“Un cubano de verdad da la vida por su tierra, mira de frente y derecho, preparado pal combate, y a su bandera se aferra…” Así, rompiéndose el pecho con el tema Me dicen Cuba, Alexander Abreu cerró anoche el concierto gratuito ofrecido en el parqueo de la facultad de Administración Pública de la Universidad de Panamá como parte de la agenda cultural de la Cumbre de los Pueblos.
El
también trompetista y director de la banda Havana D´Primera interpretaron
varios de los temas más difundidos de una agrupación que desde que fuera
fundada ha enriquecido el mercado de la música popular bailable con un torrente
de renovación, frescura y rigor, en lo musical y también en la poesía contenida
en las letras de sus canciones.
Pero en esta ocasión no se trataba solamente de un músico representando el acervo inagotable de la isla. Abreu hizo bailar a todo el que le escuchó y de paso, mostró otro rostro a la batalla librada en Panamá por la dignidad de su pueblo.
Pero en esta ocasión no se trataba solamente de un músico representando el acervo inagotable de la isla. Abreu hizo bailar a todo el que le escuchó y de paso, mostró otro rostro a la batalla librada en Panamá por la dignidad de su pueblo.
Para
la delegación cubana invitada a la Cumbre de las Américas, y especialmente para
los jóvenes y actores del Foro de la Sociedad Civil que han desafiado con
valentía la manipulación de que han sido víctimas en ese evento previo al
segmento de alto nivel, la presentación les permitió cargar sus pilas bailando,
cantando, identificándose con unas raíces y esencias que algunos en Panamá
pretendieron desconocer.
Más
allá de las sonoridades, del sabroso tumbao, de las síncopas y de los textos
casi siempre comprometidos con lo identitario que lo convierten en un embajador
natural de la isla, Alexander dejó clara su postura: Nuestra gente ha dado su
vida en Cuba y también en otras tierras, hemos estado donde ha hecho falta como
hicieron los médicos recientemente en África ante la epidemia del cólera. Cada
día me siento más orgulloso de ser cubano, afirmó ante una multitud enardecida
en la que se mezclaban jóvenes venezolanos, ecuatorianos, bolivianos, panameños…
“Yo
lo que quiero es un cachito, pá na má quererte, pá na má adorarte, Panamá”,
improvisó Abreu y rápidamente fue seguido por todos.
Luego
de casi dos horas de espectáculo, los campeones olímpicos cubanos Javier
Sotomayor, Mireya Luis y Yipsy Moreno, junto al trovador Raúl Torres y Alexis
Leyva (Kcho) y Sándor González, dos de los creadores de la obra colectiva que
sirvió de telón de fondo al concierto, revelaron el mensaje que traía oculto:
Somos Cuba, decía, con ello se completó la noche.
(Escrito
por Yimel Díaz, tomado de Trabajadores)
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