Más
de medio siglo después, el ahora mandatario estadounidense asumió el reto de
acercarse a su vecino país caribeño, superar enfrentamientos, rencores y
tensiones mutuas e iniciar el aún incierto proceso de normalización de
relaciones bilaterales.
Este 10 y 11 de abril se encontrará frente a frente en Ciudad de Panamá con el presidente cubano Raúl Castro en la VII Cumbre de las Américas.
Guevara habló en la reunión del Consejo Interamericano Económico y Social de la Organización de Estados Americanos (OEA), el 8 de agosto de 1961, como delegado del gobierno cubano de Fidel Castro, a quien acompañó en la guerrilla que el primero de enero de 1959 derrocó al dictador Fulgencio Batista.
Este 10 y 11 de abril se encontrará frente a frente en Ciudad de Panamá con el presidente cubano Raúl Castro en la VII Cumbre de las Américas.
Guevara habló en la reunión del Consejo Interamericano Económico y Social de la Organización de Estados Americanos (OEA), el 8 de agosto de 1961, como delegado del gobierno cubano de Fidel Castro, a quien acompañó en la guerrilla que el primero de enero de 1959 derrocó al dictador Fulgencio Batista.
Ese
encuentro, realizado en el balneario uruguayo de Punta del Este, fue el
último el que participó Cuba en el concierto interamericano, ya que sería
suspendida de la OEA en enero de 1962, en una medida que el organismo levantó
oficialmente en junio de 2009.
En
la Conferencia de Punta del Este, Estados Unidos formalizó la
Alianza para el Progreso, una propuesta que el presidente John Kennedy
(1961-1963) había lanzado meses antes y que nació para contrarrestar la
influencia de la Revolución cubana en la región, tras el fracasado intento de su
gobierno de invadir la isla, en abril de aquel mismo año.
Al
margen de esa reunión, el argentino Guevara sostuvo, el 17 de agosto, un
encuentro confidencial en Montevideo con Richard Goodwin, asesor especial para
asuntos latinoamericanos de Kennedy, considerado por medios cubanos como el
primer contacto directo de alto nivel entre autoridades de ambos países desde
la ruptura de las relaciones bilaterales en enero de 1961.
Cinco
días después, la Casa Blanca aseguró en un comunicado que esa conversación fue
solo un encuentro casual durante un coctel, en el que Goodwin se limitó a
escuchar.
Desde
entonces, la historia bilateral registra varios intentos frustrados de
acercamiento, hasta que ya retirado del poder Fidel Castro, en 2006, su
hermano y sucesor y Obama sorprendieron el 17 de diciembre con el anuncio de su
decisión de restablecer las relaciones diplomáticas.
De
ahí que buena parte de la atención hacia la VII Cumbre de las Américas se
concentre en los dos gobernantes. Obama acude por tercera vez desde 2009 a este
foro del que Cuba estuvo excluida hasta ahora y al que llega como resultado de
una estrategia diplomática que condujo al respaldo unánime de la
región a su reinserción y a fraguar el deshielo con Estados Unidos.
El
politólogo y ensayista cubano Carlos Alzugaray considera al respecto que
también hay que tener en cuenta la creciente autonomía de la región. “Se puede
decir que Estados Unidos ha perdido la iniciativa y espacio de maniobra” al sur
del río Bravo o el río Grande, opinó a IPS.
Tras
la primera Cumbre de las Américas, en 1994, en la ciudad estadounidense
de Miami, estas citas pasaron a exhibir una América Latina cada vez menos
proclive a las ofertas de Estados Unidos, con un punto de quiebre en la
proyectada Área de Libre Comercio de las Américas (Alca), que protagonizó la
primera década de encuentros y quedó enterrada en otro de ellos.
Fue
en la IV Cumbre, en la ciudad argentina de Mar del Plata en 2005, cuando el
país anfitrión y otros sudamericanos rechazaron el intento de Estados Unidos y
Canadá de imponer el Alca en la agenda. Entonces, habían pasado a gobernar en
el sur del continente líderes de centro izquierda o izquierda, como el
venezolano Hugo Chávez (1999-2013), quien llamó a convertir la reunión en “la
tumba del Alca”.
Como
contrapropuesta, Chávez, junto con Fidel Castro, impulsó la creación en
diciembre de 2004 de la hoy llamada Alianza Bolivariana para los Pueblos
de Nuestra América (ALBA), integrada por Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia,
Ecuador, Dominica, Antigua y Barbuda, Santa Lucía, Granada y San Cristóbal y
Nieves.
Tres
años después nació la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) con la idea de
favorecer un desarrollo más armónico, equitativo e integral de la región,
conformada por Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guayana,
Paraguay, Perú, Suriname, Uruguay y Venezuela.
Con
la excepción de Estados Unidos y Canadá, todos los países del área
integran desde 2011 la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños (Celac). Este foro consagró la plena reinserción de
Cuba a la concertación política regional, sin la presencia de Canadá y
Estados Unidos.
A
este nuevo contexto internacional que arropa a la isla, Alzugaray suma las
transformaciones internas que lleva a cabo el gobierno de Raúl Castro desde 2008
para modernizar su modelo socialista de desarrollo y los “cambios globales con
la creciente presencia de China, en primerísimo lugar, y de Rusia, en la
región”.
Pero
la Cumbre de Panamá, llamada a satisfacer formalmente la demanda regional
del fin de la exclusión de Cuba de la cita de los 35 estados
independientes de América y dar un paso significativo en la normalización de La
Habana y Washington, tendría que desplazar su atención hacia la crisis
entre Estados Unidos y Venezuela.
Obama
emitió el 9 de marzo un decreto que declara al gobierno de
Venezuela, presidido por Nicolás Maduro, como una amenaza para la
seguridad de Estados Unidos, e impone sanciones a algunos de sus funcionarios,
en una medida rechazada por la mayoría de países latinoamericanos.
“Ningún
país tiene derecho a juzgar la conducta del otro ni muchísimo menos a imponerle
sanciones o castigos por su propia cuenta”, advirtió el secretario general de
la Unasur, el expresidente colombiano Ernesto Samper. En su opinión, el
unilateralismo impedirá a Washington mantener buenas relaciones con América
Latina.
“En
estas condiciones, va a ser muy difícil que Estados Unidos pueda articular una
estrategia hacia la región que tenga en cuenta los intereses latinoamericanos y
caribeños y la natural adaptación a los cambios”, reforzó Alzugaray.
A
su juicio, Obama cometió “un grave error” en la antesala de una cita que iba a
ser la del reencuentro hemisférico. “La región respaldará mayoritariamente a
Cuba y a Venezuela”, vaticinó.
(Tomado de Cubadebate)
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