Conocí a Diaz-Canel en abril de 1992, en ocasión del VI congreso de la UJC. Hacía pocos meses había regresado de Moscú, donde por casi dos años reporté como corresponsal el derrumbe del socialismo soviético. Por aquel entonces, la organización juvenil cubana desafiaba las cábalas del derrumbe y, conducida por el Partido y Fidel, se había tomado las plazas y calles de la Isla, pero no para derribar al gobierno o las estatuas, como se veía en las noticias de Europa, sino para defender a Cuba socialista. Ya era un líder popular entre los jóvenes. Las muchachitas suspiraban por su figura espigada y atlética. Los varones buscaban competir con su afilada locuacidad.
Más de 7 millones 553 000 electores, el 88,30 % del
total, ejerció el domingo pasado su derecho al voto, en la primera
vuelta de las elecciones parciales en las que se eligen los delegados a
las Asambleas Municipales del Poder Popular, resultados preliminares que
informó la Comisión Electoral Nacional (CEN) en conferencia de prensa esta semana.
Fueron válidas el 90,52 % de las boletas, en blanco el 4,54 % y
anuladas el 4,92 %. Las boletas en blanco son inferiores al 4,97 % del
proceso anterior, lo que subraya la calidad de un sufragio que tiene carácter
voluntario y secreto.