En cuanto a este criterio, que en acto de injusticia histórica coloca en los hombros de Fidel la responsabilidad del no entendimiento entre ambos países los hechos y documentos históricos señalan otra cosa.
Lo cierto es que si ha habido en estos últimos más de 50 años alguien interesado en avanzar hacia un modus vivendi con los Estados Unidos, ha sido Fidel Castro. Cuando se revisa la documentación cubana y estadounidense del período es sorprendente la cantidad de tiempo que el Comandante en Jefe dedicó durante años a recibir y conversar con congresistas y personalidades de la política norteamericana. Si Fidel no hubiera creído que era importante este tipo de encuentros para buscar un mejor entendimiento entre ambos países, no hubiera invertido en ellos ni un minuto de su preciado y limitado tiempo.
Empleando la diplomacia secreta Fidel fue el gestor de numerosas iniciativas de acercamiento entre ambos países. A través del abogado James Donovan, quien negoció con Fidel la liberación de los mercenarios presos a raíz de la invasión de 1961, la periodista Lisa Howard y otras vías, el líder de la Revolución hizo llegar al gobierno de Kennedy una y otra vez su disposición de conversar en busca de un entendimiento. En agosto de 1961 Ernesto Che Guevara trasladó una rama de olivo al gobierno estadounidense en un encuentro que sostuvo en Montevideo con el asesor especial de Kennedy para asuntos latinoamericanos, Richard Goodwin. Es imposible pensar que el Che actuara por su cuenta y no de común acuerdo con el líder cubano. Fidel además envió un mensaje verbal al ya presidente Lyndon Jonhnson a través de la periodista Lisa Howard en 1964, que entre otras cosas decía:…… “Dígale al Presidente (y no puedo subrayar esto con demasiada fuerza) que espero seriamente que Cuba y los Estados Unidos puedan sentarse en su momento en una atmósfera de buena voluntad y de mutuo respeto a negociar nuestras diferencias. Creo que no existen áreas polémicas entre nosotros que no puedan discutirse y solucionarse en un ambiente de comprensión mutua. Pero primero, por supuesto, es necesario analizar nuestras diferencias. Ahora, considero que esta hostilidad entre Cuba y los Estados Unidos es tanto innatural como innecesaria y puede ser eliminada”.
Hasta a un furibundo adversario de la Revolución Cubana como Richard Nixon tendió la mano Fidel de manera confidencial. Los documentos desclasificados en los Estados Unidos muestran que el 11 de marzo de 1969 el embajador suizo en La Habana, Alfred Fischli, luego de haber tenido una entrevista con Fidel, en un encuentro que sostuvo con el secretario de Estado de los Estados Unidos, William P. Rogers, trasladó a este un mensaje no escrito del primer ministro cubano en el que expresaba su voluntad negociadora.
Durante la administración Carter fueron muchas las acciones de Fidel que mostraron su disposición de mejorar las relaciones con los Estados Unidos. En el año 1978, como un gesto unilateral, sin negociarlo con los Estados Unidos, Cuba liberó a miles de presos contrarrevolucionarios, lo cual evidenciaba un deseo de la dirección cubana de reanimar el proceso de normalización de las relaciones entre ambos países, congelado a partir de la entrada de tropas cubanas en Etiopía. “En ese momento –recuerda Robert Pastor-, llegué a la conclusión de que Castro vio esta iniciativa como una manera de tratar de poner las discusiones sobre la normalización de nuevo en marcha. No tenía la menor intención de negociar el papel de Cuba en África a cambio de la normalización, pero tal vez pensó que gestos positivos en los derechos humanos, prioridad de Carter, serían suficientes. No lo eran”.
En el año 1977 Carter había señalado que la clave para avanzar hacia una normalización de las relaciones con Cuba eran los derechos humanos, pero en 1978 evidentemente este tema había quedado desplazado frente al de la presencia militar cubana en África, y las implicaciones de la misma en el marco del enfrentamiento Este-Oeste. Se podrían mencionar otros ejemplos. Pero estos son más que suficientes para demostrar que la postura de Fidel ha sido siempre la de estar en la mejor disposición al diálogo y la negociación con el vecino del Norte. Sin embargo, siempre ha insistido, con sobrada razón y teniendo como respaldo el derecho internacional y un conocimiento profundo de la Historia de Cuba, que este diálogo o negociación sea en condiciones de igualdad y de respeto mutuo, y no persiga que Cuba ceda ni un milímetro de su soberanía o abjure a alguno de sus principios. Esta es hoy la misma postura –aunque con estilo propio- del general-presidente Raúl Castro, así lo ha reafirmado en innumerables discursos e intervenciones públicas.
Por otra parte, como señalan Peter Konbluh y William Leogrande en su más reciente libro, “hay evidencia sustancial de que Castro realmente quería relaciones normales con Washington” y no fueron pocos los momentos en que administraciones estadounidenses prometieron mejores relaciones a cambio de gestos conciliadores de Cuba, para luego incumplir su palabra. “En 1984 Washington insinuó que las concesiones de Cuba en materia de migración conducirían a mejores relaciones y a un diálogo más amplio, y luego renegó de su promesa una vez que se firmó el acuerdo migratorio. En 1988 el Departamento de Estado prometió explícitamente que la cooperación cubana en las negociaciones del Sur de África daría lugar a un diálogo más amplio sobre cuestiones bilaterales, y de nuevo Washington renegó de su palabra. En 1994 Clinton le prometió a Castro que la cooperación de Cuba para poner fin a la crisis de los balseros daría lugar a un diálogo más amplio sobre el embargo. Cuba acabó con el problema, pero Clinton nunca cumplió su promesa”.
Seis semanas después de los anuncios del 17 de diciembre de 2014, Fidel, con la experiencia de haber lidiado con 10 administraciones estadounidenses, ratificó su posición en cuanto a una normalización de las relaciones con los Estados Unidos. “No confío en la política de los Estados Unidos” –dijo-, teniendo suficientes elementos de juicio para hacer ese planteamiento. Pero también expresó que, como principio general, respaldaba “cualquier solución pacífica y negociada a los problemas entre Estados Unidos y los pueblos o cualquier pueblo de América Latina, que no implique la fuerza o el empleo de la fuerza”.
(Tomado de Elier Ramírez Cañedo, en Cubadebate) CONTINUARÁ…
Notas:
“Del primer ministro Fidel Castro al presidente Lyndon B.Johnson, mensaje verbal entregado a la señorita Lisa Howard de la ABC News, el 12 de febrero de 1964, en La Habana, Cuba”www.gwu.edu/-nsarchiv/ (Traducción del ESTI)
Tomás Diez Acosta, Informe Final del Proyecto: La confrontación EE.UU-Cuba en el primer mandato de Richard Nixon (1969-1972), Instituto de Historia de Cuba, La Habana, 2014, p.50 (inédito)
Robert Pastor, “The Carter-Castro Years. A Unique Opportunity”, in: Fifty Years of Revolution. Perspectives on Cuba, The United States and the Word, Edited by Soraya Castro Mariño and Ronald W.Prussen, University Press of Florida, Miami, 2012, p.246
William M.Leogrande y Peter Kornbluh, Diplomacia encubierta con Cuba. Historia de las negociaciones secretas entre Washington y La Habana, Fondo de Cultura Económica, México, D.F, 2015, p.449.
Fidel Castro, “Para mis compañeros de la Federación Estudiantil Universitaria”, mensaje publicado en el periódico Granma el 26 de enero de 2015.
No hay comentarios:
Publicar un comentario