pero como este grupúsculo fue un elemento importantísimo de la conspiración armada para gestar la provocación, la cambiaron después para el 24 de febrero de 1996.
Año de elecciones fue aquel. Nadie sabe en un año electoral norteamericano todo lo que puede suceder y cómo determina la política en Estados Unidos.

(Tomado de Lázaro Barredo Medina, en Bohemia. Continuará…)

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